Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15: Empezar de nuevo

Christopher fue obligado a entrar a su antigua habitación.

—¡Déjenme volver con ella!

Pero el dron se dirigió a la salida sin escuchar, haciendo cerrar la puerta detrás, en donde Christopher casi se estampó.

—¡Aria! —Puso su mano en el panel, pero la puerta no se abría—. ¡EDy, muéstrales que debo estar con ella! —Miró a su alrededor, pero el dron no estaba con él—. EDy...

Intentó abrir de nuevo la puerta, pero no pasó nada, estaba bien asegurada.

Gruñó y puso su frente contra la superficie fría, cerrando los ojos, sus cejas juntas a causa de la preocupación.


Aria, por su parte, bajó del floter que la había llevado de regreso a casa y sus madres salieron al ser notificadas de su llegada. La miraron mantener la vista baja y fueron a abrazarla, consolando su llanto.


—Ay, mi vida —Claudia recibía la bebida caliente de la máquina y se la llevaba a su hija—, voy a poner un reclamo por esto. No puede ser que cometieran algún error. —Le dio el té a la chica que todavía soltaba lágrimas—. Creen que como somos del exterior nos pueden tratar así.

—Así es —renegó Francia—, si fuéramos hijas del Heaven no habrían hecho esto.

Aria negó.

—Nunca debí encontrar esa tarjeta. Además, él no era compatible conmigo en realidad, eso explica mucho.

—Pf, ay, cariño —se burló la mujer—. Nadie aquí afuera ve tu compatibilidad con otra mujer, esas son tonterías.

—Es verdad, si diéramos un examen estoy segura de que no saldría compatible con esta —se burló la otra.

Rieron, pero Aria solo sonrió apenas.

—Los hombres son diferentes...

—No, hija, te has metido esa idea, pero ellos no son nada diferentes. No deberías darle importancia a lo que dictan unas máquinas. Si son compatibles o no, es lo de menos. Tú decides. ¿Tú qué sientes por él?

—Él me gusta mucho... No quiero a otro.

—¿Ves? Entonces hay que reclamar.

—No, má', no todo es reclamos, sobre todo ahí. Solo me dieron esto. —Sacó la tarjeta que le dio el dron y las mujeres se juntaron para leerlo.

—Ah, dice que puedes volver a dar un par de pruebas, ¿ya ves?

—Pero él ya tiene una Eva, no voy a volver a ser compatible... —Pensó un par de segundos—. A menos que...

—¡Aria! —entró Stacy a la casa y fue a abrazarla.

La chica sintió nuevas ganas de llorar, pero estaba recobrando fuerza. No iba a dejar que el Edén ganara. No más.


***

—Buenos días, querido Adán —habló la computadora Tesi con su falsa voz amable—, pronto te llevará tu nueva Eva. Te alistaremos.

—No quiero a otra Eva —renegó con el antebrazo sobre su frente.

No había dormido bien.

—Felicidades, estás por conocer a tu Eva. La ducha está lista para ti, hay un nuevo atuendo para que uses.

La máquina solo repetía lo que ya le había dicho antes de conocer a Aria. Resopló y, rendido, se puso de pie.


La puerta nuevamente se abría, pero ya no sentía las mismas ansias. La puerta se abría, pero ahora sabía que no era hacia la "libertad".

Cuando pudo enfocar su vista, pudo ver a una chica que ya conocía, y quedó plantado por la sorpresa. No solo eso, esta chica no estaba sola, más atrás estaba su madre.

Ella sonrió apenas y extendió la mano. Él caminó hacia ella y la tomó.

—¿Tu nombre?

—Christopher...

La joven ensanchó su sonrisa, aunque le faltaba algo. Isidora apareció.

—Felicidades. Vamos —se dirigió a él—, tu dron te espera.

Christopher la siguió con algo de extrañeza.

—Por casualidad... —se fijó que ya la puerta se había cerrado detrás de él—, ¿no vieron los reportes del dron?

—Tu dron ha sido reprogramado para que no mencione nada del pasado.

—¿Acaso no han visto que quiero estar con mi Eva?

—Por favor, pon tu mano sobre él para activarlo.

El chico quedó frente a la mesa blanca con el dron en su base de carga. Levantó la mano, pero recordó algo más.

—Oh, por cierto, tengo algo que preguntarle. Es sobre el hijo de... —La miró, pero ella no se inmutaba—. Eh... ¿Me escucha? —Intentó tocarle el brazo, pero su mano traspasó.

Sintió la decepción golpearlo. Debió suponer que la mujer no siempre podía estar ahí.


—Mamá —dijo Andrea acercándose a la mujer—. E-este chico... ya lo he visto antes, con Aria...

—Eso qué importa, él es tuyo —repuso Carmela—. Hubo un error, él debió estar contigo desde el inicio.

—Exacto, pero no quiero los restos de otra chica, quiero uno que sea solo mío, que no haya sido tocado.

—Ellos estaban en etapa de prueba, querida. Te aseguro que nada ha pasado, así que no tienes que preocuparte por eso. Él es todo tuyo como debe ser.

La mujer había presentado las pruebas que las guardianas no habían visto creyendo que las máquinas podían controlarlo todo, y así había logrado que se dieran cuenta de la jugada del chico. Ahora ya todo estaba en orden.

Christopher regresó con el dron y sonrió satisfecha.

—Vamos a casa.

Isidora observaba desde su oficina en un nivel más alto. Tensó los labios preocupada, ya que no había querido quitarle su Adán a una chica, pero Carmela le había dicho que, si no arreglaban el asunto, el problema sería escuchado en toda la nación. Eso ponía por debajo la reputación del perfecto Edén.


***

Christopher no estaba para nada cómodo yendo con ellas. Pensó que la situación ahora en verdad sí requería que saliera corriendo, pero sabía que los drones que vigilaban en las alturas no iban a dejarlo ir tan fácil.

—Como esto ha sido de un momento para otro, no tengo una casa nueva para nosotros dos, pero en un par de días estará lista —comentaba Andrea. Lo llevaba de la mano—. Te enseñaré esta, la de mamá, en donde crecí.

Él no pudo evitar pensar en cómo estaría Aria, si iba a poder verla de nuevo. Sus amigos...

—Dime, ¿vamos a participar en el concurso ese que hacen?

—Por supuesto, y cuando ganemos, que estoy segura de eso, voy a pedir un viaje. Tú y yo, solos, porque estoy segura de que mamá va a estar visitando seguido.

Christopher bajó la vista sintiendo decepción de nuevo.

—Esta es el área de papá. Gran parte del ala este de la casa. —Se encaminaron por el pasillo con decoraciones de madera en las paredes y unas luces que lucían como las de antaño, sin ser de combustión real—. Siguiendo por aquí está su sala de juegos, un estudio en donde puede estar tranquilo, su habitación...

—¿No duerme con tu madre?

—A veces. Ya sabes, una Eva invita a su Adán a pasar la noche con ella si así lo desea. Luego pues, pueden estar cada uno por su lado, es decir... La mujer es muy ocupada —le restó importancia—, pero yo no estoy cansada en las noches. —Movió las cejas de forma juguetona.

Christopher observa la cantidad de trajes y ropa en un closet más enorme que su propia habitación, que era solo para Paul, el papá de Andrea. Estaba sorprendido, hasta que la chica tiró de él para ir al lado de Carmela.

—Mamá fue guardiana del Edén. Trabajó para esa anciana rara de la líder y aun así, le demoró con mi caso.

Pasaron por la oficina de la mujer. Paredes con enchapado de madera y adornos metálicos que parecían de oro, alargados. Parecían botellas egipcias por su forma. Christopher vio con mucha más sorpresa que la habitación de la mujer era también inmensa, y hasta podía imaginarse que el closet era quizá más grande.

Y así lo comprobó, ya que había una pared con zapatos, otra con blusas, y podía seguir enumerando, pero otra en particular le llamó la atención. Una pared con distintos trajes extraños, negros o grises, cascos...

De algún modo se le hicieron conocidos.

—¿Las guardianas del Edén usan esos?

—Claro. ¿No las has visto? Imposible que no, aunque ellas no entran a donde están los hombres, pero no creo que no lo hayas visto.

—Sí, bueno, sí las he visto. Un par me alejaron de Aria... Es solo que no había tenido tiempo de ver el traje por sí mismo.

El haberlos visto justamente así, almacenados en la pared, esa fue la visión que se le había hecho conocida. Era extraño.

Aunque, Andrea no escuchó eso, sino más bien el hecho de que lo habían separado de Aria. Entonces sus sospechas eran ciertas, su mamá probablemente estaba detrás de eso.

—Casi no vengo por aquí, mamá nunca quiso desorden en su área de la casa. En fin. —Sonrió y volvió a tomar su mano—. Ahora la mejor parte...


Entraron a una habitación más enorme que dos del Edén juntas. Una cama sobre una base de luz, con adornos.

—Esta es mi habitación.

Él se fijó en una pared llena de dibujos, algunos eran arte lineal y otros se veían más reales. Algunas incluso estaban hechas de pintura con un material interactivo que parecía moverse apenas, siguiendo el movimiento de la persona en frente.

—Pinturas...

—Sí, me gusta pintar —dijo ella con emoción.

Christopher la miró con cierta sorpresa y sonrió apenas.

—Igual a mí...

Andrea tiró de su mano y lo llevó hacia la cama. Lo hizo caer sentado y él, entre asustado y sorprendido, retrocedió mientras ella subía y lo seguía a gatas, hasta que puso su mano en su pecho y lo detuvo contra el colchón.

—¿Qué...? —Pero ella le plantó un beso, haciéndolo dar un respingo.

—Siempre quise hacer eso. —Le acarició los labios y lo miró a los ojos. Pasó su dedo por sus negras cejas y lo contempló otro par de segundos—. Creo que te invitaré esta misma noche a mi cama —susurró.

Ella estaba muy ilusionada también. Siempre había visto cómo su padre atendía a su mamá, cómo estaba atento a ella y la cuidaba, cómo ella le daba besos. Sabía que podía ordenarle al dron que preparara al chico para la noche, para tener algo de intimidad...

—Andrea —su madre estaba bajo el marco de la puerta.

La joven se espantó, pero más Christopher, quien seguía con los ojos bien abiertos desde que la chica lo tumbó a la cama.

—¡Mamá, por todos los mares!

—Sé lo que planeas, pero vas a tener que esperar a que te den tu casa.

—¡Acchh, mamááá...!

—¿Vas a hacer que lo vistan o le arreglen el cabello?

Él recordó las máquinas del centro comercial y empezó a negar en silencio.

—Uhm, tal vez sí —meditó Andrea sin tener en cuenta lo que él hacía.

—Bueno, continúa enseñándole la casa si gustas. En un rato salimos al centro comercial.

—¡Sí! —la chica emocionada salió de la cama tirando de la mano del joven que todavía se negaba.

—No, no, no. Estoy bien así...

—¿Cómo que no? —Ella insistió jalándolo afuera de la habitación—. La ropa que te dan en el Edén es básica. Tienes que verte prolijo. Ya tengo planeada la agenda de toda la semana. Sé que nos gusta hacer las mismas cosas, así que te vas a divertir. ¡Hola, papá!

Pasaron de largo al lado del hombre y este quedó mirando a Christopher con ojos muy abiertos, quien también lo miró con sorpresa y angustia, en un pedido silencioso de ayuda, pero no había nada que pudiera hacer.


El floter los dejó en una de las entradas del centro comercial, el cual contaba con distintos niveles, además. Ella ya había quedado con sus amigas en encontrarse, así que Ana no tardó en llamarla de lejos y venir corriendo a su encuentro.

Pamela se unió a ellas y las tres se saludaron emocionadas. Sin embargo, Ana, al ver a Christopher, quedó confundida. Volvió a verlo por si sus ojos la habían engañado, pero sí era él.

—Ehm, ¿es él tu Adán?

Andrea lo miró y continuó sonriendo.

—Sí. ¿Quién más va a ser?

—Pero...

La chica de cabello rosado tomó a su amiga del brazo y empezaron a andar.

—Ya sé que era de otra chica, pero era mío desde un inicio. Es que hubo un error.

—Ay, lo sabía amiga, no era posible ni justo que tú no estuvieras ya aquí.

Andrea de todas formas no se sentía del todo bien, pero no tenía otra opción, ya que, de no ser así, quizá ella no tendría a nadie compatible, y se quedaría sin Adán, viviendo fuera del Heaven, que era el lugar en donde había crecido.

Era aceptar que había habido un error, pero que ya estaba solucionado, o ponerse remilgada y perder la oportunidad.

—Además, estaban en etapa de prueba, ¿no? Mi chico sigue siendo intocado. —Aunque Ana, luego de haber visto que él le daba un beso a Aria, ya no estaba tan segura de eso, pero no sabía si abrir la boca o no—. Solo debo invitarlo a mi cama para que se quede conmigo toda la vida. Así debe ser.

Christopher había quedado mirando por la baranda de material cristalino hacia los dos niveles inferiores que podían verse desde ahí. Una gran fuente en medio del primer nivel, o subnivel, o como fuera. Alzó la vista y se encontró con tres niveles hacia arriba, adornados con una especie de cúpula de cristal.

—Christopher —lo llamó Andrea.

Michael, el Adán de Ana se acercó a ella y vio a su amiga ir a tirar de la mano de Chris, reconociéndolo.

—Eh, es...

—No digas nada —le pidió Ana en voz baja—. Ese chico debía ser de ella desde un inicio.

Pero Michael tenía otra duda. ¿Era posible cambiar de Eva? No era que quisiera cambiar a la rubia, de todas formas, ya había estado de forma íntima con ella y eso sellaba su destino a su lado, como le habían enseñado luego, sino que no pudo evitar cuestionarlo.


Andrea y sus amigas le escogieron ropa al chico. Él tomó la camisa y la vio cambiar de color. La etiqueta decía que podía cambiar de acuerdo con la situación e incluso su humor. Esta se volvió entre azul y violeta, dependiendo de cómo la movía debajo de la luz.

—Si escaneo esto se ve el significado de los colores —dijo Andrea haciendo que su brazalete leyera el código en la etiqueta.

—N-no creo que sea tan certero —se excusó Christopher al ver enseguida en el holograma que se desplegó, que el azul era soledad.

No podía ser. Se había deshecho apenas de ese sentimiento y ahora había vuelto sin que lo notara siquiera.

—Pues va con sus ojos, yo creo que es por eso —dijo Ana.

Andrea lo pensó un segundo y sonrió ampliamente.

—Es verdad, ha de ser eso, no todo puede ser perfecto. Las máquinas cometen errores.

—Igual es un color muy elegante. Póntela, anda.

—¡Sí!

El joven apretó los labios y asintió. Era consciente de que esa prenda costaba extra, no era gratuita como muchas otras, pero a las chicas les gustaba tener lo que fuera exclusivo, mas no lo común. Y es que era una pesadilla para ellas ver a otro chico vestido como su Adán. Era penoso en muchos sentidos. Ocurría lo mismo en el caso de ellas.

Para evitar eso, las diseñadoras habían creado prendas que podían cambiar o modificarse, ya fuese automáticamente al detectar a otra de la misma marca cerca, o de forma manual. De todas formas, las jóvenes se daban cuenta incluso de eso a veces.

A ellas les gustaba vestir lo mejor posible, no por los chicos, sino por ellas mismas. Al final siempre había sido así. Muy pocas eran las que encontraban divertido el encontrarse con otra chica con el mismo atuendo, aunque pasara rara vez.

Las chicas tiraron de los jóvenes y se dirigieron a una puerta gris que tenía cierto tono rojo metálico bajo la luz.

—Solo Evas con un Adán registrado —habló la computadora Tesi.

—Ay, no puedo creer que al fin voy a poder entrar —dijo Andrea con emoción.

Sus amigas pusieron sus manos sobre la superficie y ella también lo hizo.

—Bienvenidas... —Y la puerta se abrió.

Entraron de prisa por un pasillo levemente iluminado, con paredes cubiertas de tela roja, y un ruido de fondo. Mientras más avanzaban más fuerte se hacía.

Se apresuraron y una gran discoteca les recibía, con música algo estridente. Christopher se cubrió los oídos apenas, unos segundos hasta que se hubo acostumbrado al menos un poco.

Fueron a una mesa redonda mediana y el menú de bebidas se desplegó en la superficie táctil de esta. También se formó una barrera contra el sonido alrededor.

—Si gustan vayan pidiendo, voy a bailar un poco —dijo Ana, y tomó a su chico de la mano para arrastrarlo a la pista de baile.

Christopher vio el lugar. Era oscuro, pero había luces de colores. Algunas plataformas magnéticas elevaban a algunas parejas más alto mientras danzaban. Las bebidas se dirigían en bandejas flotantes también a las mesas.

Ana bailaba de espaldas a su chico, completamente pegada a él, mientras él tenía sus manos en su cintura.

—¿Quieres bailar también? —preguntó Andrea.

Él volteó a verla. La chica estaba emocionada por estar ahí. Nunca pudo ir con sus amigas antes porque no tenía Adán. Ahora ya era toda una Eva en el Heaven, y no había nada mejor.

—Ehm —sonrió con algo de vergüenza—, no sé bailar así —mintió.

—Ven, te enseño... —lo tomó de la mano y lo llevó también.

Las luces pasaban iluminando el piso y este retumbaba por el bajo de la música. Christopher alzó la vista y, luego de que una de las luces pasara cegándolo fugazmente, logró ver los otros niveles. La luz blanca empezó a parpadear siguiendo la canción y sus intervalos que iban en subida, y luego el bajo de nuevo retumbando en todo su ser.

Reconoció la canción como una de las que bailaba en el Edén, aunque esta versión estaba obviamente modificada para ser más movida y fuerte.

Andrea empezó a moverse, levantó los brazos meneando las caderas de lado a lado. Christopher la miró de arriba abajo mientras solo se balanceaba despacio en su propio sitio, y miró a Ana y Pamela que estaban en lo suyo.

Andrea se empinó y posó su mano en su hombro para que él se inclinara.

—Intenta moverte más —le pidió entre risas.

El chico vio cómo Michael bailaba de forma algo más recatada y al mismo tiempo atrevida, moviendo apenas los hombros. El rubio movió el rostro como preguntándole qué hacía, y lo animó a seguir.

El Adán de Pamela, Robert, estaba hablando algo con ella mientras la chica mantenía sus antebrazos posados en los hombros de él.

—Okey... —murmuró Christopher e intentó imitar los pasos de los otros, de todas formas, se le hacía divertido, pero, por otro lado, deseaba que fuera Aria.

—¡Eso! —exclamó Andrea mientras seguía.

Dio la vuelta y se pegó de espaldas a él, cosa que lo hizo separar los brazos un poco para no tocarla.

El brazalete vibró y se iluminó en distintos colores. Las chicas supieron que las bebidas ya estaban en la mesa, así que fueron de prisa riendo entre dientes. Una vez que entraron a la zona, la bulla disminuyó por la barrera contra el sonido.

Se sentaron y Christopher volvió a ver alrededor. ¿Qué pasaba si, luego de un tiempo, encontraba a Aria por ahí... con otro Adán?

¿Volvería a intentar ser compatible con alguien para regresar al Heaven?

Tomó la copa con el líquido de un divertido color rosa neón, y lo probó. Todo su ser se escarapeló por lo fuerte que era. Tosió apenas y se aclaró la garganta.

Pamela reía hablando con Robert y empezaron a darse besos. Ana sonrió.

—Andrea, también deberías unírtenos —la tentó mientras se sentaba en el regazo de Michael. Tomó su rostro e iniciaron un apasionado beso.

La chica de cabello rosado le sonrió a Christopher, quien miraba la escena, atónito, y tomó su rostro también, plantándole un beso de sorpresa.

Él reaccionó y se apartó.

—Hey...

—¿N-no es muy pronto? —se excusó él.

—Ay, chico —lo calmó Ana—. No he visto que tuvieras problemas con eso. Anda, dale un beso a tu Eva.

—¿Cómo así? —quiso saber Andrea.

—¿Así qué? —respondió Ana sin darse cuenta, interrumpiendo su beso con su Adán.

—¿No has visto que tuviera problemas? ¿Problemas con un beso?

Ana hizo una mueca, dándose cuenta recién de lo que había dicho.

—¿No lo has besado antes acaso? —trató de excusarse, nerviosa.

—Sí, pero tú no lo has visto.

—Hace calor. —Pamela salió con Robert.

—Eh, espera, también quiero otra bebida... —Ana prácticamente salió corriendo tirando de Michael.

Andrea suspiró y apretó el centro de su frente con sus dedos.

—¿Dejaste que esa chica te besara? —quiso saber, preguntando bastante despacio, como arrepintiéndose desde ya.

—No quiero meterla en problemas.

La joven apretó las manos sobre sus muslos, sintiendo la decepción volver a golpearla. Entonces... ¿Se preocupaba por ella?

—No va a pasarle nada... solo quiero saber. —Él la miró de reojo, iba a hablar, iba a decir que él la besó, pero...—. No. Ya lo confesaste de todas formas, al decir que no quieres problemas. No quiero saber más.


Durante el regreso, ella no habló. Solo se preguntaba por qué a ella le había tenido que tocar vivir el error del Edén. Fuera como fuera, compatible o no, Christopher era el Adán de Aria. No era justo.


Al llegar, Christopher resopló mirando la enorme cama que era para él. Vio a su costado y encontró una tableta translúcida para dibujar. Asqueado por todo, tomó una y se dejó caer en el colchón. Las luces se atenuaron, pero no la de la tableta, que iluminaba suavemente su rostro, su expresión de tristeza.

Se sentía abandonado, solo, aislado de nuevo. El mundo afuera del Edén seguía siendo frío. No existía un hogar para él, o al menos el sentimiento de tenerlo.

Hizo un leve trazo sobre la superficie, una delicada curva, otra más. Sonrió apenas, pero su expresión volvió a la anterior mientras continuaba.


—¿Se divirtieron? —preguntó Carmela entrando a la habitación de Andrea.

—Sí. —Fingió una sonrisa.

Carmela se sentó en la cama y le acarició el cabello.

—Estoy tan contenta de que al fin estés aquí y no tengas que irte. Te dije que lo arreglaría todo.

Andrea miró hacia la ventana que todavía se mantenía translúcida, hasta que ella decidiera hacerla opaca.

—¿Qué pasaría si no me siento satisfecha?

—¿No estás feliz?

—Sí, sí, solo pregunto.

—Sabes que esto es casi irreversible, pero no para mí. Siempre te he dicho, si tú estás con tu mamá, es como si estuvieras con una diosa. Además, el Edén es estricto. Si él hubiera roto alguna regla... volvería al Edén, pero peor aún, tú tendrías que volver al exterior.

La chica no quería perder su oportunidad solo por un beso, estaba segura de que la cosa no iba a mayores. No era nada. Más fuerte era su deseo de quedarse ahí, de tener un Adán, así que solo la miró a los ojos.

—Descuida, mamá, todo está muy bien.


***

https://youtu.be/GbAHlH38ZQk

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro