29 CAPÍTULO
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꧁☆☬ Escandaloso ☬☆꧂
Pasaron al menos cuatro días y si soy sincera, no recuerdo muy bien la mayor parte de ellos.
Apenas había salido de mi habitación, Cerryn y Khalyn se habían pasado las veinticuatro horas del día conmigo, me habían mimando como alguna vez Olga lo había hecho. Se habían ocupado de preparar baños llenos de sales aromáticas y aceites, habían cepillado mi cabello e incluso aplicado algunos barros en mi rostro para mejorar mi piel. También me habían obligado a comer las tres comidas principales del día.
Y puede que después de estos cuatro días mi conclusión sobre el duelo es que era un viajero que podía abandonarte y quedarse olvidado por horas o minutos en lo más hondo de tu alma pero que, sin previo aviso, regresaba y te golpeaba con una brutalidad horrible.
Recordaba que ayer mismo mientras estaba leyendo en voz alta para mis dos amigas uno de los libros que había tomado prestados de la biblioteca, por el simple hecho de haber leído la palabra Primavera, me había derrumbado por completo. Había empezado a llorar a mares y sin poder evitarlo había recordado todas esas veces en las que mi padre me había arrastrado de regreso al palacio después de encontrarme en los campos de margaritas que sólo florecían en Primavera.
Y esa situación se había repetido una y otra vez, en un momento estaba bien y al siguiente estaba llorando, a veces sin siquiera darme cuenta.
—¿Alyathy? —Sacudí la cabeza y clavé mi mirada en la figura de Izzel, sentada al otro extremo del sofá.
Otro pequeño dato era que me había estado perdiendo demasiado en mis pensamientos.
El joven príncipe había llegado puntual a mi habitación. Desde nuestra llegada a Arcova se había estado presentando todas las tardes al anochecer para ver que tal estaba.
—Lo siento —Murmuré algo avergonzada mientras dejaba la taza de té caliente sobre la mesita de centro —¿Qué estabas diciendo?
Izzel negó suavemente restándole importancia y manteniendo en sus labios la gentil sonrisa que comenzaba a ser su signo de identidad.
—Estaba hablando de que finalmente han comenzado a llegar los invitados del Solsticio —Abrí los ojos con algo de sorpresa, se me había olvidado por completo que mañana se celebraba aquella costumbre —Aún quedan muchos por llegar a la ciudad pero los que permanecerán en el palacio durante las festividades ya se han asentado.
—¿Se quedarán muchos en palacio?
Este alzó una de sus manos y mentalmente contó mientras bajaba los dedos.
—Se quedarán los Lores a los que ya conoces, Thalor, Lyron y los gemelos —Bajó tres dedos —Y algunas de las familias nobles de Hibarul, los Hogmery, los Froyhy creo que también los Phoneas.
Me fue inevitable no esbozar una sonrisa algo incómoda.
—Supongo que por temas de mi propia seguridad es más razonable que no salga demasiado de mi habitación, ¿verdad? —Izzel me miró de arriba a abajo y frunció vagamente el ceño.
—Puedes salir si así lo deseas —Confirmó suavizando su gesto —Eres la protegida de mi hermano, nadie puede tocarte o faltarte al respeto sin hacerlo contra él. Además, si soy sincero, me vendría bien una persona con la que conversar libremente durante las interminables cenas.
Solté una suave carcajada y me estiré para tomar de nuevo la taza de té entre mis manos.
Mi mirada se desvió hacia la visión libre del Valle que dejaba mi terraza.
El color anaranjado del cielo era de una tonalidad hermosa y el contraste con las copas verdes de los árboles que llenaban las montañas lo hacían aún más magnífico si eso era posible pero, de alguna manera, todo aquello, lo que se extendía más allá de las cortinas que daban paso a la terraza se sentía demasiado.
Le di un sobró al dulce té y agaché la mirada.
—Me gustaría acompañarte pero creo que aún necesito tiempo —Los ojos de Izzel me miraron dulcemente, llenos de comprensión —Es demasiado para mi todavía.
Este extendió su mano y sus dedos rozaron en una caricia suave y amable mi rodilla.
—He sobrevivido todos estos hablándole a la pared, puedo soportarlo un solsticio más —Sonreí divertida —Pero debes prometerme que vendrás como mi acompañante al siguiente solsticio.
El cobrizo extendió su mano en mi dirección y yo lo miré enternecida.
—No sé si seré capaz de hacerlo—Él mantuvo su sonrisa mientras apartaba su mano —Lo siento.
Negó suavemente y rápidamente desvió el tema.
Pasamos varios minutos más hablando de cosas realmente sin importancia, me recomendaba libros que leer y algún que otro postre que probar, solo fue cuando Cerryn y Khalyn entraron a la habitación cargando sus camisones doblados con cuidado y un carrito con lo que era nuestra cena que Izzel se puso en pie.
—Supongo que he acaparado suficiente tu tiempo —El joven retrocedió hasta quedar junto ambas mujeres quienes hicieron una pequeña reverencia para él —Señoritas.
Él les devolvió el gesto y quizás eran ideas mías, quizás tan solo necesitaba algo con lo que distraerme, pero pude jurar que este le dedicó una suave sonrisa y un pequeño guiño de ojo a Cerryn quien instantáneamente se puso colorada.
Fuera como fuera, cuando este salió de la habitación y cerró la puerta a sus espaldas ambas muchachas avanzaron hasta el rincón de sofás donde me encontraba y prepararon la pequeña mesita de centro como la mesa de su propio comedor.
—Hemos preparado lo que nos pidió, si no le gusta podemos traerle algo más refinado —Negué mientras levantaba las cama panas de los platos.
Los cuencos de guiso de patatas y carne olían deliciosamente bien, la pequeña guarnición de verduras y pescado se veía tan apetitosa que mi boca no tardó en volverse agua.
—Quiero probar todo lo posible, y siendo sincera, la comida más sencilla suele ser la más deliciosa —Ambas sonrieron emocionadas —¿Así que esto es lo que soléis comer vosotras?
Cerryn asintió mientras revelaba sus propias porciones. Fruncí el ceño ligeramente al notar la diferencia en tamaño de los suyos a los míos pero cuando miré a la mayor de las dos está solo alzó los hombros haciéndome entender que era algo que no iba a cambiar.
Reegan lo había dejado claro en su momento, no hacía falta recalcar los puestos en su jerarquía porque ellos mismos tenían muy claro a qué parte y puesto pertenecían.
Llevaba días tratando de hacer que ambas se sintieran por un simple momento mis iguales, aunque quizás, era yo quien había decidido que quería bajar de la escalera por tan solo unos minutos, y sin embargo, jamás habíamos llegado a cruzar la línea. De una manera u otra no me lo permitían, incluso cuando no había ningún título para mi aquí, cuando yo no era nadie.
—En general es lo que come el pueblo —Informó Cerryn mientras destapaba una campaña más, en cuanto el olor llegó a mi nariz me relamí los labios.
Pan de ajo recién hecho.
—Gracias a la Madre no nos falta nada en nuestros platos y todos podemos disfrutar de tres comidas al día —Fue ella quien me extendió uno de los trozos de pan aún calientes con una sonrisa —Quizás tenemos algo más de limitación en cuanto a los postres más elaborados pero, no por falta de materiales si no por práctica.
Llevé el pan hasta mi boca y solo con el primer mordisco ya solté un sonoro sonido de gozo.
—Esto está delicioso —Murmuré tapando mis labios con una mano mientras masticaba —Realmente todo sabe mucho más intenso y delicioso a este lado del Bosque.
—Cuando respetas la fuente de tu riqueza está nunca deja de brindártela —Miré algo sorprendida a Cerryn, aquellas palabras habían soñado demasiado serias para su usual discurso —Solía decirlo mi abuela todo el tiempo.
Sonreí y tragué el contenido de mi boca antes de andar otro aún más grande y delicioso si es que era posible.
Pasamos la cena entre pequeñas bromas, ambas me hablaron de su infancia, Khalyn se había criado en Cristal, la capital del territorio dirigido por los gemelos, Altica. Supuestamente era un paraíso costero, de playas inmensas de arenas blancas y suaves, con el mar más cristalino habido por haber.
Cerryn había nacido en Hibarul unos años después de la guerra, supuestamente era la capital del territorio pero tras el ascenso de Reegan y su traslado aquí, Arcova, la ciudad había quedado casi abandonada y muy pocos habían decidido quedarse.
Ambas habían entrado a servir en el palacio de Thalor sólo un par de años atrás, para su suerte, habían ingresado a la vez y desde un inicio se habían vuelto bastante amigas, por lo que cuando recibieron la noticia de su traslado a la capital para servirme, se alegraron de hacerlo juntas.
Igual que con Izzel el tiempo se pasó bastante rápido y para mi sorpresa no hubo ningún momento donde necesitara parar o mi mente vagará a otros escenarios indeseados. No, en su lugar, cuando las tres terminamos y nos sentamos en los sofás para seguir con nuestra charla me sentía más tranquila y en paz de lo que lo había hecho en mucho tiempo.
—Alyathy —Sonreí ante la victoria.
Había insistido en que me llamaran por mi nombre durante las noches y aunque habían sido reticentes y muchas veces decidían no hacerlo, cuando mi nombre se escapaba por sus labios era casi como haber ganado cualquier competición.
—¿Sí? —Levanté ligeramente la cabeza y rodé los ojos hacia arriba para poder ver vagamente la silueta de Cerryn.
Las tres estábamos trenzándonos el pelo antes de acostarnos, Cerryn me lo trenzaba a mi y yo a Khalyn que luego se lo haría a la morena. Estábamos las tres en el amplio sofá, sentadas y encogidas, mi espalda contra las rodillas de la rizada y contra las mías la espalda de Khalyn.
—¿Puedo preguntar por qué ha rechazado la oferta del príncipe Izzel? ¿Acaso no le apetece conocer la celebración del solsticio? —Sentí como está cruzaba los mechones rubios de mi cabello uno sobre otro —Hasta hace tan solo unos cuantos días parecíais ilusionada.
—Cerryn...—Empezó a susurrar Khalyn a modo de regaño pero negué suavemente mientras agachaba la mirada y seguía mi trabajo sobre el cabello negro y liso de esta segunda.
—No es que no quiera ir realmente —Me mordí el labio inferior tratando de encontrar las palabras adecuadas —Es simplemente que no creo que sea bienvenida del todo y no quiero que nadie se sienta incómodo por mi presencia. Además de que me da miedo que me de un arrebato de tristeza por supuesto, ponerse a llorar en medio de un montón de gente no es de mis planes favoritos.
—¿Creéis que alguien se sentiría incómodo? ¿Por qué? —Cuestionó Khalyn dándose ligeramente la vuelta tal y como yo lo había hecho segundos atrás.
—Porque soy humana claro —Respondí con obviedad —Que vosotras no me odiéis no significa que el resto de vuestra gente no lo haga, por desgracia.
—¿Acaso no lo sabe? —El cabello de Khalyn se escapó de mis manos cuando esta se incorporó y se dio la vuelta por completo, sus manos se apoyaron sobre mis rodillas y esta se alzó sobre las suyas mismas obligándome a levantar la mirada —Este año el rey se ha encargado solo de invitar a las casas que apoyaron a los humanos en sus revueltas contra la esclavitud. Normalmente suele haber el doble de invitados pero por usted, ha decidido no incluir a aquellos que podrían hacerla sentir incómoda, a excepción de los grandes señores, claro.
Mis labios se entreabrieron con sorpresa.
¿Reegan había hecho qué?
Cerryn, a mi espalda, terminó con su tarea y dejó la larga trenza repostar contra mi hombro. Sus manos se posaron con suavidad en el inicio de mi cuello y se inclinó lo suficiente como para aparecer en mi campo de visión.
—Si no os sentís cómoda celebrándolo en el palacio estoy segura de que a su majestad el rey no le importaría que nos acompañarais a la celebración en el pueblo —Sugirió ella con entusiasmo —Ya conocéis a algunos de los habitantes, os sentiréis más cómoda.
La idea vagó por mi mente durante unos minutos.
Ni siquiera había sopesado la idea de que si yo no salía a ningún lugar ellas tampoco podrían salir a disfrutar de la noche. La culpa por mi desconsideración pesó sobre mis hombros, me dí la vuelta para dejar mi espalda apoyarse contra el propio respaldo del sofá y poder verlas a ambas.
—¿Saldréis durante toda la noche? —Cerryn negó pero en cambio Khalyn no dijo nada.
—Aún no me siento muy confiada en las actividades nocturnas que se suelen llevar acabo durante el solsticio —De nuevo sus mejillas se enrojecieron, y la visión de su rostro rojo con aquella tela que cubría sus rizos era realmente graciosa —Sin embargo Khalyn puede que no regrese a dormir.
Mi mirada viajó pícara hacia la mujer a mi izquierda.
Y quizás el hecho de que había una sonrisa igual de juguetona en sus labios me dejaba saber todo lo que necesitaba.
—¿Hay algún hombre? —Interrogué dejando un suave golpe en su costado —Te he visto hablando algunas veces con un mozo.
Ella rodó los ojos pero la sonrisa no desapareció.
—Solo hemos hablado y dudo que pase cualquier cosa mañana — Confesó mientras su mejillas también cobraban poco a poco un intenso color rosado—No suelo acelerar tanto las cosas, me gusta ir despacio.
La miré de arriba abajo. Era preciosa. Ambas lo eran, cada una con unas características distintas y casi que contrarias pero con unos rasgos que encajaban perfectamente entre sí.
Era difícil de creer que alguien como Khalyn no tuviera a un puñado de hombres detrás.
—No tienes que contestar si no lo deseas, es pura curiosidad —Ella me miró con las cejas alzadas expectante —¿Alguna vez has...? —Ahora eran mis propias mejillas las que se calentaban gradualmente —Ya sabes...—Traté de gesticular para hacerme entender pero por el suave fruncido de su ceño sabía que la cosa no estaba funcionando —Me refiero ¿Alguna vez has estado en la cama con un hombre?
Y quizás la respuesta era tan sencilla para ella que no pudo evitar soltar una sonora carcajada.
Cerryn también me miró divertida pero sus mejillas aún seguían encendidas y era más que obvia la respuesta en su caso, sobre todo porque ya lo había dejado caer con su respuesta anterior.
—He estado con varios machos si es lo que desea saber, señorita —Rodeé los ojos ante el formalismo de nuevo presente pero lo dejé pasar —Supongo que aún es difícil de asimilar pero tengo casi quinientos años, mi vida hubiera sido bastante aburrida si no hubiera hecho nada en todo ese tiempo.
Sonreí dándole la razón. Aún me era complicado aceptar el hecho de que todos los que me rodeaban tenían como mínimo más de cien años, sobre todo cuando todos se veían tan estúpidamente jóvenes.
—¿Lo hiciste por diversión o acaso estabas en una relación con ellos? —Seguí con mis preguntas —La moral humana es muy cerrada en esos aspectos y apenas se habla del tema.
Ella alzó los hombros en señal de que para los dahaarys no era ningún problema.
—Nuestra gente entiende la sexualidad como un paso más en la vida, sirve para muchas cosas, diversión, como creador de alianzas, obviamente para gestar herederos y en otros casos incluso como venganza —Khalyn se giró y con un pequeño gesto indicó a Cerryn que se sentará a sus pies para poder trenzar ahora su cabello —Cuando uno es más joven no piensa mucho sobre el tema, solo desea explorar y conocer sus gustos. Mi primera vez fue realmente horrible, fue durante un Solsticio —Me moví ligeramente para poder extenderle el cepillo —Llevaba muchos años sintiéndome atraída por un joven carpintero de mi aldea y por casualidades de la Madre, yo también le gustaba a él. Para mi desgracia, yo no tenía experiencia, él sí, y aunque le gustaba, no pareció lo suficiente como para ser amable y cuidadoso.
—¿Te hizo daño? —Pregunté horrorizada.
Khalyn asintió.
—Supongo que él solo buscaba complacerse a sí mismo por lo que no pensó mucho en dejarme adaptarme a las circunstancias —Sus manos trabajaban veloces pero delicadas sobre el cabello de Cerryn —Cuando se sintió satisfecho esperó a que yo me vistiera y simplemente se fue diciendo que había sido una agradable velada.
—Idiota —Gruñó Cerryn cruzando seis brazos y frunciendo sus labios en un gesto casi furioso.
—Gracias a Karch el resto de experiencias que tuve fueron bastante diferentes, me tomé el tiempo de conocer realmente a los hombres antes de dar el paso y con los últimos dos, sí, estaba en una relación antes de hacer nada —Los ojos azules de esta fueron a mi y la sonrisa pícara esta vez fue dirigida en mi dirección —¿Y usted, ha estado alguna vez con alguno?
Ni siquiera la dejé terminar por completo la pregunta antes de comenzar a negar.
—No, no por Karch, ni siquiera he pensado en ello —Una gran mentira —Lo único que he hecho realmente ha sido besar.
—¿Nunca se acostó con su prometido? —Negué de nuevo.
Cerryn se giró lo suficiente como para mirarme ahora desde abajo.
—¿Y si era estéril? —Preguntó haciéndome quedarme estática ante la sorpresa de tal pregunta —Sois princesa, ¿cómo podéis casaros sin saber si os puede dar un heredero?
—Esa no es la pregunta real, Cerryn —Khalyn sonrió con fuerza —La pregunta es cómo pueden casarse con alguien sin saber si les va satisfacer en los placeres de la noche.
—Oh dios —Tapé mi cara con ambas manos cuando podía sentir hasta la punta de la nariz arder —¡Esta conversación es tan escandalosa!
Las dos rieron con fuerza y cuando Khalyn terminó de trenzar el cabello ambas volvieron a colocarse a ambos lados de mi cuerpo y aún sonrientes tomaron mis manos.
—Si está conversación le parece escandalosa, mejor tápese los oídos mañana, señorita —Khalyn dió una suave palmada en mis hombros —Eso sí que será escandaloso.
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Capítulo cortito la verdad, pero íntimo y divertido.
¡Se viene el solsticio, que ganas tengo!
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