"Correos"

Bajo la escasa luz de el baño intento recolectar los pequeños pedazos de vidrio clavados en la palma de mi mano, con las pinzas tomo uno por uno los restos de la lámpara que antes rompimos.
Cada que quito uno un chorro de sangre sale disparado por más pequeña que sea la herida.
Cuando termino lavo mis manos con todo el dolor de mi corazón, puesto que el jabón en las heridas se siente horrible, seco mis manos y salgo de el lugar, mi mamá está recostada en su cama como si nada hubiera pasado, reviso sus manos para comprobar que no están lastimadas, ya no hay más fragmentos de lámpara en el suelo ni en ningún otro mueble, pero la estructura de metal hueca que antes que antes fue una lámpara no corrió la msima suerte y aún descansa en una esquina de la pared. Miro el desastre en la habitación y al mismo tiempo la calma que hay en ésta, me dan ganas de llorar al mirar los rastros de otro ataque de ira ocasionado por lo mismo de siempre...nuestro miedo.

Me acerco hasta ella, dejo una nota en su almohada avisándole que llegaré después de cerrar el bar, pero ella ya lo sabe así que no me preocupa, le doy un beso en la mejilla y salgo del departamento.
Las escaleras y el largo trayecto para llegar al exterior son menos tétricas de día, sin embargo aún se sigue viendo oscuro en distintos pasillos desocupados de el edificio, paso de largo la caseta de vigilancia pues nuestro guardia es un anciano que lo único que hace es dormir, apenas salgo el olor a humedad me invade, cae una pequeña brisa pero aún así el bochorno es predecible, estamos aún en invierno pero próximamente será primavera.

Son las seis de la tarde, decidí salir antes para pasar por un par de cosas al supermercado, luego iré a la estación de correos para mandar el paquete a mi padre.

Casi siempre camino cubriendome de la lluvia en los techos que encuentro, pero eso es lo de menos ahora, lo de más es aquello que llevo en mi bolso y no me atrevo ni a ver.
El correo está antes de llegar al supermercado así que lamentablemente esa será mi primer parada.

-Mira lo primero que debes hacer es elegir la estampilla, ponerle al paquete el remitente y su destinatario sin olvidar las direcciones eso es muy importante, de lo contrario tu paquete puede llegar a Alaska y nadie se enteraría, así que va bajo tu responsabilidad-  bla bla bla, sigo los pasos que todo el mundo sabe pero la molesta señora se empeñó en repetir lentamente, envuelvo la estúpida caja de cristal en el papel de estraza que me entregan y hago lo demás, me dan ganas de romperla en mil pedazos como la lampara de hace un rato, pero le prometí a mi mamá que ésta cosa llegaría a manos de ese señor.

"-Ésta caja va a ser símbolo de que nada nos va a separar, la conservaremos hasta el día de nuestra muerte, quien sea que se ausente primero va a pasarla al que quede y así sabremos que no estamos solos, aún cuando estemos solos-"

Espero que cuando lea las palabras que años atrás el mismo pronunció ante el altar y que ahora son escritas por el mismo puño y letra de mi mamá, sienta tanto arrepentimiento que se tire de un puente, él merece morir, ella merece salvarse.

Dejo la caja y el dinero en la mesa delante de la señora, doy media vuelta y salgo de ahí lo más rápido que puedo. Para cuando ese paquete llegué a su destinatario, ya habrá pasado lo que tiene que pasar.

Llueve más fuerte pero sinceramente no me interesa, quiero creer que con la lluvia pegada a mi rostro nadie notará que estoy muy mal por dentro.

-Oye- gritan detrás de mi, hago caso omiso al llamado y sigo mi camino, algunas veces cuando te gritan por la calle solo lo hacen para joder.

-Oye chica del bar- vuelven a llamarme, me detengo bajo uno de los techos de un hotel para voltear a ver que el chico rubio de ayer llega corriendo y agitado hacia mi, su cabello está pegado a su frente y su rostro lleno de gotitas, está empapado al igual que yo.

-¿Sabes quien soy?- pregunta levantando las cejas y tratado de respirar con normalidad.

-Como olvidarte- me dirijo a él con ironía, él pasa su mano por su cabello sacudiéndose las gotas y se que debo hacer lo mismo puesto que mi cabello está más pesado de lo normal.

-Solo quería disculparme por romper la puta copa- me dice, la gente rica de el hotel sale y mira de arriba a abajo nuestro aspecto mojado, sin embargo no nos movemos el aguacero nos lo impide.

-Oh, descuida ya la pagaste- respondo luego de un rato.

-¿Lo hice?- frunce el ceño confundido.

-Indirectamente lo hiciste- le digo recordando que quien en realidad pagó fue su amigo el rizado.

-Siento si te di muchos problemas no suelo hacer esos shows- pfff los haces cada día desde hace un mes.
-¿Llamaste a alguien para que fuera a alcanzarme?- me pregunta.

-Si, un chico alto supongo que era tu amigo porque no se parecen tanto como para ser familia- mientras le explico seco mi rostro con la manga de mi chamarra, él hace lo mismo con la diferencia de que intenta despegar de su cuerpo mojado su camisa.

-¿Rizado y con más tatuajes que vida social?- pregunta, río internamente pero asiento con una mirada inexpresiva.

-Oh, Harry Styles, creía que estaba en Europa pero que bueno que esté aquí muchas gracias por hacérmelo saber emm...-

-Amber- completo ignorando el echo de que moría de ganas de saber el nombre de el rizado.

-Muchas gracias Amber, espero no volver a hacer estupideces en tu turno, por cierto mi nombre es Niall- me informa, luego de eso nos despedimos, el se aleja por donde vino corriendo de la lluvia y yo sigo mi camino derecho hasta el bar, el supermercado va atener que esperar ya que en estos momentos tengo mojada hasta el alma.