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Los diez últimos días pasaron sin ningún altercado. La electricidad y el agua seguían funcionando en la casa de la montaña y en todo ese tiempo no habían vuelto a ver a ningún ser humano.
Taehyung se estaba recuperado muy bien de sus heridas. Se encontraba tan bien que ya quería hacer alguna guardia por la noche. A pesar de su entusiasmo y de las ganas de aportar y de ayudar a sus amigos, Yoongi todavía se oponía a ello. El mayor del grupo creía que aún debía descansar durante unos cuantos días más. Para su desgracia, Jimin y Jungkook estaban de acuerdo con Yoongi, por lo que no tenía ni la más mínima oportunidad de hacer cambiar de opinión a su hermano.
El maknae por su parte seguía cuidando de Taehyung con dedicación. Cuando no estaba con él solía ejercitarse físicamente. Se había tomado muy en serio lo que le había dicho Yoongi. Jungkook sentía la necesidad de convertirse en una persona más fuerte, quería ayudar a proteger a cada uno de los miembros que vivían bajo ese techo y para eso debía mejorar sus habilidades. Había salido cuatro veces más al bosque con Yoongi y aunque los infectados seguían apareciendo con poca frecuencia, no se confiaba.
Tampoco se confiaba Jimin. El hermano de Jungkook también había ido varias veces de caza con Yoongi. Al principio le costó manejar la katana pero siempre había sido una persona muy persistente por lo que no bajó los brazos y lo siguió intentando hasta alcanzar su objetivo.
En los ratos que pasaba solo, Jimin solía subir a la azotea a bailar. Nadie lo sabía, siempre lo hacía a escondidas de los demás. Era su manera de desconectar de la realidad, relajarse y sentirse completamente libre.
La situación seguía siendo difícil y el futuro incierto, pero entre ellos se entendían y se llevaban bien. Los días pasaron más rápido de lo esperado. Gracias a la calma que les rodeaba consiguieron desconectar del horror que habían vivido y centrarse los unos en los otros, cerrando algunas heridas y fortaleciendo sus relaciones.
Yoongi miró el reloj de la pared del salón y suspiró. Jimin seguía sin bajar. ¿Qué estaba haciendo?
En los últimos días intentó acercarse a él en incontables ocasiones. Cada vez que se quedaban a solas, cosa que ya no era muy frecuente porque Jungkook y Taehyung siempre andaban por ahí, había intentado confesarle sus sentimientos pero en cada ocasión se había echado para atrás.
Encima Taehyung no dejaba de preguntarle a diario cómo iba la cosa y por qué seguía sin avanzar. Sus charlas le estaban cansando pero por mucho que le tocara las narices, tenía que admitir que el menor tenía razón.
Yoongi volvió a mirar el reloj. Marcaba las 15:10 de la tarde. El mayor se levantó del sofá y fue hacia la ventana. Vestía un pantalón vaquero oscuro y un jersey gris de punto fino. Aunque el clima era cálido tenía algo de frío.
Yoongi volvió a suspirar. Había decidido que de hoy no pasaba. No le volvería a dar las mismas respuestas a su hermano y tampoco se volvería a acobardar. Lo haría en el bosque, se lo diría de frente, sin rodeos. Estaba decidido, lo haría hoy.
-¿Nos vamos?
El chico de cabello negro se dio la vuelta y miró hacia las escaleras. Jimin llevaba un pantalón vaquero ajustado de los que solía ponerse a menudo. En su camiseta negra ponía Dance King lo que hizo sonreír a Yoongi levemente.
-Claro- se acercó a él -¿Dónde están Tae y Jungkook?
-Ahora bajan.
Caminaron hacia el recibidor y se calzaron en silencio. Yoongi sacó las katanas del armario de la entrada, siempre las tenían a mano por si necesitaban salir corriendo al exterior.
Taehyung había creado unos enganches para poder sujetarlas del cinturón. Al chico se le daban muy bien las manualidades y tenía mucho ingenio a la hora de inventar cosas.
Los menores llegaron justo cuando se las estaban colocando.
-No vamos a tardar- les dijo Jimin -Si se acercan humanos ya sabéis lo que debéis hacer. Cuando salgamos...
-Ponemos la alarma y estamos alerta- contestó Jungkook poniendo los ojos en blanco -Lo dices cada vez que sales, hyung, ya lo sabemos.
-Y lo seguiré diciendo- le tiró de la mejilla.
-Vale, vale- Jungkook le dio un abrazo -Os estaremos esperando.
El rubio también le abrazó. Siempre se despedían de esa manera. El bosque era peligroso y nunca debían subestimar lo arriesgado que era salir de caza. Alguien podría morir por el camino. No se trataba de pesimismo, se trataba de ser realistas.
-Ten cuidado, hyung.
Yoongi abrazó a su hermano con ímpetu. Taehyung estaba haciendo un gran esfuerzo por recuperarse física y mentalmente. El joven seguía llorando la muerte de Seokjin y era algo natural, pero también estaba mostrando una gran fortaleza y eso le hacía sentirse muy orgulloso de él.
-Querías ver una película, ¿no?- vio cómo su hermano asentía -Cuando vuelva la vemos.
-¿Podemos ver una romántica?- preguntó Taehyung emocionado.
-No.
-De verdad, qué soso eres- le puso cara de asco -Llevas negándote diez días.
-Y tú llevas insistiendo diez días. ¿No te cansas de ser tan pesado?
-Ya sabes por qué lo hago- murmuró -Es por tu bien- le guiñó un ojo. Taehyung vio cómo su hermano se despedía rápidamente de Jungkook y salía de la casa sin contestarle -¡Pero qué soso es!- se quejó.
Los Park se rieron. Jimin abrazó a Taehyung y miró a ambos con afecto.
-Luego nos vemos.
El rubio salió de la casa y encontró a Yoongi esperando al lado del pequeño jardín. Se adentraron inmediatamente en el bosque como habían hecho días atrás.
Cazar infectados era una rutina peligrosa a la que ninguno de ellos se había terminado de acostumbrar. Según Yoongi era mejor así, eso les permitía seguir alerta y no confiarse ante la adversidad que suponía recorrer aquel terreno.
Caminaron hacia el sur en silencio. Jimin iba unos pocos pasos por delante de Yoongi. Pasaron al lado de un infectado muerto, del cual se había encargado el mayor días atrás. Siguieron el sendero de la izquierda que todavía no habían tomado y lo recorrieron hasta encontrarse de frente con un árbol enorme
-Vaya pedazo de árbol- dijo Jimin -Hyung, ¿sabes qué tipo de árbol es?
-No tengo ni idea. Nunca he visto uno tan grande.
-Parece muy viejo, ¿no?
-Sí.
Yoongi miró a su amigo. Jimin se había acercado para tocar el tronco. Era muy ancho y grueso, parecía tener una corteza dura y resistente. El mayor echó un vistazo a su alrededor; no había nadie.
Volvió a poner su mirada sobre el rubio. Jimin estaba hablando alegremente sobre un documental que había visto por la televisión sobre árboles milenarios, pero Yoongi no le prestó demasiada atención. Sabía que había llegado el momento. Estaban solos, no había nadie que les pudiera interrumpir, era ahora o nunca.
Yoongi respiró profundamente antes de pronunciar el nombre de su amigo en voz alta.
-Jimin.
El mencionado se dio la vuelta. Yoongi le estaba mirando fijamente a los ojos pero su mirada era algo diferente. No era la mirada llena de seguridad que solía tener siempre, por lo que notó que algo le pasaba.
-Hace unos días que quiero decirte algo- comenzó a decir -No sé si te has dado cuenta pero últimamente he estado un poco...- Yoongi se pasó la mano por la nuca -¿Tenso? No sé si esa es la palabra adecuada.
-Lo sé- le contestó -Has tenido que lidiar con muchas cosas, es normal que lo estés.
-Sí, pero no me refiero a eso.
-¿No? ¿Entonces a qué te refieres?
Yoongi se humedeció los labios, tenía la boca completamente seca. Estaba asustado, temía escuchar su respuesta pero debía hacerlo, tenía que hacerlo. Caminó hacia él y se quedó parado justo en frente del joven. Miró al chico a los ojos y apretó el puño.
Jimin no sabía qué le iba a contar pero quería saberlo. Sentía muchísima curiosidad.
-Jimin- se calló durante unos segundos -Tú y yo hemos pasado por muchas cosas juntos.
-Sí.
-Y nos hemos hecho muy buenos amigos.
-Así es.
-Lo que quiero decirte...- Jimin no le quitaba la vista de encima lo que hizo que Yoongi se pusiera aún más nervioso -Lo que intento decirte quizás te sorprenda.
-¿Qué pasa?
-Es algo nuevo para mí y me resulta muy difícil decirlo pero...- Yoongi bajó la mirada por un instante, luego volvió a poner sus ojos sobre los del menor -Jimin, yo...
-Hyung.
A Yoongi le sorprendió la expresión de su rostro, había cambiado completamente. El chico que estaba ante él parecía asustado. ¿Qué estaba mirando? Se dio la vuelta lentamente y cuando vio lo que tenía a sus espaldas, se quedó de piedra.
Nunca habría imaginado algo como lo que vio en ese instante. A unos 30 metros de ellos había un oso. Estaba parado en mitad del camino, mirando hacia otro lado. Su pelaje era marrón oscuro, tirando a negro pero no se veía natural, parecía extraño. Yoongi bajó la mirada y se fijó en el tremendo agujero que tenía en un costado. Algo asomaba hacia afuera, parecía parte de sus costillas. También le faltaba una oreja.
Si un oso normal imponía, ver a un oso infectado con ese aspecto terrorífico explicaba perfectamente la expresión de Jimin.
Yoongi sintió cómo el menor le cogía de la mano. Sabía que estaba asustado y no era para menos. El chico de Daegu también lo estaba. Una cosa era enfrentarse a infectados y otra cosa muy diferente era toparse con animales salvajes convertidos en monstruos.
-No te muevas- le susurró Jimin. En todos los años que había estado en ese bosque, jamás se había encontrado con un oso. Sabía que había lobos hacia el norte pero desconocía completamente el tema de los osos -Vamos a subirnos a un árbol.
-No creo que pueda- le contestó en el mismo tono.
Yoongi no se veía capaz de trepar por uno de esos árboles tan altos y gruesos. No era un chico atlético ni tampoco disponía de mucha fuerza física.
-Tienes que poder, hyung- le apretó la mano -Vamos a caminar muy despacio hacia atrás.
Ambos hicieron lo que sugirió el rubio. Empezaron a rodear lentamente el árbol milenario que tanto les había impresionado. El oso pareció percatarse del movimiento que estaban haciendo los chicos porque giró la cabeza y postró su mirada sobre ellos.
-No te muevas- Yoongi sintió un escalofrío.
Jimin se quedó quieto. El animal les miró durante varios segundos. Sus ojos estaban inyectados en sangre. La tensión era tan densa que se podía cortar con un cuchillo. De repente empezó a moverse hacia ellos.
-¡Corre!- gritó Yoongi.
Ambos se soltaron de la mano y empezaron a correr con todas sus fuerzas. El oso les perseguía con tenacidad, no era tan veloz como lo había sido en vida pero tampoco era tan lento como cabría esperarse de un infectado.
Los chicos corrieron por el bosque en busca de un lugar donde refugiarse. Quedarse en el suelo era una locura por lo que debían encontrar un árbol al que subirse. El oso les perseguía pero tenían un buen margen para poder intentarlo.
-¡Hyung! ¡Vamos a subirnos a un árbol!
-¡No puedo!
-¡Sí puedes! ¡Yo te ayudo! ¡Confía en mí!
Yoongi no estaba seguro del plan de Jimin. De niño siempre había sido muy malo para trepar. Después de intentarlo dos veces se dio por vencido y nunca más lo volvió a probar. Ahora se arrepentía profundamente. Debería haber aprendido a trepar como todos los niños.
Jimin se paró bruscamente delante de un árbol. Entrelazó las manos para servirle de apoyo a Yoongi. El mayor colocó el pie entre las manos del rubio y Jimin lo impulsó hacia arriba. El impulso fue suficiente para que Yoongi consiguiera alcanzar la rama.
Se sorprendió al ver que sí era capaz de subirse a ella. Bajó la mirada para ver dónde estaba Jimin. Solo pudo observar cómo daba un salto imponente hacia atrás para evitar el zarpazo del oso. Yoongi sintió el impacto de la garra del animal contra el tronco.
-¡Sigue subiendo!- le gritó Jimin -¡No te quedes ahí y sigue subiendo!
El oso se giró hacia el mayor. A Yoongi casi se le para el corazón cuando vio cómo se levantó sobre sus dos patas traseras. El animal infectado iba a por él. Definitivamente iba a por él.
-¡No me jodas!
Yoongi intentó trepar por el tronco. Si no subía más, el oso lo iba a alcanzar con total seguridad. Mientras intentaba ponerse a una distancia segura, escuchó un sonido que le llamó la atención.
Bajó la vista y vio cómo el monstruo putrefacto se caía de espaldas. Jimin le había cortado una de las patas traseras con el sable japonés. Todavía sostenía la katana en las manos.
-¡Rápido!- le gritó el mayor -¡Sube!
La falta de una pata no impidió que el oso se alzase de nuevo. Yoongi no entendía por qué Jimin seguía sin moverse. ¿Estaba asustado? ¿Le había podido el miedo? Observó cómo el chico de Busan guardaba la katana y miraba hacia él.
-No vas a venir...- murmuró.
Jimin se dio la vuelta y salió corriendo. El oso se olvidó completamente de Yoongi y fue detrás de su nueva presa. El chico de cabello negro se quedó mirando desde el árbol, totalmente desconcertado.
-Jimin...- masculló.
Yoongi apretó el puño y gritó su nombre desesperadamente mientras veía cómo se iba alejando de él.
Cuando Yoongi por fin había reunido el valor suficiente para confesarle sus sentimientos a Jimin, aparece un oso asesino reventando la fiesta. ¿Conseguirá Jimin ponerse a salvo? ¿Cómo hará para salir de esa? En el próximo capítulo lo sabréis.
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