01
si por alguna razón llegaron primero al capítulo les pido que lean primero las aclaraciones para que comprendan.
SeungHan camina por los pasillos del lugar mientras observa por donde pisa, prefiere evitar voltear a algún lugar en específico, por un lado unos borrachos apuestan el uno con el otro, puede escuchar los gritos de las personas en sus oídos, probablemente de alguna pelea que se había armado por ahí.
Sus zapatos bien boleados, su bata blanca básica para su profesión, su cabello negro brillante a los ojos de las personas y su muy pálida piel que reluce como si fuera porcelana pero lo que más resalta son sus bellos y profundos ojos rojos, los cuales se siente como si estos brillaran.
Dobla a la izquierda para ir por el pasillo que da a la "oficina" del anciano que ya conoce.
—Que bien que estás de vuelta, joven doctor. —Escucha de parte del anciano.
—Buenas tardes, Máster Woo.
Saluda amablemente pasando de largo hasta la puerta abriéndola y escuchando el bullicio, incluso pudo sentir el calor en su cara de lo caliente que el lugar estaba. El ring está vacío pero rodeado de borrachos haciendo apuestas de la misma manera, el solo camina hasta su consultorio abriendo la puerta.
—Doctor, ¡ahí estás!
Escucha esa linda voz al momento de entrar y lo ve ahí, con su cabello blanco, su gran espalda, vestido con un short rojo y una playera blanca con unos tenis y calcetines del mismo color, las vendas en sus manos, típicas para las paleas que este tenía y los guantes de este reposan en una de las camillas que están en el lugar.
—¿Ya ha terminado la primera pelea?— pregunta al de cabellos blancos. —¿Qué le pasó a tu cara?— este sonríe y puede ver el golpe evidente que tiene en su mejilla. —Ven, siéntate, vamos a curarla.
Camino hacia este para dejar el maletín de lado y guiarlo a una de las camillas, saco un algodón para ponerle alcohol y con las pinzas pasarlo por la mejilla herida del chico.
—Eres demasiado joven para estar en un lugar como este. —Añadió sin dejar de pasar el algodón por la mejilla de Eunseok. —Un niño de tu edad debería estar disfrutando la vida en el campus y haciendo nuevos amigos. —la sonrisa en el rostro de Eunseok se fue y le vio con confusión.
—Yo no necesito ir a la escuela, tampoco necesito amigos.— Mencionó con una sonrisita en sus labios.
—De nuevo, hablando como un niño.— Había un poco de preocupación en sus palabras. —Este no es un trabajo adecuado.
—Mis dedos de salchicha no son buenos con esas cajas registradoras.— Hizo un mohín con los labios.
SeungHan dejó el algodón para tomar uno nuevo con las pinzas.
—Aprendes. —Chocó el algodón con la nariz de este levemente. — Como. —Golpe. —Irte. —golpe. —Niño. —golpe.
Eunseok soltó una risita ante eso.
—¿Estás aburrido de mi? —Preguntó con cierto coqueteo en su voz.
—Esto lo hizo tu coach, ¿cierto? —Preguntó el mayor referente a la herida en su mejilla. —¿Porque te quedas con el? —Le miró un momento a los ojos para luego levantarse y caminar dejando al peliblanco sentado en la camilla. —Esa debería ser una razón suficiente para irse.
—Si lo haría, entonces ya no podría verte. —Su ceño se frunció ante la idea de no ver más al chico.
—¿Y qué es lo bueno de eso? — Respondió lavando los utensilios que había utilizado. —No es más que dolor.
—De ninguna manera. —Se movió de lugar sentándose en la pequeña silla con ruedas.
—Ponte en marcha. —Vio al menor por encima de su hombro. —No salgas golpeado de nuevo.
El peliblanco queda un momento en su lugar pensativo, viendo la espalda de SeungHan moverse por lo que sea que esté estuviera haciendo.
—Tu siempre me dices que me vaya. —Le dijo levantándose de la silla.
—Esto no es un parque infantil, lo sabes. —Respondió Seunghan con la frialdad y seriedad de siempre.
—Lo séeee. —Dijo en tono de berrinche caminando a la puerta con los hombros hacia abajo.
—Doctor. —El pelinegro volteo al llamado de este. —Nos vemos en un momento. —Una sonrisa apareció en sus labios para posteriormente irse escuchando el rechinido de la puerta tras el.
El mayor camino hasta la puerta poniendo rápidamente el seguro, aunque cartel de afuera en el que se lee "Hong SeungHan" aún lo dejo encendido.
Eunseok suspiro poniendo las manos en su cara bastante abochornado.
—El doctor nunca se ríe de mis chistes. — Mencionó para si mismo. —Si el lo haría, apuesto a que se vería jodida mente adorable. La imagen del mayor cuando le estaba curando la mejilla se instaló en su mente, la cara tan seria de este, su mandíbula bien marcada, su piel pálida y esos profundos ojos rojos, era hermoso.
—Maduro en el cabello pero no en la cabeza. —Pensó entre risitas.
—¡Eunseok! —Se escucho en el lugar.
—Yah, Eunseok. —Una mano se posicionó en su hombro. —¿Dónde están tus putos guantes?
—Oh...¡no!— Volteo a ver sus manos las cuales solo estaban vendadas.
—¡¡Maldito, no te quedes ahí sentado!!—El hombre gruñón exclamó con enojo en su voz y podía verlo en su ceño fruncido. —¡Ve por ellos!
Eunseok se levantó rápidamente para correr en busca de estos, corrió por el pasillo hacia el consultorio del doctor.
—Mierda, la cague. —Tomo la manilla de la puerta para entrar al lugar. —Doctor, ¿viste mis guantes? Los dejé aquí...
El pomo de la puerta cayó junto a un par de tornillos, Eunseok se detuvo instantáneamente quedando en un pequeño shook.
El cuerpo de un tipo golpeado y probablemente muerto estaba en una de las camillas, una bolsa de prueba de sangre estaba en los labios de SeungHan, Eunseok sintió el sudor frío bajar por su frente hasta su mejilla.
—Doctor...
SeungHan se quedó quieto con sus enormes ojos rojos abiertos y la bolsa en sus labios mientras bebía del líquido rojo dentro de la bolsa, esta cayó al suelo dejando ver la sangre en sus labios la cual cayó por su mandíbula aún en ese shook.
Ambos estaban paralizados, uno al describir lo que el otro hacía y el otro al ser descubierto mientras la sangre de la bolsa se regaba por el piso del consultorio.
Eunseok caminaba tras su coach bajo el bonito cielo naranja, su bolso reposaba en su hombro mientras iba sumido en sus pensamientos.
Doc ya se había ido cuando regrese después del partido de ayer.
Espero que se haya ido a casa después del atardecer.
Lo que había pasado después de eso llegó a su cabeza, repitiendo las imágenes de este bebiendo sangre de la bolsa, como está cayó y este estaba en shook.
Pensaba que los vampiros solo existían en las películas.
¿Eso significa que podría estar trabajando ahí, solo por sangre?
El bebe sangre para vivir, después de todo.
Después de un rato caminando llegaron al taller, donde vivía, subió la puerta deslizable entrando al lugar y tras este su coach, caminó tranquilamente adentrándose al lugar hasta donde dormía cuando una patada tras sus rodillas lo hizo caer de frente casi golpeándose con el mueble que estaba ahí. Rápidamente volteó a ver a este.
—Deja de ser tan dramático. —Escucho la ronca voz del más viejo y rápidamente se puso sobre sus rodillas doblándolas. Tomó un palo el cual tenía siempre a la mano para hablar de nuevo. —En posición de plancha. —Ordenó.
Eunseok rápidamente le obedeció y un golpe fue depositado en su espalda haciendo que flexione sus brazos ante el dolor, otro fuerte golpe fue depositado en su espalda.
—¿Dónde tienes puesta la cabeza? —Dijo sin dejar de darle golpes a este quien solo hacía leves ruidos por el dolor de los golpes que le eran propiciados por el palo. —¿Ni siquiera puedes conservar tus guante? Te crié desde un pequeño lactante hasta convertirte en lo que eres ahora. —Seguía golpeando a este el cual solo cerraba los ojos y trataba de no dejarse caer al estar en posición de plancha. —Eres un pedazo de inútil. —Finalmente Eunseok cayó ante los golpes dejando su peso en uno de sus hombros respirando con fuerza.—¡Maldita sea! Más te vale no perder mañana, ¡¿Eh?!— Dejó caer el palo para irse hacia dentro de la casa dejando al peliblanco ahí.
Eunseok se volteó quedando boca arriba dejando salir un suspiro de sus labios, cerró los ojos un segundo mientras pensaba.
Desearía que el bebiera mi sangre también.
holaaaaaa.
al fin comenzaré con esta historia, espero les guste el primer capítulo.
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