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↬ EUFORIA:
Estado de ánimo tendente al optimismo.
Parte 1: Constelaciones Rojas
Bakugo Katsuki había pasado la mayor parte de su niñez —si no fue incluso más tiempo— soñando con convertirse en el mejor héroe de todos. Desde el momento en que descubrió su quirk supo qué haría y dónde iba a estudiar para alcanzar sus metas.
Estudiaba a diario, dormía temprano y se sacaba las mejores calificaciones, todo para destacar sobre los demás y mofarse de que sería el número uno, llegando a sobrepasar al mismísimo All Might. Se había encaprichado totalmente con la idea de demostrarle a todo Japón que era el mejor, que nadie nunca le podría igualar, a tal punto que empezó a despreciar a los que eran menos.
A los dieciséis años de edad entró a la prestigiosa academia de héroes: la U.A., sin mayores inconvenientes.
Incluso después del accidente en la USJ, y los incontables entrenamientos que le siguieron antes del festival deportivo, Bakugo siguió con su único objetivo. Sin flaquezas ni interrupciones.
O creía, al menos.
No había sido difícil para él reconocer los compañeros con lo que tendría que, desgraciadamente, compartir el aula los próximos tres años escolares enteros —si tenía la fortuna, al menos, alguno podría abandonar o reprobar—. Si bien los había ignorado durante las primeras semanas de clase, y pelear constantemente con la humillación y golpe en el orgullo tras enterarse que Deku había sido seleccionado en la academia, pocos de ellos habían destacado por sí mismos —no tanto como él, claro está—.
Para su desgracia, sin embargo, le tocó conocer a aquel ruidoso chico, y desde ese momento todo pareció volverse patas arriba.
Su nombre era Kirishima Eijiro, y nunca había conocido alguien más irritante y estúpido en su vida.
Desde que se acercó para hacer equipo en la batalla de caballería, por allá en el festival deportivo, había notado que se trataba de un chico entusiasta, decidido y perseverante. Pero eso, por asomo, no llegaba a ser ni una cuarta parte.
Kirishima era sonrisas brillantes y contagiosas que le hacían brillar más de lo que le gustaría, como el sol de verano en las montañas. Nada de calor pegajoso o asfixiante. Era un calor agradable que cosquilleaba en su piel por horas y le revoloteaba el estómago. Con un estúpido cabello de color rojo brillante —como todo lo que tenía que ver con el desgraciado— que iba en picos hacia arriba, como una fogata siempre encendida, rociado y peinado con cantidades industriales de gel sobre su cabeza. Bakugo se preguntaba ocasionalmente si el eso no ayudaba a mantener la idiotez constante del muchacho todos los días. Y aunque nunca lo admita en voz alta —o seguro se explotaría la cabeza él mismo—, siempre ha ansiado tocar con sus dedos, enredarlos en aquellas hebras y comprobar su suavidad.
También estaba aquella piel tostada, azucarada y cálida al tacto —Bakugo lo sabe porque el desgraciado siempre se esmera en pasar un brazo por sus hombros, nada más—. Áspera gracias a su quirk pero que siempre ha sido tersa y agradable cuando sus cuerpos se rozan en los entrenamientos o en los ratos libres.
Aún así, de todos los atributos que Kirishima poseía, Bakugo siempre se quedaba hipnotizado con uno en particular: sus ojos. Aquellos iris rubíes que siempre destellaban un brillo único lleno de vida y energías; galaxias enteras llenas de constelaciones hermosas y abundantes que le impedían despegar su vista. Aquellos ojos que te atrapaban como una telaraña y te mantenían hipnotizado como un jodido idiota.
—¿Bakugo? —Kirishima ladeó la cabeza y frunció sus pequeñas cejas, mirándolo con sus intensos ojos cuando el cenizo no contestó.
Y..., bueno, este era uno de esos momentos cuando Bakugo quedaba perdido entre sus iris.
—¿Hm, qué?
—El timbre ya sonó —dijo Kirishima, señalando el salón casi vacío. Dio una pausa y preguntó: —. ¿Te encuentras bien?
Katsuki parpadeó, arrancándose de sus divagaciones y pensamientos confusos. Irguió la espalda con lentitud sobre el banco y frunció el ceño con —fingida— molestia, chasqueando la lengua antes de tomar su mochila y largarse sin siquiera mirar al pelirrojo.
—No es de tu jodida incumbencia, extra —le gritó desde la puerta antes de desaparecer por el pasillo.
Ya viéndose solo y en paz, alzó el celular en su mano para comprobar la hora: el timbre había sonado hace diez minutos, y Bakugo se había quedado como un idiota admirando aquellas constelaciones en los ojos de Kirishima cuando este se acercó a él, sin ser consiente de lo estúpido que había sido. Así que lo mejor que pudo hacer para deshacerse de Kirishima —o eso trataba de creer, ignorando que un rubor leve se había instalado en sus mejillas— fue tomar sus cosas y salir del salón antes de escapar del edificio e irse a...
Esperen un segundo... ¿Bakugo Katsuki acaba de decir escapar?
La irritación escaló por su garganta como un grito frustrado y pateó una piedra encabronado. Las personas que transitaban voltearon a verlo de forma extraña. No le importó, de igual forma. Siguió el trayecto hasta su casa echando humor, con las mejillas acaloradas de lo que suponía él, era por la rabia, mientras gritaba todo un poco de insultos dirigidos únicamente al idiota con cabellos de mierda en su interior.
Hey, primer capítulo listo.
Re random haberme inspirado de una canción como esta (para los que le dieron play, aunque sea por curiosidad, ya deben de saber de lo que hablo). ¿Cómo hice? No sé. Pero si salió algo, pues salió.
Recuerdo que estaba con la cabeza y los brazos sobre la mesa, aburrida, y que saltara esta canción aleatoria desde el playlist me dio ese empuje de levantarme de un salto y la inspiración para escribir esto, por lo cual sirve mucho.
Uplink hace muy buena música, supongo, si te gusta el estilo de electrónica, así que les invito a que escuchen alguna.
(yo les recomiendo Miracle —la única con letra, creo—, Laguna y Answer, las que más me gustan).
Pasando a hablar (escribir) de Euphoria, esto inicialmente se trataba de un reto personal, corto y sencillo con el que pudiera mejorar la parte de expresar los sentimientos de los personajes, ya que en su momento era algo que se me complicaba bastante (al día de hoy me sigue ocurriendo, ya que se me dificulta un montón ponerme en la situación de alguien más. Soy 0 empática, bro!). Ya con la edición de esta historia voy a cambiar algunas cosas, pero voy a tratar de mantener la simpleza que la caracteriza.
Por ahora eso sería más o menos todo, ya iré viendo cómo le agarro la mano a la historia y eso.
Sin más, un saludo por ahí a todos aquellos que se toman el tiempo de leer mis proyectos, chau chau —Kirishi365
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