10.
Poca consciencia tuvo con el transcurso del tiempo, decidió quedarse en la espera de Harry en la sala jugando con sus manos en un modo habitual de distracción. Había visto a su madre y a Anne dirigirse hacia otra sala, seguramente la cocina pues podía oír suavemente el golpeteo de la porcelana golpeando contra la mesa o el delicado sonido del metal contra la misma.
— Oh, hola pequeño. Harry está por bajar —Oyó aquella voz femenina que identificó como la chica exactamente igual a Harry. Su voz había hecho un pequeño eco a causa del silencio dentro de la sala, sin embargo no pareció molestarle.
Zayn asintió delicadamente, apenas y se podían notar sus movimientos, pero Gemma parecía tan pendiente de cualquier reacción del moreno que sí lo notó. Ella sólo sonrió, caminando en dirección al gran sofá de la sala tomando asiento en una posición alejada de Zayn, pero sin quitarle la mirada de encima.
—¿Cuántos años tienes, Zayn? —Él divagó con su mirada por la sala sin saber cómo poder responderle. Encogiéndose de hombros lentamente. — Huh, adivinaré.
Distraídamente Gemma sacó lo que parecía ser un reloj del bolsillo de su sudadera, ya cambiada de lo que Zayn había visto como algún tipo de uniforme. Aquél objeto poseía un gran tamaño, el suficiente para caer en la mano de Gemma de una forma típica circular, con lo que parecían ser un par de botones en la parte superior, mostrándose uno rojo.
Zayn no pudo quitar su mirada de allí.
—Hmm... ¿Quince? —Él negó, aún sin quitar la mirada del reloj que se movía de una mano a otra de la chica. — ¿Dieciséis? —Asintió, causando una gran sonrisa de la castaña de la cual el moreno no fue testigo. —¡Ow, qué lindo! Harry dentro de unas semanas también tendrá tu edad, espero verte por aquí en esa celebración —
Zayn la oía parlotear, pero sin perder el ritmo de las palabras. Parecía desinteresado a lo que la chica hablaba, pero sin embargo cada palabra había sido almacenada en su cabeza, quizás si fuera capaz de hablar debidamente le daría una explicación a la chica de lo que esta le hablaba, pero el silencio era más hablar para él.
—Hey —Dijo repentinamente, moviendo su palma desocupada frente al rostro del chico. —Oh, ¿esto ha llamado tu atención, pequeño? —Sus cejas se alzaron cuando pudo notar porque el chico parecía tan ido, quizás solo lo suponía, pero no creía que fuese por nada la insistente mirada del moreno sobre su cronómetro.
Gemma solo obtuvo un asentimiento por parte del menor.
—¿Sabes qué es? —Tardó unos segundos antes de comenzar a mover su cabeza en negación. —Es un cronómetro, puedes utilizarlo para tomar el tiempo, ¿entiendes? —Negó nuevamente. — Hm, yo lo utilizo cuando quiero hornear algún pastel. Quiero decir, si la receta me pide quince minutos yo apretaré este botón rojo —Apunto con su índice en completa dirección a la mirada del menor— y comenzará a tomar el tiempo... ¿Quieres intentarlo?
Mordiendo nerviosamente su labio y su mirada baja como era de costumbre solo se dedicó a oír a la muchacha, procesando tan rápidamente la información que esta le daba que no le costó entender el fin de aquél aparato. Una pequeña sonrisa se había formado en sus labios cuando oyó la propuesta de la chica, donde asintió repetidamente.
Gemma decidió tomar asiento más cerca del menor, pero sin tomar contacto directo con él, pues su intención no era asustarlo por lo que sus movimientos eran lentos y relajados. Con absoluta calma. Ella extendió el llamado cronómetro a Zayn quien tomó temerosamente del mismo, donde recibió la indicación de la castaña de apretar el botón rojo.
Su sorpresa y emoción fue tal cuando notó los números correr desde allí que una risita provino de él, su mirada brillaba por el impresionante objeto, ojalá su madre pudiese obsequiarle uno como ese.
—¿Ves? Si quieres detenerlo solo vueles a darle al botón rojo y se detendrá. —Él no quiso tomar un segundo más para tocar aquél botón nuevamente, donde se detuvieron los números en unos treinta y seis segundos. —Este de aquí —Apunto al botón plateado junto al rojo — Hará devolver los números. Prueba y verás, pequeño.
Parecía simplemente impresionante y maravilloso para Gemma como algo tan sencillo que ella acostumbraba a utilizar todos los días tuviera tal efecto en alguien como Zayn. Para cualquier otra persona tener un cronómetro no era nada, pero para Zayn parecía serlo todo. Gemma llegó incluso a comparar a su hermano con Zayn en aquél momento, solo que los momentos de emoción y alegría de Harry era con los dulces o con pequeños gestos juguetones entre ambos.
—¿Te ha gustado? —Los mieles de Zayn se alzaron tan grandes y brillantes como Gemma no recordaba haberlos visto así antes. Él asintió con una sonrisa en sus labios, tímida y emocionada. — Es tuyo, ahora te lo he regalado. —Zayn pudo haber gritado y saltado en aquél momento, sin embargo solo se mantuvo calmado, pero sin dar crédito a lo feliz que estaba por el regalo de la chica. Quería agradecerle, pero nuevamente no sabía cómo reaccionar ante ella.
—Bien, pequeño —Continuó— Debo hacer mis deberes, ¿nos veremos luego? Diviértete con Harry —La chica reconoció a la lejanía el sonido de las pisadas bajando por las escaleras, sabía que ya era momento de retirarse y dejar a su hermano interactuar con el chico, pero antes de intentar seguir su camino fue detenida por una mano aferrada a su sudadera, negándole el paso.
Allí se encontraba Zayn, tomando de su sudadera con sus ojos tan grandes y maravillosos, pero tuvo que descender su mirada para notar como el pequeño le extendía un pequeño paquete de M&M's casi a la mitad. —Gra... G-Graci... —Sus balbuceos eran notorios, pero Gemma no quería forzarle, solo optó por sonreírle dulcemente tomando aquél paquete y poder retirarse de allí cuando oyó los pasos cerca de su pequeño rizado.
— Gra-Gracias... G-Gem — Ni siquiera había puesto un pie fuera de la sala cuando el débil y ronco susurro del chico taladró sus oídos. Quería voltearse hacía él y sonreírle, reír allí. Su madre le había dicho aquella tarde que él no hablaba, pero ¡Demonios, él le habló!
Antes de dar la media vuelta y correr al chico en el sofá unos brazos la rodearon y no precisamente los del moreno. Los rizos golpearon y cosquillearon su rostro, Harry a pesar de ser el pequeño era lo suficiente alto para ser de su porte. Los brazos del muchacho la presionaron, sin embargo ella no pudo formular alguna palabra o siquiera responderle cuando Harry la soltó y paso por su lado hasta encontrarse con Zayn sobre el mismo mueble.
—¡Hooola, soy Harry!
(...)
Casi dos horas habían pasado desde que Trisha y Zayn hubiesen llegado a la residencia de los Styles, ambas mujeres se encontraban conversando animadamente en la cocina, encontrándose tanto Harry como Zayn jugando en la sala.
Para el moreno todo comenzó a tomar un rumbo fijo, donde pudo comprender varias dudas que rondaban por su cabeza. Sabía que la conversación entre Louis y Elizabeth se repetía una y otra vez en su mente, pero aquella tarde tuvo la posibilidad de comprobarlo, tomando atentamente atención a lo que el rizado hacia.
Habían sido cuarenta y siete veces que Harry se presentó ante él como si nunca se hubieran conocido, porque sí, Zayn las contó una por una. Harry tampoco pareció molestarse cuando el moreno no respondía hacia sus preguntas, a pesar de ser un chico ruidoso e hiperactivo nunca demostró exasperación por la calmada actitud del mayor, incluso podía notarse como ambos se complementaban con personalidades tan distintas.
Zayn, quien había olvidado por completo el obsequio de Gemma cuando Harry se presentó frente a él comprendió en qué podría ser ocupado en el instante que el rizado guardó silencio y él como solía ser voló lejos a su "mundo." Y en aquél instante sus manos jugaban con el objeto que Gemma llamó cronómetro pasándolo de una mano a la otra, esperando que Harry hablase nuevamente.
—¡Y este es mi favorito! —Exclamó de repente el menor, extendiendo al silencioso muchacho una desgastada figura de Superman. — Fue el primer juguete que papá me obsequió, mamá suele decir que yo dormía de pequeñito con él, pero ahora no. ¡Soy un chico grande y eso ya.... —Sus palabras fueron muriendo poco a poco y aquella misma fue la señal.
¡Ahora es el momento! Se gritó internamente el moreno.
Notó como el rizado comenzó a pestañar confusamente, tomando allí la decisión de apretar con una seguridad que él no conocía el botón rojo que Gemma le había indicado. El tiempo corría.
—Oh... —Las marcadas cejas del rizado se fruncieron, su mano se elevó quedando posada suavemente en la frente de sí mismo. Sus esmeraldas parecían confusos, su pestañeo insistente lo delataba y él con su mirada trataba de encontrar una respuesta moviéndose alrededor de la sala.
Todo pareció normal cuando observó cada mueble que decoraba la sala, todo estaba en su lugar, pero cuando el recorrido de su mirada se detuvo frente a él un pequeño dolor de cabeza lo hizo bajar su cabeza, provocando que sus rizos ocultasen la mayoría de su rostro. El quejido de dolor fue tal que debió cerrar sus ojos, casi de modo que pudiese buscar la calma, pero no la encontraba.
No podía dejar de repetirse su última imagen vista antes de bajar la mirada, esos grandes ojos mieles eran tan familiares, pero no encontraba la respuesta que quería. ¿De quién eran? ¿Quién es?
Con sus ojos cerrados trató de imaginar cualquier tipo de cosa que se le fuese posible, pero no. La insistente mirada estaba allí, sin querer irse. Como si su única intención era atormentarlo. De este modo una gran cantidad de imágenes golpeaban su cabeza, pero cada una involucraban aquella mirada, sin embargo su cabeza no parecía querer revelar el resto del rostro del dueño.
De a un instante a otro sintió una suave y delicada presión en su hombro, provocando que un escalofrío recorriera en su totalidad su espina dorsal, sin disimulo alguno. Lentamente abrió sus ojos de modo que su rostro se elevara, quitando completamente de su visión sus rebeldes rizos que revotaron suavemente a sus costados cuando ambos rostros estuvieron frente a frente con una distancia lo suficiente para no invadir el espacio personal de cada uno.
Ahora veía nuevamente los intensos ojos mieles que tanto se repetían en su cabeza, podía jurar allí
mismo que eran más de un tono dorado que cualquier otro, eran alucinantes.
Notó también que aquél chico, dueño de los llamativos ojos masajeaba dulcemente su hombro, queriendo confortarlo de alguna forma.
El contacto del mayor se deshizo por completo sin que Harry lo detuviera. Harry extrañó el contacto, lo quería de nuevo sobre su hombro, quizás también en ambos o un abrazo. Pero pareció ser que sus inocentes e infantiles deseos fueron cumplidos cuando las grandes manos del moreno se elevaron, comenzando a secar las lágrimas que habían recorrido las mejillas del pálido británico. Algo que ni el ojiverde notó.
Zayn deslizó sus pulgares secando el rastro de las lágrimas de Harry, deleitándose con la suavidad de la piel del menor. A pesar de que no supo cómo llegó a tal punto, solo quiso ayudar a Harry, así como sus hermanas quitaban todo rastro de lágrimas cuando él tenía malas noches. Pero no sabía que tendría tanto significado con Harry.
—H-Hola... —Balbuceó una vez que acabó de secar la humedad de las mejillas del británico. — Tú... Tú eres Harry... —
—¿Qué?... —Debió temer, correr lejos y buscar a su madre. Ni siquiera conocía a ese chico y él le conocía, ¿cómo era posible? Pero no pudo, no parecía ser correcto una reacción como aquella, sentía que sí le conocía y no solo eso. — No nos c-conocemos... —susurró.
—Humm... s-sí, nos conocemos —Sus manos se apartaron por completo del menor, jugando entre ellas en una típica reacción nerviosa. Su mirada bajó, no parecía tener el mismo coraje de antes. Respiró hondamente, soltando suavemente el aire que contuvo por un instante. Debía pensar y ser astuto.
¡Oh, oh! ¡Lo tengo! Serás Linterna verde, ¿si?
—Yo soy Linterna verde, ¿me recuerdas? —Fue sorpresivo, fue casi como un impulso surgiendo de lo más profundo de Zayn. No tartamudeó, no tuvo un problema en formarla ninguna palabra. Y se sintió orgulloso de sí mismo, a pesar de que hubiese sido en un susurro y haya sentido como sus ojos se cristalizaban, comenzando a fruncir temerosamente su labio inferior.
—¡Eso es imposible, Linterna verde tiene poderes y tú no tienes ningún anillo de poder! —Harry rió divertidamente frente a él, apareciendo más que nunca sus hoyuelos en sus mejillas. Sus mejillas se volvieron totalmente rojas a causa de sus risas. — ¡Es malo ment... —Un grito fue expulsado fuertemente de Harry, Zayn pudo sentir como las sillas de la cocina chirriaron contra el suelo para oír el golpeteo de los tacones correr hasta la sala.
Zayn tembló de miedo, el pánico fue más fuerte cuando vio a Harry gritando de dolor frente a él, tomándose su cabeza como si algo realmente terrible estuviera sucediéndole. Rápidamente sintió unos brazos rodear su cintura para alejarlo de Harry y abrazarlo. Oía la voz de su madre demasiado cerca diciéndole palabras cariñosas tratando de calmarlo.
La visión de Zayn sobre Harry fue interrumpida cuando el cuerpo de Anne se posicionó frente a él tratando de calmarlo, queriendo calmar el dolor.
"Todo el mí culpa, yo lo hice." Se repetía a sí mismo sin poder digerir correctamente las palabras de su madre. Sus manos se aferraron a los hombros de Trisha fuertemente y ella solo pudo reprimir el quejido de dolor, no quería empeorarlo más. Sabía que Zayn estaba a punto de tener una crisis.
—Oh, mi amor, cálmate. Todo está bien —Repetía continuamente la morena, para ese entonces ya estaba casi arrastrando a su hijo fuera de la sala para poder conseguir la calma que él necesitaba.
—¡Harry! —Gritó Anne desde la sala, seguido de un fuerte golpe contra el suelo de madera.
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