Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Ciento once

—A ver si entendí bien... —Evangelina gesticulaba con sus manos, incrédula—. ¿Me están diciendo que nunca festejan los cumpleaños?

—¿Y por qué debería festejar que me queda un año menos de vida? —justificó Bruno, mientras Evangelina e Ismael se echaban una mirada cómplice.

—Además, yo estoy harto de festejar mi cumpleaños con este sátrapa, que nació dos minutos después que yo y me robó el protagonismo de ser hijo único —agregó Franco desde la cocina.

—Al menos en la misma fecha, nos podemos organizar —propuso Ismael en un susurro, levantando los hombros.

—No se atrevan —dijeron los gemelos al unísono, cuando vieron la sonrisa pícara de Evangelina.

Franco y Bruno acomodaban sobre la mesa lo que cada uno le había preparado a su pareja. El asado recalentado que le sobró a su gemelo para cenar con Evangelina, porque con la aparición de Daniel no pudieron comer las pizzas, y un café para Ismael y Bruno, a modo de acompañamiento en la mesa.

—Bueno, va a ser larga esta noche —comenzó Franco—. Tenemos tres asuntos que resolver: una vivienda para Eva, organizar el stream de Daniel, y espero que no tengan planes para el domingo porque mi flamante suegro nos espera a todos para almorzar.

—Me gustaría empezar por ahí —propuso Evangelina, señalándolo con el tenedor—. ¿Qué hiciste con mi papá? Porque cuando me fui con vos te odiaba, y ahora te adora.

Franco dejó los cubiertos y comenzó a relatar brevemente, porque quería generar una pequeña complicidad con Mauricio y así mantener la magia.

—Camino a Lanús, sobre la autopista, me escribió para pedirme disculpas por la manera en la que me había tratado, y me citó para hablar. Fui a su casa el lunes siguiente, el día que compraste el auto, ¿te acordás que me había ido temprano de la oficina? —Evangelina asintió—. Me fui a La Plata a almorzar con tus viejos, le hablé del proyecto de River, lo invité a que me acompañe para que conozca el club, y fuimos el día que desaparecí. Después lo llevé de vuelta a su casa, y el resto de la historia ya la sabés.

Los ojos de Evangelina se llenaron de lágrimas al escuchar lo que Franco hizo con su padre.

—Te ganaste a mi papá antes de tenerme. Estás loco, Fran.

—Eso fue una presión extra, porque si me decías que no, le ibas a romper el corazón a tres personas: tu mamá, tu papá, y yo.

—Igual, no te fíes tanto de papá porque lo conozco. Vos sos mucho más influyente que Daniel, ojo porque te va a enloquecer.

—Mi amor, yo no soy Daniel, y eso se lo dejé bien en claro —la tranquilizó, acariciando su mano—. Yo no tengo pelos en la lengua, y ya lo entendió. Te aseguro que me gané su respeto sin siquiera ser su yerno. Incluso lo deconstruí cuando le hablé de Bruno, porque mencioné a mi hermano y mi cuñado, y pensó que tenía una hermana.

—Increíble. —Fue lo único que pudo decir Evangelina, mientras se mordía el labio inferior.

—¿Todo tenés que hacer bien, hermano? —protestó Bruno en forma de juego.

—Por ella, sí. Así que nos esperan este domingo, me resta confirmar. Me encantaría que vinieran porque vamos a ser familia pronto.

—A mí me incomoda un poco, no voy a ser hipócrita —acotó Ismael—, todavía me cuesta un poco socializar con gente nueva. Pero no puedo decirle que no a mi bestie.

Ismael estiró el brazo hacia Evangelina, quien le devolvió el gesto y entrelazaron sus dedos por encima de la mesa.

—Cerrado ese tema, vamos al siguiente. Evi, ¿qué querés hacer? ¿Te quedás a vivir conmigo acá o querés tu espacio propio?

Evangelina bajó la mirada y jugó con un trozo de carne en su plato. Con toda la adrenalina había olvidado que estaba desahuciada.

—Quizás lo mejor sea conseguirme mi propio espacio. Ni siquiera Ismael vive acá, y llevan seis meses juntos. Además, pronto se van a casar, e intuyo que se mudará acá, no quiero estorbar.

—Evita, este departamento es enorme, todos podemos tener nuestros espacios —explicó Bruno con seguridad en su tono—. Además, todavía pasamos alguna que otra noche en Barracas, sé que pronto se van a acabar porque su contrato de alquiler se vence en seis meses, pero igual sos bienvenida acá.

—A menos que te incomode vivir con tres hombres —agregó Ismael.

—Para nada, si son mis mejores amigos. Lo hago pensando en ustedes, en su privacidad.

—Creo que tengo la solución perfecta —pensó Franco en voz alta—. El departamento que vimos en esta torre. Estaríamos juntos pero tendrías tu espacio: tu hogar, tus reglas.

—Si, pero es muy grande, Fran. Ese era en caso de que se agrande la familia, en un futuro quizás no muy lejano.

—Buscamos uno de dos ambientes, seguro hay alguno vacío. De esa forma estamos a un ascensor de distancia, podés estar acá, y cuando quieras tu espacio te vas a tu propio depa. ¿Qué decís?

No podía negarse al brillo en los ojos de Franco, si bien no estaba muy convencida de vivir rodeada de lujos y con vecinos ostentosos, también la ilusionaba la idea de estar a un ascensor de distancia.

—Imagino que sabés que con mi sueldo no me alcanza ni en pedo para costear un alquiler acá, ¿no?

—Evangelina, la concha de tu hermana. Vas a ser mi esposa —recalcó, restregándose la cara con ambas manos—. Dejame consentirte y consentirme; te quiero acá, en la torre Alvear.

Evangelina busco aval en Ismael, pero solo levantó sus hombros y negó con la cabeza.

—Te vas a acostumbrar —expresó resignado—. El otro gemelo es peor, creéme que la estás sacando barata. Dale el gusto de consentirte, te vas a ahorrar muchos dolores de cabeza.

—Pero te lo devuelvo con más trabajo. —Volvió a apuntarlo con el tenedor—. Ya te debo el auto, ahora el departamento...

—Listo, como soy tu jefe, acá te va una orden directa. Tu trabajo a partir de ahora es amarme, dame una familia, y hacerme feliz. Todo a su debido tiempo, obvio, porque todavía nos queda mucho para disfrutar.

Evangelina no pudo hacer otra cosa que besar a ese maravilloso hombre que la vida había puesto en su camino. Y para cuando cortaron el beso, Ismael y Bruno habían desaparecido de la mesa.

—Y no discutimos lo del stream de Daniel —protestó Franco, atropellando las palabras—. ¿Ves que podemos vivir todos juntos sin interferir en la vida privada del otro?

—Igual me gustaría tener nuestro nidito de amor, acá no podría andar en calzones, a pesar de que estoy lejos de los intereses de esos dos —rio por la acotación—. Ese ratito de entrecasa que tuvimos hoy en mi ex departamento, lo que vivimos acá en año nuevo, o los días después de nuestro reencuentro, fue mágico. No quiero perder esos momentos.

—Entonces te propongo algo. Mañana salimos bien temprano a ver cositas para nuestro nuevo departamento. Primero, pasamos por Galería Jardín a buscar el setup de Daniel, y después nos vamos de shopping. A ver, nomás, porque todo dependerá del departamento que elijamos. Así que ya te lo advierto —amenazó tocando su nariz—, vamos a dormir, el round que me debés queda para mañana a la noche. Además, necesitás descansar.

—Sí... y vos también. Desde que saliste del hospital no paramos ni un segundo.

—Mi amor, fue una borrachera fuerte, tampoco fue tan grave.

—Sí que lo fue, Fran.

Se enredaron en una pequeña discusión, mientras levantaban la mesa y Evangelina lavaba los platos. Se bañaron por turnos para no caer en tentaciones, y se fueron a dormir abrazados, con las cortinas levantadas para poder admirar la ciudad en plena madrugada.

Y de nuevo, al despertar, Franco tuvo otro micro infarto al encontrarse solo en la cama. Le tomó un par de segundos reaccionar y ver la maleta de Evangelina dentro de la habitación. Se levantó de la cama, eligió ese jean celeste holgado que nunca usaba con roturas hasta la botamanga, y una remera gris oversize. Se colocó las Prada blancas que nunca devolvió al guardarropas de Bruno, y salió en busca de Evangelina.

No fue difícil encontrarla, su risa estridente se escuchaba en el gimnasio que tenían montado en una de las habitaciones del departamento. Sentada en el banco de abdominales, le cebaba mate a Ismael y Bruno, que hacían su rutina diaria de ejercicios, mientras conversaban de lo mala que era la película que veían antes de salir a su rescate la noche anterior. Franco la sorprendió abrazándola por la espalda.

—Me vas a matar de un infarto, Evangelina —susurró en su oído—. ¿Sabés lo traumado que quedé después de la tarde del primero de enero?

Evangelina se volteó, y luego se puso de pie para colgarse de su cuello y darle los buenos días con un beso.

—Buen día, mi amor. Y perdón por asustarte, quería dejarte descansar.

Franco la separó, y todavía sosteniendo sus manos, la observó detenidamente.

—Ese top es el del primero de enero, ¿no?

—Es la segunda vez que lo uso, la primera fue esa vez. Es que era demasiado para ir a La Escondida, y a Daniel no le hacía gracia que ande mostrando piel de más, así que...

—Estás hermosa, mi amor. Jamás te prohibiría usar lo que te haga sentir cómoda.

Estaba por besarla, hasta que una voz molesta lo interrumpió

—Buen día, hay más gente acá, eh. —Bruno lo molestó con gracia.

—¡Cerrá el orto, puber! —le devolvió el saludo a su cordial manera—. Dejame disfrutar esta belleza que tengo en mis manos.

Acto seguido, se agachó y besó su estómago descubierto, a la altura de su ombligo.

—Mi amor, está vacío —acotó Evangelina entre risas, por las cosquillas que le proporcionó su beso.

—Si así me tenés ahora, imaginate el día que esté lleno de vida.

—¡Franco! ¡Basta! —se quejó, aún más tentada por las caras graciosas de Bruno e Ismael al observar la escena desde sus aparatos de gimnasia—. ¿Ahora entendés por qué necesito mi propio espacio? Porque no te contenés.

—Ya me contuve demasiado, además son mis hermanos.

—Aunque me cueste admitirlo, lo prefiero así de azucarado antes que con esa cara de muerto vivo que traía antes, cuando estabas con Daniel —explicó Ismael, que era quien más había vivido la procesión interna de Franco.

—¿Estás lista para salir?

—Obvio.

Evangelina pegó una vuelta en su lugar para terminar de mostrarle el look elegido para ese día. Además del top negro, usaba un short de jean celeste, y sus Converse bajas blancas. El pronóstico indicaba un día de calor agobiante, ideal para usar ese conjunto que nunca pudo lucir, justamente porque a Daniel no le agradaba que vistiera mostrando el ombligo.

—Me la llevo. Voy a buscar el setup para Daniel y ver cosas para nuestro departamento.

—¿Seguís con la idea en pie? —inquirió Bruno—. Me refiero a lo de patrocinar al ex de tu prometida.

—¿Y por qué no?

—Y... Es raro, hermano —agregó Ismael, dejando caer una pesa.

—Es maduro, así lo veo yo. Además, el revuelo solo será en el primer stream, después el tema va a quedar en el olvido.

—Imposible que quede en el olvido, si el tipo nos va a publicitar en cada transmisión —destacó Bruno.

—Bueno, eso es lo que tiene que importarte —remarcó apuntándolo con el dedo—. Que engorde tu cuenta bancaria para que puedas seguir comprándote tus trajes costosos. Si nos da pérdidas, yo asumo las consecuencias. Pero quiero limpiar al tipo y a Evi, sino, no vamos a vivir en paz: ella quedará marcada como la infiel que no fue, y él como el cornudo que tampoco fue.

—Confío en vos. Como siempre. Vayan, el día está hermoso.

Evangelina corrió a saludar con un beso a Ismael y a Bruno, y luego tomó la mano de Franco para salir.

Y si a alguno de los transeúntes que deambulaban por la torre Alvear les quedaba alguna duda sobre la presencia frecuente de Evangelina, fueron dilapidadas cuando en medio de la recepción, Franco la tomó por la cintura de un movimiento rápido y le dio un profundo beso.

Otra confirmación pública de que era su prometida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro