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Ashlynn Ella

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El Bosque Encantado era el único testigo de su amor secreto. La luna brillaba en lo alto, derramando su pálida luz sobre los senderos ocultos entre los árboles centenarios. Bajo su resplandor, dos figuras se encontraban en el claro donde la hierba crecía suave como un lecho de plumas.

Ashlynn Ella, con su cabello dorado resplandeciendo bajo la luna y su vestido con detalles florales ondeando con la brisa nocturna, caminaba con pasos ligeros pero ansiosos. Sabía que no debía estar allí. Sabía que su destino estaba ya escrito, que su madre esperaba que encontrara un príncipe con el que compartir el trono; pero el destino nunca se había sentido tan equivocado.

Y entonces la vio.

T/N emergió de entre las sombras con la misma gracia con la que las enredaderas trepan por un muro de piedra. Sus ojos oscuros brillaban con el reflejo de la luna, y sus labios se curvaron en una sonrisa que solo Ashlynn podía ver. La brisa nocturna trajo consigo el leve aroma de los árboles y la tierra húmeda, envolviendo su encuentro en una atmósfera de ensueño.

—Llegaste temprano esta vez —Dijo Ashlynn en un susurro, conteniendo la emoción que amenazaba con hacerla saltar a sus brazos.

T/N se encogió de hombros, fingiendo despreocupación.

—Hoy tenía más ganas de verte que de discutir con mi madre.

Ashlynn rió suavemente, pero ambas sabían que no era un tema trivial. La Madre Gothel nunca permitiría que su hija se relacionara con alguien como Ashlynn, una Royal destinada a un futuro dorado, alejado de las sombras y secretos en los que T/N había crecido. Aun así, allí estaban, desafiando la realidad de sus cuentos.

—¿Cómo estuvo tu día? —Preguntó T/N, caminando a su lado mientras ambas seguían el sendero oculto entre los árboles.

—Interminable. Entre la tienda y las clases en Ever After High, casi no tuve tiempo de pensar en otra cosa... excepto en esto —Dijo Ashlynn, mirando a T/N de reojo.

—¿"Esto"? —T/N arqueó una ceja con diversión.

—Nosotras —Susurró Ashlynn, con un rubor en sus mejillas.

T/N sonrió, deteniéndose de repente y tomando las manos de Ashlynn entre las suyas.

—Tengo algo para ti.

Ashlynn parpadeó con sorpresa cuando T/N sacó un pequeño paquete envuelto en una tela de terciopelo oscuro.

—¿Qué es esto?

—Ábrelo y descúbrelo.

Ashlynn desató el lazo con cuidado y deslizó la tela hasta revelar lo que había dentro. Su respiración se detuvo al ver la zapatilla: era pequeña, hecha a mano con un cristal que parecía estar esculpido con magia. Pero no era como las de su cuento; no era transparente ni fría al tacto. La zapatilla tenía un sutil brillo dorado, y en la punta tenía incrustaciones de hojas y flores diminutas, como si la naturaleza misma hubiera decidido formar parte de su calzado.

—T/N... ¿Cómo hiciste esto? —Preguntó Ashlynn, maravillada.

T/N se cruzó de brazos con una sonrisa orgullosa.

—Conseguí algunos materiales de los bosques encantados y usé un poco de magia. No la suficiente para que mi madre lo note, pero sí para hacer algo especial para ti.

Ashlynn sostuvo la zapatilla contra su pecho, emocionada.

—Es hermosa... nunca había visto algo así.

—Quería darte algo que simbolizara lo que eres —Susurró T/N—No solo la chica que tiene un destino escrito, sino la que ama la naturaleza, la que encuentra belleza en lo simple, la que siempre tiene los pies en la tierra.

Ashlynn sintió que su corazón se derretía. Se puso de puntillas y besó suavemente los labios de T/N, un beso breve pero cargado de sentimientos.

—Gracias —Murmuró contra sus labios—Nunca olvidaré esto.

T/N sonrió, acariciando la mejilla de Ashlynn.

—Tampoco yo.

Se quedaron en silencio un momento, sosteniendo la zapatilla entre ambas, sintiendo que, aunque el mundo no las aceptara juntas, en ese instante nada más importaba. Ashlynn deslizó sus dedos entre los de T/N y la guió más adentro del bosque.

—Ven, quiero mostrarte algo.

T/N la siguió, intrigada, hasta que llegaron a un pequeño lago escondido entre los árboles. La superficie del agua brillaba con reflejos plateados de la luna, y en la orilla crecían flores luminescentes que parecían respirar con la brisa nocturna.

—Es hermoso... —Susurró T/N, maravillada.

—Siempre vengo aquí cuando necesito un momento para mí —Dijo Ashlynn, soltando sus zapatos y metiendo los pies en el agua fresca—Es mi refugio. Y ahora es nuestro.

T/N sonrió y se sentó junto a ella, dejando que sus dedos rozaran la superficie del agua.

—Entonces volveremos aquí cada vez que podamos —Dijo con convicción.

Ashlynn apoyó su cabeza en el hombro de T/N, cerrando los ojos por un momento, disfrutando de la sensación de seguridad y paz que solo ella podía darle. El bosque susurraba a su alrededor, uniendo sus secretos con los suyos. Aunque la realidad las obligara a separarse cuando el sol saliera, en la quietud de la noche, en el resguardo de la luna y las sombras, su amor florecía, puro e inmortal como el bosque que las rodeaba.

Nada ni nadie podría cambiar eso.