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35

Taehyung estaba mirando las fotografías de M cuando Jungkook entró con el desayuno por la puerta. El mayor dejó la cámara en la mesilla y se sentó en la cama, apoyando con cuidado la espalda contra el respaldo.

El maknae se acomodó en frente del joven y le mostró lo que traía en la bandeja.

—Elige.

—Te has pasado— suspiró —Es mucha comida.

—Tienes que elegir tres cosas como mínimo— le exigió Jungkook —Y no, no es negociable.

—Todo se ve delicioso pero no tengo hambre.

—Me da igual. Tienes que tomar la medicación así que vas a comer.

A Taehyung no le gustaron sus formas pero no quería discutir. Señaló la ensalada, el curasán y el zumo de naranja con desgana. El maknae le acercó lo que había elegido y cogió las tostadas, los cereales y el té para sí mismo.

Ambos comieron en silencio.

Taehyung iba por la mitad de la ensalada cuando Jungkook terminó de desayunar. Tenía la mala costumbre de comer rápido pero en ese momento se había controlado. Era su amigo el que comía a paso de tortuga.

El menor quiso decirle algo pero no lo hizo. Estaba comiendo despacio pero al menos estaba comiendo. Debía relajarse y no exigirle tanto.

—¿Te gusta?

Taehyung asintió con la cabeza.

—¿Quieres tomar un baño? ¿Puedo ir preparando...?

—No— el mayor le miró a los ojos —Solo quiero dormir.

—Entonces te haré ahora la cura— Jungkook se levantó y abrió el botiquín —Así te dejo descansar.

El chico de Daegu no se inmutó mientras el maknae le curaba.

Taehyung parecía estar sumergido en sus propios pensamientos. Jungkook sabía en quién estaba pensando. Ahora mismo todo giraba en torno a Seokjin.

Era normal, era natural y aun así le sacaba de quicio. Le sacaba de quicio ver lo apagado que estaba su amigo y no poder hacer absolutamente nada para animarle.

Lo había intentado minutos atrás durante la conversación que habían mantenido y por un instante Taehyung se había animado. Sin embargo, ahora se veía cabizbajo, dolido y sin ganas de nada.

Jungkook sabía que necesitaba tiempo, eso lo tenía claro pero la paciencia no era uno de sus puntos fuertes.

«Te ves tan triste»

Taehyung estaba terminando de comer el curasán cuando notó la mirada del maknae.

—¿Qué?

—Nada.

Jungkook bajó la vista y siguió extendiendo la pomada por la pierna. Cuando terminó con la curación, le dio el medicamento y colocó todos los platos en la bandeja.

El mayor no le habló en ningún momento. Seguía ausente, perdido en sus propios recuerdos.

—¿Quieres que me quede?

—No.

—Me pasaré de vez en cuando para ver como sigues.

Taehyung asintió y se escondió debajo de las mantas.

Jungkook le miró inquieto. Cogió la bandeja y abandonó la habitación resignado. Al salir se recostó contra la puerta. Su amigo se veía tan solo y deprimido que habría preferido quedarse con él.

Al poco tiempo escuchó un llanto. Apoyó la oreja contra la puerta y se mordió el labio inferior.

«Está llorando»

El maknae se quedó allí parado durante cinco minutos. Quería entrar y darle un abrazo, consolarlo y mostrarle su apoyo, pero no lo hizo. Taehyung quería estar solo, necesitaba desahogarse en soledad y Jungkook iba a respetar eso.

—¿Qué haces?

El menor se giró sorprendido. Yoongi le estaba mirando con el ceño fruncido. El chico de cabello negro llevaba un pantalón vaquero agujereado y una camiseta roja.

—Nada.

—¿Me dejas pasar? Quiero ver a mi hermano.

—Taehyung hyung está durmiendo. Ha desayunado y se ha tomado las pastillas. Deberías dejarle descansar.

—Ya veo— le dijo mirándole fijamente a los ojos —Gracias por todo lo que estás haciendo por él. Eres un buen amigo.

—Él es mucho mejor amigo que yo, te lo aseguro.

—Ven conmigo— Yoongi le apretó el hombro con afecto —Jimin nos está esperando.

—¿Mi hermano? ¿Para qué?

Ambos bajaron por las escaleras.

El mayor de los Park estaba sentado en el sofá negro. Vestía un pantalón vaquero claro y una camisa celeste. Se estaba remangando las mangas y desabrochando dos botones cuando Yoongi se sentó a su lado.

Jungkook dejó la bandeja en la cocina y se acomodó en el suelo, enfrente de ellos.

—¿Qué pasa?— preguntó el maknae.

—Hay varios temas que debemos tratar y es mejor que lo hagamos cuanto antes— dijo Jimin mirando a su hermano —Después de lo que ha pasado con esos criminales, creo que necesitamos cambiar el chip y poner vigilancia.

—Estoy de acuerdo— contestó Yoongi —Alguien debe vigilar por las noches. Los humanos son el mayor peligro al que nos enfrentamos. Con todo lo que ha sucedido no nos hemos parado a pensar en lo que es un país sin ley. Hay muchos criminales sueltos y esta casa es un auténtico chollo para cualquier persona que esté huyendo de los infectados. Debemos protegernos a nosotros mismos pero también debemos proteger este lugar.

Los Park le escucharon con atención. Ambos estaban de acuerdo con las palabras de Yoongi.

—Entonces deberíamos vigilar desde la azotea— dijo Jungkook.

—¿Tenéis azotea?

—Sí— le confirmó Jimin —No es muy grande pero desde allí las vistas son muy buenas. Es el mejor sitio para vigilar la zona.

—Haré el turno de hoy— dijo el maknae —Si veo algo extraño os llamo de inmediato.

—Entonces yo hago el de mañana— contestó Yoongi.

—Jungkook, Yoongi hyung y yo. Lo haremos en ese orden. Hasta que Taehyung no esté completamente recuperado la vigilancia será cosa de nosotros tres.

—Me parece justo— dijo Jungkook.

—Y luego tenemos a los infectados— Yoongi señaló con el pulgar al exterior —Parece que los que llegan hasta aquí vienen en un grupo pequeño pero también habrá que hacer algo contra las visitas indeseadas.

El maknae se levantó del suelo y se acercó a la ventana. Vio a dos infectados caminando por los alrededores de la casa.

—¿Los mato?

—No— Jimin señaló el sofá —Siéntate, anda.

El menor hizo lo que le dijo su hermano.

—Había pensado en construir una valla pero no tenemos material para hacerlo. Los árboles en esta zona son muy altos y gruesos y no tenemos las herramientas necesarias para talarlos. Necesitaríamos mucha madera para poder construir una valla.

—¿Y entonces qué sugieres?— preguntó Jimin.

—Limpiar el bosque.

—¿Qué?— contestaron los Park al unísono.

—No hay muchos infectados por esta zona así que podría salir todos los días a limpiar los alrededores. Hay palas en el cobertizo y cuchillos en la cocina. Hemos logrado llegar hasta aquí con piedras y ramas, estoy convencido de que con eso puedo limpiar la zona.

—Es buena idea— dijo Jungkook entusiasmado —¿Puedo ir contigo?

—Por mí no hay ningún problema pero— Yoongi miró a su amigo. El rubio no parecía estar de acuerdo con esa idea —Eso lo tienes que hablar con tu hermano.

Jimin tenía la vista clavada en la mesa del salón. Su expresión era seria.

—¿Hyung?

—Sabes que es la mejor opción, ¿no?— Yoongi le habló con calma —No podemos esperar a que vengan en manada. Es mejor que nos adelantemos y acabemos con el máximo número posible.

—Lo sé— murmuró.

—¿Entonces? ¿Por qué tienes esa cara?

—Porque no me gusta que nos tengamos que exponer al peligro— Jimin estaba preocupado. Sabía que Yoongi tenía razón y que era una buena idea pero no podía evitarlo, temía por la vida de los suyos.

—El mundo ha cambiado. La seguridad que conocíamos ya no existe— le dijo el chico de cabello oscuro —Pero si vamos en grupos de dos, siempre estaremos más protegidos.

—Es verdad— Jimin se levantó del sofá —Tienes razón.

—¿A dónde vas?— preguntó Jungkook.

—Si vais a salir quiero que lo hagáis bien armados.

—Espera. ¿Estás pensando en...?

—Sí.

—¡Papá te va a matar!— Jungkook se levantó de sopetón.

—Papá no está aquí. Es lo mejor que tenemos y sería estúpido no usarlo.

—¿De qué estáis hablando?— preguntó Yoongi desconcertado.

—Mi padre colecciona katanas. Tenemos dos decorando la pared del piso inferior— le explicó Jimin.

—¿Qué?— Yoongi abrió los ojos como platos —¿De verdad?

—Sí, pero cada katana vale 27000000 Won y son muy difíciles de conseguir— contestó el maknae.

—¿27000000?— Yoongi palideció.

—El precio es lo de menos— dijo el rubio.

—Sabes cómo es papá, no le va a hacer ninguna gracia que usemos sus katanas.

—Jungkook, Papá no está aquí.

—Lo sé pero cuando se entere seguro que se enfada.

—¡Nos jugamos la puta vida!— le gritó —¡Si le molesta que usemos sus katanas para seguir vivos el problema es suyo, no nuestro!

A Yoongi le sorprendió su reacción. Nunca le había escuchado hablar así y mucho menos a su hermano.

—Solo son unas estúpidas espadas— añadió molesto.

—Lo siento, hyung— Jungkook pasó al lado de su hermano —Voy a por ellas.

Jimin se sentó en el sofá, suspiró fastidiado y miró hacia el bosque. Yoongi esperó a quedarse a solas con él para iniciar una conversación.

—¿No te llevas bien con tu padre?

—Para mi padre soy una decepción— le contestó.

—¿Bromeas?— se sentó a su lado —¿Por qué piensas eso?

—No lo pienso, me lo dijo a la cara.

Yoongi se quedó atónito. ¿Cómo podía un padre sentirse decepcionado teniendo un hijo como Jimin? No lo entendía.

El menor vio la expresión de su amigo y siguió hablando.

—Que su primogénito se dedique a la danza y no a llevar la empresa familiar le desilusionó mucho— le explicó —Bueno, entre otras cosas...

—Siento oír eso. Pensé que teníais una gran relación.

—La tuvimos pero las cosas se torcieron— el menor suspiró —Siento haberme puesto así. Es que me enerva la sangre.

—Sabes, creo que ahora mismo tu padre debe de estar muerto de miedo.

Jimin le miró con escepticismo.

—Estoy convencido de que se está planteando muchas cosas. Cuando regreses le dará todo igual, solo estará feliz de tenerte de vuelta.

—¿Eso crees?

—Tu padre está equivocado pero te quiere y lo sabes. De lo contrario no tendrías una foto familiar en tu habitación, ¿no?

Jimin se sintió mejor al ver la sonrisa de Yoongi. El hermano de Taehyung tenía una sorprendente capacidad para hacerle sentir mejor. No sabía si se cumpliría lo de su padre, tampoco tenía claro si le volvería a ver, pero agradeció cada una de las palabras que le había dicho.

—¿Interrumpo algo?— dijo Jungkook con brusquedad. El maknae estaba enfrente de ellos sujetando ambas katanas.

Jimin se tensó y se pasó la mano por el cabello. Yoongi se giró y miró las katanas que sostenía el chico en ambas manos. Tenían la empuñadura negra y dorada.

—¡Son una pasada!

El menor le miró con recelo.

—Jungkook, con eso vamos a poder limpiar el bosque sin ningún problema.

—¡Por supuesto!— contestó entusiasmado —Toma, una para ti y otra para mí. Ya podemos ir a cazar infectados.

Yoongi aceptó el sable japonés de buena gana. Nunca se habría imaginado encontrar algo así en la casa de la montaña. Definitivamente los Park eran una caja de sorpresas.

—Jungkook, deja de emocionarte. Matar infectados es algo serio— le regañó Jimin —Podrías morir.

—Te preocupas demasiado— le bufó.

—Me preocupo porque tengo un hermano que es un inconsciente— suspiró cansado.

—Oh venga ya— se quejó el menor —Eres muy injusto.

Yoongi notó que esos dos iban a empezar a discutir en cualquier momento y se metió en la conversación.

—¿Qué hay de la comida?— miró a Jimin a la cara —Ese es otro tema importante.

—Voy a bajar a la despensa a hacer inventario. A partir de ahora no podemos gastar lo que tenemos a lo loco. Vamos a tener que estirar la comida y la bebida lo máximo posible. Esta situación puede durar días, semanas, meses o incluso años. Es mejor que nos vayamos haciendo a la idea.

—¿Y qué haremos cuando se acabe la comida?— preguntó Jungkook.

—Ir a Busan— dijo Yoongi —No hay otra opción.

Aunque Jungkook está pendiente de él, Taehyung necesita tiempo para superar la muerte de su amigo. 💔

Los chicos empiezan a organizarse para sobrevivir en ese nuevo mundo. Y sí, en la familia Park no es todo tan idílico como parecía...

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