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Capitulo 32

Estaba demasiado cansada y todos preguntaban una y otra vez que era lo que había  ocurrido, pero yo no podía hablar, había dado mi palabra y pensaba cumplirla. Les pedí que me dejaran descansar, entre en mi habitación y me di un baño para después meterme en la cama.

-Niña ni siquiera vais a contármelo a mi-Claere parecía preocupada-sabes que yo no diré nada

-Esta bien claere –entonces ella se sentó junto a mi en la cama –En mitad de la lucha, cuando me enfrentaba a Ereter el me dijo que tenia a Brenta en su poder No sabia que hacer y me despiste, momento que el aprovecho para ir a atacar al príncipe Westbord, entonces alguien me agarro del brazo. Irio, ¿recuerdas que te hable de el?, no había pensado que los esclavos de Ereter no habian sido liberados y que serian obligados a luchar. Entonces el me pidió que le siguiera y así lo hice.  En unas cuevas de la montaña estaba Brenta custodiada por Thiores, Irio y yo nos enfrentamos a ellos para tratar de liberarla pero eran demasiados  para nosotros y entonces aparecieron ellos, con su apoyo vencimos. 

-¿Pero quien era ese hombre? –Claere estaba impaciente

-El es hijo del rey Tronos, el rey dejo embarazada a una aldeana de estas tierras y cuando supo que tenia un hijo la mando matar.  Ulises, ese es su nombre, simplemente quería venganza  ¿Sabes? Creo que seria un gran rey

No se cuanto tiempo dormí, pero debió de ser mucho, incluso me dolía el cuello de permanecer tanto en la cama. Me levante y decidí arreglarme, habíamos vencido y esta noche lo celebraríamos. Se me ocurrió que Ulises podía acudir a la celebración y entonces le permitiría ver a Tronos y que hablara con el cuanto quisiera.

Escribí una carta para Ulises y mande a un mensajero, sabia perfectamente a donde mandarla, solo me quedaba esperar a ver si venia.

En la fiesta de celebración lucia un vestido verde oscuro, con manga larga y escote redondeado. Llevaba hilo plateado bordando los filos del vestido, lo que me ayudo a escoger los accesorios de plata, unos pendientes finos y una pequeña gargarilla ceñida a mi cuello. Me deje el pelo suelto, dejándolo caer por mi espalda y adornando con pequeñas pinzas plateadas algunos mechones

Me maquille de forma simple, con reflejos plateados y brillo de labios.

Alieth se acerco a mi con una copa de vino y me la ofreció con una sonrisa.

-No, gracias, no puedo beber ¿recuerdas? –no le mire

-¿Podríamos tener la fiesta en paz? –me giro la cara con su mano para obligarme a mirarle –Estamos celebrando la victoria recuerdas

Me perdí en su mirada y justo en ese momento vi. a sus espaldas como Ulises entraba elegantemente vestido por la puerta principal de palacio. Westbord lo reconoció inmediatamente y me miro. Entonces no pude evitar sonreír, no porque sintiera nada por ese hombre, sino porque el que hubiera venido me daba la oportunidad de saldar mi deuda, permitiéndole hablar con su padre.

Discúlpame –delicadamente esquive a Alieth que se giro para observar a donde me dirigía y me acerque a mi invitado –Ulises

-Princesa –hizo la reverencia pero yo le agarre del brazo antes de que terminara de inclinarse y le indique con la cabeza que no era necesario, solo el y yo sabíamos que el tenia sangre real, pero le mostraría el trato que merecía. Entonces me cogió la mano y me la beso a lo que yo incline mi cabeza, exactamente la forma en la que se saludaban entre la realeza –Os agradezco la invitación

-No disimuléis con migo, ambos sabemos por que has venido –le sonreí y tomándole del brazo me dirigí hacia el despacho con el, indicándole a Orestes que nos siguiera.

Después de quince minutos los dos tomados del brazo salimos del despacho, ante la mirada de casi todos los invitados, incluido Alieth que se veía tratando de controlar su rabia.  Nos dirigimos a las mazmorras, justo unos minutos antes le había pedido la llave a Orestes. Le acompañe hasta la puerta, pero después le indique que lo dejaría solo para que pudiera hablar con el en intimidad.

Después de esperar media hora sin saber que hacer Ulises apareció a mi lado.

-Gracias, por todo. Se que pensáis que debería reclamar el trono –tomo mi mano –pero realmente no estoy preparado para esa clase de vida

-Nunca se esta preparado para esta clase de vida –le mire a los ojos –seriáis un gran rey, pero sois un mejor hombre.

Entonces se acerco a mi y me di cuenta de que iba a besarme, coloque mi mano en su pecho para pararle y el me sonrió.

-Solo deseo un beso Ciara –me miro a los ojos –quiero saber que se siente como un rey junto a una verdadera reina

Le sonreí, sabia que no volvería a verle jamás y le debía mucho, así que deje que me besara. Fue un beso dulce y tierno, sus labios eran dulces pero no como los de Alieth.

Volvimos a la fiesta como si nada hubiese pasado, devolví a Orestes las llaves y brinde con Ulises, yo tomando agua claro, por nuestra victoria.

Ulises se despidió de mi, besando mi mano y yo le sonreí, después salio de la fiesta, era un buen hombre y un gran amigo.

Salí a pasear al jardín, necesitaba un poco de aire fresco.

-¡Ciara! Que estas contenta, tienes a todos los hombres que quieres a tus pies, Westbord, Louis, ese tal Ulises, yo, hasta mi hermano –Alieth estaba borracho ni siquiera se podía mantener en pie

-¿Estas borracho? Será mejor que te vayas a dormir la mona Alieth –me gire y camine en sentido contrario a el, no tenia ganas de discutir

-Donde te crees que vas –me agarro del brazo, me estaba lastimando –Claro eso es lo que te gusta, que todos besen el suelo que pisas, fuiste a la tienda de mi hermano, te metiste en mi cama, le diste plena confianza a Westbord, y Louis ¿Sabe dios lo que hiciste con el? Y con este ¿con este que eh, que hiciste?

-¡Quieres saber que! –me solté del brazo, esta vez se había pasado ¿Cómo se atrevía a decirme eso? –¡Me beso! ¡Me beso y yo se lo permití!

-¡Eres una puta! –no podía creer lo que acababa de oír, ¿Cómo se atrevía? Le abofetee tan fuerte como pude y el me miro con rabia y se giro caminando hacia el interior de palacio -¡Vete al infierno!

Las lagrimas caían por mis mejillas, ¿Cómo podía creer eso de mi? Si Ulises me beso, pero nada mas, simplemente me despedí de el, le debía mucho y creí que cumplir su deseo era lo menos que podía hacer.  Comencé a sentirme mareada, pero esta vez había algo mas, mi vientre, me dolía.  Sentí una punzada fuerte y me incline hacia delante con la mano en el vientre ¿Qué me estaba pasando? Otra vez esa punzada, me dolía demasiado, no me podía mantener en pie y me agarre a una de las barandillas el patio.

-¡Ahh! ¡Claere! ¡Claere ayúdame! –dios me dolía demasiado, algo iba mal, mi hijo, no podía perderle entonces mire hacia el suelo y vi  sangre

-¡Niña! ¿Qué pasa?- Claere corría hacia mi cuando vio la sangre en el suelo y comenzó a gritar –Oh Dios mió ¡Ayuda, ayúdenme! ¡Socorro!

En unos minutos una multitud de gente se encontraba a mi alrededor, Westbord me cargo en sus brazos y se dirigió a mi alcoba yo estaba demasiado mareada y no conseguía mantener mis ojos abiertos

-Tranquila Ciara –Westbord atravesaba el salón a toda prisa -¡Llamen a un medico!

-¡Ciara! ¡Ciara! ¡¿Qué pasa?! –Alieth apareció junto a Westbord, en sus ojos se veía desesperación estaba asustado

-¡Ah! ¡Me duele! –fue lo único que conseguí decir mientras tocaba mi vientre, justo antes de perder el conocimiento

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