Joel
Fue un largo día para ese chico, de camino a casa un auto terminó empapandolo, pero ni siquiera hizo por evitarlo, al menos eso le mantenía alejado de sus pensamientos, ese albino seguía rondando por su mente, estaba casi seguro de que era su hermano, desgraciadamente no pudo fijarse en un lunar que podría delatarlo, y era más que obvio que debía hacer algo por esos malnacidos, pudo notar que el chico estaba temeroso al lado de aquel hombre, tendría que salir más seguido para poder rastrearlo hasta donde vivía.
No tardó mucho en que empezará a anochecer, Joel ya se encontraba subiendo las escaleras del departamento, debía al menos intentar no mojar el suelo, ya que había varios papeles tanto con garabatos como con dibujos, y así lo hizo, tratando de no mojar nada llegó hasta su habitación para dejar su mochila a un lado y asegurarse de que esa cámara vieja no se haya dañado por la humedad, y por suerte no fue así, después revelaría las fotos del auto en el que el albino se fue, además de esa pareja.
Se quitó la ropa mojada y fue a darse un baño, desgraciadamente seguían con la misma agua fría, sus humildes vecinos no les importaba gastar el agua caliente.
Después de un tiempo, salió y fue a la cocina a prepararse un café, después de todo tendría que salir junto con sus compañeros de piso, Jonathan y Helen, Jonathan no salía mucho, y ni hablar de Helen, era demasiado introvertido, cuando lo conoció pensaba que era mudo, y Jonathan... Bueno, es todo lo contrario, a pesar de ser algún tipo de muerto viviente, había intentado matarlo, pero tenían un objetivo en común y terminaron siendo compañeros, ni siquiera se consideran amigos.
Al tenerlo listo, fue a sentarse en la mesa a leer el periódico, las mismas noticias de siempre, asesinatos, desapariciones, cosas inexplicables, etc., hasta él mismo se preguntaba, ¿por qué el mundo tenía que ser tan peligroso? Ignorando por completo el que asesinaba personas tanto para mantenerse como por satisfacción, podría decir que de los tres el más psicópata era Jonathan, él sí asesinaba por diversión, torturando a sus víctimas hasta la muerte, Helen solo lo hacía al azar, no le importaba si moría rápido o lento, y Joel seleccionaba a los que tenían dinero, además de todo aquel que se le cruce y busque pelea.
Al poco el ojiazul salió de su habitación con sus ojeras de siempre, no era de sorprenderse que su ropa estuviera manchada de sangre, después de todo tenía esa rara satisfacción por pintar con ella, aunque también era causante de que tuvieran que buscar otro lugar dónde quedarse.
El chico sólo recalentó algo de comida junto a un vaso de agua para después sentarse frente a Joel perdido en su mundo, al menos tenía esa confianza de estar junto a alguien, o simplemente le daba igual.
Unos hilos dorados no tardaron en aparecer, poco después salió el dueño de estos, a veces uno se pregunta ¿dónde demonios guarda a sus "marionetas" en un lugar pequeño? Omitiendo que cambiaban de sitio, tal vez tenía su "lugar especial" para eso. El pelinegro solo se dedicaría a esperar recostado en el sofá, después de todo no necesitaba comer para sobrevivir.
Joel pasó de página y hubo algo que llamó su atención, al parecer la hija de unos funcionarios fue encontrada en un acueducto, le parecía familiar, tanto su apellido como su apariencia, tal vez había asesinado a alguien cercano a ella quién sabe.
Todo siguió en silencio hasta que el ojiazul decidió hablar.
– ¿Qué haremos hoy?... -dijo con su voz apagada sin mirar a ninguno de los dos.
– No lo sé, espero que Ricitos de Oro tenga alguna idea -dijo Jonathan refiriéndose a Joel.
– Creí que te tocaba elegir lazos dorados, tú eres el guía.
– Tsk, la verdad no tengo idea... Ayer hicimos mucho con ese almacén, tal vez algún borracho que se nos cruce o algo.
– ... El alcohol en la sangre no me sirve.
– Sólo era una idea Otis, no te molestes- ¿olvidé mencionar que en esta historia Bloody odia que le llamen por su nombre?
– Oigan... Creo que encontré a mi hermano, hoy que fui al supermercado lo ví con una pareja de ancianos.
– ... ¿No estarás alucinando? Ya dalo por muerto, llevas años insistiendo que está vivo, era sólo un mocoso que no sabría sobrevivir.
– No, está vez estoy seguro de que era él, haré lo posible por comprobarlo.
– Y si en verdad lo fuera... ¿Qué harías después? Decirle, hola, soy tu hermano mayor que mata personas y haré lo mismo con tus viejos para tenerte a mi lado y nunca más separarme de ti, por favor, ese niño nunca habrá visto un cadáver en su vida. ¿Y sí resulta que no es qué harás?
– ... Ya no tendré motivos para quedarme.
– Solo no vayas a colgarte aquí, ya tengo suficiente con aguantar a los vecinos.
– Recuerdo que en un principio me querías para uno de tus títeres.
– Ya no me sirves, en el fondo del río estarías mejor, a ver si les sirves como alimento a los peces.
En parte Jonathan tenía razón, ¿qué haría después de rescatar a su hermano? No podía obligarlo a tener su mismo estilo de vida, no lo merecía, tendría que pensar en algo si quería recuperarlo.
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Debo admitirlo, ya perdí el toque, pero al menos lo mejoré, ya tenía escrito un borrador pero no me gustó y tuve que hacerlo de nuevo.
La verdad estoy seco de ideas, por eso no he publicado nada, una disculpa.
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