C A P I T U L O 3 2
Es increíble estar a un paso de la muerte y ser salvada.
Caer en un agujero depresivo significa quedar estancado en un lugar donde el herido no podrá salir por un largo período de tiempo, pues la depresión es más que lágrimas, son esos deseos de dormir y no amanecer al próximo día, es ese odio hacia nosotros mismos, ese sentimiento de culpa cada vez que algo ocurre, es la necesidad de lastimarse a sí mismo, como castigo que uno mismo se pone, son esas noches llorando en silencio, son esas frases; "estoy bien", "no pasa nada", "fue el gato", "tranquilo", "no dormí bien", "no tengo hambre", entre muchos otros casos donde las personas notan algo extraño en los afectados, pero con tal de no preocupar tragan esa aflicción, rabia, dolor, impotencia, o cual sea el caso.
Yo viví eso, de hecho, lo sigo viviendo. No es para menos, luego de tantos sucesos pasados considero que cualquier ser humano se habría suicidado; habría sido su mejor elección.
Pero...
Yo no lo hice, admito que estuve a punto, si no hubiera sido por él, esa maravillosa persona que pronto se alejará de mí, pero será feliz, y eso es lo que más importa.
Suelo cerrarme cuando alguien intenta brindarme su ayuda, y es que malas experiencias y horribles recuerdos hacen que desconfíe de nuevas personas.
Agradezco muchísimo todo lo que han hecho Lingsoo y sus padres por mí.
¿Qué habría sido de mí sin ellos?
Y ahora hay más personas dispuestas a ayudarme, a sacarme de aquel agujero lleno de sangre, lágrimas y dolor.
Personas que con tan solo escucharlas hablar hacen que olvide todo mi dolor.
Y uno, que hace que mi corazón acelere con cada roce, mirada, beso..
Le daré el placer de ayudarme hasta sentir que volví a ser feliz, y olvidé lentamente todo mi pasado; dispuesta a vivir una nueva vida.
Él estaba a mi lado, descansando tranquilamente, mientras lo observaba en detalle, y no importa cuántas veces lo repita internamente, no dejo de pensar lo mismo.
Él es arte.
Arte con belleza concreta, y una hermosa personalidad, que lo hace ser único.
Quería acariciar su mejilla, con pequeños lunares exparcidos por la zona, haciéndolo ver más hermoso.
Pero me negaba a querer despertarlo.
Contuve mi deseo, con tal de no molestarlo.
Decidí levantarme, pero instantáneamente tomó mi mano, evitándolo.
—Quédate conmigo— pidió adormilado.
—¿Cuánto tiempo estuviste despierto?— cuestioné algo avergonzada.
—Lo suficiente, noté tu mirada pesada sobre mí— bromeó.
—Vale, entonces me voy— avisé e intenté levantarme pero volvió a evitarlo, esta vez jalándome hacia su cuerpo y abrazándome.
—No, no quiero que te separes de mí— negó en un susurro cerca de mi oído.
—Eres empalagoso, Jungkook— opiné fríamente.
—¿Ah sí?— cuestionó al separarse un poco para observarme, asentí— vale, entonces vete, haz lo que tengas que hacer— ordenó, algo ofendido.
Me gusta hacerlo enojar.
—Ya, no te enojes— pedí tiernamente, acercándome nuevamente.
—No, no ya vete— ordenó.
Parecía un niño pequeño cuando le niegas un capricho, se veía muy tierno.
Me dió la espalda, y lo abracé suavemente por detrás, colocando mi pierna derecha sobre su cadera.
—Me gustas tal y como eres, ¿vale?— susurré en su oído, para luego besar suavemente su mejilla, noté sus ganas de sonreír— eres mío ¿vale?— susurré nuevamente repitiendo mi acción final, haciéndolo sonreír finalmente y voltearse hacia mí, dejando un corto beso sobre mis labios.
—Todo tuyo— afirmó, contagiándome su expresión.
—Me reconforta saberlo— comenté en respuesta.
De repente, su celular comenzó a sonar, pero no levantó la llamada.
Habíamos quedado en no contestar una llamada ni mensaje, tampoco abrir la puerta de la casa, aún necesitaba un poco de espacio, no de Jungkook, sino de la tensión entre los demás, además recordaría a Yoongi y Hoseok, y de la manera en la que me vendieron.
Necesitaba un escape de todo eso.
—¿Quién era?— cuestioné curiosa.
—Jin hyung— respondió tranquilamente.
—Jungkook, si quieres responderle pues–
—No, no. Ya habíamos quedado en que nada de llamadas, y yo prometí ayudarte ¿verdad? Te pido que confíes en mí, que yo haré lo posible por que tu vida de un giro a bien— recordó.
—Gracias, Kookie— agradecí tímida.
—Y estoy seguro que esa felicidad vendrá pronto— afirmó.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—¿No ves al novio que tienes?— cuestionó vanidoso.
—¡Eres un creído!— exclamé sonriente, pegándole suavemente en el hombro— No te creas la gran cosa, Jeon— negué en broma, con la intención de bajar su ego.
—En la noche no decías lo mismo, hermosura— mintió en un susurro.
—Por favor, Jeon, eso no pasó— negué riendo.
—Lo sé, sólo practico para cuando ocurra, que sé que será pronto— aclaró.
Inmediatamente sentí mi rostro calentarse.
—¿Estás sonrojada?— se burló y yo cubrí mi rostro con mis manos— te ves hermosa, no te cubras— pidió apartándolas con las suyas.
—No te rías de mí, Jungkook— pedí apenada.
—Eres tan tierna que no puedo evitarlo ¿sabes?— opinó.
—Tú también eres tierno y yo no me río de tí— contraataqué.
—Eso es porque soy sexy a la vez— respondió agrandándose nuevamente.
—¿Quién dice?— pregunté burlonamente.
—Saldrá de tu misma boca, pequeña— predijo, haciéndome sentir nervios internos.
Finalmente se levantó, se colocó sus zapatos y comenzó a bajar los escalones cuando salió de la habitación.
¿Cómo puede ser tan...él?
Decidí arreglarme un poquito, sin importar que estoy en mi casa, debía verme presentable, por lo que escogí una camisa holgada color blanco y unos leggings; los días están siendo fríos.
Bajé las escaleras, viéndolo caminar hasta la cocina, tal parecía que iba a preparar algo.
Viéndome cerca de él decidió preguntarme.
—¿Qué quieres para desayunar?
Lo abracé suavemente por detrás, poniéndome en las puntas de mis pies, alcanzando un poco más de altura.
—No tienes porqué hacerlo, Kookie— negué sonriente.
—Tú responde mi pregunta, bonita— pidió nuevamente— ¿Qué quieres comer?
—A tí— respondí pícaramente, causándole gracia.
—Eso puede esperar, hermosura— avisó— si no quieres nada, prepararé algo por tí.
—Vale, sólo por esta vez— avisé— gracias.
• 나의 인도하는 빛 •
—¿Dónde aprendiste a cocinar?— cuestioné luego de probar el alimento.
—Jin hyung me obligó— me contó— dice que necesitaré hacerlo en el futuro.
—Y tiene razón— afirmé en acuerdo.
—¡Ah!— exclamó recordando algo, inmediatamente lo observé atenta— olvidé contarte algo.
—¿Qué ocurre?
—Hablé con hyung sobre su relación con su hermano, y me confesó que lo estaba evitando porque le habían amenazado con asesinarlo— explicó.
Ya lo sabía.
—Creo que él me había dicho algo similar, Jungkook— afirmé— bueno, ¿qué más?
—Él planeaba entregarle una carta, ya sabes, si algo no salía bien— explicó.
—¿Una carta?— interrogué confundida.
—Sí— afirmó— no la tengo en físico, pero le tome unas fotos para leerla e interpretarla; además quería que la vieras tú también.
—Pues— dije acercándome mientras él desbloqueaba su celular— veamos.
Entró en su galería, mostrándome la foto de una carta de letras grandes; comenzamos a leerla.
"Querido Hermano"....
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