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Choi Youngjae observó atónito el cuerpo sin vida de Jaebum sobre la camilla. A su derecha se encontraba Hyunwoo y a su izquierda Jeonghan, ambos tapados con una sábana blanca.
—Algunos hombres ya están cavando las tumbas— explicó Hyojin apoyada contra la pared.
—¿Qué ha pasado...?— Youngjae deslizó la mano por el rostro de Jaebum, incapaz de asimilar lo que estaba viendo.
—Monsieur le hizo una propuesta a Jaebum; si violaba a Jimin lo ascendería a un "A". Supongo que Jeonghan se unió a él por lo mismo, al igual que Hyunwoo— comentó cruzándose de brazos —Envié a uno de mis hombres a vigilar el pasillo, ya sabes, por si sucedía algo mientras lo llevaban a cabo.
—Así que estabas al tanto de todo...
—Monsieur tiene toda su confianza depositada en mí— presumió —Por supuesto que lo sabía.
Youngjae sacó un pañuelo de tela del bolsillo e intentó limpiarle las manchas de sangre del rostro.
—Mi subordinado me avisó cuando Yoongi y Namjoon entraron en la habitación pero...
—¿Quién mató a Jaebum?— Youngjae no se giró hacia ella —¿Quién lo mató?
—No lo sé— se encogió de hombros —Ninguno de ellos ha dicho gran cosa, no más allá de que todo fue en defensa propia.
—¿Qué piensa hacer Monsieur al respecto? ¿Van a pagar por esto?
—¿Sinceramente?— la joven se acercó a él —Monsieur quería que violaran a Jimin, no que pasara esto. Puede que intente deshacerse de Yoongi ahora que se le ha presentado la ocasión, pero con la debilidad que siente por el gilipollas de Jungkook— se tocó el labio frustrada —Lo más probable es que le eche la culpa a uno de estos tres. Querrá estar a buenas con sus hijos, ya sabes.
—Sí, ya sé— contestó en un tono muy frío.
La chica miró el cadáver de Jaebum con desaire.
—No entiendo por qué se complicó tanto la vida. ¿Acaso le iban las orgías con hombres?— se burló descaradamente —La verdad es que siempre me ha parecido un bueno para nada— se echó el cabello hacia atrás —Cuando Monsieur os ordenó deshaceros de Yoongi también la cagó él, ¿no? Menudo fracasado.
Hyojin alzó las manos instintivamente al sentir cómo algo afilado penetraba su piel. La joven no fue capaz de bajar la mirada para comprobar de qué se trataba; Youngjae extrajo el puñal y la volvió a apuñalar en el estómago varias veces.
El chico se desentendió de la muchacha en cuanto cayó al suelo. Luego dejó el arma sobre la camilla e intentó recuperar la compostura. Ver a su novio en esas condiciones no le ayudó a calmarse.
Youngjae le dio un golpe en el pecho, seguido de otro más fuerte, hasta que estalló en llanto.
—¡Idiota!— sollozó desesperado —¡Eres un grandísimo idiota!
El joven se mantuvo a su lado, reprochándole su comportamiento sin dejar de abrazar el cuerpo de su pareja. Las risas de unos guardias en el pasillo le llevaron a girarse hacia la puerta. Ver el cadáver de Hyojin tirado sobre un charco de sangre le hizo recordar las palabras de la chica.
Youngjae, consumido por el dolor y la rabia, tomó el puñal y se dirigió inmediatamente a la habitación del Doctor Gong. El médico, que se encontraba en su dormitorio, se sorprendió un poco al verle entrar.
—¿Qué sucede?— se ató el último botón de la camisa —Estaba a punto de ir...
—Dame la sangre— le interrumpió en un tono cortante.
Gong se percató de que ocultaba algo detrás de la espalda. El hombre desvió la mirada hacia el armario, luego la volvió a posar sobre él.
—No la tengo aquí. Está en el...
Youngjae pasó de él y abrió el mueble para asombro de Gong.
—¡No! ¿Qué pretendes hacer?— en cuanto le rozó el hombro con la mano, Youngjae se giró y le hizo un corte en el brazo. El médico se agarró la herida y retrocedió unos pasos —¿Estás loco?— farfulló sobrecogido —¿H-Has perdido la maldita cabeza?
—Pero buen Doctor, Usted mata, trocea y experimenta con personas inocentes. ¿De verdad me está llamando loco a mí?— alzó el puñal —Usted, Monsieur y yo, todos somos unos putos dementes.
Gong sintió miedo al verle aproximándose hacia él. La expresión de Youngjae no era la misma de siempre, no mostraba una sonrisa amable como era lo habitual en él; su mirada transmitía una frialdad absoluta. Gong quiso correr hacia la puerta pero el chico le lanzó el puñal y lo incrustó dentro de la madera. El médico, titubeante por si debía huir o enfrentarse a él, decidió sacar el arma de la puerta y defenderse, pero justo cuando se dio la vuelta para hacerle frente, recibió un tremendo golpe en la cara.
—¿Para qué te has traído esto si aquí no hay donde jugar al golf?— le preguntó mientras le golpeaba con el palo en la cabeza —Los locos hacemos cosas de locos, ¿no?— soltó el objeto y tomó su puñal —Sí, será por eso.
El castaño no tardó en dar con lo que buscaba. Al ver las muestras de sangre en una caja del armario, sonrió. Youngjae lleno múltiples jeringuillas y se las guardó en el bolsillo. Luego se dirigió hacia el parque más cercano, donde le inyectó un poco de sangre de infectado a un niño que jugaba al escondite. El joven ni siquiera se inmutó cuando el chaval comenzó a llorar por el pinchazo y prosiguió su camino hacia la siguiente planta, para infectar a otras personas y extender el virus.
Cuando terminó su cometido regresó a por Jaebum. Los gritos comenzaron a sonar en el búnker mientras se cerraban las puertas del ascensor. Youngjae ignoró las voces centrándose únicamente en el rostro pálido de su novio. El chico salió del refugio con su pareja en brazos.
Los hombres que había enviado Hyojin estaban cavando las tumbas en el pequeño cementerio que tenían a pocos metros del búnker.
—Monsieur quiere que volváis— dijo al llegar hasta ellos —Os necesita para otra tarea.
—¿Y eso?— preguntó el más corpulento.
—Ni idea. Ya sabéis cómo es— respondió con calma —Yo seguiré por vosotros.
Los hombres se miraron extrañados pero no desconfiaron de las palabras de Youngjae. El chico esperó hasta perderlos de vista, luego dejó el cuerpo de Jaebum sobre la tumba del centro.
El bosque estaba en calma. No se oía nada más que el cántico de los pájaros. Youngjae se tumbó a su lado, contemplando el cielo despejado.
—Cuando nos conocimos tampoco había nubes— murmuró.
De aquello hacía más de cinco años.
Youngjae iba todos los días a la biblioteca a prepararse para el acceso a la universidad. Jaebum trabajaba en la frutería que estaba unas calles más abajo. El menor se ponía nervioso cada vez que pasaba por allí; hasta que un día se atrevió a entrar y comprar unas manzanas.
—Están muy dulces— le había prometido Jaebum sonriente.
Y Youngjae lo comprobó de inmediato. Para sorpresa de ambos, el menor terminó en urgencias, descubriendo aquel día que era alérgico a las manzanas. Jaebum se sintió responsable por lo sucedido y decidió invitarle a jugar a los bolos.
Así empezaron a salir como amigos y poco después se enamoraron y comenzaron a tener una relación sentimental. Youngjae no se avergonzaba de su condición sexual pero Jaebum sí lo hacía. Su familia era intolerante y la sociedad tampoco era más comprensiva. Por eso estuvieron saliendo a escondidas durante cuatro años, hasta que un día de otoño, en casa de los Choi, Jaebum se puso a ver los álbumes de fotos de su novio y descubrió que la mujer que salía en las fotografías, era su madre.
Youngjae y Jaebum eran hijos de la misma mujer; una joven muy hermosa que había abandonado al padre de Jaebum cuando este todavía era un bebé, para casarse con el padre de Youngjae, al que posteriormente hizo lo mismo.
La pareja estuvo a punto de separarse pero ninguno de los dos se habían criado como hermanos y no albergaban sentimientos fraternales. Por esa razón decidieron seguir con su relación, eso sí, ocultándosela al resto del mundo.
Cuando llegaron al búnker sabían que debían mantener ese secreto bajo llave pero en un descuido, Hyunwoo los descubrió. Youngjae logró llegar a un acuerdo con él, aceptando hacer el trabajo sucio a cambio de que no los delatase.
El menor no estaba orgulloso de lo que hacía pero su prioridad era mantener a Jaebum a salvo. Y ahora Jaebum ya no estaba.
—¿Por qué has tenido que ser tan imprudente? Te dije que ninguno era de fiar... Te dije que no debías hacer cosas innecesarias— le tomó de la mano —Siempre has sido demasiado impulsivo... Demasiado temerario...
El sonido de las hojas se volvía cada vez más sonoro.
—Acabo de matar a mucha gente por tu culpa— las lágrimas surgieron incontrolables —Para mí no tiene sentido vivir en un mundo sin ti... Y ellos no merecen vivir después de lo que te han hecho.
Youngjae contempló inconsolable el rostro de su novio.
—Te amo— le besó en los labios —Quiero volver a verte sonreír.
El castaño sacó una pistola del pantalón y la apretó contra la sien de su pareja. Los pájaros de los alrededores se echaron al vuelo en cuanto sonó el primer disparo; el segundo lo recibió el menor en la cabeza. El cuerpo de Youngjae cayó sobre el pecho de Jaebum, poniéndole así fin a su propia existencia.
La alarma saltó en todo el búnker.
Hoseok se encontraba en su dormitorio junto a Namjoon y Jackson. El pelirrojo dejó caer el vaso de agua que sostenía en la mano al escuchar el ruido ensordecedor.
—¿Q-Qué pasa?— preguntó asustado.
—Quédate con él— le dijo Namjoon a Jackson —Voy a ver qué ocurre.
El menor salió de la habitación con el corazón agitado. En el pasillo se encontró con gente huyendo y gritando mientras otras personas eran atacadas por infectados que vestían la ropa del refugio.
«¡Esto tiene que ser una puta broma!»
Namjoon regresó al dormitorio sin perder el tiempo. Hoseok y Jackson lo abordaron al instante, haciéndole ambos las mismas preguntas.
—¡Hay infectados!— contestó por encima de las voces de sus amigos —No sé qué cojones está pasando pero si no hacemos algo, vamos a perder el búnker— abrió el armario para coger su bate de sóftbol.
—¿Qué vas a hacer?— Hoseok se alteró al verle tomar el objeto —¿Vas a salir ahí?
—No hay de otra— le miró —El virus se extiende muy rápido.
—Tenemos que matarlos antes de que esto se infeste— Jackson también se acercó al armario. Allí tenían las armas que habían sacado de la armería cuando la vida de Yoongi estaba en peligro.
—Hobi, quédate en la habitación y atranca la puerta con un mueble. No dejes que nadie entre, da igual si te suplican o te aseguran que no están infectados. No abras a menos que sea yo.
—Joonie, no quiero quedarme solo— dijo nervioso —Me da mucho miedo que os pase algo.
Jackson alzó la mirada sorprendido; Hoseok le había incluido, lo que le hizo sentir alegría y tristeza a partes iguales.
—Tranquilo, no nos va a pasar nada— Namjoon lo agarró de la nuca —Necesito que te quedes, necesito saber que estás bien, ¿de acuerdo?
Una repentina explosión sobresaltó a todos. El menor apretó a Hoseok contra su pecho, a pesar de que el ruido venía de lejos.
—Joder, ¿qué pasa ahora?— se alteró Jackson —¿Quién nos ataca?
Namjoon aguardó un instante mientras el pelirrojo resoplaba angustiado entre sus brazos. Las luces se apagaron de sopetón, dejándolos en completa oscuridad.
—Cambio de planes. Hobi, te vienes con nosotros.
—¿Y eso?— preguntó Jackson un poco confuso —¿Aquí no estaría más seguro?
Las luces de emergencia se encendieron para tranquilidad de ambos. Hoseok sin embargo se sintió aún más atemorizado que antes; quizá por el color de las luces, un tono rojizo que no creaban precisamente un ambiente de seguridad.
—No sé qué está pasando pero que hayan saltado las luces de emergencia no es una buena señal— Namjoon le dio un puñal a su mejor amigo y se colgó la mochila con las armas a la espalda —Imagínate que se ha averiado el sistema del oxígeno, quedarse aquí sería un suicidio.
—Entiendo— Jackson no había caído en eso —Entonces lo más seguro es salir del búnker.
—Exacto— su mirada se volvió a detener en Hoseok —¿Tienes las medicinas?
—Claro— el chico se colgó la mochila a la espalda —Hice todo lo que me pediste.
Namjoon miró hacia sus amigos; Jackson llevaba la comida, Hoseok los medicamentos y él las armas. No era mucho lo que habían podido coger con la ayuda de Jihyo, pero era mejor que salir de allí con las manos vacías.
—Yo iré por delante, Jackson irá por detrás. No quiero que te alejes de nosotros, Hobi— dijo firmemente y luego miró a ambos —Tened mucho cuidado.
Los chicos esperaron intranquilos hasta que Namjoon abrió la puerta. En el pasillo se visualizó el mismo escenario de antes, solo que ahora estaba cubierto por una luz roja, lo que provocaba todavía más ansiedad.
Una infectada se encontraba arrodillada en el suelo, engullendo los intestinos de un joven que solía dormir dos puertas más abajo. Namjoon tragó saliva al percatarse de que la muchacha era la novia del chico al que estaba devorando.
Hoseok apartó la mirada cuando su mejor amigo la golpeó en la cabeza. Era difícil para él ver cómo mataba a alguien que conocía. Jackson lo empujó levemente, con la intención de que siguiese a Namjoon por el pasillo.
—No te quedes parado— dijo mirando hacia dos chicas que se dirigían hacia ellos —Y no te cagues en los pantalones, no quiero oler tu mierda hasta la superficie.
Hoseok apretó la empuñadura nervioso. Jackson decapitó a la morena con el machete y acto seguido hizo lo mismo con la otra muchacha que parecía algo mayor que él.
—¡Seguid!— ordenó Namjoon empotrando la cabeza de un chico contra la pared.
Hoseok no dudó y avanzó inmediatamente. Al girar la esquina se dieron con el ascensor de frente. Las puertas estaban abiertas y dentro se encontraban varios infectados comiendo los restos de lo que parecía haber sido un varón de mediana edad. Los tres intentaron retroceder y tomar el pasillo de la derecha, pero los podridos se dieron cuenta de su presencia y dejaron de devorar la poca carne que quedaba de aquella víctima, para seguir saciando su hambre con ellos.
—¡Rápido!— vociferó Namjoon —¡Por aquí!
Por desgracia se toparon con otro grupo, viéndose acorralados entre una multitud de muertos vivientes.
—Son siete por aquí— contó Namjoon rápidamente.
—Seis por este lado— respondió Jackson alzando el machete —Trece contra tres no es muy justo que digamos.
—¿Desde cuándo este mundo es justo?— sonrió el menor por la tensión.
Hoseok respiró con pesadez. Los infectados se acercaban lentamente, encerrándoles en aquel estrecho pasillo. El sonido de la alarma mezclado con la luz roja creaba una sensación terrorífica. El joven notó cómo le temblaban las manos. La fatiga se empezaba a hacer presente por culpa de la claustrofobia que estaba padeciendo.
Por un segundo desvió la vista hacia Namjoon. ¿Qué probabilidades tenían de salir de allí con vida?
—Tranquilo— Namjoon se colocó a su lado —No voy a dejar que te pase nada.
Hoseok sintió un vuelco en el corazón al notar el roce de su brazo contra el suyo. A pesar de la situación, su mejor amigo estaba tranquilo. El pelirrojo sabía que solo era fachada, Namjoon siempre intentaba mostrarse calmado para mitigar el nerviosismo de los que le rodeaban.
—En unas horas te reirás de esto. Todos vamos a estar bien, Hobi.
Hoseok no pudo controlar el impulso. Incitado por el miedo a la muerte, le giró el rostro y depositó sus labios sobre los suyos, deslizando la lengua dentro de su boca. Namjoon se sorprendió de tal manera que estuvo a punto de dejar caer el bate al suelo. A pesar del estupor, no lo apartó de su lado.
Jackson, que estaba de espaldas a ellos, no vio lo que sucedió entre sus amigos. El joven tenía toda su atención puesta en los infectados.
—¡Aquí vienen!— se puso en posición de combate —¡Vamos a provocarles una puta indigestión!
Hoseok se separó de Namjoon sin decir nada y miró al frente. El chico de cabello castaño ceniza tampoco pronunció palabra. No entendía muy bien qué había pasado pero tampoco tenía tiempo para preguntar.
El primer infectado recibió un machetazo en la cabeza por parte de Jackson. Hoseok fue el siguiente en clavar el filo del puñal en una Señora de avanzada edad. Namjoon no se quedó atrás y repartió golpes a diestro y siniestro con el bate.
El espacio era tan reducido que en un intento por tomar algo de distancia de su adversario, Jackson chocó contra la espalda del pelirrojo. Ninguno se inmutó por el contacto, no había tiempo para despistarse porque sus oponentes no daban ninguna tregua.
Namjoon agarró a Hoseok de la camisa y tiró de él hacia atrás al percatarse de que un podrido se arrastraba hacia ellos por el suelo. El menor le reventó la cabeza mientras Hoseok le cubría las espaldas empujando a una chica contra otro sujeto. Luego se giró hacia Jackson, que estaba aguantando solo contra la multitud y le ayudó a matar a dos infectados.
Namjoon se encargó de la joven a la que había empujado su mejor amigo para ganar tiempo. Detrás de ella detectó a una chica infectada que conocía. La muchacha era una habitual de la biblioteca con la que había hablado sobre literatura en las últimas semanas.
Un grito de Jackson le llevó a apartar la vista de aquella joven y a girarse hacia su amigo. El chico de origen chino estaba contra la pared, viendo atónito cómo un guardia le mordía la mochila y otra infectada lo agarraba de la pierna.
Hoseok le atravesó el cerebro a la muchacha con el puñal mientras que al otro lo mató Namjoon de un porrazo. Jackson intercambió una rápida pero agradecida mirada con ambos antes de abrirle la cabeza al siguiente podrido.
—¡El camino está despejado!— gritó el pelirrojo —¡Vámonos!
Namjoon estampó el cráneo de la chica a la que conocía contra la pared, acto seguido golpeó a otro hombre en el rostro. El número de podridos iba aumentando. Algunos infectados intentaron alcanzarle pero en cuanto echó a correr hacia las escaleras, no pudieron seguirle el ritmo.
Hoseok y Jackson se ayudaron mutuamente, coordinándose sorprendentemente bien entre ellos. Las cabezas que vio Namjoon esparcidas por el camino daban fe de ello. El menor fue el último en cruzar la puerta hacia las escaleras de emergencia.
—¡Bien hecho, mamón!— Jackson le dio un leve puñetazo a Hoseok en el hombro —Nunca creí que te vería luchando tan bien.
—Ni yo— Hoseok le miró fuera de aliento —Pero no te acostumbres.
Ambos se rieron dejando sus diferencias a un lado.
—Tenemos que seguir— Namjoon subió varios escalones, alejándose de los golpes que los infectados le propinaban a la puerta —Hay que salir de aquí lo antes posible.
—¿No deberíamos buscar a nuestros amigos?— Hoseok apartó la mirada en cuanto el menor le miró a los ojos —Digo...
—No sabemos dónde están. Lo más probable es que intenten salir del búnker al igual que nosotros— Namjoon se calló durante unos segundos, esperando que el pelirrojo alzase la vista hacia él pero no lo hizo.
—Tendremos que confiar en que sepan salir solos— dijo Jackson —Es una putada pero es lo que hay— el chico miró por el hueco de las escaleras hacia abajo. No se oía nada debido a la alarma y la luz roja no dejaba ver con claridad —Que mal rollo me da este sitio...
—El búnker de lujo se ha convertido en el búnker del terror— sus propias palabras le dieron a Hoseok un pequeño escalofrío.
—Larguémonos de aquí— Jackson subió primero.
El pelirrojo le siguió pero Namjoon lo detuvo agarrándole del brazo.
—Me debes una explicación— dijo con voz profunda —Cuando salgamos de aquí quiero saber por qué me has besado.
Hoseok no le miró a los ojos. Notaba su vista fijamente sobre su rostro pero no reunió el valor necesario para hacerle frente a su mirada. Namjoon le soltó a los pocos segundos, dejándole escapar de momento, de aquella situación inesperada.
Cuando Jongsuk dio aquella orden, poco imaginaba todo lo que desencadenaría con ello. Youngjae se ha vengado por la muerte de Jaebum de la peor forma posible y ahora el búnker está sumido en el caos. ¿Habrá alguna manera de salvar el refugio? 🤔
Hoseok ha dado el paso y ahora no hay vuelta atrás; ahora le debe una buena explicación a Namjoon. ¿Alguien lo vio venir u os habéis sorprendido por el repentino beso? 👀
El primer grupo ha logrado llegar hasta las escaleras. ¿Tendrán los demás la misma suerte? ¿Cómo les irá a ellos? En el próximo capítulo saldréis de dudas. Que tengáis una feliz semana. 😘✨❤
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