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C A P I T U L O 3 9

7:27am

Abrí lentamente mis ojos e intenté moverme, pero al sentir el cuerpo de mi novio aferrado al mío decidí quedarme quieta.

Me dediqué a observarlo, como hacía todas las mañanas; yo siempre me levantaba antes que él.

Descansaba tranquilamente, y me dieron unas increíbles ganas de acariciar su labio inferior; raramente su boca estaba completamente cerrada.

Cuando duerme sus labios quedan entreabiertos.

Acerqué mi pulgar a su labio, y antes de que pudiera tocarlo sentí un dolor en la zona.

Me había mordido el dedo.

—¡Ay, tu madre!— exclamé molesta, intentando aliviar la molestia.

—Buenos días, hermosa— ignoró mi insulto, y sonrió como si nada hubiese pasado.

—Ya estabas despierto, cabrón— afirmé.

—¿Qué comes que adivinas?— preguntó burlón.

—Idiota— insulté con una sonrisa en mi rostro.

—Soy tu idiota— contraatacó.

—Pero lo sigues siendo.

—Mientras sea tuyo puedo ser lo que sea.

—Entonces ¿aceptas ser mi conejito?— le pregunté burlona, y su expresión sufrió un cambio, volviéndose fulminante.

—Ya empezaste— habló frustrado, haciéndome reír— ¿qué pasaría si empiezo a molestarte con un animal también?

—Lo tomaría— respondí tranquilamente.

—Vale, pareces un reno ¿sabes?— insultó.

Inmediatamente mi expresión cambió a una fulminante como la suya, y eso pareció divertirle.

—Si soy un conejo, eres un reno, así de fácil, bonita.

—Te odio, conejo de mierda— ofendí indignada.

—Yo te amo, renito hermoso— pronunció con sarcasmo.

—Dormiré más, no quiero hablar contigo, Jeon— avisé y me volteé dándole la espalda. Sentí cómo río ante mi reacción

—Ya, hermosura— pidió y me abrazó por la espalda, evitando que me moviera— sabes que te quiero muchísimo, sólo lo hago para molestarte, así como tú conmigo.

—Pero sabes cómo soy— recordé.

—Y tú sabes cómo soy yo— contraatacó.

—Cállate, Jeon— ordené algo furiosa.

—Ya ya perdón— dijo más relajado— ¿qué puede hacer este idiota para que lo perdones?— interrogó cariñosamente.

—No sé, si tanto dices quererme debes saberlo.

—Vale, yo no quería ser tan obvio, pero bueno— comentó y se posiciona sobre mí, sorprendiéndome con su movimiento tan ágil.

—¿Qué piensas hacer, Jungkook?— indagué confundida.

—El amor contigo, hermosura— respondió sin más.

Una sonrisa se coló en mi rostro al escucharlo, luego procedió a besarme.

나의 인도하는 빛

—Te quiero, daddy— finalmente verbalicé justo lo que quería escuchar.

—Si sabía que tenía que follarte para–

—¡Jungkook! ¡Tu vocabulario!— lo regañé interrumpiéndolo.

—Perdón, señorita perfecta— respondió con sarcasmo, haciéndome reír— bueno, si sabía que tenía que hacer el amor contigo, hermosura, me habría ahorrado mucho tiempo discutiendo— terminó de comentar.

—Mucho mejor— confesé— pero sabes que no era necesario hacerlo ¿verdad?

—¿Ah no? ¿Existe otra alternativa?— indagó curioso.

—Por supuesto, Kookie— afirmé y señalé mi cuello con mi mano derecha.

—Ah, cierto— recordó, dándose una palmada mental por haberlo olvidado.

—¿Ves que no me conoces tanto como crees?— negué decepcionada.

—Lo siento, linda— se disculpó avergonzado— es que realmente quería hacerlo, pasamos la noche conversando hasta quedarnos dormidos, lo cual no me desagradó en lo absoluto, pero necesito de tí, de tu cuerpo, de tu linda boquita diciéndome que te penetre con–

—¡Jeon Jungkook!— interrumpí nuevamente sus palabras, percatándome de que se encontraba al punto de decir algo sucio.

—¿Qué? Es cierto— afirmó sin más.

—Pero tus padres están aquí— recordé.

—Mi madre sabe lo fuerte que te follo, y como te gusta gemir mi nombre— dijo en un tono más alto, adrede, haciendo que se escuchara fuera de la habitación; espero estar equivocada y que sólo lo sepamos nosotros.

—Jeon— lo llamé amenazante.

—Nicole— me llamó aplicando el mismo tono que yo, lo cual nos hizo sonreír.

—Kiki, ¿no crees que deberíamos regresar a casa?— interrogó.

—Ah ¿ahora me llamas "Kiki"?

—Se me escapó, y queda lindo en tí, así que sí— afirmó con ternura.

—Ay, Kuko, ¿qué haré contigo?— comenté para mí misma, pero frente a él.

—Amarme por el resto de tus días— canturreó divertido.

—Tonto— negué— anda, vámonos ya.

나의 인도하는 빛

Los padres de Jungkook se quedarían un par de semanas más, pero eso no nos importa mucho porque está viviendo conmigo, y creo que no habrán motivos para echarlo, ¿o sí?

Caminábamos con nuestras manos entrelazadas por las calles, las chicas observaban a Jungkook, impresionadas, con ganas de quitarmelo con la mirada; pero soy tan problemática que cada vez que una chica intentaba hacer una bromita sin gracia, o apretaba el agarre o lo besaba, cosas para que dejaran de mirar, o que procedieran a observarme con odio a mí.

La distancia entre nuestras viviendas no es tanta; sólo unas manzanas y estábamos de vuelta.

Pero..

A lo lejos, observé a una persona, o más bien a dos, las cuales reconocería donde fuera.

Sentados en los escalones de la casa se encontraban las figuras de Taehyung y Lingsoo.

Caray, la extrañaba mucho.

Jungkook notó cómo mi cuerpo se tensó, así que me observó detalladamente.

—¿Quieres continuar caminando?

Me lo pensé dos y tres veces, y llegué a la conclusión de que no puedo ocultarme la vida entera, debo enfrentar la realidad.

Estando a unos pasos más cerca, mi amiga alzó su mirada, encontrándose con la mía. Su expresión de aflicción sufrió un cambio radical, volviéndose, inmediatamente, una expresión de sorpresa, confusión, alivio, felicidad y nostalgia.

Todos aquellos sentimientos en sólo una mirada.

Me contagió aquella sonrisa tan preciosa, haciéndome extrañarla más que antes.

La ví levantarse lentamente, dudando si acercarse a nosotros o no, asentí levemente, soltando la mano de Jungkook, imitando su acción, quedando pasos más cerca.

No lo pensó dos veces, emocionada se abalanzó sobre mí, formando un gran abrazo, que el primer sentimiento que pude percibir a través de él fue la nostalgia.

—Te extrañé mucho— susurró con una voz quebrada, estaba llorando.

—Yo también te extrañé, lo juro— confesé, sintiendo mis ojos picar, y viendo todo a mi alrededor de forma engorrosa; estaba llorando.

—Kiki~.— me llamó en un tono apenas audible, pero alcancé a escuchar.

—Ya, ya aquí estoy— la intenté tranquilizar, aún seguíamos abrazadas.

—Pensé que tú...habías...

—No, Ling-ie, aquí estoy— negué, deshaciendo el abrazo lentamente— viva, y me mantendré viva.

Ella me observó confundida, y luego a Jungkook de la misma manera.

—¿Se puede saber qué hiciste?— le preguntó al castaño, refiriéndose a mi cambio de actitud ante la vida, este respondió con una sonrisa pequeña— no tienes idea de cuánto tiempo he intentado hacerla entrar en razón— se quejó— llevo años de amistad con ella, y tú la conoces hace un mes y ¿ya quiere vivir bien de nuevo? ¡Esto es injusto!— se quejó tiernamente.

—Ya, linda, ya— se acercó Taehyung, abrazándola por detrás con la intención de calmar su frustración; objetivo que logró.

—¿Y ustedes dos que se traen?— indagó pícaramente mi amiga.

—¿Nosotros? Pues, esto— respondió mi novio, tomando de mi mano, haciéndole saber sobre nuestra relación.

—Yo lo sabía, era algo muy obvio— respondió el rubio detrás de mi amiga.

—¡Cuéntenme todo!— exclamó con un tono autoritario.

—Pasen, les contaremos todo— invitó Jungkook, haciéndome observarlo con mis ojos entrecerrados— ¿Qué?

—Es mi casa, Jeon— recordé en broma.

—Nuestra casa, bonita— rectificó.

—Ningún, ningún. La casa es mía, no inventen excusas, ridículos— intervino la fémina insultada, haciéndonos reír a carcajadas.

—Sólo entren, por favor— decidí terminar con la discordia, invitándolos nuevamente.

Todos entramos al living, dispuestos a hablar absolutamente todo.

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