C.A Cupido
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C.A Cupido
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En un rincón encantado de la escuela, donde las flores danzaban al son del viento y los árboles abrazaban el cielo con sus ramas, C.A Cupido se movía con la gracia de un susurro, hija del famoso dios del amor, su misión era sencilla; pero profunda: ayudar a sus compañeros a navegar por las brumas del amor, con su arco mágico y flechas brillantes, traía alegría y esperanza a aquellos que se sentían perdidos en el laberinto de los sentimientos, era un arte que ella dominaba, y cada sonrisa que lograba evocaba un eco de satisfacción en su corazón.
Pero un día, el ambiente en el jardín cambió, como si un rayo hubiera atravesado el cielo azul. Una figura imponente apareció, desafiando la luminosidad del lugar, era la princesa T/n, hija de Mérida, cuya belleza era innegable; pero su actitud seria mantenía a raya a quienes se atrevían a acercarse. Con cabellos rizados que caían en cascada sobre sus hombros y un porte regio, T/n se movía con un aire de desafío que no podía pasar desapercibido; pero detrás de esa fachada de fortaleza, C.A Cupido percibió, como una melodía escondida, un vacío que resonaba en su ser.
—¿Qué te trae aquí? —Preguntó con amabilidad, intentando romper el hielo.
T/n la miró con desdén—Escuché que eres buena en esto del amor. Quiero que me ayudes a conseguir a alguien que me ame—Su voz era firme, pero C.A. percibió una chispa de vulnerabilidad detrás de esa fachada.
Eso la tomo por sorpresa Cupido sonrojándose llevaba tiempo enamorada de T/n cuando la había salvado en aquella vez.
Recuerdo
El patio de la escuela se encontraba bajo el sol de la tarde, con una brisa ligera que hacía danzar suavemente las hojas de los árboles. Rosabella, de mirada triste pero determinada, se apoyaba en un banco de piedra, escuchando a C.A Cupido con atención, ella le susurraba palabras de aliento, dándole consejos para lidiar con su amor no correspondido por Daring, el apuesto príncipe encantador, desafortunadamente, ya estaba bajo el hechizo de Apple White, la hija de Blancanieves. Cupido, siempre atenta y comprensiva, sabía cómo consolar a los corazones rotos y trataba de aliviar el dolor de su amiga.
De pronto, unos gritos y un fuerte estruendo rompieron la tranquilidad del patio. La tierra tembló bajo sus pies, y al girarse, ambas vieron una enorme figura emergiendo de las sombras, bloqueando la luz del sol con su inmensa silueta. Era un troll, de piel grisácea y áspera, con ojos rojos como brasas encendidas, una expresión de puro odio deformando su rostro y su enorme masa de piedra levantada en el aire, lista para aplastar a cualquiera que se cruzara en su camino, sus pasos pesados resonaban como truenos mientras se acercaba, y la amenaza en su mirada estaba dirigida hacia las dos jóvenes.
Sin pensarlo, Cupido se puso de pie, interponiéndose entre el troll y Rosabella. Su arco de oro apareció en sus manos en un destello, y sus ojos se llenaron de determinación. Levantó el arco, tensando una flecha con firmeza. La valentía de Cupido no conocía límites, y aunque el troll era un oponente imponente, ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera para proteger a su amiga; pero en el instante en que el troll alzó su maza para atacar, una figura veloz y decidida se lanzó desde un costado.
Era la princesa y guerrera T/N, la hija de Mérida, quien emergió de la nada como un rayo, su cabello salvaje se balanceaba mientras, con un grito de batalla, desenvainaba su espada y se colocaba entre el troll y las chicas, bloqueando el ataque con una habilidad impresionante. La hoja de su espada destellaba bajo el sol, y con una fuerza y destreza asombrosas, T/N desvió la maza del troll, haciendo que se tambaleara hacia atrás. El combate fue feroz, T/N se movía con la elegancia y precisión de una guerrera entrenada desde niña. Sus movimientos eran fluidos, cada golpe de su espada calculado para mantener al troll a raya, con una combinación de golpes rápidos y estratégicos, logró mantener al monstruo alejado, cortando sus intentos de avanzar hacia las chicas. Finalmente, con un último golpe certero, T/N derribó al troll, quien soltó un rugido de frustración y se desplomó en el suelo. El silencio regresó al patio, y un murmullo de alivio y admiración recorrió a quienes habían sido testigos de la escena.
T/n se acercó a C.A Cupido, extendiendo su mano para ayudarla a levantarse del suelo, los ojos de Cupido se encontraron con los de T/n, y en ese breve instante, se encendió una chispa, un destello de admiración y afecto que la dejó sin aliento. Por primera vez en su vida se había enamorado, ella sabia que era el amor; pero nunca lo había sentido, vio como la chica se alejaba cada vez mas de ella, se tocó ambas mejillas por el sonrojo provocado, anhelando verla de nuevo.
Fin del recuerdo
—C-claro te ayudare con mucho gusto.
C.A Cupido se acaricio el cabello por el nerviosismo que emergía por todo su cuerpo al tener cerca a la persona que amaba, pidiéndole gracias mentalmente al universo por estar en estos días con su primer amor.
...
La hija de Cupido eligió un claro escondido en el bosque, un lugar donde el sol se filtraba a través del dosel de hojas verdes, creando un juego de luces que parecía una pintura viviente. Montadas a caballo, avanzaban suavemente por el sendero, el sonido de los cascos resonando en el silencio del bosque. C.A Cupido trataba de mantener su mente enfocada en su misión; pero cada vez que sus ojos se posaban en T/n, su corazón latía con un ritmo arrítmico, como si quisiera liberarse de su pecho. La peli-rosada no podía evitar dejarse llevar por la calidez de sus palabras, admirando la determinación y la fuerza que emanaban de su ser, sus miradas se entrelazaban, y en esos breves instantes, el mundo exterior se desvanecía.
—¿Nunca te has preguntado cómo se siente amar a alguien?
—Claro—Respondió C.A, sintiendo que su corazón se aceleraba—Es una conexión especial, algo que te llena el alma.
T/n la miró de reojo, como si estuviera considerando sus palabras. En ese momento, C.A Cupido se dio cuenta de que cada palabra de T/n resonaba en su corazón.
—Tal vez estoy destinada a estar sola—Dijo T/n, su voz temblando ligeramente mientras un suspiro escapaba de sus labios. Su mirada se perdió en la distancia, como si buscara respuestas en el horizonte—No quiero ser una carga para nadie.
La peli-rosada sintió un tirón profundo en su pecho, como si un hilo invisible la uniera a la princesa. Deseaba, con cada fibra de su ser, encontrar las palabras adecuadas para consolarla, para decirle que no estaba sola, que había alguien que la admiraba profundamente y que siempre estaría a su lado.
—Eres fuerte, T/n—acercándose un poco más, su voz envolviendo a la princesa como un suave abrigo—Pero eso no significa que debas llevar tu carga sola. Siempre estaré aquí para ti.
Un leve destello de esperanza cruzó los ojos de T/n, y por un momento, el aire entre ellas se volvió denso con la promesa de algo más.
...
En otra tarde dorada, se sentaron juntas junto a un arroyo de aguas cristalinas que corrían alegremente sobre las piedras pulidas. El murmullo del agua era la música de fondo perfecta para sus confidencias, T/n miraba el reflejo del sol danzando en la superficie, mientras sus pensamientos se entrelazaban con sus temores más profundos.
—La verdad es que no sé cómo abrirme a alguien—Confesó T/n, su voz un susurro lleno de vulnerabilidad—Siempre he tenido que ser fuerte.
C.A Cupido la observó con ternura, su corazón latiendo con fuerza al ver la lucha interna que reflejaba el rostro de la princesa. Deseaba ser esa persona que la animara a dejar caer las barreras que había levantado, la que le mostrara que era seguro compartir sus pensamientos.
—Ser fuerte no significa que debas enfrentar todo sola—Respondió la peli-rosada, acercándose un poco más, sus manos casi tocándose sobre la suave hierba—A veces, ser fuerte también significa permitirte ser vulnerable, dejar que otros te ayuden a cargar el peso.
T/n la miró a los ojos, buscando respuestas en la profundidad de su mirada, y por un instante, el tiempo pareció detenerse. C.A Cupido sintió cómo su atracción por T/n se intensificaba, como un fuego que ardía en su interior. La belleza de la princesa iba más allá de lo físico; era su valentía, su sinceridad y la luz de su espíritu lo que la fascinaba. En ese momento compartido, rodeadas por la serenidad del bosque y el murmullo del arroyo, ambas mujeres comenzaron a entrelazar sus destinos, creando un lazo que prometía florecer en algo hermoso.
...
Un atardecer dorado abrazaba el valle cuando C.A. y T/n decidieron montar a caballo hacia una colina que prometía una vista espectacular del sol ocultándose en el horizonte. La brisa suave acariciaba sus rostros, mientras el cielo se transformaba en un lienzo vibrante de tonos anaranjados, rosas y morados, como si el universo estuviera celebrando su conexión. A cada paso la peli-rosada sentía la tensión en el aire, una energía palpable que la envolvía y la hacía consciente de lo que estaba a punto de desvelar.
Cuando llegaron a la cima, desmontaron y se sentaron en la hierba fresca, sus caballos pastando cerca, ajenos a la magia del momento. C.A Cupido miró a T/n en ese instante, todo lo que la rodeaba se desvaneció, sus ojos, llenos de luz y curiosidad, sintió que su corazón latía con una fuerza imparable.
—T/n—Comenzó, la voz dándole un temblor—hay algo que necesito decirte—la tensión en el aire se intensificó, como si el mundo mismo estuviera conteniendo la respiración—Desde que te conocí, he llegado a darme cuenta de que lo que siento por ti va más allá de la amistad. Me he enamorado de ti.
Las palabras flotaron en el aire, y T/n la miró, sorprendida, sus ojos grandes y llenos de asombro. C.A Cupido sostuvo su mirada, sintiendo como si el tiempo se hubiera detenido, suspendido en la magia del momento. Cada latido de su corazón resonaba como un eco en su pecho, y en el silencio que siguió, todo parecía posible.
Con un gesto suave, T/n levantó el mentón de C.A Cupido con delicadeza, sus dedos rozando la piel con una ternura que encendió chispas entre ellas. Sus ojos destellaban con una mezcla de sorpresa y ternura, como si estuvieran descubriendo un nuevo paisaje emocional.
—Nunca pensé que dirías eso—Susurró, su voz un leve hilo de aire, lleno de emoción.
Sin pensarlo, un impulso irresistible las acercó más, T/n se inclinó hacia adelante, sus labios encontrándose brevemente con los de C.A Cupido en un beso fugaz, un contacto que llevaba consigo la promesa de un mundo nuevo, fue un roce lleno de emociones, un cruce de almas que dejó a ambas temblando, como si el cielo mismo hubiera decidido sellar su confesión con un destello de estrellas. La guerrera miro con una sonrisa al ángel para dejarle pequeños besos en las mejillas de C.A Cupido causando que esta suelte pequeñas risas, queriendo disfrutar estos momentos románticos.
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