¡Vaya, qué alegría, seré tía! Menuda mierda.

Oh, Ling ¿no crees que eres muy joven para tener un hijo?

Querida, prefiero que te ganes la lotería.

—¿Y qué harán con él?— indagó Namjoon, y presté atención, pues era la misma pregunta que me hacía yo.

Creo que Ling no es estúpida, obviamente no tendrá a esa criatura; es jóven y tiene una vida por delante, además no tiene idea de cómo cuidar a un niño, mas si Taehyung la deja algún día caería en depresión y se arrepentiría de su terrible decisión.

—Lo tendremos— afirmó.

No me lo puedo creer.

Me levanté del suelo—donde me encontraba sentada—, estallando furiosamente. Sentía una rabia interna dispuesta a salir y explotar si no me alejaba rápidamente de aquel lugar, así que opté por irme.

Sentía las voces de Jimin y Namjoon llamándome, pero ignoraría cualquier acción, ya sea abstracta o concreta, que me hiciera volver.

Caminé hasta mi casa, la cual no quedaba tan alejada desde mi ubicación; la furia era tan grande que me importaba poco si la puerta estaba cerrada o abierta.

Tenía tanta molestia, que siento que cualquier cosa podría pasar, no me importaría.

Subí a la habitación, lanzando mis objetos; milagrosamente, me celular no sufrió ningún daño.

Sentarme en el borde de la cama y masajear mis sienes, intentando procesar toda la información, fue mi siguiente acción.

Preferiría hacer eso que romper cosas.

Sentí el sonido de unos zapatos subir las escaleras de manera apurada. No volteé a ver, no me importaba absolutamente nada.

Se podían morir todos.

Frente a mí, se podía apreciar la figura de Lingsoo, con sus brazos cruzados; aún así no la miré.

Me había seguido hasta aquí.

—¿Me evitarás todo el día?— interrogó viéndome— ¿Tengo que estar delante de tí todo el día para que me escuches?

—Puedes quedarte ahí— propuse— yo me moveré.

—Nicole— me llamó sin ningún tono amenazante, más bien uno educado y adecuado— quiero que hablemos— pidió.

—No tenemos nada de qué hablar— negué aún molesta.

Cuando estoy cerrada, suelo ponerme a la defensiva con todo el mundo.

—Sí hay que hablar— aseguró— ¿Por qué estás tan molesta conmigo?

Finalmente, la observé directamente a los ojos, pero sentí tanta cólera que devolví mi mirada hacia el suelo.

—¿En serio quieres saber?— advertí, por si se pensaba que diría algo bueno.

—Sí, es lo que más quiero— afirmó segura.

—¡Estás ciega!— exclamé, liberando así parte de la cólera; ella me observó impresionada por mi cambio tan repentino de tono— ¡Sí, Lingsoo, lo estás!— continué alzando mi voz— ¡Estás loca, te lo juro, verdaderamente loca!— opiné furiosa.

—¿Acaso es por lo del bebé?— cuestionó.

—¿Tú que crees?— indagué con una sonrisa falsa e ironía muy notable— ¿Que estoy alegre de ser tía tan joven? Mierda, Lingsoo, no sabes lo que vas a hacer con tu corta vida ¿verdad? ¿Cómo tener un hijo tan pronto y mas con ese idiota?— cuestioné con mi cabeza casi en llamas.

—Ese "idiota" al que te refieres es mi novio, Nicole— ignoró todas mis palabras y reclamaciones, enfocándose solamente en mi última cuestión.

—Vaya, ahora lo defiendes— mencioné incrédula— ¿y qué hay de mí? No significo una mierda para tí ¿verdad? ¿Todo lo vivido junto contigo fue sólo una mentira de la cual no me dejabas escapar? ¿Tuve que venir hasta acá para darme cuenta de lo poco que te importo?— interrogué frustrada; la verdad es que estaba afligida.

—Eres una desagradecida— opinó, dejándose contagiar por mi furia— he hecho muchas cosas por tí, Nicole— recordó con frustración y molestia notable— Te protegí de tus padres, te defendí en la escuela,— su voz entrecortaba cada vez que recordaba aquellos días— ayudé con tus problemas de depresión, siempre estuve de tu lado, no importa que tan horrible fuera el momento, sequé tus lágrimas, cada vez que podía intentaba hacerte reir, casi aniquilo al estúpido de David por golpearte, ahora te traje hasta acá para ayudarte a vivir una mejor vida... ¿Y así me lo agradeces?— concluyó frustrada, haciéndome sentir que era una niña pequeña y carga pesada para ella, detalle que me frustró más, así que contesté a su pregunta.

—Quiero que algo te quede bien claro, Park Lingsoo— avisé, acercándome cada vez más a su persona— todas esas cosas que hiciste, yo no te las pedí— negué fríamente, haciendo énfasis en aquellas últimas palabras.

Las cuales, la destruyeron interiormente.

—No hablas en serio, Nicole— verbalizó dolida, ahora físicamente se daba a notar, pues sus lágrimas no tardaron en salir.

—Sí, lo hago— asentí sintiendo cómo la frialdad se apoderaba de mis pensamientos.

Me observó unos segundos más, procesando la información desconocida detrás de toda la ayuda brindada, apretaba sus labios intentando contener su llanto; finalmente se alejó de mí, rápidamente.

—Bien, entonces me voy— avisó dirigiéndose a la puerta principal, al abrirla se detuvo un segundo para volver a hablarme— y ojalá que los chicos te cuiden, ¿quién sabe? Quizás junto a ellos dejes de sentirte como una puta carga, o quizás te sientas verdaderamente querida, porque conmigo viviste una mentira ¿eso es lo que crees? Vale, eso es todo entonces— declaró, cerrando la puerta tras ella.

Mis lágrimas no tardaron en ser libres.

Había perdido a mi mejor amiga.

La había lastimado.

Dije cosas que no pensé adecuadamente.

Estaba completamente sola.

¿Por qué lastimo a todos a mi alrededor?

¿Quizás si soy una mala persona?

¿Por qué soy tan cobarde? Debería correr tras ella y disculparme.

¿Por qué no me sucede algo malo a mí en su lugar?

Lo que hice es imperdonable, y lo entiendo.

¡¿Por qué?! ¿Por qué a ella, a mi universo?

¿Quién sigue en este juego de romper corazones y herir sentimientos?

¡Soy una mierda!

Merezco sufrir las consecuencias.

Merezco morir...