IX
Narra Yoseob
Me dolía, por alguna razón me dolía mucho ver a Jun abrazando tan cariñosamente a Krystal. Jun dijo que eran amigos, pero no lo creo, si fueran realmente amigos no serían tan cercanos como lo son. Solté un suspiro pesado, me recosté en mi cama y cubrí mis ojos con mi antebrazo.
-¿Por qué me entristece verlo con ella?-es la primera vez que me siento así por alguien; sentía una punzada en mi pecho que se hacía más dolorosa cada vez que pensaba en aquel momento.
Pasé bastante rato en la cama, no me ocupé de hacer mi trabajo, mi cabeza dolía demasiado como para trabajar. De repente sentí mi celular vibrar en mi bolsillo, lo saqué y lo miré, tenía un mensaje de Jun preguntándome cómo me sentía, él se dio cuenta de que no estaba muy animado hoy, me preguntó varias veces si de verdad me sentía bien, por un rato le dije que sí, pero, luego, no me sentía lo suficientemente fuerte como para fingir que quiero verlo. Dejé mi celular en la mesa de luz, no le había contestado el mensaje; no suelo ser así con la gente y mucho menos con Jun, pero, al menos en este momento, no me apetece hablarle.
No recuerdo en qué momento me quedé dormido, pero lo hice, cuando desperté eran apenas las seis de la mañana, en un rato tendría que ir a trabajar. Había dormido con el traje que había usado ayer para ir a la escuela. Hoy no iré a la cafetería, no me apetece verlos juntos; decidí desayunar en mi casa. Cuando se hizo la hora, salí de mi casa hacia el trabajo.
Pasé el día distraido, no podía centrarme en nada, Park, mi ayudante, me hizo saber lo distraído que estaba hoy. Decidí quedarme a hacer trabajo luego de la hora de salida; si salía a estas horas seguramente terminaría cruzándome con Jun. Me dediqué a hacer mi trabajo, ignorando completamente mi celular que vibraba cada tanto; sabía perfectamente que era Jun quien me mandaba mensajes.
-No puedo solo ignorarlo así como así-solté un suspiro pesado, tomé mi celular y miré los mensajes; Jun está preocupado, ayer no estuve muy concentrado en él, al parecer se dio cuenta de ello.
-"Estoy bien, Jun, no te preocupes, ayer tuve un día pesado"-le escribí rápidamente para luego enviarle el mensaje.
-"Está bien, cuando tengas tiempo dímelo, quiero salir contigo"-respondió al instante.
-Supongo que mañana podría ir a la cafetería-dije para luego soltar un suspiro; ¿por qué no puedo pasar más de un día sin verlo?-me haces sentir extraño-recosté mi cabeza sobre la mesa mirando su mensaje; sí que me hace sentir extraño, siempre hace y dice cosas que me hacen sentir mis mejillas arder-¿qué es lo que me sucede?-bloquee mi celular, lo guardé en mi bolsillo, me levanté tomé mis cosas y salí de la escuela.
-Seobie-escuché que me llamaban, levanté la vista del suelo encontrándome con Jun para frente a mi, al parecer se dirigía a mi casa a verme-¿por qué tienes esa cara, te sucedió algo?-negué con la cabeza-te acompaño a tu casa-no quedaba mucho para llegar, solo media cuadra, pero aún así accedí. Durante el corto camino hasta mi casa Jun intentó subirme el ánimo, creyendo que de verdad habría tenido un mal día.
-Llámame si necesitas algo o, simplemente, si quieres hablar, ¿sí?-dijo Jun una vez llegamos a la puerta de mi casa, yo solo asentí.
-No tienes que preocuparte tanto por mi-le dediqué una pequeña sonrisa-gracias por acompañarme-me dispuse a entrar a mi casa, pero sentí que Jun me detenía, me volví a verlo.
-Cuídate mucho, ¿sí? No dejes que el trabajo te estrese mucho, si estás así todo el tiempo, no podré salir contigo-acarició un poco mi cabello haciendo que mis mejillas comenzaran a arder; ¿por qué solo él hace que me sienta así con solo un gesto como este?
-Sí, pronto estaré bien para que poder salir contigo-tal vez lo esté, tal vez no sienta ninguna opresión en el pecho cuando lo vea con ella-bien, nos vemos-lo saludé con la mano para luego entrar a mi casa, apoyé mi espalda en la puerta y solté un suspiro.
Pasé un par de semanas hablando con Jun solo por mensaje, había ido un par de veces a la cafetería, pero no podía quedarme mucho tiempo, no cuando los veía estar tan cerca. Decidí concentrarme en mi trabajo como lo hacía antes de conocerlo, logre enfocarme más en mis alumnos y no pensar tanto en ellos. Estos últimos días no quise responder a los mensajes de Jun; sé que va a creer que algo me pasó, pero no me importa, no quiero seguir sintiéndome como me siento por su culpa.
-¿Estás bien, Yoseob?-miré hacia mi lado, Kikwang me miraba desde su lugar con una expresión de preocupación en el rostro.
-Sí-le mostré una pequeña sonrisa falsa-¿por qué lo dices?-volví a mirar el cuaderno en el que estaba escribiendo antes.
-No te ves como siempre, sueles ser un poco más alegre, no eres tan serio. ¿Te sucedió algo?-negué con la cabeza manteniendo mi mirada en el escritorio. ¿Qué voy a decirle? No puedo decir como si nada que me molesta ver a mi amigo con su novia, ¿qué pensaría de mí? ¿Y si los alumnos se enteran y comienzan a hacer circular algún rumor? No quiero que eso pase.
-Estoy bien-seguía sin dirigirle la mirada, no podía hacerlo, sabría que estoy mintiendo si lo miro.
-Está bien, te creo-escuché un suspiro de su parte seguido de un silencio. Seguí con lo que estaba haciendo, solo que un poco más nervioso; si Kikwang se dio cuenta de esto, es porque se me nota en la cara.
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Salí de la escuela, pensaba quedarme un poco más como siempre, pero esa idea se esfumó cuando noté que comenzaba a llover. Me encontraba en la puerta principal cuando la débil llovizna que había cuando decidí a salir se convirtiera en una tormenta.
-Buen día para no traer paraguas-escuché una voz a mi lado, al volverme me encontré con quien menos quiero ver en estos momento, Jun, él me cubrió con el paraguas-¿te acompaño?-pensé por unos segundos; no tenía muchas opciones, era tener que verlo ahora o tener que quedarme una semana en cama por un resfrío. Finalmente asentí, para luego emprender camino hacia mi casa.
-¿Por qué has venido?-le pregunté sin apartar la vista del suelo.
-No has contestado los mensajes, decidí venir para ver como estabas-como creí, estaba preocupado por mi-¿sigues con mucho trabajo?-asentí-a este paso no nos veremos nunca-soltó un bufido.
-¿Por qué quieres salir conmigo?, digo, tienes a tu novia, ¿por qué me prestas tanta atención a mi?-no debería haberla mencionado.
-¿Novia? No tengo novia-¿por qué miente?
-No entiendo por qué lo niegas-solté un suspiro-hace una linda pareja-de nuevo sentía aquel dolor punzante.
-Seobie, no tengo una novia-dijo tomándome del hombro haciendo que lo mire.
-Ve con ella, seguramente te debe estar esperando-dicho esto, me fui; no lo entiendo, no debería sentirme como me siento, después de todo no nos conocemos desde hace mucho, prácticamente somos unos completos desconocidos. Llegué a mi casa completamente empapado, pero me importó poco y nada, simplemente me acosté en el sillón; odio sentirme como me siento ahora, es una sensación completamente nueva para mí, estoy confundido-si tan sólo no te hubiera conocido-hundí mi cara en una almohada; me dolía más decir eso que toda la situación-tendré que evitarte-no debería hacerlo cuando se comportó tan bien conmigo, pero creo que será mejor que las cosas vuelvan a ser como lo eran antes. Solté un suspiro y me levanté, me quité la ropa mojada y la cambie por la ropa que llevaba normalmente en mi casa-seguramente terminaré enfermo luego de haber caminado de regreso debajo de la lluvia.
Desperté sintiéndome muy mal fisicamente, mi cabeza dolía, no podía de toser y sentía muchísimo frío; tal como había predicho ayer, había terminado enfermandome. Tomé mi celular y llamé al trabajo, ya que por unos días no iría. Luego de la llamada me acomodé para intentar dormir, pero ni bien lo hice, escuché unos toques en la puerta, me levanté con dificultad y fui hacia la puerta principal, cuando la abrí me encontré con Jun parado frente a mi; pareciera que cada vez que pienso en alejarme de él, se asegurara de que no lo haga.
-Hola, Seobie-me dedicó una sonrisa para luego mirarme detenidamente-¿te encuentras bien?-dijo en un tono preocupado.
-He enfermado por haberme mojado ayer-Jun hizo una mueca.
-Sabía que terminarías enfermandome-yo también lo sabía, Jun-voy a cuidarte hasta que estés mejor-dijo entrando a mi casa.
-Te lo agradezco, pero no hace...-Jun me interrumpió.
-No hará falta, pero quiero hacerlo-sonrió nuevamente tomándome de la mano-no debes estar fuera de la cama, te hará peor-me llevó hasta mi cuarto e hizo que me acostara, solté un pequeño suspiro; pensaba en no volver a hablar con él, pero ahora va a quedarse conmigo lo que yo dure enfermo-¿has desayunado ya?-negué con la cabeza-bien, te prepararé algo-se retiró de mi cuarto.
-No tendré más opción que dejar que me cuide, si le digo que no lo haga, lo hará de todas maneras-pensé acomodándome en la cama. Unos minutos después, Jun con una bandeja entre las manos que colocó sobre mis piernas.
-Sé que no es el café de la cafetería, pero espero que te guste-sonrió sentándose junto a mi cama.
-Gracias-fue lo único que dije antes de comenzar a desayunar. Él tenía razón, el café que había preparado no era igual al de la cafetería, el que había preparado él es mejor que el que suelo tomar en la cafetería-deberías preparar tú el café en la cafetería-dije cuando terminé el café.
-¿Te ha gustado?-asentí, él sonrió-cuando quieras puedo prepararte café-le extendí la taza que me había dado-¿uh? ¿quieres más?-volví a asentir, Jun tomó la taza y salió del cuarto, al poco tiempo volvió conmigo para darme la taza nuevamente.
Ya era mediodía, comencé a tratar de convencer a Jun de que podía cuidarme solo, pero fue en vano, él no quiso dejarme solo bajo la excusa de "¿qué harás si necesitas algún y no te sientes bien para salir?", eso hizo que cediera, después de todo él tenía razón.
-¿Cómo te sientes?-preguntó Jun sentándose al borde de mi cama.
-Bien-él se acercó a mi.
-¿Seguro? Estás algo colorado-asentí, él colocó su mano en mi frente-tienes fiebre-musitó para luego mojar un pequeño paño y colocarlo en mi frente.
-Está frío-me quejé.
-Se supone que tiene que estarlo, ha estado en agua fría casi dos horas-una sonrisa burlona apareció en su rostro, yo simplemente solté un suspiro-no te enojes, era solo una broma-tomó el paño y lo pasó por mis mejillas, lo miré, su rostro estaba demasiado cerca del mío, mi cara comenzó a arder y esta vez no era por la fiebre, lo tenía bien en claro. Me dedicó una pequeña sonrisa, para luego acercarse más a mi rostro; ¿qué es lo que va a hacer? Estamos demasiado cerca y Jun está acortando cada vez más la distancia. Cerré los ojos instintivamente sintiendo su respiración chocar contra mi mejilla.
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