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Poppy O'Hair


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Poppy O'Hair

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Era un día soleado en Ever After High, y las sombras de los árboles se extendían por el Jardín Real mientras los estudiantes se preparaban para un evento especial. Aquella tarde, el salón de belleza de la Torre de Salón estaba más animado que nunca, con Poppy O'Hair detrás de su silla de estilista, recibiendo a sus clientes y arreglando los peinados más innovadores. El lugar, que ya era famoso por su estilo único y su habilidad para hacer magia con cualquier tipo de cabello, se llenaba de risas y música mientras las jóvenes se preparaban para una fiesta que se celebraría esa noche.

Poppy, con su cabello rubio fresa teñido de púrpura y sus ojos de un azul claro como el mar, estaba metida en su mundo, concentrada en peinar a una de sus amigas. A su lado, una figura conocida entró por la puerta: T/N, la hija de Ariel, quien siempre tenía ese brillo en los ojos que le daba una presencia mágica. Con su larga melena roja y sus aletas iridiscentes en el cinturón, T/N no pasaba desapercibida. Sin embargo, lo que más destacaba de ella era su habilidad única: cada vez que tocaba agua, se transformaba en una sirena, con su cola esmeralda y escamas brillantes. Pero no solo su apariencia cautivaba; su sonrisa genuina y su espíritu alegre siempre dejaban una huella profunda.


—¡Hola Poppy! —Saludó T/N con su voz melodiosa mientras se acercaba a la silla de estilista.


Poppy levantó la vista y sonrió de inmediato. A pesar de no ser una chica de mucho brillo ni de pretensiones de princesa, siempre encontraba una especie de calma especial cuando veía a T/N. Era como si la presencia de la joven sirena suavizara el ambiente, dándole un toque de tranquilidad en medio de la vorágine de trabajo.


—¡T/N! Qué bueno verte ¿Cómo estás? —Respondió Poppy mientras movía algunos mechones de su cabello con las manos, organizando sus herramientas. Aunque su hermana gemela, Holly, era la que siempre solía llevar la etiqueta de princesa, Poppy disfrutaba de momentos como este, donde podía dedicarse a lo que más le gustaba: trabajar con el cabello y conectar con amigos.


T/N se sentó en la silla con un suspiro de satisfacción. Sabía que siempre podía confiar en Poppy para cualquier cambio de look. No solo por su habilidad, sino también por la sensación de relajación que le daba.


—Estoy bien. Aunque... —T/N sonrió de manera traviesa—Necesito algo que sea práctico para nadar. No sé si lo sabes, pero cada vez que toco agua, me convierto en sirena... y, bueno, mi cola puede hacer que algunos peinados sean difíciles de manejar.


Poppy levantó una ceja y se inclinó hacia adelante, intrigada. La sirena siempre tenía historias curiosas y era una de las pocas personas con las que Poppy sentía que podía ser completamente ella misma.


—¡Vaya! Eso suena como un desafío interesante—Poppy sonrió, con sus ojos brillando de emoción— ¿Qué te gustaría hacer? ¿Algo que aguante el agua y que te deje libre para nadar pero que te haga lucir fabulosa?


T/N hizo una mueca juguetona.


—¡Exacto! Quiero algo que resista el agua pero que no se vea tan... ¡Común! ¡Tú sabes! Quiero algo que refleje mi esencia de sirena pero que también tenga ese toque tuyo, algo moderno y, sobre todo, que sea funcional para nadar sin que se me estorbe.


Poppy sonrió ampliamente. Sabía que esto sería un reto, pero le encantaban los desafíos. Comenzó a trabajar de inmediato, sus manos moviéndose con destreza mientras le preguntaba a T/N sobre sus preferencias y le ofrecía varias ideas.


—¿Sabías que, a veces, en los viejos cuentos, las sirenas se peinaban con conchas marinas? —Comentó Poppy mientras trenzaba algunos mechones del cabello de T/N—Podría incorporar algo así, pero sin perder ese estilo tan moderno que tienes.


T/N asintió, sus ojos brillando con emoción. Se sentía afortunada de tener a alguien como Poppy, tan creativa y tan dispuesta a ayudarla a encontrar algo perfecto.


—¡Me encanta! Me recuerda a las leyendas que mi madre me contaba sobre las antiguas sirenas. Pero Poppy ¿Cómo...? No quiero que se vea demasiado recargado. Algo que se vea elegante pero práctico.


Poppy pensó por un momento y, entonces, tuvo una idea brillante. Mientras continuaba con el trabajo, sus dedos pasaron con habilidad por cada mechón, peinando y tejiendo delicadamente el cabello de T/N. Con un gesto sutil, agregó pequeños detalles de perlas iridiscentes entrelazadas con los mechones, y colocó unas delicadas trenzas a ambos lados de su rostro. La clave era que todo fuera ligero, fluido y que se adaptara bien a su transformación en sirena.


—¿Qué te parece esto? —Preguntó Poppy al terminar el peinado, dándole un espejo pequeño a T/N.


T/N observó su reflejo y sonrió ampliamente. Sus ojos se iluminaron de felicidad, y se sintió tan cómoda con el nuevo estilo que ni siquiera pensó en cómo reaccionaría el agua al contacto.


—¡Es perfecto! ¡Gracias, Poppy! Esto es exactamente lo que necesitaba. Con esto puedo nadar sin preocuparme de que mi cabello se enrede, pero también puedo verme increíble fuera del agua.


Poppy se recostó en su silla con una sonrisa de satisfacción. Su trabajo no solo había sido un éxito, sino que también había podido compartir una parte especial de sí misma con T/N.


—Me alegra que te guste. Y cuando quieras que te peine para tu próxima aventura en el agua ¡Ya sabes dónde encontrarme!


Ambas rieron juntas, sabiendo que, aunque sus vidas fueran diferentes y estuvieran conectadas por destinos aparentemente opuestos, su amistad las unía de una forma mucho más fuerte. Poppy no necesitaba un destino, pero sí lo tenía con T/N: un destino compartido de amistad, aventuras y magia.

Pero, al final, esa tarde, mientras las últimas luces del sol se filtraban por las ventanas de la Torre de Salón, Poppy miró a T/N y se dio cuenta de algo más.

No se trataba solo de transformar un peinado. Se trataba de hacer que cada persona, ya sea sirena o estilista, tuviera la oportunidad de ser quien realmente quería ser. Sin destino, sin ataduras, solo pura magia y estilo. Y eso era todo lo que Poppy O'Hair podía pedir.

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