3 CAPÍTULO
꧁☆☬ La Última Vez ☬☆꧂
× × ×
—Voy a caerme Kessarn —Protesté entre carcajadas mientras su mano se afianzaba ligeramente más a mi cintura.
—Claro que no —Hundió su rostro ligeramente en mi cuello haciéndome cosquillas con su nariz —No te dejaría caer.
No pude evitar sonreír y estrecharme aún más contra él, sosteniendo la cesta de comida cuidadosamente contra mi.
—¡Te advertí sobre la mierda romántica! —Se quejó Nethan quien cabalgaba apenas unos metros por delante de nosotros.
Se había dado la vuelta sobre su caballo para mirarnos fijamente.
—Oh, venga hombres —Protestó el príncipe de pelo negro a mi espalda —No seas aguafiestas. Tendrías que haber invitado a Syrei.
Al instante las mejillas de mi hermano tomaron un color rosado que no hizo otra cosa que hacerme reír.
—¿Te gusta esa chica? —Pregunté sabiendo lo molesta que le resultaría la pregunta.
Sus ojos marrones recayeron sobre mí y su ceño se frunció rápidamente mientras se daba la vuelta para mirar al frente de nuevo.
—Literalmente solo hemos hablado una sola vez —Protestó mientras se enderezan en su caballo. Aun así, volviste a girarse ligeramente para observarlos de reojo —No siquiera fue una conversación amistosa.
Sonreí con malicia.
—Obviamente que no —Alcé un poco la voz para asegurarme de que me escuchara sobre el sonido del trote de los caballos —Por lo que tengo entendido te llamó cretino y egocéntrico, ¿no? Además te dejó plantado en la pista de baile.
Kessarn carcajeó en silencio a mi espalda.
—¡No me dejó plantado! —Protestó volviendo a girarse —Yo le dije que podía marcharse si gustaba.
Lo obscuro divertida y me incline ligeramente imitando una reverencia.
—Como usted diga, su majestad
Él bufó molesto y de nuevo, volvió su atención al frente.
—Vamos, a este paso llegaremos cuando ya haya anochecido —Tanto Kessarn como yo reímos suavemente cuando mi hermano apremió a su corcel para acelerar el paso.
Yo me aseguré sobre el animal y cuando Kessarn rodeó mi cuerpo con sus brazos para afianzarse a las riendas, yo me aferré a él. Cerré los ojos y entonces el animal comenzó a cabalgar siguiendo a Nethan.
De aquel modo solo tardamos unos instantes en llegar al inicio de las lagunas.
Era sorprendente como el entorno cambiaba poco a poco a medida que te acercabas hacia la enorme frontera. Como poco a poco los espesos pastos verdes tomaban un color mucho más vivo y todo tipo de plantas, flores y árboles parecían brotar con más vida.
El camino que conducía hacia las lagunas estaba bastante asalvajado por la carencia de paso frecuente en él.
El camino de tierra poco a poco se había visto enviado por raíces y enredaderas que pareciera tratar de esconder la tierra bajo ellas.
El suelo se hacía más suave, y no solo por el agua que inundaba estos lugares gracias a las lagunas, no, el suelo aquí era simplemente diferente. Y todo por lo que parecía ser ese espeso bosque que se extendía kilómetros y kilómetros no solo a lo ancho sino a lo largo. El Bosque cruzaba todo el territorio desde el este hasta el oeste. En algunos puntos era más frondoso y en otros menos pero, daba igual cual fuera el punto, tardarías días en cruzarlo si es que te adentrabas.
Cosa que nadie hacía porque estaba prohibido.
Siempre lo había estado, antes incluso de que mi padre naciera, y estaba segura que incluso antes de que mi abuelo lo hiciera también había estado prohibido.
La leyenda contaba que aquello era el resultado de La Gran Guerra vivida hace casi trescientos años pero, después de tanto tiempo, había dejado de creerme aquellos viejos cuentos sobre hadas, seres mágicos e inmortales al otro lado de los árboles.
Si que era una frontera, eso era muy creíble pero, los seres mágicos, La Guerra olvidada...no eran más que cuentos de niños.
—¡Ey! —La voz de Nathan me sacó de mis pensamientos —¡Mirar las aguas!
Tanto Kessarn como yo nos acercamos aún sobre el caballo hasta el borde de una de las primeras lagunas, demasiado pequeña como para hundirse pero perfecta para dejar a los animales beber.
Los dos observamos algo asombrados como el agua era totalmente transparente. Nunca había sido un agua turbia pero, de manera normal tomaban un tono azul verdoso, como cualquier lago con un fondo de tierra o barro. Pero ahora, todas, a juzgar por lo que podía ver mientras nos adentrábamos en el terreno, todas las lagunas eran transparentes de tal manera que se podía ver claramente la pálida arena del fondo.
—¿Qué ha pasado aquí? —Pregunté como si alguno de los dos supiera la respuesta.
Nethan levantó sus hombros inseguro mientras detenía a su animal y bajaba de él. Kessarn hizo lo mismo y bajó primero él para luego alzar sus brazos y recogerme para ayudarme a pisar el suelo también. Los dos llevaron a los animales hasta la sombra de un árbol cercano el cual tenía a sus pies una pequeña laguna donde rápidamente los caballos se agacharon a beber.
Los tres, yo aún cargando la amplia cesta, nos adentramos por el camino de tierra que conducía hasta la laguna más amplia y a la que siempre habíamos acudido. Solo fueron unos cuantos metros de camino, por lo que después de pasar un pequeño muro de arbustos y roscas, la laguna apareció, con el agua incluso más cristalina que el resto.
Guardaba muy bellos recuerdos de ese lugar y, aunque habían pasado años desde la primera vez que la habíamos pisado, esta parecía inmune al tiempo.
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