Infiltración
2. " A los animales se les puede llamar la atención si uno puede imitar correctamente el sonido que hacen, a los alfas lamentable alabando sus opiniones por muy inciertas que sean. -Kanroji Mitsuri"
— Escúchame, se que esto parece loco; Sin embargo, te juro que tiene sentido — Insistió el Capitán.
— ¡Oh, en serio! — La falsa emoción de la Líder era palpable y realmente gratificante — Estoy extasiada por oírlo, ya que de verdad quiero saber ¡¿Qué mierdas pasaba por la cabeza de el Capitán de este jodido fuerte para secuestrar al Omega de uno de los hombres más peligrosos de nuestros enemigos?!
Giyuu solo llevó la taza de té a sus labios y sintió el sabor... Tan mal, como olía; la beta que había preparado el té había estado temblando más que un sureño en pleno invierno y tuvo suerte de no derramar nada. No la culpaba, las feromonas en la oficina del capitán no eran nada agradables.
Él solo descansa en la cama del gran Capitán del fuerte de las olas, mientras que el médico de la legión le atendía. Era tan pálido como lo era Giyuu y una cara peor que la de un perro cuando se refería a la molestia que cargaba.
— Mira sus muñecas ¡Por el Sol! , no había manera que le dejara ahí — Siguió insistiendo — Parece como si se fueran a romper en cualquier momento, sin mencionar bueno... todo...
Hubo un suspiro de impotencia por parte del alfa. Giyuu solo entrecerró los ojos, Sabito no podía ser cierto, era demasiado estupido o tal vez demasiado libertino, no podía ver una cara bonita en apuros porque ya estaba ahí.
¿Cómo había llegado tan lejos en esa Guerra?
— ¡Claro que podías, simplemente lo dejas. No lo va a matar, todo lo que quiere ese hijo de puta es preñarlo en dos semanas para la época de cortejo de ellos y cumplir con su puto deber! — La voz de la líder se volvía más aguda de la molestia — Sabes que Shinazugawa le mama seguir las reglas de sus superiores como un perro bien entrenado.
— ¡No podemos dejar que se reproduzca! — Exclamó como si eso fuera un gran problema — Ya dos Shinazugawas son un problema, uno más seria el fin del mundo.
— Genya dijo que tiene 5 hermanos y hermanas más, que todos ellos quieren unirse al general tan pronto tenga edad — Mencionó con una sonrisa Tanjiro sin ver el problema de su capitán.
— Dijo que su hermana Teiko incluso da más miedo que el General y seguro será la que lo sustituya en vez de él, si no mejora pronto — Nezuko también compartió tranquilamente — Ella tiene 6 y medio, dice que es una ternura de niña también.
— Tiene una pintura de ellos en su oficina, ella es una copia del General— dijo casi en un susurró el Omega, con su clara languidez que siempre le acompañaba más en ese estado que le daba cierto aspecto débil — Escuché incluso el antiguo General Agatsuma le pido al General Shinazugawa entrenar a esa chica él mismo.
La cara de horror de los otros dos era ciertamente gratificante, Giyuu una vez había visto a la señorita Teiko y era una niña en extremo adorable, usaba su ternura a su favor y siempre lograba lo que quería.
Sería un terror en la corte, como en el campo de batalla, a veces el talento siempre sale a relucir desde joven.
Era una niña talentosa como lo era Kotetsu, que había logrado quitarle los grilletes. El niño provenía de una familia de herreros, los cerrojos eran con juego simple para él con un pequeño clavo y paciencia. Pero debajo de ellos sus muñecas estaban destrozadas, moradas, hinchadas, con cortes y sangre un saliendo por el esfuerzo que hizo más de una vez en su actuación para luchar contra ellas; aunque, en su defensa se veían peor de lo que se sentían y más que ahora estaban envueltas en vendas y cataplasmas de diferentes hierbas que le puso el doctor del fuerte.
Su cuello también estaba vendado, su ojo con crema, sus pies, parte de su cuerpo también por diferentes actuaciones que evitaba decir. Esperaba que nada fuera a cicatrizar muy feo o su hermana iría a destruir al general ella misma si se entraba que estaba sucediendo todo eso.
En ese momento solo estaba lleno de vendas, crema, una camisa blanca de capitán y su sábana. Sabía que no se debía ver de lo más encantador por todos los ungüentos y curas en su cuerpo, pero no había de otra manera. Primero tenía que apelar a ese sentimiento de protección que tenían los alfas hacia los omegas, después lo demás.
Solo soltó un pequeño suspiro y bebió mas del té, su mal sabor ayudaba a distraerlo de todo lo que le aquejaba, como los dos alfas que sin importar como se vieran algo en ellos no parecía normal del todo.
La joven líder parecía joven, tanto como Tanjiro pero definitivamente como se movía y su mirada decía que era más de lo que aparentaba, entre eso también se incluía la edad. Que sea pequeña y algo fina le incomoda también el Omega, era más delicada en todos los aspectos en una manera muy adorable.
Probablemente en el futuro no todo sea una competencia de quien tenía el nudo más grande en la bahía, si no quién era la más adorable si la joven señorita Shinazugawa Teiko y la señorita Makomo reemplazaban a sus superiores.
— Te lo dije, quiere hacer un mini ejército. Ya tiene un equipo completo de Rounders — Se quejó el Capitán.
— Bueno le escribimos a todos los hijos adoptivos de papá y tal vez podríamos ir contra ellos si no lanzaras tan mal la puta pelota — Atacó la chica y hubo risas por parte de los menores.
Giyuu solo se quedó en silencio, debía haber algo mal. No tenía sentido alguno que ese par de niños estuviera encargado del fuerte, porque eran un par de niños en espíritu y menos tenía sentido que nunca pudieran ganar contra ellos.
No había papeles en el escritorio de la habitación, al igual que Shinazugawa todo debía estar en su oficina , las pipas estaban dejadas a un lado en posición correcta como si fueran decoración, pero podía notar con que eran usadas con frecuencia, la puerta estaba abierta y la beta seguía allí como si nada en silencio y con la mirada baja. Sin mencionar al doctor que no paraba de murmurar malas palabras en voz baja y su molestia aumentaba.
Ese al igual que la habitación del Capitán solo era una habitación de nombre, poco usada por el olor de las sábanas. Incluso había polvo en los marcos de los cuadros de la habitación. Tal vez debía venir de vez en cuando, cuando no había trabajo, hacerle el amor a cualquier trabajador de los placeres carnales, fumar un poco después y dormir hasta el día siguiente.
Un hombre ocupado, con estrés por sus vicios y con un claro problema de querer aparentar que era relajado ante sus subordinados. Al Omega le decía que era cierta la animosidad hacia el General, que quería aparentar ser diferente a él en muchos aspectos.
Por eso es que había mucha gente, demasiado relajados, conversaban tonterías, no usaban lo habitual para calmar sus nervios.
Todo eso era una actuación de los mayores, mala para el Omega. Solo hablaban de lo más trivial y ridículo como si estuvieran resolviendo el problema para demostrar dos cosas, uno que no parecía lo más afectado por lo que iba pasar a sus cadetes en especial a los niños que esparcen información peor que un periódico, la servidumbre que era la beta y al doctor que parecía alguien más confiable y serio. Por otro lado, no querían compartir nada con quien no fuera el circulo interno y obviamente no confiaban en el Omega.
— Buenas noticias, no tiene un bastardo en él — Comentó el doctor — Dudo que Shinazugawa lo haya usado para otra cosa que muñeco de entrenamiento a ver si aguantaba sus golpes.
— Te lo dije, un perro que mueve la cola por las órdenes. No lo follaria hasta la época de cortejo porque esas son sus leyes — Bromeó la líder.
— El desmayo fue una reacción a la exposición a un nuevo entorno y creo que está asustado a morir. Sin mencionar todos los maltratos que ha tenido en su cuerpo— Continuó el doctor — He visto de estos casos, internalizan todas sus emociones debido a sus traumas y ahora no confía en todos los alfas así que tengan paciencia.
— Bueno, gracias Yushiro — El Capitán suspiro, parecía que se le había quitado un peso gigante de sus hombros — Es algo que...
— Es ciertamente extraño — Comentó el Doctor para tomar la mano del Omega y acercarla a su rostro — Tiene cayos y cortes en su mano, no como los de ustedes por su uso de espadas pero estos se ven más comunes en los estratos sociales más bajos de Stella.
El Omega quitó rápido su mano del doctor, no esperaba que descubrieran su profesión con tanta rapidez, sintió la vergüenza recorriendo su cuerpo por completo.
— ¿Me estas diciendo que es un simple sirviente? — Preguntó sin poder creerlo el capitán — Eso no tiene sentido, es el Omega de Shinazugawa el puto General del norte.
— O un esclavo, a veces no hay diferencia entre ellos allá — Dijo para encogerse de hombros con una percepción un poco equivocada desde el punto de vista de Giyuu— Nuestro amigo aquí no puede ser un Omega de alta cuna, no con esas manos... Aún que todo es raro, o ha trabajado desde niño o lo han esclavizado los últimos años porque algunas heridas y cayos no tienen sentido para alguien tan joven.
Extrañaba sus guantes, sus preciosos blancos e inmaculados guantes. Giyuu sabía que sus manos no eran la cosa más decente del mundo, no hubiera llegado jamás a su nivel de experiencia sin haberse cortado más de una vez en la cocina o quemado o lastimarse sus manos de tanto limpiar; sin mencionar otras partes de su entrenamiento en la escuela de Mayordomos.
Unos guantes eran para un mayordomo lo que era una corona para un Rey, algo obligatorio, cubria que eran tan humanos como los demás, tan lleno de imperfecciones y dolor como todos los demás; algo totalmente prohibida para tanto para un sirviente del palacio como un Omega de una casa respetable como la era la suya, sabía que Lady Tomioka no estaba muy contenta por sus manos ella era la que insistía en que nunca se quitará los guantes, sus manos eran una cosa que jamás debería ser vista por otra persona; aún esa misión estaba llena de sacrificios y en un día normal todo estaba bien nadie se fijaba en sus manos, nadie notaba lo mal que estaba.
Solo llevó sus manos debajo de la manta, tratando de ocultarlas como si fueran la cosa más horrorosa del mundo.
— Algo no anda bien — Concordó Makomo — Primero Shinazugawa...
La líder vio que todavía en la sala estaban la beta, los jóvenes cadetes y el doctor; se cayó enseguida y aclaró su garganta para hacer notar la presencia indebida.
— Todos van a sus puestos de nuevo, cuando se les necesita se les llamará de inmediato — Ordenó ella con voz firme.
— ¡Si, Líder! — Dijeron al unísono y abandonaron la habitación sin protestar en lo más mínimo.
Giyuu apretó los labios levemente e inhaló tratando de calmarse, podía sentir como su espalda se erizaba del miedo. Sería ridículo que ellos le aceptarán de una por muy buen samaritano y libertino que sea el capitán, el mayordomo ya había sido advertido por el General.
"Si Sabito es un dolor de culo, creo que sería más fácil de enfrentar de no ser por la pequeña sombra que siempre carga detrás de él. Que no te engañe su cara, puede que sea su hermano quien tenga el talento en batalla, pero creo que el incluso es consciente que no hubiera llegado ni la mitad del camino que ha recorrido sin Makomo"
Si alguien se ganaba un halago y ni siquiera un insulto de Shinazugawa Sanemi, debería ser alguien con quien tener cuidado. Si alguien joven estaba en un puesto tan alto nunca significaba algo bueno, o en su país era lo suficientemente inútiles para que ella llegará a ese puesto o ella tenía un talento desbordante del cual siempre tener un cuchillo en la espada mientras le saludan eran lo adecuado.
— Tienes razón no tiene sentido — El capitán camino de inmediato a las pipas para prepararlas y encender una — Si muy bonito y con una personalidad que hace suspirar a más de uno, pero cualquiera sabe que los lunáticos son tan clasistas como pueden ser, Shinazugawa jamás ligaria su sangre con alguien de tan poco valor como él, no después de subir en su tonta escala social.
El mayordomo solo pestañeó sorprendido por lo que acaba de decir el alfa, la audacia con que hablaba nunca dejaba de sorprenderlo. ¿Esto era a lo que se referían los jóvenes de la corte ahora con eso de... Es un 10, pero cuando abre la boca es un 2?
Incluso la líder hizo una mueca en su cara cuando lo escuchó, casi dándole una mirada de disculpa por las palabras de su superior.
— Poco valor — Murmuró sin poder creer esas palabras.
— No me malinterpretes precioso, pero son sus reglas sociales. Tu debes saber más que yo, la jerarquía la cual es una competencia a quien tiene más endogamia — Trató de justificar y fumó como si nada. — Tu eres obviamente un 10, eres probablemente el Omega más hermoso que han visto mis ojos.
Se notaba que había dicho eso más de una vez es su vida por la facilidad y la manera que lo decía, queriendo desviar su atención del comentario anterior.
— Si, comprendo totalmente — Lo Miró a los ojos directamente y lo dijo como si le creyeran — No se tiene que disculpar.
Aunque tampoco aquello había sido una disculpa, era una excusa detrás de una explicación que solo él le daba sentido. Pero si algo había aprendido en el libro de la señorita Kanroji, es darle la razón aquellos que no la tenían pues uno sería igual de ridículo si se pone a pelear sobre eso con alguien de su manera de pensar.
— Lo que él quiere decir, es que ellos dan valor a las cosas a lo tonto. Más a las personas, si no tienes sangre noble allá no eres nada. No es que usted no tenga valor, alguien con su valentía al enfrentar al General en sus condiciones es muy valioso — Continuó la más joven con más modales y tranquila.
Suspiró más tranquilo, la manera que le hablaba tan llena de cortesía y modales, indicaba que no le veía como un problema lo cual era adecuado.
— Gracias, sus palabras son muy amables.
— ¿Nos podría decir cómo es que usted termino con él? — Preguntó amable la chica, su voz era como la de un delicado arrollo en medio del bosque, le llenaba de calma.
— No nos tomes por mal educados, pero es que parece que ese no era el lugar donde deberías estar — Continuó el Capitán, se recostó en la pared y le miraba con escrutinio.
Giyuu miró a las sábanas que ocultaban sus manos, suspiro suave y se mentalizo, había practicado las siguientes palabras por días, junto con otras cientos por las probabilidades de lo que podría pasar. Si ellos fueran algo más hostiles, si ellos descubrían cosas diferentes, si la situación necesitaba algo de información extra o menos.
— Yo... — Habló con la languidez que le caracterizaba — La verdad es que no lo sé.
— ¿Qué?
— No lo sé... Yo... Solo estaba con mi... — Calló de inmediato como si no quisiera decir algo y apretó sus manos con fuerza bajo la almohada — Creo que es obvio no, incluso si no quiero decirlo ya lo saben... Yo era un sirviente.
— Si continúa, entendemos que la situación aterradora...
— ¡No, ustedes no entienden! — Interrumpió de inmediato a la alfa y se tensó de inmediato — Yo lo siento, no debí.
— Mira, tranquilo precioso incluso si se nos acaba todo el día, tengo toda la noche para ti.— Señalando como los últimos rayos del sol que entraban por la ventana se iban.
La escena que le siguió le sorprendió de inmediato, lleno su corazón de recuerdos, de una fuerza casi abrumadora de cuando abandono por primera vez la caja y el mar.
Había pequeñas piedras solares incrustadas en el techo de la habitación que formaban la silueta del sol y con una brillo naranja despertaron de su sueño diurno para iluminar la noche y la habitación de una manera espectacular.
— Increíble — Jadeó de la impresión.
Le recordó a la habitación del barco del ex General Agatsuma la primera noche que salieron de la caja que les salvo la vida, su camarote tenía un pequeño árbol de la luna en forma miniatura que iluminaba la habitación con un brillo plateado que quitaba el alimento. Después de días de oscuridad esa luz había sido todo para él.
Ver el brillo naranja se sentía extraño, como si algo no estuviera bien y aún así no tenía miedo. Cualquier luz era mejor que la oscuridad, más con ese sonido de las olas chocando tan cerca.
Estaba tan impresionado por las piedras en el techo que noto cuando el capitán se acercó a la cama y tomó su cara para que enfocara su mirada otra vez en él.
— Si da las gracias después por estar bajo la luz del sol — La soberbia de su voz era casi tan molesta como su olor de la hierba que estaba fumando — ¿Qué hacías con Shinazugawa?
Giyuu podía descifrar que era una combinación de varias hierbas no una sola, una calmante, otra para el sabor.
Algo patético.
Apretó los dientes, sabía que debía decir todo si, actuar como el Omega más obediente y complaciente del mundo, pero aquel hombre era la molestia más grande que podía cruzarse.
Pero tenía que ser él, si el General dijo él debía ser por una razón, solo Sabito tenía suficiente poder para tomar un Omega y no ser juzgado por ese crimen, aparte era más estupido que la líder que se comportaba amable y tranquila probablemente para ganar su confianza, no debía ser tan tonta para caer en las cosas que debía hacer.
— Usted sabe... Tomar el té, jugar a las muñecas... Excepto que yo era la muñeca, me vestía, me movía, me torturaba a su placer... Lo común — No pudo contenerse, no nunca con ese hombre — ¿Qué le parece que hacíamos?
Apretó un poco más su rostro y no parecía contento con su repuesta, aunque escucho una leve risa por parte de Makomo.
— Sabes, entre los dos Shinazugawa siempre ha sido él quien tiene más autocontrol — Comenzó a hablar soltando humo de su boca — Lo cual no tiene sentido para mí, nada de esto. Un día llegas con él, te tortura de una de las maneras más viles posibles, hace lo que quiera contigo y aún te mantiene cerca de él.
— Tranquilo, es tu tuyo galán — No tenía aire tóxico dentro de él, pero si palabras que podría regresarle — Te juro que solo fui su prisionero, nada de celos.
La carcajada de Makomo tal vez se escuchó por todo el fuerte, hasta luchaba por respirar de la risa; por otro lado el capitán está rojo, tal vez de la vergüenza o de la ira, probablemente ambas. Soltó su rostro de inmediato y dio unos pasos atrás indignado por lo dicho.
— ¡Oh por el mismo Sol! — La risa continuaba de la menor quien sostenía su estómago — Es mejor de lo que contaban los Kamados — Hacia grandes esfuerzos para respirar y parar su risa, estaba tan roja — Quien diría que solo bastaba de un Omega extranjero para callar la boca de los dos perros más bravos de la bahía.
— ¡Silencio! ¡No da risa! — Bramó casi como un perro.
— ¡¿Cómo que no?! — Ella tomó una gran bocanada de aire — Todo el maldito fuerte tiene años, posiblemente más de una década queriendo patear tu molesto trasero y le tocó al Omega con menos de 20 palabras acabar contigo.
La ira crecía en el Alfa se podía oler con facilidad, casi palpable y espesa que pesaba. Tragó saliva, tal vez se había pasado un poco, pero no era su culpa que esos dos tuvieran esa tensión toda rara entre ellos y él fuera el único con las agallas para decirlo.
Él pareció que iba a decir algo, pero solo apretó sus puños y soltó un leve sonido de insatisfacción, para soltar sus puños e inhalar y exhalar varias veces para calmarse.
— ¡Lo que sea! — Parecía más relajado, incluso el olor del ambiente cambiaba — A lo que me refiero ¿Es como llegaste a sus manos? ¿Quién te dio a él? ¿Por qué? Pues él obviamente no te tomo en voluntad propia y tú tampoco es que quisieras estar con él.
— Si, no te podemos ayudar, si no nos dices que pasó — La chica se seguía sosteniendo el estomago pero estaba más tranquila.
— ¿Ayudar? ¿Ustedes?... — Soltó despectivo metido en sus mentiras practicadas — Lo siento, no quise decir — Se detuvo como si estuviera pensando en lo que iba a decir — Pero... Ustedes no pueden, ya es tarde.
— ¿Tarde?
— Sí, es tarde. Ya no importa nada — Soltó como cierta amargura — Si vivo, si muero... Se que odiarán ya que no comprendo, sin embargo, no me importa. — Recitó excepcionalmente, había practicado tanto con el General — Sí, yo era un sirviente y no lo odiaba para nada. La verdad mi vida allá no era tan mala.
Eso tomó por sorpresa a ambos alfas, ninguno esperaba eso.
— Ni siquiera recuerdo nada de mi antiguo país, pero si estoy seguro que no hay nadie con quién regresar.
Aclaró de inmediato sacado una de sus manos de las sábanas y tomar uno de sus mechones de cabello blanco. Era diferente incluso al cabello albino del General, este tenía un cierto toque leve plateado que lo hacía resaltar más. Era algo único, no se conseguía de ninguna otra manera ese tono a menos que nacieras en la tierra de la eterna nieve.
— Fui comprado por mi primer amo antes de tener una década, no era bueno, no lo recuerdo bien, prefiero no hacerlo...
— ¿Qué diablos?
— Él me vendió cuando me presenté, pensó en venderme a una casa de placer. Tuve suerte de que mi ama me compro, fuera de una familia noble del Oeste. Él trabajo era fácil, limpiar la mansión con los demás y cuidar a sus hijas...Todo estaba bien... Quiero decir, siempre podia ser peor y tenía un techo, comida y los demás sirvientes eran muy amables, Las señoritas eran muy amables conmigo... yo estaba tan feliz de cuidarl...
Su voz se detuvo como si se quebrará y se encogió abrazo sus rodillas ocultando su rostro. Había prácticado eso, el general le recomendó en pensar en una cosa triste. Pensó en las princesas, si algo le sucediera a ellas Giyuu estaría tan devastado, el tuvo a las trillizas desde que eran bebés; a veces egoístamente se atrevía a decir en su mente que eran suyas.
El Solo pensamiento que el más mínimo inconveniente les sucediera le aterraba, tal vez incluso con su débil olor los alfas ya debían notar que algo no estaba bien.
— Esta bien, si quieres no tienes que contarnos esto....
— ¡Oh la señorita! ¡Mi pobre señorita! — Dijo en voz algo alta, sabía que tenía que haber algo porque ni lágrimas ni chillidos tenía incluso si ese pensamiento lo entristeció un poco — Solo fuimos a dar un paseo en la tarde para comprar listones en el pueblo tan cercano a la frontera.... ¡Ustedes los del Sur la tomaron! — Acusó entre el llanto falso — Me hubieran tomado a mi, no a ella, tan solo una niña Omega recién presentada...
— ¡Oh no! — Escuchó el sonido de tristeza que soltó la chica.
— ¡Maldita sea! — Se escuchó un golpe contra el escritorio de la habitación — ¡Esos malditos secuestros de nuevo!
— Te lo dije, es una situación en la que debemos enviar más cadetes. — Insistió Makomo — Esto se está saliendo de las manos, Obanai dijo que está a nada de abandonar el fuerte Oeste para acabar el mismo con lo que sea que esté en la frontera.
El falso lloriqueo del Omega se detuvo, aquella información no era esperada. Ellos sabían tanto de los secuestros como los del norte, nada.
— No podemos, puede que esto sea una táctica del Norte. Nos hace creer que hay un enemigo aparte en nuestras ramas para abandonar nuestro puesto — Habló con firmeza de inmediato — ¿No es muy conveniente? No estamos en nuestro mejor momento, cualquiera podría decirlo. Si ganamos la guerra, ¿Pero a qué precio? Probablemente nuestras tropas a lo mucho pueden resistir a los ataques del norte como siempre, pero dentro de nuestras posiciones y alertas.
Hablaba como el capitán que era, dudaba del enemigo hasta en desesperación.
— Pero incluso sus habitantes nos culpan a nosotros, ¿Qué nos dice que los altos mandos de allá no empezarán a señalarnos también? — Señaló con obviedad — Está es la excusa que ellos están buscando para atacarnos.
— Han tenido excusas, incluso unas totalmente banales y aún así seguimos aquí porque nos hemos mantenido firmes — Su voz casi le da un escalofrío, cuando él era serio no era alguien con quien jugar — No atacarán, no ahora. Están tan debiles como nosotros, incluso la pequeña Reina mariposa no es escuchada por su cámara de nobles.
Él tenía totalmente la razón, tanta que le causaba una gran amargura. Sabía que ese era su momento.
— Tiene razón... Mi ama lo dijo — Interrumpió el Omega limpiando sus ojos con la sábana como si hubiera llorado — Están molestos con ella, no hace nada al respecto o no puede. Nadie sabe, lo que pasa en el castillo solo es mera especulación afuera.
— Es solo una niña Omega — Él colocó una sonrisa fanfarrona en su rostro — Debe estar preocupada más en sus vestidos para sus estúpidos bailes que otra cosa.
— Sin embargo, su hermana la princesa está en el Oeste — Makomo le recordó — Dicen que si Shinazugawa es el perro de ella, su hermana es su espada.
— Otra niña más — Actuaba como si no fueran un problema en lo más mínimo — Probablemente la case apenas tenga edad con alguien de bajo estatus para sacarla del juego de la corona.
— O cree un monstruo en el Oeste como lo tiene en el Este — Contradijo de inmediato Makomo— Sabes cuál de los dos llega a tener razón al final.
— En tal caso, es problema de Obanai y no mío. Mejor así, no tengo que ver su rostro tan seguido... Te lo digo, esto de los secuestros no es re...
— Usted literalmente me secuestro hoy y le vio el hermano del General, si no era real. Ahora lo es — Giyuu contenía sus ganas de ahorcarlo.
— ¡No te secuestre!
— ¡Eso no importa, eso es lo que ellos vieron!
— ¡Ellos saben muy bien que te salve la vida, precioso!
— ¿Al tomarme en sus brazos y escapar en su caballo cuando obviamente estaba comprometido con el General? — Alzó su ceja juzgandolo — Le digo se de secuestros y ese se vio totalmente como uno.
— Te digo que yo se de rescates, el caballo es parte de hacerlo más heróico incluso.
— Los mercenarios también montan lo que roban en sus caballos y no lo hace más heróico.
— Tú, precioso no tienes ni una pizca de romántico en ti.
— ¿Qué tiene que ver el romanticismo en esto? ¿Cómo un secuestro puede ser romántico? Usted solo no quiere admitir que se equivocó.
— ¿Entonces debí dejarte ahí sufriendo? ¡Oh no! Tú eres él que no quiere admitir que salve tu vida.
—¡ Y yo le digo muchas gracias, Sir. En serio muchas gracias por salvarme la vida! No obstante, eso fue un secuestro.
Makomo se les quedó viendo mientras discutían y una sonrisa se formó en su rostro.
— Él tiene razón, la cagaste — Makomo le dio la razón de inmediato.
— Bueno lo hecho, hecho esta — Se cruzó de brazos — No lo puedo devolver ahora, digo no es como que vuelva a la frontera y diga "Oye, creo que tome a tu Omega por accidente"... Espera no has dicho como has termino con Shinazugawa en todo esto — El alfa se pareció recordar toda la conversación.
Giyuu maldijo internamente, tocaba seguir con las mentiras.
— Mi ama conocía a gente con poder, estaba molesta conmigo después que se llevarán a la señorita cuando estaba acompañandola yo — Suspiro de nuevo un poco falso pero ya estaba cansado — Pero también estaba molesta con el General, ya van más de 6 meses con los secuestros y no han respuestas a lo sucedido.
— ¿6 meses? — Preguntó sorprendió el Alfa.
— El primero que se tiene registro según los periódicos fue hace 6 meses — Respondió con calma — Él es el jefe de seguridad de toda Stella y sus subordinados no han dado con nada, los secuestros siguen sucediendo.
— Entonces está noble hizo lo que cree que es el peor castigo para alguien que acaba de ascender en la escala social — Makomo iba juntado las piezas de su rompecabezas de mentiras — Ofrecer a un Omega de baja clase.
— Como dije ella conoce gente con poder, un día solo vinieron por mi y lo siguiente que supe es que estaba en camino al fuerte con él — Podía ver cómo el rostro del alfa iba cambiando a una expresión más de molestia cada vez — Que es lo peor para dos pecadores que se han llevado a su hija, a él un Omega que difícilmente le de descendientes para continuar la línea de sangre y a mi, me lanzaron a él para una vida de sufrimiento hasta mi muerte.
— ¿Él no se podia negar?
Preguntó Sabito con sus dedos en el puente de su nariz, obviamente todo eso le daba dolor de cabeza de la molestia.
— No cuando un superior te ofrece algo, es como cometer traición negarse de una orden de un superior.
— ¿Quién fue ese superior? Shinazugawa ahora con su puesto de General tiene pocos personas abajo d...
— El duque Himejima.
Hubo un silencio de inmediato en la habitación y ese par de ojos estaban sobre él.
— Al parecer las órdenes vinieron del palacio
No mintió, si ellos investigaban iban a encontrar hasta papeles con sellos reales y del duque.
Una pequeña risa salió de los labios del Capitán que se fue tornando más amarga y murió.
— Así que todo esto paso bajo los ojos de la pequeña Mariposa — No sonreía de ninguna manera. — Si lo leyó el Duque, ella obviamente lo hizo.
— Y ella hizo algo al respecto. — Makomo estaba sorprendida — Ella no hace la gran cosa en años.
— Mira lo que nos encontramos — Sabito no parecía feliz para nada — A su extraña manera... Tú precioso era una advertencia a su perro favorito, como ella puede darle todo, ella lo puede quitar. Menuda sorpresa eres.
— ¡Oh! ¿En serio?
— Te lo dije, fue buena idea rescatarlo. Nos será muy útil.
Pretendió que no tenía idea lo que pasaba. Giyuu esa noche pudo dormir tranquilo, incluso bajo la luz naranja en la cama del capitán.
Se había infiltrado con facilidad.
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Yo: Debería actualizar el fic del villano
También yo: empiezo One piece, preparó 6 actos de navidad y escribo un nuevo fic no secreto RenGiyuu que trabaje con la canción de Will Wood "Yes, Err is Human so don't be one" y "Cannibal" de Kesha. Todo eso basado en la frase "I can drink your blood if you let me baby, suck you dry until you hate" porque si siento que debo escribir otro fic de Vampiros donde uno este obsesionado con él otro y por su sangre porque nunca queme mi etapa de Twilight y luego la ligue con Devilman cry baby , demasiados cuentos de vampiros de la época antigua y mi playlist de vampiros.
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