Capítulo 9
"Luces vivas, personas muertas"
No se como llegué aquí, solo se que estoy aferrada a la cajita de madera con relieves plateados que me acaban de dar, recuerdo que cuando descubrí éste lugar la policía casi me lleva a la cárcel por allanamiento pero por ahora nadie está cuidando.
Es difícil de explicar que el lugar es una especie de jaula hecha con una maya bastante resistente, estoy sentada sobre esa maya más un cristal por lo que puedo ver que abajo de mi literalmente está el vacío acompañado de los edificios más pequeños comparados con éste, mi mamá está conmigo, tanto emocionalmente como físicamente pero convertida en cenizas, si mi padre se enterara de que la traje conmigo a éste lugar seguro me quitaría el derecho de elegir en donde poner sus cenizas y eso nadie va a lograrlo porque tengo planeado justo en donde quiero que descansen.
El cielo está pintado en tonos azulados y morados, los tonos que a las siete de la noche son comunes de ver, el viento me carcome y hace que mi cabello vuele de aquí para allá cubriéndole la cara pero no me interesa, mi delineado sigue intacto y con intacto me refiero a que está igual de asqueroso que ayer en el bar, me he pintado los labios otra vez pero esto último hace que espante más que un payaso asesino.
Estoy mirando las luces de los edificios mirando todas y cada una de ellas e imaginándome una historia para cada una de ellas, la ciudad está más viva que de costumbre apostaría que de aquí a la luna se puede ver un gran punto blanco iluminándola, que ironía que justo hoy que se ha ido una persona todas esas luces iluminen el paisaje, soy de ese tipo de personas que cuando está triste o deprimida le gusta poner música aún más triste, ver películas tristes, leer historias tristes y observar paisajes tristes solo para deprimirse más, así que tan alegre vista es un insulto hacia mi persona.
-¿Recuerdas que dijimos que costara lo que costara íbamos a observar el big Ben de cerca? Que íbamos a tocar con nuestros pies descalzos las playas de Malibu, dar brincos de alegría cuando ganáramos y muinas cuando perdiéramos todo nuestro dinero en las vegas, o cuando te dije que quería probar la pizza en París aún cuando las pizzas son Italianas... Escucha mamá te prometo que así va a ser, te voy a llevar a los lugares que siempre has querido ir y hasta que eso no pase no voy a dejar de trabajar así sean horas extras en el bar- unas pisadas se acercan a mi, rezo porque no sea la policía y parece funcionar porque lo que veo es a un chico rizado conmovido por esas palabras, él me mira y levanta su mano para saludarme, enarco una ceja y ladeo la cabeza para que se una.
-¿Esta cosa no se caerá o si?- pregunta socarrón dando un primer paso sobre el cristal.
-No Harry- me burlo, Harry se acerca y toma asiento a mi lado, su mirada va hasta las cenizas de mi madre.
-¿Qué ha dicho tu padre de esto?- pregunta curioso.
-No lo sabe- informo mirando la caja y él solo me dedica una media sonrisa mostrándome uno de sus oyuelos que me parecen bastante encantadores.
-¿Cómo estás Amber?- pregunta con la vista puesta en mis ojos.
-Supongo que mejor, mi padre se marchó después de que nos entregaron las cenizas, le dije que no quería verlo cerca de mi en mucho tiempo, tampoco es que a él le halla quitado el sueño dejarme sola en ésta ciudad- Harry pone su mano en mi hombro para tomar uno de mis mechones de cabello y enrollarlo en su dedo, el gesto me recuerda mucho a mi abuela, cada vez que me sentía mal ella hacia eso y de repente comí por arte de magia sentía que estaba de maravilla y que podía comerme el mundo entero.
-¿Cómo has dado conmigo?- pregunto. Harry se encoje de hombros.
-Yo descubrí éste sitio cuando llegué buscando un departamento en el edificio, vi que estaba solo pero jamás me atreví a pisarlo, ésta cosa parece más una valla para publicidad que nada, tan solo la loca idea de sentarme aquí me da nauseas-
-No me digas que el chico malo le teme a las alturas- insinúo, Harry enmarca una ceja.
-¿Qué chico malo?- pregunta divertido.
-Bueno llevas tatuajes y te llamas Harold ¿Quién en su sano juicio de llama Harold y no es un chico malo?-
-¿Lo dices por Harold el de aquela película de acción de los años ochenta?- pregunta con una sonrisa socarrona.
-Ese- afirmo distraída, Harry se dobla de la risa mofándose de mi comentario, supongo que recordando aquel papel tan rudo de ese chico que e llamaba Harold, el andaba todo el tiempo montado en una motocicleta y con unas gafas de sol aunque fuera de noche, suena ridículo pero en verdad era rudo.
-Pues es hora de que sepas que tu chico malo trabajó en una pastelería- se confiesa, volteo mi cabeza como rayo ante eso para analizar si es cierto o me está tomando el pelo pero evidentemente es verdad.
-Necesito probar uno de esos- ladeo la cabeza hacia él y asiente.
-Voy a llevarte conmigo a Londres un día de éstos, conocerás lo que hago y soy- la palabra Londres me hace sentir mal de momento, Harry lo nota y me mira pensativo.
-Dijiste que uno de los destinos de tu mamá era Londres ¿por qué no vamos y dejas algo de sus cenizas allí?- Harry es como la corriente de luz que enciende el foco de mi idea.
-¡Harry debes acompañarme!- me levanto de momento, Harry se aferra al cristal con las uñas cuando éste se mueve ligeramente y me mira desde abajo, doy un par de vueltas por la ansiedad que me da sacar mi idea a la luz.
-Voy a pagarte todo lo que te lleves en el viaje pero yo no conozco ningún lugar y me has dicho que tu y tu familia solían viajar, ¡Debes acompañarme a cumplir el sueño de mi mamá!- exclamo con euforia, Harry se levanta y me mira con el entrecejo fruncido.
-¿Amber no piensas que es un poco precipitado?-
-No Harry, debo hacerlo éste es el último año en que podre hacerlo porque para el resto de mis días estaré pagándole al doctor que le dio el tratamiento, quiero hacerlo de verdad es una ilusión que hemos compartido desde que tengo uso de razón por favor debes ayudarme- siento como si por primera vez en muchos años mis ojos brillaran no se si voy a llorar de la desesperación o es simplemente que en verdad me da ilusión hacer el viaje, Harry me mira inexpresivo pensando en que pretexto va a poner más sin embargo su respuesta me toma por sorpresa.
-Iremos a donde más podamos solo porque tú y tu madre en verdad se lo merecen después de todo lo que han pasado y tu tranquila en cuando al aspecto económico se refiere- ¿va pos su cuenta? No puedo preguntar pero eso es lo de menos, no me importa tener que vender un órgano para pagarle, nadie me va a quitar ésta decisión de mi mente.
-Gracias- lo abrazo por la emoción del momento, pero cuando aroma de su perfume inunda mis fosas nasales me arrepiento y lo suelto volviendo a la seriedad.
Luego de un rato de silencio externo y ruido interno, surge al fin la pregunta del millón.
-¿Cuál será nuestro primer destino?-
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Holaaaa bueno a partir de éste capítulo es donde se viene lo bueno😎 muchas gracias por leerme y perdonen la espera...culpen a mi maestra 💔 gracias una vez más y...nos estamos leyendo. Chao💖
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