C A P I T U L O 9
Tres horas habían transcurrido después de haber roto en llanto, y que mi mejor amiga viniera a consolarme.
A veces siento que soy una carga para ella.
Después de habernos despedido de "nuestros padres", decidimos visitar una heladería antes de llegar a casa; me negué, pero Ling insistió.
—¿Qué pedirás?— cuestionó observando fijamente el menú; entrecerrados sus ojos intentando enfocar.
—Ay, Ling-ie, deberías visitar a un doctor, quedarás ciega— le advertí.
—Tranquila, sí veo— mintió, está más que claro que no ve una mierda.
—Pónganos dos simples de almendras, por favor— pedí a la chica que tomaba las órdenes, luego de asentir se fue.
—Sentémonos— propuso.
Eligimos una mesa cerca de la puerta principal, dónde habían unos cristales que dejaban todo a la vista afuera. Posé mi vista en el hermoso parque frente a la heladería.
—¿Qué tanto observas?— interrogó curiosa Ling y la observé a ella.
—Eres una chismosa— la regañé divertida.
—Vale, no me digas, mejor mira todo, tú que puedes hacerlo con claridad— expresó con un tono algo triste en su voz.
—Lingsoo, debes ver a un doctor; tú no ves claramente porque ni quieres, amiga, esa es la verdad, estás casi ciega— le aconsejé.
Me preocupa mucho su estado de salud.
—Cambiemos el tema, no quiero hablar de eso— negó seriamente, con un gesto físico.
—Sólo dime algo, ¿puedes verme?— cuestioné.
—Claro que puedo verte, estúpida— respondió ofendida.
—Lo siento, me alegra saberlo— y en ese instante llegaron los helados.
—Gracias— agradeció, posteriormente la chica hizo una reverencia y se retiró.
—Bueno, luego de aquí, regresamos a casa ¿Verdad?— pregunté.
—¿Quieres hacer algo más?
—No, no, sólo preguntaba— negué y sonreí.
—Listo— concluyó la conversación.
¿Por qué está tan seria?
Alejé esos pensamientos negativos de mi mente, y degusté del helado frente a mí, mi amiga imitó mi acción.
Admito que me sentí incómoda en el transcurso del día, primero por las preguntas en casa de los padres de Ling, y ahora por su repentina seriedad; no ha dicho una palabra desde que dejamos de hablar en la heladería.
Ahora ya nos encontramos en casa, decidí, antes de acostarme, darme una ducha, y hablaría con Ling; me preocupa su comportamiento.
Ella no suele ser tan seria.
La esperé en la cama, donde no dormiría, pues aún no es tarde. Al verla entrar, con intención de volver a salir, la detuve.
—¡Soo!— la llamé y me observó confundida.
—¿Sí?— preguntó, juro que no escuchaba su melodiosa voz desde hace más de veinte minutos, y eso es extremadamente extraño.
—Acércate, siéntate— pedí, indicándole que tomara asiento a mi lado, así lo hizo.
—¿En qué puedo ayudarte?— cuestionó inexpresiva.
—¿Me dices qué te pasa?— pregunté y ella inmediatamente posó su vista en algún punto fijo, evitando mirarme.
—No, mejor no— negó.
—Ling-ie..— la llamé tiernamente, llevé mi mano a su mandíbula suavemente para que me viera a los ojos— somos mejores amigas, por favor— insistí y ella suspiró.
—Nicole, te enojarás conmigo si te digo, porque es algo que llevo ocultando mucho tiempo— aseguró.
Estoy más asustada que nunca.
—Juro no molestarme contigo, amiga— le prometí, con la esperanza de que se desahogara completamente.
—Yo...yo...— se interrumpía a sí misma, y se retractaba de lo que quería decir.
Las palabras no salían de su boca.
—Maldita sea, Lingsoo— maldije bastante aterrada— me estás asustando, por favor, dímelo ya— pedí frustrada.
—Nicole, yo...— respiró profundamente antes de concluir su idea, cerró sus ojos con fuerza— estoy enferma.
Y ahí sentí cómo mi universo se quebraba lentamente.
Lingsoo nunca en su vida ha estado enferma, pero lo de su visión me estaba preocupando, cuando empezó a mostrar síntomas de ceguera.
No tengo su visión, pero puedo decir que no puede ver casi nada a lo lejos, mas sus frecuentes dolores de cabeza, y el cansancio ocular, todo.
¿Quería que no me preocupara acaso?
Sin pensarlo dos veces, procedí a abrazarla, sé que lo necesita, sin importar lo que tenga siempre la apoyaré.
Y si fuese necesario, le regalaría mis ojos para que pudiera ver el mundo desde otro punto; más claro y mejor.
—Perdón por no contarte, Nicole— pidió contra mi hombro.
—Tranquila, no estoy enojada— negué mientras acariciaba su cabello.
—¿Segura?— cuestionó.
—Claro— fue lo último que dije para separarnos y verla a los ojos— pero ahora dime ¿qué es lo que tienes, exactamente?
—Tengo queratocono..
Ay mi pobre Ling-ie :'( wey yo la adoro en serio, es un amor, y la amaran en lo que transcurre la historia, en serio <3
Aclaración: esta enfermedad no produce ceguera, es todo una mala información, pero si requiere operación. En fin..easy.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro