C A P I T U L O 7
Desperté lentamente. Sentí unos brazos cálidos rodear mi cuerpo, percatándome de la persona que tenía a mi lado. Sonreí, pues, era primera vez que me había sentido tan segura y cómoda al dormir.
—¿Dormiste bien?— su voz hizo que me sobresaltara, pues la imaginé dormida aún.
—¡Lingsoo!— grité sorprendida con un toque de furia— ¡Me asustaste, niña estúpida— la insulté.
—Gracias, también te amo, mejor amiga— contestó divertida.
—No sé qué haré contigo, Ling— negué con un gesto físico, lo cual le causó gracia.
—¿Cómo dormiste?— cuestionó curiosa.
—Fue la mejor noche de mi vida— respondí su pregunta, añadiendo una mirada pícara para darle doble sentido.
—Oh, ¿Ayer fui muy dura contigo? Es que cuando me concentro, no pienso mucho ¿Sabes?— decidió seguirme la corriente, fingiendo preocupación.
—Ling, era mi primera vez, y casi me divides en dos— la regañé, fingiendo molestia.
—Bueno, ya sabes lo que dicen de la "Lingconda"— se defiende despreocupada.
—Los rumores son ciertos— afirmé para luego estallar en risas; estábamos hablando estupideces.
Eso es normal entre ella y yo, de vez en cuando nos entra lo homosexual. Pero bromeamos tan pesadamente que las personas a nuestro alrededor tienden a pensar que somos pareja, lo cual a mí no me preocupa, pues la amo, y ella a mí, ¿de qué manera nos demostramos el afecto? Eso sólo lo sabemos nosotras, y no debería ser de la incumbencia de nadie, al fin y al cabo la amistad es nuestra.
—¿Qué haremos hoy?— pregunté curiosamente.
—Hoy veremos a mis padres, tengo mucho que contarles, y deben verte— me contó.
—Adoro a tus padres, Soo— comenté cariñosa.
—Nuestros padres, Niki— corrigió amistosamente.
—Bueno, hermanita— dije sarcástica con un tono divertido— por favor, vete, que quiero cambiarme— pedí.
—Nicole, no te hagas, ayer te ví desnuda y recorrí todo tu precioso cuerpo con mis manos— se defiende divertida.
A veces se pone demasiado homosexual conmigo.
—Soo, vete— ordené aparentando seriedad.
—Vale, me iré entonces. Así evito tener una erección— siguió bromeando y alcancé una almohada para lanzarla.
—Anda— me quejé y una sonrisa se coló en sus labios; finalmente, tuvo dignidad y se fue.
• 나의 인도하는 빛 •
—¿Lista?— me preguntó luego de desayunar comida coreana.
—¿Crees que estoy bien vestida?— cuestioné insegura.
—Nik', son mis padres, no los reyes— me respondió, colocando su mano derecha en mi hombro correspondiente, y con esa bella sonrisa en su rostro.
Traía una polera blanca, con unos jeans color café, y unas low converse; una coleta en mi cabello, y una mochila pequeña.
Mientras que Lingsoo había escogido un top color gris, un high hips short color negro, y compartimos el gusto por las converse.
¿Cómo reaccionaran luego de tanto?
• 나의 인도하는 빛 •
Al llegar Ling hizo sonar el timbre, y los nervios se colaron en mi piel.
Abrió la puerta.
—¡Lingsoo!— exclama emocionada la madre y la abraza cortamente, para luego dirigir sus ojos hacia mí, sorprendida.
¿Qué me dirá? Solo veo cómo comienza a acercarse a mí, manteniendo su expresión.
—¿Nicole?— cuestionó aún impresionada, asentí y lo siguiente hizo que suspirara aliviada.
Me abrazó.
—Mi Nicoletta— me llamó cariñosamente, por un apodo que me había puesto hace muchos años atrás.
Una lágrima no pudo evitar salir.
Recordar aquellos tiempos, donde yo era una niña pequeña e inofensiva, golpeada y maltratada por sus padres. Pero ella siempre estuvo, no sólo Lingsoo, también sus padres, sentí que ellos me criaron, que ellos eran mis verdaderos padres; pero la vida es tan horriblemente dura que no fui de ellos.
Me defendían, y cuando me escapaba, me cuidaban; pero cuando llegaba nuevamente a mi verdadera casa los golpes e insultos volvían y me daban ganas de morir.
Ellos me querían.
Apreté mis labios, evitando que un sollozo saliera de ellos, y coloqué mi cabeza en su hombro; no pude evitar que una lágrima cayera en su piel.
—Tranquila, aquí estás a salvo— intentó aliviarme con su suave voz y me hizo sonreír; era la frase que siempre me repetía cuando lloraba.
—Gracias..— susurré y me acercó más a su cuerpo, para luego separarme lentamente para observarme.
—Estás muy bonita, Nicole— opinó y sonreí levemente.
—Yo también lo estoy— se quejó Ling, haciéndonos reír a ambas.
—Sí, lo están; mis dos hijitas, no necesariamente de sangre— comentó, acercando también a Ling, y uniéndonos a ambas en un abrazo.
—Bueno ¿entramos?— cuestionó mi amiga luego de deshacer la muestra de afecto.
—Pasen.
Cuando entramos observé al padre de mi amiga, el cual sonrió al verme y se acercó.
—Nicole, hace mucho no te veía— dijo y me abrazó, correspondí.
—Ni yo tampoco, señor— respondí con la formalidad que siempre usaba con él.
—¿Señor? No ha pasado tanto tiempo— se quejó, haciéndome sonreír.
—Bueno, ¿cómo están viviendo en aquella casa?— cuestionó su madre.
—Muy bien— aseguró su hija— está en geniales condiciones y es muy agradable vivir solas.
—Me ofendes, Soo— respondió dramáticamente— Nicole, ¿te gusta Seúl?
—Mucho, la verdad— contesté sinceramente su pregunta— es un lugar muy especial y bonito, y sé que estar aquí es un gran paso para dar un giro a mi mala vida— aseguré y me miraron preocupados.
—¿Han ocurrido sucesos desde que regresamos a Corea?— cuestionó esta vez su padre, Ling me observó preocupada.
—No— mentí con tal de no preocuparlos.
Claro que sí, están ocurriendo cosas horribles, y mi mente no deja de repetírmelo; pero ¿cómo le dices a las personas que más quieres que te quieres quitar la vida?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro