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Capítulo 4.




Dos días después.

Dentro del salón todos los niños guardaron silencio al ver a un par de policías llegar.

—Por favor pongan atención.— Dijo la profesora dejándolos pasar. —Estos amables policías están aquí porque al parecer su compañero Bladimir ha desaparecido así que les harán algunas preguntas al respecto.— Avisó, tomando asiento  junto a su escritorio.

—Buenas tardes, como dijo su profesora su compañero está desaparecido, la última vez que se le vio fue hace dos días cuando asistió a clases, queremos saber si alguno de ustedes vio cuando salió de la escuela y para donde fue que se dirigió.— Habló el policía.

Los gemelos miraron de reojo a Evelyne quién se encontraba tranquila en su asiento mirando con atención a los policías.

—¿Entonces alguien sabe o vio cuando salió del colegio?— Volvió a preguntar el oficial pero todos negaron. —Es importante que recuerden bien, ninguno está en problemas si es lo vio solo queremos saber dónde se encuentra y si está bien.— Dijo el oficial.

—¿Quiénes son los niños con los que se juntaba más?— Pregunto el otro policía.

Los tres niños que siempre estaban con Bladimir alzaron el brazo asustados.

—Ustedes vengan con nosotros afuera.— Les ordenó el oficial.

Los niños se levantaron y caminaron con nerviosismo a pesar de que no habían hecho absolutamente nada.



MINUTOS DESPUÉS.

La profesora ya no dio más su clase ya que los niños se encontraban ansiosos y con miedo por la situación de su compañero además de que la policía había decidido interrogarlos uno por uno.

Evelyne leía su libro mientras cada uno era interrogado.

—Beliel— Uno de los gemelos fue nombrado.

Miro a su hermano sin decir nada pero a la vez como si pudieran comunicarse con la mirada.

—Beliel, por vamos solo le haremos unas preguntas.— Volvió a llamarlo el oficial.

Sabían que tenían que ser pacientes ya que solo eran niños.



MINUTOS DESPUÉS.

Beliel entro con la cabeza gacha, tomando asiento en silencio.

—¿Evelyne?— Ahora fue llamada, dejo el libro en su pupitre para seguir al policía.

Llegaron a la oficina del director.

—¿Sabes por qué estás aquí?— Pregunto el director.

—Porque mi compañero está desaparecido.— Respondió con voz decaída.

—Así es, ¿Tu no lo viste o hablaste con el, ese día?— Pregunto.

Intento recordar.

—Ahora que lo recuerdo, hablé con el.— Dijo. —Antes de salir me dijo que si al día siguiente jugábamos en el recreo, le contesté que si pero ese día faltó lo cual me hizo sentir muy triste.— Comentó fingiendo tristeza.

—¿Sólo te dijo eso?— Pregunto el oficial.

—Si, solo eso.— Contesto.— Después me fui porque me estaban esperando para llevarme a casa.— Mintió.

—Bien, entonces creo eso es todo puedes regresar al salón.— Dijo el director.

Evelyne se despidió para caminar junto al oficial.

Se detuvo en la puerta, cuando llegaron.

—¿Canaán?— Llamo al otro gemelo.

—¿Disculpe?— Evelyne llamo al policía.

—¿Si?— Preguntó viendola.

—¿Encontrará a Bladimir, verdad?— pregunto angustiada.

—Haremos lo posible jovencita, no te preocupes.— Hablo sonriéndole para calmarla.

Evelyne asintió caminando a su asiento topándose con cannan, quien pudo observar una media sonrisa en el rostro de la niña.



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5 años después.

Las manos de Evelyne estaban atadas detrás de su espalda, mientras su cabeza era sumergida en un tambo de agua helada.

—Saquenla.— Ordenó el hombre recargado el la pared.

Al sacarla la arrojaron al suelo con brusquedad.

Evelyne empezo a toser sintiendo el aire regresar a sus pulmones dándole miradas de odio a la personas que la rodeaban.

—Tu resistencia sin respirar ha aumentado, felicidades.— Se acerco con una sonrisa en su rostro.

—Aja, si, ya desatame.— Ordenó con dificultad.

El negó.

—Que te desates será tu siguiente prueba.— Aviso, caminando hasta donde estaba.

—¿Acaso quieres morir?— Amenazo la chica de trece años.

—Claro que no, pero sabes que esté es mi trabajo así que no lo tomes personal intento ser un buen entrenador.— Se agachó para ver el pequeño golpe que tenía Evelyne en su frente.

En un movimiento rápido Evelyne emprendió una táctica para golpear al entrenador en la cabeza con su pierda la cual fue esquivada.

—Oh, vamos. ¿enserio eso es lo mejor que puedes hacer?— Pregunto con burla el entrenador. —Tienes menos de dos horas para liberarte o se te hará tarde para ir al colegio.— Advirtió levantándose.

Evelyne no dijo nada solo maldijo en su mente mientras veía como los guardias y el entrenador se iban dejandola  botada en el suelo sola.

—Hace frío, maldicion.— Hablo en voz baja, ideando la forma en que podría soltarse.

3 horas después.

—¿Estas bien?— Pregunto una de las tantas chicas que la seguían por ser popular.

—Lo estoy, solo fui un poco torpe y me he golpeado sin querer.— Respondió.

Estar rodeado de todos esos pubertos la hartaba y asqueaba por alguna razón más no podía hacer nada ya que le había prometido a su madre ser una buena chica y tener amigos los cuales consideraba falsos.

La campana del receso sonó, indicando que podían salir a almorzar.

—¿Quieres que vayamos a la cafetería?— Pregunto la chica de la cual se le había olvidado el nombre.

—Si no quieres podemos ir a las bancas a platicar.— Dijo otra.

Las observó y los observó a todos, no recordaba el nombre de ninguno de esos imbéciles.

Su energía para ser social se estaba agotando.

—Prefiero estar en el salón, ¿podrían traerme una bebida?— Pidió para tener algunos segundos de paz.

—¿Quieres que vayamos todos o algunos nos quedamos contigo?— Pregunto un chico de gafas.

—Vayan todos por favor, así podrán comprar sus almuerzos.— Respondió con una sonrisa.

La cual borro de golpe cuando todos salieron.

"pero que fastidio." —Penso.

Salió segundos después del salón.

Camino hasta encontrar una banca lo suficientemente lejos de todos.

Miro a su alrededor, los gemelos también estaban sentados.

—Cannan el valiente y Beliel el débil.— Murmuró.

Miro como los hermanos hablaban entre si.

A pesar de que habían pasado cinco años seguían llegando al colegio con golpes los dos se veían delgados con ropas algo rotas y sucias lo que hacía que fueran la burla de todos.


—Hola, te han mandado esta nota.— Un chico de un grado mayor le entrego una hoja la cual leyó.

—¿Quien la manda?— Preguntó.

—No te lo puedo decir.— Respondió el chico. —Me tengo que ir, adiós.— Se despidió.

—¡Evelyne! ¡Por fin te encontramos!—Grito una chica seguida de varios más.

—Lo siento es que me llegó está nota donde dice que tengo que ir a las escaleras principales del colegio. ¿Me acompañan?— Preguntó.

Todos aceptaron.

—Tu bebida.— Le entrego un chico.

—¿Podrías guardarla?— Pidió sonando encantadora.

El chico con las mejillas rojas asintió.

La escuela en donde ahora estudiaba era de tres pisos.

Se paro donde se le fue indicado esperando.

—¡Evelyne!— Grito a lo lejos Beliel. —¡Es una trampa!— La empujó en el momento exacto en que un bote de pintura cayó del segundo piso.

manchando por completo a Beliel, todos los que observaron quedaron en silencio para después reír a carcajadas burlándose.

Evelyne se levantó del suelo, sacudiendo su uniforme de forma sería.

Se acercó hasta el gemelo sin importarle que sus zapatos se mancharan de pintura.

—Tardaste mucho, pensé que seguirían cuidándome desde lo lejos.— Hablo bajo para que solo el pudiera escucharla.

Beliel la miro sorprendido.

—¿Hermano, estas bien?— Pregunto cannan. —¿Que fue lo que pasó?— Miro a todos.

La campana volvió a sonar, todos caminaron a sus aulas sin importarles los gemelos.

—Evelyne, sonó la campana. Vamos a clases.— Dijo su compañera.

—Vamos— Se dio la vuelta, ignorando a los otros dos.

Arrugó la nota, arrojandola  al suelo.

Ella no era tonta sabía lo que iba a pasar así como quien fue quien quiso humillarla, después la haría pagar eso era más que obvio.





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