Parte 3: Dulces Palabras Sinceras

Las semanas continuaron pasando a una velocidad vertiginosa, incluso para el implacable cerebro del propio Bakugo Katsuki, mismo quien tenía problemas para asimilar las últimas palabras que Kirishima le había dirigido antes de que finalizara la semana escolar.

Aquel viernes había iniciado como cualquier otro día en la UA, pero Bakugo había experimentado una de las sensaciones más intensas de su vida —aunque se esfuerce por negarlo a base de gritos y explosiones—. Resultaba increíble para él cómo Kirishima podía irradiar felicidad y buenas vibras constantemente, o cómo la mera presencia del pelirrojo lograba relajar su cuerpo por completo y le proporcionaba un extraño sentido de consuelo y tranquilidad.

Era curioso, de cierta forma. Y bastante escalofriante.

Si había algo que Bakugo no terminaba de digerir del todo —además del hecho de que Kirishima aún no se cansaba de ir a molestarlo—, era el simple hecho de cómo el imbécil era capaz de soportar su personalidad explosiva y que tenga los malditos huevos de autoproclamarse su amigo. Era extraño, casi irreal. Porque Bakugo estaba seguro que, sin contar a Deku, Kirishima sería el primer amigo verdadero que tuvo en su vida.

No podía evitar sentir cierto respeto —sí, lo admite. Déjenlo en paz, mierda— ante la tenacidad de Kirishima, su capacidad para ver más allá de la fachada de bravuconería y encontrar algo valioso en su interior. Aquella conexión, aunque inicialmente desconcertante, comenzaba a forjar un lazo genuino de amistad entre ellos, algo que Bakugo nunca había anticipado.

A medida que los días avanzaban, las interacciones con Kirishima se volvían cada vez más frecuentes y Bakugo, a pesar de su rechazo inicial, comenzaba a aceptar esa inusual y molesta amistad. Se encontraba descubriendo facetas de sí mismo que ni siquiera sabía que existían, todo gracias a la influencia positiva de Kirishima.

Y todo aquello cobró más fuerza después de las palabras que Kirishima había soltado aquella mañana en uno de los recreos mientras él discutía con Midoriya.

—Tranquilo, Bakugo —le había dicho mientras dejaba descansar su mano sobre el hombro del cenizo, pequeña acción que provocó que su cuerpo vibrara y los músculos de sus hombros se sintieran relajados, aunque su ceño seguía fruncido —. Midoriya no dijo nada para ofenderte, solo te admira, y por eso quiere mejorar él también —sonrió el pelirrojo.

—¿Y tú que sabes —bufó Bakugo en respuesta, usando un tono de voz más suave —, pelos de mierda?

Kirishima volvió a sonreír, está vez de manera más ancha y radiante, y le dio algunas palmadas.

—Porque yo también te admiro, Bakugo, y creo que serás un gran héroe algún día. Eres mi amigo y te apoyo, pero no tienes que tratar así a Midoriya. ¿Está bien?

Bakugo boqueó por la sorpresa, pero se recompuso más rápido que el sonido de sus explosiones y apartó la mano de Kirishima de su hombro con un movimiento brusco de su cuerpo, alejando al pelirrojo.

—No digas estupideces, idiota —dijo; luego una sonrisa arrogante se instaló en sus labios —. Y por supuesto que seré el mejor.

Se dio la vuelta mientras lo decía y pronto comenzó a caminar hacia el lado contrario con las manos en los bolsillos, sintiendo una cosquilleante sensación que lo dejó extrañamente feliz, pero que no quería dejar a relucir, por lo que su expresión solo detonaba un ceño fruncido en una fingida mueca de autosuficiencia y superioridad.

Increíble situación gente, lo que me tardo en corregir cuatro o cinco palabras locas y darle a publicar.

El cap pasó de las 500 y poco a las 599 palabras. No es mucho, pero a como estaba antes puedo decir que es un avance, al menos en el aspecto narrativo. Tampoco sabría qué más escribirle sin perturbar el transcurso de los siguientes capítulos.

Pero bueno, ya sería todo por ahora. Voy a ver si puedo avanzar en los otros caps y no dejar muy tirado esto, poor story.

Saludo grande!! —Kirishi365