
62
1 mes y medio después
Jimin miró por quinta vez el reloj de la mesilla. El rubio apenas había podido pegar ojo en toda la noche, no conseguía dejar de pensar en lo que iba a suceder mañana. Sabía que era inevitable, sabía que debían ir a Busan a por alimentos y que no tenían otra opción, y a pesar de saberlo, seguía buscando una manera de evitarlo.
Jimin no solo estaba tremendamente angustiado por lo que les podría pasar, llevaba días teniendo un mal presentimiento al respecto.
«¿Por qué no se me ocurre nada? ¿Por qué no encuentro una manera de evitarlo?»
Yoongi se apretó a él por la espalda y lo abrazó estrechamente.
—¿Qué te pasa?— preguntó con voz ronca —Llevas toda la noche moviéndote como una anguila.
—Nada— susurró.
—¿Nada? ¿No quieres contármelo?
—¿Para qué?
—Es por mañana, ¿no?— Yoongi se tomó el silencio de Jimin como un sí. Soltó al joven y se tumbó boca arriba —Ya lo hemos hablado, no tenemos otra opción.
—Y si la hay tú no estás dispuesto a buscarla conmigo— se quejó.
—No seas injusto, Jimin, sabes de sobra que yo tampoco quiero ir a Busan.
—Entonces no vayamos— se giró rápidamente hacia él —Busquemos otra solución.
—¿Cuál? Llevamos semanas pensando en otra solución y no hemos dado con ninguna.
—Podemos intentar cazar animales en el bosque— sugirió —Podríamos intentar plantar algo en el jardín. Encontré algunas semillas en la despensa, deberíamos intentarlo.
Yoongi se levantó de la cama, ya habían tenido esa misma conversación tres veces en la última semana y estaba cansado de repetirse una y otra vez.
—Yoongi, te estoy hablando— dijo algo molesto.
—¿Y qué quieres que te diga, Jimin? ¿Quieres que te vuelva a repetir lo mismo? Tú, yo, Tae, Jungkook, ninguno tenemos idea de cómo plantar cosas. Y aunque la tuviéramos, esas cosas necesitan tiempo para crecer y no tenemos tiempo— se cruzó de brazos —¿Cazar? ¿Cazar qué? ¿De verdad crees que vamos a encontrar algo ahí afuera?
—No lo hemos intentado.
—¡Porque sería una pérdida de tiempo! Lo más probable es que los infectados se hayan comido a los pocos animales que habitan en el bosque. Y aunque quede alguno, nos llevaría días encontrarlos. No somos cazadores.
—Pero a ti se te da bien cazar...
—Matar infectados— le corrigió —No es lo mismo. Además, esos animales podrían estar infectados, igual que el oso al que nos enfrentamos tú y yo.
—¿Y si no lo están? ¿Y si de verdad hay animales ahí afuera y nos ponemos en peligro yendo a Busan?
—¿Y si nos quedamos y no encontramos nada? ¿Quieres ver a tu hermano morir de hambre?
—Si no encontramos nada en el bosque, entonces podríamos intentarlo en la cuidad.
—No podemos esperar más, Jimin. Ya no nos queda mucha comida.
—Por eso deberíamos...
—¡Si tienes tanto miedo quédate en casa!— le cortó con brusquedad —Con esa actitud solo te vas a poner a ti y al grupo en peligro. Jungkook y yo podemos encargarnos perfectamente, no hace falta que vengas.
—¿Me estás excluyendo?— preguntó incrédulo.
—Llevas días con lo mismo, no tienes la cabeza donde deberías tenerla. Si es lo mejor para el grupo, sí, te estoy excluyendo.
—Muy bien— Jimin se levantó de la cama, cogió su ropa y entró en el cuarto de baño dando un portazo.
Yoongi se quedó mirando la puerta, dudando de si debía llamar o incluso entrar, pero al final no lo hizo. Se vistió con la ropa del día anterior y esperó al lado de la ventana.
El rubio tardó veinte minutos en salir del cuarto de baño. La tensión entre ellos se podía palpar en el ambiente.
—Deberías ir con Jungkook— dijo sin mirarle a los ojos —No quiero estorbarte.
—Sabes que no he querido decir eso.
—Tengo que hacer el desayuno, me están esperando— Jimin salió de la habitación sin darle la oportunidad de explicarse. Sus palabras no solo le habían sentado mal, también le habían dolido.
¿Cómo podía excluirlo tan fácilmente? De acuerdo, estaba muy preocupado y quizás había pecado de pesado con el tema, pero se trataba de algo serio y lo lógico era hablarlo.
«¿Ya se ha cansado de ti? ¡Que poco te ha durado el amor!»
La voz de Taemin había sido tan clara que le hizo tropezarse con su propio pie. Jimin estuvo a punto de caer por las escaleras pero consiguió agarrase a tiempo a la barandilla. Con el susto todavía en el cuerpo, se enderezó y bajó los escalones que le quedaban.
—No se ha cansado...— murmuró para sí mismo —Él me quiere.
«¡Sigues siendo igual de tonto!»
Jimin apretó el puño. ¿Por qué le dejaba aparecer como un fantasma cuando se sentía inseguro? ¿Por qué se tenía que torturar así?
—¡Buenos días!
El rubio miró hacia la cocina, Taehyung le estaba saludando con ambas manos.
—Buenos días— se acercó a él —Lo siento, ¿llego tarde?
—Un poco pero no importa, ya me he puesto a hacer el arroz— señaló orgulloso.
Jimin le sonrió. En el último mes Taehyung había estado tomando clases de cocina con él. No sabía a qué se debía ese repentino interés pero le gustaba pasar tiempo con el hermano de Yoongi.
—Nunca he preparado Onigiri— comentó el menor.
—Para todo hay una primera vez— se lavó las manos.
—Eso es cierto— Taehyung le miró a los ojos— ¿Estás bien? Pareces decaído.
—He tenido una pequeña discusión con Yoongi— se secó las manos —Pero estoy bien.
—¿Por qué ha sido esta vez?
—Por lo mismo...— murmuró —Me ha dicho que debería quedarme en casa y no ir a Busan.
—Normal, llevas lloriqueando toda la semana como un niño pequeño— le soltó Jungkook mientras tomaba asiento sobre uno de los taburetes —Yoongi hyung tiene razón, deberías quedarte en casa.
Jimin le miró con ganas de estrangularlo.
—MinMin— Taehyung le puso las manos sobre los hombros —No importa si vas con ellos o te quedas conmigo, estés en el equipo que estés, tú siempre sumas.
—TaeTae...
A Jungkook le dieron ganas de vomitar. Estaba harto de escuchar MinMin y TaeTae todo el tiempo. ¿Por qué se llamaban así? Era vergonzoso y muy molesto.
—A mí me gustaría que te quedaras conmigo y con Mellie— añadió —Así no nos sentiríamos tan solos.
—Yo creo que deberías ir con nosotros— intervino Jungkook rápidamente.
—¿Cómo?— Jimin le miró con el ceño fruncido —Hace unos segundos has dicho justo lo contrario.
—Si quieres que tu novio te tome por un niño asustadizo que no sabe hacer nada por sí mismo, entonces quédate— se encogió de hombros.
—Yoongi no piensa eso de mí— contestó ofendido —Podemos tener diferentes opiniones pero no me considera un inútil.
—Si tú lo dices.
—¿Para qué has venido exactamente?— le preguntó Taehyung cruzando los brazos —Solo estas haciendo sentir mal a MinMin.
—He venido a desayunar, tengo hambre.
—Pues como sigas así te vas a quedar con el estómago vacío— le amenazó Taehyung.
Jungkook se levantó molesto del taburete y se tumbó en el sofá junto a Mellie.
—No sé qué le pasa últimamente conmigo— suspiró Jimin —A veces creo que le molesta que sea tu amigo.
—Qué va— le sonrió alegre —Yo creo que está así de borde porque no le sienta bien la dieta. Ya sabes, hay gente que se pone de muy mal humor cuando tiene que comer menos y Jungkook es uno de ellos.
—¿Tú crees?
—Estoy seguro— le apretó el brazo —Venga, vamos a formar esos triángulos.
Taehyung miró hacia el sofá. Jimin no iba mal encaminado, desde que pasaba más tiempo con el rubio y menos con el maknae, Jungkook estaba bastante picajoso con su hermano.
Uno de los propósitos de Taehyung había sido conocer mejor al novio de Yoongi. Las clases de cocina eran una buena manera de aprender algo que se le daba fatal y al mismo tiempo fortalecer su relación con Jimin.
Taehyung empezó a llamarle MinMin porque cuñado sonaba demasiado serio e incomodaba mucho a Yoongi. Aunque él creía firmemente que algún día sería su cuñado, decidió buscarle un mote cariñoso que no le diera mini infartos a su hermano cada vez que lo escuchaba.
Usó el Min de Min Yoongi y el Min de Jimin para su nuevo mejor amigo. Y Jimin le correspondió llamándole TaeTae.
Yoongi lo veía como algo bonito entre su novio y su hermano pero a Jungkook parecía molestarle. Nunca lo había dicho abiertamente pero su forma de actuar cada vez que lo oía, lo hacía muy evidente.
Jungkook se asomó por encima del sofá y Taehyung se giró rápidamente hacia su amigo.
—MinMin, ¿cómo tengo que hacerlo exactamente?— preguntó en voz alta, lo justo para que el maknae pudiese oírlo. Jimin le empezó a mostrar cómo debía formar los triángulos —¡MinMin, eres un genio!
Jungkook se volvió a tumbar en el sofá.
«¿Un genio por qué? ¿Por formar una estúpida bola de arroz? ¡No me hagas reír!»
El maknae no podía disimular su enfado. Desde la discusión con Taehyung su relación había cambiado drásticamente. Aunque seguían pasando tiempo juntos su amistad no era la misma de siempre. Taehyung ya no bromeaba con él, no soltaba ninguna de sus tonterías y tampoco se acercaba demasiado al menor. El contacto físico entre ellos era inexistente.
Cada vez que Jungkook veía a Taehyung con Jimin se sentía abandonado y frustrado. El maknae sabía que todo lo había provocado él, pero aun así no le parecía justo ser reemplazado por su hermano.
Había intentado mejorar su amistad con Taehyung, recuperar la dinámica que tenían pero nada de lo que hacía parecía funcionar.
Mellie le empezó a lamer la mano y Jungkook la achuchó contra su pecho. Yoongi apareció en ese instante.
—¿Te vienes?
—¿A dónde?— preguntó desganado.
—Voy a seleccionar las armas que vamos a llevar mañana. Me vendría bien tu ayuda.
Jungkook no se lo pensó dos veces, se levantó del sofá y acompañó a Yoongi.
La mañana transcurrió en calma. Después de desayunar se dedicaron a diferentes tareas. Practicaron durante varias horas con la katana, dejaron todo preparado para mañana y volvieron a repasar por última vez cómo debían afrontar el viaje a la gran ciudad.
Por la tarde el grupo se distrajo con actividades en solitario. Cada uno parecía buscar un poco de intimidad para desconectar.
Después de la cena, Jimin fue el único que decidió irse a dormir temprano. Llevaba días sin poder descansar por la angustia que le producía el viaje a Busan. Aunque sabía que no iba a ir, quería levantarse para despedirse de ellos.
Yoongi y Jungkook debían aprovechar la luz del sol, por eso iban a salir al amanecer. A pesar de que Busan no quedaba lejos, podrían suceder muchas cosas y la prioridad era volver antes del atardecer.
Yoongi entró en el dormitorio y vio a Jimin tumbado en la cama. Se acercó y se sentó en el suelo, justo en frente del menor. Lo había estado evitando todo el día porque creía que debía darle un poco de espacio, pero ya no podía seguir así.
—¿Sigues enfadado conmigo?— preguntó en voz baja.
—No— murmuró Jimin —No estoy enfadado.
—Siento lo de esta mañana— le cogió de la mano —Tienes motivos para estar preocupado, no debí sacarte del grupo.
—El grupo siempre es la prioridad y quizás tengas razón, quizás no esté lo suficientemente centrado en lo que debemos hacer. Puede que quedarme sea lo mejor para todos.
—No— le apretó la mano —Quiero que vengas conmigo. Sé que es un viaje peligroso pero te necesito a mi lado.
—¿Estás seguro?
—Sí— contestó con firmeza —Pero quiero saber por qué estás tan angustiado. ¿Qué es lo que te tiene tan asustado?
—No quiero que se acabe.
—¿Qué se acabe qué?
—Todo— Jimin le miró con tristeza —Cuando salimos de Daegu la ciudad era un caos y desde entonces han pasado más de 45 días... ¿Cómo crees que estará Busan?
—Infestada.
—A pesar de que nuestra vida no es perfecta y está muy lejos de serlo, este mes y medio que he pasado contigo ha sido el más auténtico de mi vida. Pero mañana... Mañana podrían salir muchas cosas mal, Yoongi. Tú, yo, Jungkookie...
—No lo digas.
—Sabes que tengo razón. Puede que alguno no vuelva.
—Vamos a volver todos. ¿Y sabes por qué? Porque nos hemos estado preparando para este momento— le acarició la mejilla —Entiendo tu miedo, de hecho lo comparto, pero estoy seguro de que todo va a salir bien.
Mañana iremos a Busan, conseguiremos alimentos para unos meses y volveremos todos a nuestra vida imperfecta.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo— le besó en los labios —Y después tendrás tantos alimentos que podrás seguir con las clases de cocina de Tae.
Jimin sonrió y Yoongi sintió un poco de alivio al ver cómo se iluminaba su rostro.
—TaeTae es un buen alumno.
—No mientas, es horroroso— se rió —No entiendo cómo le has podido enseñar algo. Yo nunca lo he conseguido.
—Porque tú no tienes paciencia con él.
—Es verdad— Yoongi se levantó del suelo y empezó a quitarse la ropa— En este caso no la tengo.
—TaeTae quiere aprender a hacer pizza. ¿Crees que encontraremos los ingredientes?
—¿Pizza?— dejó la ropa sobre el banco de cama —¿Y qué más quiere aprender a hacer?
—Paella, Sauerbraten, Cassoulet...
—Sau... Casso...¿qué?— Yoongi le miró desconcertado —¿De qué películas ha sacado esas recetas?
—No lo sé pero cuando me lo comentó me dijo "Tú has estado en Europa, ¿no? Así que sabes hacerlo, ¿verdad?"— Jimin se rió —Y no, no tengo ni idea. Intentaré encontrar algo para la pizza, eso sí puedo hacerlo.
—Eres demasiado bueno con él— Yoongi se metió en la cama, lo atrajo hacia sí y le acarició el cabello. El brillo de su pelo le llamó la atención —¿Cuándo te has teñido?
—Hace unas horas. Era mi último tinte— hizo un mohín —En unos meses ya no seré tu rubio.
—Siempre lo serás, aunque te quedes calvo— ambos se rieron —Pero si quieres seguir manteniendo ese color de cabello, podemos buscar tintes en Busan.
—No Yoongi, nuestra prioridad es la comida, no debemos desviarnos por cosas insignificantes.
—No es insignificante. Si está cerca, ¿por qué no mirarlo? Además, no lo tengo que pagar, es gratis— le dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
—Ah ya, porque si lo tuvieras que pagar, ¿entonces no lo harías?
—Claro que no. Tampoco me importas tanto.
—¡Serás tacaño!— Jimin se rió pero le miró ofendido.
—¿Tacaño yo? Llevo mes y medio pagando la vasija. No me puedo meter en más gastos.
—¡Pero si eso no vale más de 12.000 won!— se escandalizó.
—¿Tanto? Yo no pagaría más de 3.000 won por eso.
—Tú compras muy barato.
—Y tú tiras el dinero.
Jimin se rió. Aunque a Yoongi no le iba la moda ni tampoco era de los que se tomaban muchas molestias por su físico, nunca le cortaba cuando tenían esa clase de conversaciones. No solo se podía hablar de cualquier tema con él, escuchaba pacientemente, opinaba con respeto y le hacía reír con sus bromas.
Jimin se deslizó bajo las sábanas y se abrazó al pecho de Yoongi, apretando la mejilla contra su piel. Era agradable tener a alguien así, era agradable estar con él.
—¿Qué? ¿No me vas a replicar?— preguntó sorprendido —¿Ya te rindes?
—Tú ganas— dijo Jimin en tono mimoso.
—¿Yo gano? ¿Tan fácil?
—Solo quiero seguir así un rato más.
Yoongi pasó la mano entre su cabello dorado y lo acarició con suavidad. Si pudiera parar el tiempo, si tuviera el mismo poder que Crono, habría elegido ese preciso instante.
—Podemos seguir así toda la noche, Jiminie.
Aunque tengan pequeñas discusiones, como cualquier otra pareja, la relación entre Yoongi y Jimin se ha fortalecido mucho en el último mes y medio. ❤️
Tae está cumpliendo con lo que se propuso y a Jungkook le toca pagar las consecuencias de sus actos. En el próximo capítulo veremos cómo afronta Taekook la última noche en la casa de la montaña.
La paz está llegando a su fin...
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