98
Jimin dejó a Jungkook meditando en su dormitorio sobre la conversación que habían mantenido. El maknae estaba decidido y el rubio confiaba en que a partir de ahora, su hermano sabría manejarlo por sí mismo.
Jimin bajó al primer piso y encontró a Yoongi en la cocina. Verle tan centrado en lo que estaba haciendo le hizo sentir una enorme calidez en su interior. El chico se acercó en silencio y lo abrazó por la espalda, hundiendo el rostro en su cuello.
—Alguien se ha levantado muy mimoso— sonrió el mayor mientras removía el contenido de la cazuela.
—Te quiero— le susurró al oído.
Yoongi se dio la vuelta, regalándole una suave sonrisa. Jimin rodeó su cintura con los brazos, se apretó contra su cuerpo y le besó con ternura. El joven de cabello negro dejó la cuchara de madera sobre la superficie de la cocina y le sujetó de la nuca, aumentando el ritmo del beso y creando una mayor intimidad entre ambos.
—¿Os vais a dar el lote aquí delante de todos?— bufó Taehyung al volver del cuarto de baño —Eunha, tienes suerte de que en tu grupo no haya parejitas. Les encanta dar envidia y restregarnos a los solteros lo felices que son— afirmó indignado, aunque en realidad se mostró más divertido que molesto.
Eunha sonrió. La muchacha estaba jugando con Mellie en el suelo, justo al lado del sofá del salón.
—¿Quieres que quite los utensilios de cocina, hyung? Digo, para que podáis poneros en plan peli porno.
Yoongi se apartó de su novio, acariciándole la mejilla con cariño.
—A veces creo que es adoptado— soltó de repente, provocando una risa muy risueña en el rubio.
—Por lo enano que eres tú, ¿no?— se burló Taehyung sin compasión.
Yoongi no reaccionó, ni siquiera se molestó por el comentario.
—¿Queréis que os eche una mano?— Jimin se fijó en la expresión del menor; no quedaba ni rastro del chico que anoche lloró entre sus brazos.
—No, hoy cocinamos los Min— aseguró con orgullo —Aunque nos hemos quedado sin arroz. En la despensa guardamos lo del supermercado. ¿Puedes traernos un paquete?
—Por supuesto— Jimin le dio un pico a su novio y salió de allí algo más animado.
La conversación con el maknae le había dejado tocado. El rubio se sentía culpable por no haber visto lo que le estaba haciendo su padre a Jungkook. Durante toda su vida intentó proteger a su hermano y por mucho tiempo pensó que le había fallado al irse a Nueva York sin él, pero ahora la realidad era distinta; ahora Jimin creía que le había fallado mucho antes de eso.
El chico bajó a la planta baja y se acercó a la despensa. Las estanterías blancas de la habitación cuadrada estaban en su mayoría vacías; solo quedaba una llena.
«Jungkook lo ha debido colocar todo cuando regresamos del centro comercial»
Jimin buscó el arroz y lo detectó en la parte de arriba. Alzó el brazo para agarrar el paquete pero alguien se le adelantó.
—Oh, gracias— dijo antes de recibir el arroz.
—¿Has averiguado algo?— preguntó Namjoon con la seriedad que le caracterizaba.
—Le he dado muchas vueltas pero todavía no he conseguido dar con nada— admitió apenado.
—Deberíamos volver a la aldea— la decepción se marcó sobre su rostro —Esto está siendo una pérdida de tiempo— el joven se dispuso a abandonar la habitación cuando Jimin se cruzó en su camino.
—No lo es. Aquí estáis a salvo, ¿no? Estoy convencido de que daré con la respuesta.
—¿Seguro?— preguntó con cierta desconfianza.
—Confía en mí hyung. Me esforzaré.
Namjoon se quedó mirando fijamente la sonrisa de Jimin. Su mirada era tan penetrante que el menor se sintió un poco intimidado. La intimidación fue en aumento cuando Namjoon lo arrinconó contra una de las estanterías, obligándole a golpearse la espalda con el metal.
—¿H-Hyung?— Jimin lo sintió tan cerca de su cuerpo que estuvo a punto de empujarlo. Si no llegó a hacerlo fue por la expresión en el rostro de Namjoon.
El chico no le estaba mirando con odio o deseo, no era una expresión de animadversión o atracción, su mirada albergaba una profunda tristeza. Su dolor era tan palpable que Jimin se quedó inmóvil, sin poder apartar la vista de unos ojos profundamente heridos.
Namjoon levantó la mano y rozó levemente la mejilla del rubio. Justo cuando iba a decir algo, oyó un portazo que le obligó a separarse de él.
Ambos desviaron la mirada hacia la puerta, donde detectaron a un Hoseok un tanto desconcertado.
Namjoon se volvió a girar hacia el menor; su mirada confusa le hizo sentir un poco de vergüenza. El chico retrocedió y se alejó siguiendo a su mejor amigo por el pasillo.
Jimin se quedó abrazando el paquete de arroz, confundido e intrigado por aquella mirada llena de desconsuelo.
Cuando Namjoon y Hoseok desaparecieron de su vista, exhaló un suspiro por la tensión. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué se había comportado así y qué provocaba tanto dolor en ese chico?
Jimin decidió no darle vueltas al asunto, Taehyung le estaba esperando y no quería demorarse más de la cuenta. Antes de salir de la despensa se percató de que había un paquete de caramelos en la parte inferior de la estantería. No recordaba haber guardado caramelos en las mochilas así que supuso que debía ser obra de Yoongi.
Jimin dejó el paquete de arroz al lado de unas latas en conserva para abrir la bolsa de los caramelos. Hacía tiempo que no comía uno y no pudo resistirse a la tentación. El sabor a piña inundó sus papilas gustativas y le hizo soltar un pequeño soplo de placer.
No recordaba la última vez que había comido un caramelo. Los de piña no solían ser su primera opción pero el envoltorio amarillo llamó su atención. Jimin estaba seguro de haber visto el mismo envoltorio en alguna otra parte.
Una imagen surgió a raíz de ese pensamiento en su mente; Jimin estaba sentado en un coche. Delante de él había una abertura, una especie de túnel en la montaña. Solo veía una única entrada, vallada por un alambre que cerraba y protegía el sitio. El suelo estaba asfaltado y unas farolas se alzaban a ambos costados de la carretera. La montaña parecía imponente pero también lo era el bosque espeso que ocultaba aquel lugar aislado.
Una mano masculina le apretó el muslo llamando su atención. Ese hombre, cuya cara no podía visualizar, le dio un caramelo con el mismo envoltorio.
—Siento que hayas tenido que esperar. ¿Te has tomado la medicina?— Jimin no contestó, solo asintió con la cabeza —Buen chico. Cómete el caramelo.
Jimin abrió el envoltorio y se llevó el caramelo de piña a la boca. Tenía sueño, o esa era la sensación que percibía. El hombre arrancó el vehículo mientras el chico miraba el paisaje verde a través de la ventanilla.
El bosque parecía eterno, como si nunca llegase a su fin. En algún momento del trayecto pudo ver varias señales de tráfico que indicaban hacia dónde se dirigían. Eso debió ser lo único que vio antes de quedarse dormido porque ahí concluyó el recuerdo.
Jimin dejó caer el plástico al suelo. ¿Cómo había olvidado todo eso? ¿Cómo era posible que no recordase nada hasta ese momento? Con el corazón en un puño, salió corriendo en busca de Yoongi.
Hoseok esperó hasta llegar a su dormitorio para hablar con su amigo. Cuando entraron y se aseguró de que no había nadie en el pasillo, cerró la puerta y le miró con los brazos en alto.
—¿Estás loco? Porque si estás loco dímelo para que te pueda encerrar en un hospital psiquiátrico.
Namjoon se sentó sobre la cama.
—¿En qué estabas pensando? ¿Y si hubiera entrado Yoongi hyung por la puerta?
—¿Y qué con eso?
—"¿Y qué con eso?"— repitió con voz chillona —¡Parecía que ibas a besar a su novio!
—¡No seas ridículo!
—¿Ridículo? ¿Yo? Esa escenita que te has montado podría haber desencadenado una tormenta de fuego, Joonie— se pasó ambas manos por el cabello, en un gesto de puro nerviosismo —Desde que has llegado no has hecho precisamente amigos. El primer día no le caíste muy simpático a Jungkook y con Taehyung te has portado como un cretino. Yoongi hyung parece que te tolera pero si hubiera visto eso, la habrías liado a lo bestia.
—No he venido a hacer amigos— contestó con indiferencia.
—Pues deberías hacer alguno. Estas personas son buena gente.
—No les conocemos, Hobi.
—No, tienes razón. No les conocemos y aun así salvaste a Yoongi hyung, le ayudaste y viniste a su casa. ¿Explícame eso?
Namjoon se quedó callado, desviando la mirada hacia el sillón que tenía a su derecha. La habitación de invitados no era tan grande como las principales de la casa, pero tenía una decoración acogedora y disponía de todo lo necesario para poder descansar. Los colores claros en tonos blancos y marrones que cubrían las paredes y los muebles le daban una hospitalidad cálida al dormitorio. Una mesa de cristal, un taburete y una silla también estaban a disposición de ambos.
—Sé que notas que son buena gente, por eso ayudaste a Yoongi hyung— se sentó sobre el taburete, justo enfrente de la cama doble —Joonie, está bien. Puedes permitirte confiar en ellos.
—Confié en el asesino de mi padre, confié en Park Bogum— dijo conteniendo la rabia —No puedo confiar del todo en la gente.
—Dices eso pero quieres hacerlo, por esa razón estás aquí, ¿verdad?— Hoseok guardó silencio durante unos segundos —Mira, todos hemos pasado por esto. Eunha y yo tampoco queríamos confiar en la gente. Cuando las personas de la aldea nos ayudaron, yo tampoco me fiaba de ellos. No quería hablarles, solo pretendía recuperarme del agotamiento y de las heridas del viaje para huir de allí. El dolor era tan grande que me impidió ver lo buenos que eran, hasta que conocí a la Señora Sang.
Namjoon le escuchó con atención. Sabía lo difícil que había sido para todos aceptar la ayuda de unos desconocidos. La Señora Sang, una anciana de la aldea se tomó como algo personal la recuperación de todos. Eunha fue la primera en abrirse y en confiar en ella.
Luego le hizo ver a Hoseok que si seguía deprimido, se rendía y cambiaba su forma de ser, entonces los niños que habían perdido la vida aquel fatídico día estarían muy tristes por él. Por ese motivo, Hoseok decidió recuperar su alegría. Por ese motivo se esforzó en sonreír, en volver a ser el mismo de siempre, porque creía que debía sonreír por todos los niños que ya no podían hacerlo.
Namjoon sin embargo tardó más tiempo en aceptar la buena voluntad de la Señora Sang. Terminó haciéndolo porque ella y los habitantes de la aldea le mostraron que eran personas dignas de confianza, pero aun así no conseguía confiar como antes en las personas.
Hizo un esfuerzo con Park Bogum y le salió mal. Estaba arrepentido de haber sido tan ingenuo y sin embargo Hoseok tenía razón. En el fondo de su corazón deseaba ser como antes, deseaba ser un chico menos serio, menos desconfiado y menos amargado de lo que era ahora.
—No podemos seguir así toda la vida, Joonie— continuó su amigo —Una cosa es ser cautos y otra sucumbir a la oscuridad. Yo no quiero vivir así y tú tampoco quieres. No vivamos con odio y rencor, no dejemos que nos consuma. Está bien sentir pena y llorar por lo que sucedió pero no podemos dejar que nos cambie por completo.
—Lo sé— Namjoon se levantó de la cama y caminó hacia el armario —Ojalá pudiera ser el Kim Namjoon de antes. Ojalá pudiera pero es difícil. Parte de mí murió hace siete años y lo que sucedió hace meses me cambió por completo.
—Joonie— Hoseok se levantó y lo abrazó por la espalda. Era algo que solía hacer con frecuencia, por lo que el menor ni se inmutó —No tienes que ser como antes, solo tienes que ser tú mismo. Un poco menos cascarrabias pero tú mismo, ¿de acuerdo?
Namjoon sonrió. Si alguien conseguía animarle, ese era Hoseok.
—De acuerdo— se liberó de él —Intentaré ser menos cretino.
—¡Bien!— Hoseok sonrió victorioso —Y no vuelvas a repetir la escena de antes con Jimin, te lo pido por mi salud mental.
—No ha sido ninguna escena, Hobi— suspiró —Él simplemente... Él dijo...
El pelirrojo le contempló detenidamente. Su expresión había vuelto a cambiar; Hoseok conocía perfectamente ese rostro afligido.
—"Confía en mí hyung. Me esforzaré"— repitió con la mirada clavada en su amigo —Eso me dijo— recordó con tristeza —Su sonrisa se parece tanto a la suya. No me había fijado hasta ese momento pero tienen la misma sonrisa.
—Joonie— Hoseok meditó sus palabras. Sabía lo delicado que era el tema y no quería echar más sal sobre una herida que seguía abierta —Lo entiendo... De verdad. Pero Jimin no es tu...
—Lo sé— no le dejó continuar —Sé que no lo es pero no he podido evitarlo. Cuando ha pronunciado esas palabras y me ha sonreído así, yo... No he podido contenerme. Tiene la misma edad que tendría él ahora— se volvió a sentar sobre la cama —Lo siento, Hobi. Tienes razón. Yoongi hyung podría haberlo malinterpretado, no volverá a pasar.
Unos golpes en la puerta interrumpieron la conversación entre los jóvenes. Yoongi y Jimin entraron en el dormitorio creando con su presencia una gran tensión en el pelirrojo.
¿Y si le había contado lo que había hecho Namjoon? ¿Y si lo había malinterpretado y ahora Yoongi venía a golpearle? La expresión de ambos era seria, eso alimentó aún más sus teorías.
—¿Podemos hablar?— Yoongi miró a Namjoon.
—Por supuesto— contestó tan serio y tranquilo como siempre.
Hoseok se metió el pulgar en la boca. ¿Se iba a liar? Parecía una de esas escenas de los culebrones que tanto le gustaban ver los domingos por la tarde.
—Jimin lo sabe— pronunció Yoongi y todas las miradas se desviaron hacia el rubio.
—¿Qué sabe?— preguntó Hoseok, ahogando un gallo.
—Sé cómo llegar a la base militar— afirmó con total seguridad.
La expresión de ambos cambió bruscamente. Hoseok se quedó con la boca abierta; no esperaba esa respuesta.
—Hace un rato me has dicho que no te acordabas— Namjoon le miró con cierto escepticismo.
—Y te dije la verdad. Lo recordé cuando te fuiste.
El pelirrojo los estudió detenidamente. A pesar de todo, se comportaban con mucha naturalidad.
—Entonces... ¿De verdad puedes llevarnos hasta allí?— preguntó Namjoon algo agitado —¿De verdad?
—Sí. De verdad— Jimin lo recordaba y así se lo hizo saber a Yoongi. Le contó todo lo que vio en su recuerdo, sin embargo omitió lo del hombre misterioso. No quería preocupar a su novio. El menor sabía lo extraño que podía parecer aquello pero no sintió ninguna clase de temor al lado de ese hombre. El rubio estaba convencido de que le conocía. No podía visualizar su rostro pero la voz distorsionada que recuperó su mente tenía un sonido familiar. Lo de la medicación era extraño, no obstante podría deberse a que estuviera enfermo.
Si Jimin no sentía temor y preocupación al respecto, no le veía sentido preocupar a su chico.
—Gracias— Namjoon le apretó el hombro. En otras circunstancias le habría dado un abrazo pero después de lo que pasó en la despensa, era mejor mostrarse comedido y no incomodarlo —No sabes lo que esto significa para nosotros.
El hermano de Jungkook solo sonrió. En los dos últimos días se sintió un poco frustrado por no ser capaz de recordarlo, ahora en cambio estaba feliz al poder serles de ayuda.
—¿Cuándo nos vamos?— preguntó Hoseok.
—Mañana— contestó Yoongi —Vamos a dedicar el día de hoy a organizar todo lo que nos vayamos a llevar y mañana a primera hora, salimos de aquí.
Ahora que conocen el camino hacia la base militar, no hay nada que los retenga allí. La estancia en la casa de la montaña está llegando a su fin. Id preparándoos mentalmente porque dentro de unos capítulos volverá la acción, la tensión, el miedo y los infectados.
El pasado de Namjoon no se ha desvelado por completo. Hace siete años sucedió algo que lo cambió todo... ¿El qué? Mmm, 98 capítulos deberían ser suficientes para saber que me gusta contar las cosas con calma, ¿no? 😜😂
A Jungkook le quedan menos de 24 horas para arreglar las cosas con Taehyung. No os perdáis el próximo capítulo bajo ningún concepto. 👀
Con este capítulo quiero daros las gracias por alcanzar 300k lecturas. Llegar a una cifra tan alta es una auténtica locura. Me seguiré esforzando para que vuestros lunes y jueves sean un poquito más coloridos. Mil gracias por el apoyo y el cariño que me dais a diario. I purple you. 💜💜💜💜💜💜💜
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