Raven Queen
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Raven Queen
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Era una tarde nublada en Ever After High, un día que parecía reflejar el estado de ánimo de muchos de los estudiantes. El campus estaba cubierto por una ligera capa de niebla que se cernía sobre los árboles y las estructuras de la escuela, creando una atmósfera sombría que coincidía con el conflicto interno de los estudiantes: los Royal contra los Rebels.
Raven Queen caminaba por los pasillos, su atuendo oscuro y elegante destacaba incluso en la penumbra del ambiente. Llevaba su diadema con picos en la cabeza, y su cubre-cuello de plumas caía con gracia sobre sus hombros. El plateado de su cinturón, las cadenas y las plumas que adornaban su ropa creaban una silueta de lo más intrigante y a la vez imponente. Sus ojos morados brillaban con una luz que reflejaba su naturaleza decidida, pero también un dejo de frustración, como si todo lo que hacía fuera observado con escepticismo. Nadie entendía lo difícil que era ser hija de la reina malvada. Nadie entendía el peso de esa maldición.
A pesar de que intentaba mantener una distancia, había algo en Raven que le hacía querer cambiar su destino. A menudo se sentía atrapada por la imagen de lo que debía ser, por el legado oscuro de su madre. Había hecho un pequeño cambio en su vida, una semilla de rebeldía: la música. La música era su refugio, algo que había tomado por sí misma, un acto de independencia en un mundo lleno de expectativas.
Pero hoy, esa sensación de ser incomprendida se intensificó. Desde que se enteró de que T/N, la hija de Maléfica, era parte de los Royals, había sentido un extraño impulso por acercarse a ella. Quizás por su aire misterioso, o quizás porque T/N compartía la carga de tener una madre que representaba un destino oscuro. Pero cuando se trataba de T/N, Raven no podía evitar sentirse... pequeña. La hija de Maléfica era poderosa, siniestra y completamente indiferente a los esfuerzos de Raven por entablar una conversación.
Raven, como era habitual, se encontró en el jardín central, un lugar que solía ser tranquilo, pero que hoy estaba lleno de un ambiente tenso. T/N estaba allí, su figura alta y erguida, rodeada por sus seguidores. Su presencia era como un eco de la oscuridad misma. Con su atuendo oscuro y solemne, y sus ojos con una mirada penetrante, T/N parecía la personificación de todo lo que Raven temía convertirse: una sombra viva de la maldad que su madre representaba.
Raven caminó hacia ella, su corazón latiendo más rápido de lo que quisiera admitir. Sabía que T/N no sería fácil de acercar, pero había algo en ella que le resultaba intrigante. Necesitaba saber más, necesitaba entender cómo alguien tan frío y distante podía vivir con el peso de su destino y, aún así, parecer tan segura de sí misma.
— T/N —Dijo Raven, su voz un poco más baja de lo que hubiera querido, pero aún así intentando mostrar que no era una novata en esto de las conversaciones incómodas—Quería hablar contigo.
T/N la miró de reojo, su expresión no cambió, pero el leve movimiento de su ceja dejó claro que no estaba impresionada. Raven podía sentir la mirada de desprecio, el mismo desdén que sentía cada vez que alguien la miraba por ser hija de la reina malvada.
— ¿De verdad? —Respondió T/N, su tono cortante como una daga. Sus palabras no eran crueles, pero sí cargadas de una indiferencia absoluta—¿Qué es lo que quieres, Raven? ¿Acaso piensas que tenemos algo en común?
Raven, por un momento, se sintió como si su corazón se hubiera encogido. La respuesta de T/N no era lo que esperaba, pero no era una sorpresa. Después de todo, ella era la hija de una de las hechiceras más poderosas que jamás haya existido. No podía esperar que T/N tuviera alguna simpatía por ella.
— Quizás no... —Dijo Raven, con una sonrisa irónica—Pero nuestros destinos están un poco entrelazados ¿No? Ambas somos hijas de grandes maldiciones, hijas de madres que tienen sus propios planes para nosotras.
T/N la miró fijamente, y por un segundo, sus ojos profundos y oscuros brillaron con una luz extraña. Era como si un pensamiento fugaz hubiera cruzado por su mente, algo que Raven no pudo identificar.
— No te equivoques, Raven. Yo no soy como tú —Respondió con firmeza—Mi madre tiene un plan para mí. Y yo cumpliré ese plan. No importa lo que pase.
Raven no pudo evitar sentir una punzada de frustración. ¿Cómo podía alguien tan segura de su destino aceptar tan pasivamente la idea de una muerte predestinada, de un final oscuro que ella misma no podría evitar? Por un momento, la empatía que Raven sentía hacia ella la hizo querer cambiar de tema.
— Pero ¿No te da miedo? —Preguntó con una ligera duda en su voz. Sabía que la pregunta era un riesgo, pero algo dentro de ella la impulsó a continuar—No todos los destinos están escritos en piedra, T/N. ¿Por qué no luchar por algo más? Por algo que no esté predeterminado.
T/N la miró, y Raven pudo ver la chispa de algo más profundo en su mirada. No era solo desdén, sino un atisbo de confusión, como si nunca antes hubiera considerado esa opción. Pero la hija de Maléfica no se dejó llevar.
— Mi madre me ha enseñado a aceptar lo que soy. Y lo que soy es suficiente ¿Por qué luchar contra lo inevitable cuando todo está perfectamente claro?
Raven sintió un vacío en su pecho, pero decidió no rendirse tan fácilmente. Sabía que T/N no la vería como una amiga, ni como alguien con la que podría compartir sus dudas, pero algo dentro de ella aún la impulsaba a seguir adelante.
— Pero quizás lo inevitable no tiene que ser el final —Murmuró, más para sí misma que para T/N.
T/N la observó un momento, y en ese instante, algo en su rostro cambió, aunque solo fuera por un milisegundo. Sus ojos se suavizaron ligeramente, como si la conversación hubiera tocado algo dentro de ella. Pero rápidamente, volvió a la fría indiferencia.
— No me hagas perder el tiempo, Raven—Y con eso, se giró y caminó hacia sus seguidores, dejando a Raven sola en el jardín.
Raven, aunque decepcionada, no pudo evitar sentir una extraña sensación de logro. A veces, lo más importante no era cambiar el corazón de los demás, sino simplemente hacerles cuestionar su destino. Y quizás, en el fondo, T/N lo estaba haciendo. Sin embargo, Raven sabía que su lucha estaba lejos de terminar.
...
Al día siguiente, Raven volvió al jardín. No había plan, solo una sensación de necesidad. Sabía que no debía esperar que las cosas cambiaran tan rápido, pero no podía evitar la esperanza de que, en algún momento, T/N podría ver algo más en ella.
Al llegar, vio a T/N nuevamente, sola por un momento, apartada de su grupo. Raven sintió una punzada en el pecho, pero su determinación la impulsó hacia adelante. Caminó hacia ella, con una nueva postura, más confiada, pero con la misma intención: entender. No lo hacía solo por la curiosidad o por un deseo de amistad. Raven quería saber si, alguna vez, T/N sentiría algo diferente. Algo que no estuviera atado a la maldad de sus madres.
— ¿Sigues pensando que todo está escrito? —Preguntó Raven, sin preámbulos. Esta vez su voz no tembló. Había algo diferente en ella. Algo más fuerte.
T/N levantó la mirada, sorprendida por la insistencia. Por un momento, no dijo nada, simplemente la observó, como si estuviera evaluando la situación.
— No me hagas seguir con este tema, Raven. Ya te dije lo que pienso —Contestó, su tono frío y firme como siempre, pero había un leve indicio de cansancio en sus palabras.
Raven no retrocedió. Sabía que T/N no la vería como una amiga, pero aún así, quería algo más. Algo diferente.
— ¿Te cansas de ser la hija de Maléfica? —Preguntó, con la mirada fija en ella, casi como un desafío. El aire entre las dos se volvía denso, pero Raven no se apartó. Algo en T/N, en su falta de emociones, en su aparente insensibilidad, la atraía de una manera extraña.
T/N la miró de nuevo, y por un momento, las palabras no parecían estar listas para salir de su boca. Había algo en sus ojos, un brillo fugaz que Raven solo pudo interpretar como una grieta en su máscara de indiferencia.
— ¿Por qué te importa? —Respondió T/N finalmente, esta vez con un tono más suave, aunque aún lleno de esa sombra que siempre la acompañaba.
Raven, al escuchar esas palabras, se sintió invadida por una mezcla de tristeza y determinación. Quería comprender, quería saber más de la chica que tanto la intrigaba.
— Porque... —Dijo Raven con una leve sonrisa que apenas rozó sus labios—porque veo algo más en ti. Algo que no es solo el legado de tu madre.
T/N desvió la mirada, pero esta vez, no con el mismo desdén de antes. Fue como si, por un breve momento, estuviera contemplando lo que Raven le decía.
— Tú no entiendes —Murmuró, sus ojos mirando al horizonte, como si la respuesta estuviera en algún punto lejano.
Raven se acercó un paso más, sin decir una palabra. Había algo en la forma en que T/N hablaba, algo en su voz que transmitía una vulnerabilidad reprimida, algo que Raven nunca había esperado encontrar.
— No lo entiendo todo —Admitió Raven, con un tono sincero—pero estoy dispuesta a intentarlo. Porque, aunque no lo creas, tus sentimientos importan, T/N. No todo tiene que ser una maldición.
T/N la observó en silencio durante un largo momento, como si estuviera luchando contra algo que no quería admitir. Finalmente, suspiró, su mirada endureciéndose una vez más, pero no con la misma frialdad.
— Tal vez no te equivoques por completo—Las palabras salieron de su boca como si le costara reconocer la verdad, pero Raven las escuchó claramente. Un leve cambio en la expresión de T/N, una pequeña fisura en su armadura, fue todo lo que necesitó para entender que algo había cambiado.
Raven, sorprendida por la suavidad en sus palabras, no sabía cómo reaccionar. Durante un segundo, el aire entre las dos chicas se tensó, pero no de una manera hostil. Era más como una aceptación mutua, un reconocimiento tácito de que ambas estaban atrapadas en sus respectivos destinos, pero que, tal vez, había algo que podían compartir.
— No estoy diciendo que todo vaya a cambiar de inmediato —Añadió T/N, mirando a Raven con algo de seriedad, pero también con un atisbo de comprensión. Era extraño, pero había algo en su mirada que, por fin, la hacía parecer humana. No era solo la hija de Maléfica.
Raven, aunque con el corazón latiendo con fuerza, sonrió. Sabía que no todo estaría resuelto de inmediato, pero sentía que había dado un paso importante. A veces, no se trataba de cambiar a las personas, sino de hacerles ver que, incluso dentro de las sombras, podían existir destellos de luz. Y quizás, en ese instante, T/N había comenzado a ver esa luz en ella.
— Tal vez... solo tal vez, podríamos hablar más a menudo —Dijo Raven, con una sonrisa ligera, aunque con la certeza de que esto no era el final, sino solo el comienzo de algo más.
T/N, por primera vez, asintió lentamente, y sin decir más, dio la vuelta y caminó hacia sus seguidores. Pero esta vez, había algo diferente en su porte. Algo que Raven sabía que, aunque pequeño, era significativo.
No era el principio de una amistad, ni siquiera el comienzo de una alianza. Pero era un primer paso, y para Raven, eso era suficiente.
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