Capítulo 10
3:30 AM
-No quiero irme- me dice Grenda con voz triste, la miro divertida y le doy un fuerte abrazo.
-Va a ser solo una temporada, imagina que estoy de vacaciones y que volveré en unos meses- la animo, Grenda sostiene su botella de cerveza en la mano y mira el reloj en la pared.
-Cómo me pides que te deje ir al otro lado del mundo con un chico completamente desconocido ¿qué va a pasar si te secuestra para venderte en la Deep Web?- exclama dramáticamente ocasionándome una media sonrisa.
-No somos desconocidos, además no voy a ir sola- vacilo, Grenda enmarca una ceja esperando que le diga con quien voy a ir así que le muestro.
-Mi amigo "Pu"- le muestro uno de mis puños -Y mi amigo "tazo" me estarán cuidando- bromeo, Grenda me mira seria y me da un golpe en el brazo premiando mi idiotez.
-Oh vamos deja el drama mujer, esto lo hago por mi mamá además voy a traerte un recuerdo de cada lugar- le digo con voz cantora.
-Hecho- exclama con una sonrisa, me siento un poco mejor desde la muerte de mi mamá, hace ya unos días desde que he planeado todo con Harry, así que como la playa de Malibú es un destino muy cercano a aquí esa será nuestra primer parada, seguida de Las Vegas Nevada para ver cuanto dinero podemos ganar y una vez saliendo de el casino se decidirán los próximos destinos.
El letrero morado se ilumina como de costumbre justo cuando la manecilla del reloj marcó las 3:45am, Harry aparece muy campante acercándose a la barra, es bien recibido por la mirada fulminante de Grenda.
-¿Debo decir buenas noches?- saluda Harry extrañado, Grenda lo sigue con la mirada cuando se posa junto a mi.
-Madrugadas niño- reclama ella, enarco mi ceja y lo miro a él, trae puesto un sombrero y un par de gafas de sol.
-¿A ti se te perdió la playa acaso Harold?- Harry se deshace de los lentes para fijar su par de ojos verdes en mi y dedicarme una media sonrisa que parece sacada de los recintos de Hollywood. Supongo que también trajo su motocicleta como Harold el de la película ochentera.
-Creí que sería bueno para la ocasión- bromea.
-¿Tu turno no terminaba a las dos?- le pregunta a Grenda.
-Harold te la vas a llevar por un par de largos meses deja de joderme- bromea en respuesta o eso creo, últimamente Grenda está actuando como si fuera mi mamá en estos momentos le agradezco enteramente que lo haga puesto que sin ella hubiera muerto de tristeza, Harry se acerca a ella y posa su brazo sobre los hombros de mi amiga invadiendo su espacio personal.
-Oh vamos son casi las cuatro de la madrugada y estamos en un bar en la ciudad de Nueva York y tu estás literalmente actuando como una anciana- Grenda mira a Harry de manera divertida y se suelta de su abrazo.
-Cariño de no ser porque te llevo como diez años y porque ésta ya te ha echado el ojo ten por seguro que nos divertiriamos- bromea ella tomando un vaso de cerveza y llenándolo en el dispensador.
-Voy a fingir que no escuché eso- les digo mientras sacudo la última de las copas de el bar, debo admitir que dejarlo una temporada me da algo de nostalgia, tengo entendido que el viaje se alargara tan solo a cuatro o cinco de los destinos de mamá, sus destinos "estrella" que era como los llamábamos, lugares que en verdad deseaba visitar con todas sus ganas, no tenemos el dinero para completar los diez viajes de los folletos de mamá así que espero tan sólo poder llevarla a los más significativos.
-Y bueno a todo esto ¿Que pasó con tu padre?- interrumpe Grenda, Harry la mira con sus ojos abiertos a más no poder como indicándole que cierre la boca, pero mi amiga no entiende, claro que no igual supongo que les debo una explicación.
-Le grité para que se fuera- digo con indiferencia realmente no me interesa dañar sus sentimientos, en el caso de que tenga claro, Grenda frunce su entrecejo ¿recuerdan lo que dije acerca de que actúa como mi madre? Ella no está para nada de acuerdo en que le hable con ese tono, si bien Grenda piensa que es una basura de persona y que debería pudrirse por abandonarnos cuando más lo necesitábamos, se empeña en sostener su postura de que a él también le duele la muerte de mamá. Cosa que me niego a creer.
-Se lo merecía, el no quería cumplir su voluntad, Grenda tu más que nadie sabe que él no tiene ningún derecho de aparecer después de casi diez años y empezar a meterse en mi vida así como así- le hablo con voz fuerte, Harry sostiene otro tarro de cerveza y tan solo nos mira, el apenas y sabe mi nombre y el de mi madre no sabe nada de mi pasado y no estoy dispuesta a confiarselo aún.
-Bueno querida es tu decisión- concluye irritada, la manecilla marca las cuatro AM, lo que significa que en los próximos minutos debo despedirme de Grenda, cerrar el lugar y largarme a mi departamento a terminar las valijas.
-Supongo que debemos irnos- inicia ella, asiento con la mirada y le doy un vistazo al lugar, los tres nos levantamos de los bancos y salimos del bar cerrando tras nosotros, una vez fuera Grenda y yo nos despedimos con un gran abrazo bajo la tenue luz de las lámparas y señales concluyendo su melodramática despedida con una advertencia para Harry:
-Tratala bien o te quedas sin hijos-
*****
Cuando giro la llave de mi departamento me doy cuenta de que hay algo inusual, me introduzco con dirección a la sala de estar para observar que todo está tal como lo dejé, con excepción de el hombre que está parado justo en el desayunador, lo miro de la misma manera en que el me mira, al inicio con sorpresa y posteriormente molesta, muy molesta.
-¿Qué haces aquí? ¿Quién te dejó entrar?- mi padre se revuelve incómodo y deja en su lugar la pequeña caja que abraza las cenizas de mi madre, se acerca hasta mi y se queda parado justo a un metro de mi razón por la cual me tenso.
-Tu madre me dio una copia de la llave-
-¿Qué?- digo confundida.
-Le prometí cuidarte y me quedaré aquí un par de días mientras queda el papeleo- me informa despreocupado y comienza a caminar como perro por su casa.
-¿De que papeleo estás hablando?- pregunto con arrebato, el apenas y se inmuta para dejar un largo silencio antes de responderme.
-Mi familia y yo estamos por mudarnos aquí, vamos a hacerte compañía, incluso tu estás invitada cariño. Así que recoge tus cosas antes de el fin de semana porque te vas con nosotros- mi entrecejo se frunce y me permito esbozar una sonrisa burlona antes de comenzar a pelear.
-Mira para empezar tu mujer me odia no creo que tu cerebro lo halla olvidado, y para terminar, la respuesta es NO "papá"- digo afirmando las comillas.
-Por si se te olvidaba soy mayor de edad y por ende nadie tiene el derecho de decidir que es lo que voy a hacer con mi vida y lo siento Robert, me vale un comino la promesa que le hiciste a mi madre porque yo le hice otra y creeme cuando te digo que tu para nada estás incluido en mi futuro, así que con permiso- le digo con arrebato, mi papá me mira vacilante mientras camino hasta mi cuarto para terminar de guardar las pocas cosas que me llevaré en mis valijas, por supuesto que me sigue.
-¿Qué planeas hacer con todo esto niña?- me dice mientras su mirada juzgona recorre toda mi puerta y por ende los folletos que hay en ella.
-No me digas que ibas a viajar a esos lugares con tu madre- me dice, con una mirada de odio le indico que cierre la boca.
-No ibamos a viajar a todos esos destinos, VAMOS a viajar a todos esos destinos, así que ahora que sabes cual es mi plan te pido...no, te éxito que te largues de nuestra casa y que regreses a tu país que por mi preferiría mil veces vivir en un bote de basura o en una alcantarilla que compartir el mismo techo con una víbora y un hipócrita como tu- mis mejillas están ruborizadas del coraje puedo sentirlo y a pesar de tratar mal a éste tipo él conserva su sonrisa burlona.
-Mira Amber no quiero romper tus ilusiones de adolescente rebelde, pero por si lo olvidabas tu madre está muerta...- no lo dejo ni terminar esa frase cuando le suelto la bofetada más fuerte que he dado en toda mi vida, al inicio el levanta su puño para intividarme pero lo comienzo a empujar fuera demo habitación.
-¡Largate de aquí no te quiero ver!- le grito, para mi sorpresa éste no se opone, al contrario comienza a caminar hasta la cierta conmigo pisándole los talones.
-Me voy a ir querida, te voy a dar el gusto pero solo quiero que sepas que no lo hice con la intención de ofenderte, yo a diferencia de ti si tengo decencia y te perdono por la bofetada, así que cuando hallas recapacitado que todo éste plan es una locura, espero tus disculpas- en un descuido besa mi frente para después poner su número telefónico sobre mis manos y marcharse dejando mi corazón palpitar de la euforia y llorando de pura muina.
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