07.
Capítulo corto
El silencio que alguna vez hubo dentro de la sala de recreación ya no existía. Liam se había encargado de romperlo con la desesperación y emoción que le embargaba, el sonido del lápiz golpeando la carpeta de anotaciones lograba un eco particular, el castaño parecía en otro mundo sumergido en sus observaciones. Tampoco fue de mucha espera verlo parlotear desde la línea central con Dios sabe quién.
Para la decepción del equipo médico dentro de la sala Harry no volvió a interactuar con el moreno, una vez se le hubo entregada la figura de acción Harry dio la media vuelta, en busca en cualquier tipo de juego que llamara su atención. Zayn por su parte no entendía lo que pasaba, no entendía porque Elizabeth parecía asombrada ni tampoco porque Louis parecía no tener expresiones cuando él jamás paraba de hablar.
Desde su posición podía ver a Elizabeth y Louis conversando, parecían absolutamente enfrascados en lo que hablaban, de vez en cuando Zayn entrecerraba sus mieles cuando veía a ambos alzar sus brazos o mover exageradamente sus manos, sobre todo por parte de Louis. Apenas y podía oírlos, pero estaba lejos de entenderlos teniendo también a Liam gritar con genuina emoción.
Y por primera vez desde que él había llegado a Londres actúo porque sí, porque así lo había querido y porque aquél chico de rizos en la otra punta de la sala estaba más allá de haber ganado su atención, su curiosidad y su confusión.
Sin haber nadie notado como el moreno se ponía de pie desde su asiento, él comenzó su caminar de algunos diez pasos en dirección al británico sentado en las colchonetas de rompecabezas en la característica pose de mariposa, pero dándole la espalda.
Ni si quiera él mismo había notado como había dejado Linterna verde atrás, ocupando su lugar en el pequeño sofá que se encontraba luego de que Louis decidiera bajarlo de la camilla.
Parecía tan decidido en plantarse frente a Harry y hablarle, pero no era simple. Él no había vuelto a hablar luego de dos largos años de abuso, ni siquiera podía escarbar en su memoria en busca de como era su voz porque durante dos años aquella misma debía haber cambiado. ¿Y qué si resultaba mal? Eso sería un desastre.
Sus manos temblaban a cada lado de su cuerpo, pero sin querer retrasar más aquél impulso de ser él quien vaya en busca de Harry cruzó el alfombrado hasta las colchonetas de colores y lentamente camino rodeándolo sigilosamente para poder posarse frente a él.
Y sería una fatal mentira si dijera que estaba demasiado nervioso para bajar la mirada hasta él y interactuar, pero no recuerda cuando fue la última vez que lo hizo.
Oh, claro que lo recordaba, pero eran malos recuerdos. Recuerdos que hasta el día lo atormentaban.
A pesar de negarse a cruzar miradas se mantuvo con aquél pensamiento, pero comenzó así a descender hasta que estuvo sentado en la misma posición que Harry. El mismo que había dejado su juego de lado para observarlo curioso, no lo conocía y él estaba literalmente sentándose frente suyo, pero nunca estaba de más hacer amigos, pensó.
Desviaba su mirada lejos de Harry, su corazón palpitaba tan fuerte que tenía miedo que saliera lejos de su pecho, pero allí se encontró, inhalando fuerte y temeroso hasta soltar el aire que retenían sus pulmones para conectar sus mieles con los esmeralda.
Era primera vez que ambos lograban tal conexión, siendo Harry quien temblara en su lugar por el intenso escalofrío que recorrió su espina dorsal y que Zayn notó.
Notó como el cuerpo del de cabellos chocolates se estremeció, pero quizás solo tendría frío, pensó Zayn.
—H-Hola...—Balbuceó en un susurro el moreno. Un tono ronco y pausado, su voz taladró sus tímpanos una vez terminó de intentar interactuar con el de verdosa mirada. Sus propios mieles estaban abiertos a tope, sus labios entreabiertos de pura y genuina impresión.
¡¿Esa era su voz?!... ¡No!
Pero tuvo suerte, porque Harry le oyó.
—¡Hola, hola! —Exclamó divertido, elevando su diestra para peinar sus rebeldes rizos que obstaculizaban su visión. Su sonrisa era tan amplia y reluciente que por poco Zayn olvidó como había sonado su voz. —Que lindos ojos tienes...—
—Oh...—El mayor de ambos volvió a desviar su mirada, no recordaba que alguien hubiese notado sus ojos. Siempre creyó que eran demasiado normales, mientras el resto poseía de tonalidades claros los suyos eran oscuros, pero alguien los había notado. —Humm... V-Verde es más... lindo... —
Harry apenas frunció sus cejas, no entendió en absoluto lo que el muchacho quiso decirle y a pesar de las grandes ganas de preguntarle qué era exactamente lo que quiso decir sólo le observó. — ¿Eh? —Su rostro ladeado a un costado, sus rizos revotando suavemente ante el movimiento. El conjunto de su delicado rostro y la tonalidad en sus mejillas era genuinamente fascinante, Zayn no podía quitar la mirada de él.
—O-Oh... tú. —Balbuceo en susurros, pero lo suficientemente audible para que el chico menor entre ambos pudiese oírle. Después de todo, la distancia entre ambos era mínima. — Tus...s ojos —
—¡Ya sé, ya sé, ya sé! —Brincó suavemente el británico en su mismo lugar, sin moverse de allí a pesar de ello. — ¡Mis ojos son verdes! ¡Te gustan! —
—Huh... Son lindos —Susurró el mayor, desviando su mirada a cualquier punto nuevamente. Queriendo perderse de la intensa y nada discreta mirada sobre su persona. Sin embargo, una vez encontrado un nuevo punto se cruzo con los azules de Elizabeth que lo miraban boquiabierta. A lo que él velozmente observó el suelo.
Harry, absorto a lo que sucedía con el moreno se sonrojo violentamente. Probablemente hasta la punta de sus cabellos se habían coloreado. Sus hombros se encogieron tratando de esconder su rostro hirviendo de la vergüenza, pronunciando un suave "aw" en el proceso.
Los muchachos profesionales, dueños de un par de azules ojos no podían dejar de observar la situación que se daba frente a ellos. Elizabeth sabía de ante mano que Zayn no había pronunciado una mínima palabra por largos dos años. ¡A nadie! Y allí estaba, intercambiando palabras con el chico Styles. Era simplemente impresionante.
—Elizabeth, ¿Podemos hablar un momento? —La francesa apenas sacudió su cabeza una vez volviendo en sí cuando llevó sus casi turquesas en dirección al alto y fornido castaño de ojos cafés que se situaba frente a ella.
— Perdón, ¿me hablabas? —A sus espaldas pudo oír la burlona risilla típica de Louis, pero simplemente se dedicó a ignorarlo.
—Sí, ¿Podemos hablar en privado? —
—Oh... claro, ¿Louis, prodr-... —
—Sí, sí, sí. Es mi trabajo, ya ve. No te preocupes —Asintiendo repetidamente salió detrás de Liam, quien el mismo había cerrado la puerta corrediza una vez la chica hubiese salido junto a él.
— ¿Qué sucede? —Para aquél entonces su postura profesional se dejo ver a la luz sin ninguna pizca de esfuerzo. Todos sabían cómo era la joven francesa dentro de la institución, alguien con vocación y ética absoluta.
—Okay, seré rápido y directo. Yo necesito a Zayn dentro de las terapias de Harry, nunca habíamos logrado lo de hoy. —Y apenas el castaño dejo de hablar ella entreabrió sus labios para refutar en contra, pero tan rápido como ejecuto la acción el mayor la interrumpió. — Y no, no es coincidencia. —Le acuso apuntándola sin ningún problema con su dedo índice. — Y no me des la contraria,desde que tu chico entro acá todos sabemos un poco de su historia, ¿no te parece impresionante que hoy y justo hoy donde Harry logra media hora de memoria él hable después de dos años?
Y no necesito pensarlo siquiera un segundo para saber que el británico terapeuta tenía razón. De algún modo aquél par se complementaba e inconscientemente se ayudaban, Harry podría ser la razón de la mejora en Zayn.Y no podía creer que le había tomado tanto tiempo descubrirlo, aunque no era como si ella en algún momento de su vida pensó en juntarlos. ¡Ni en sus más locos sueños!
Su fantasiosa imaginación había comenzado a maquinar absolutamente todo, pero sabía de ante mano que no debía confiarse ante nada. Quizás solo sería pasajero, pero si aquél adolescente de rizos, mirada verde y brillante era la respuesta a el avance de Zayn ella incluso estaría de acuerdo en ayudarle con terapia neurológicas.
Liam por su parte la miraba expectante, necesitaba la respuesta de aprobación,pero bien parecía la chica haberse ido a otro universo y por supuesto que así no le servía. La necesitaba en el presente ahora ya.
Sólo bastó un pestañeo rápido para que los profundos azules se juntaran con los cafés de Liam para lograr que una genuina y resplandeciente sonrisa se plasmara en el masculino rostro del castaño.
— Entonces, creo que trabajaremos juntos,colega. —
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