El Plan
Para comprender el efecto mariposa que nació ese día de luna Roja.
Se tenía que tener en cuenta un aspecto básico sobre quién era Kanroji Mitsuri, para que su secuestro pasara de un evento común a una tragedia de proporciones colosales que causarían un total desastre en la isla de Eunomia.
Un gran isla al noreste del continente, creada por la misma Diosa de la discordia diciendo que el dios más "correcto" seria quien gobernaria sobre ella.
La Diosa de la luna llegó de inmediato a la isla, ya creyéndose dueña y señora de pues no había nada más correcta que ella. Grande fue su sorpresa que ver la lado Sur estaba el Dios del Sol, con el mismo pensamiento que ella.
Así nacieron dos grandes reinos que lucharon por siempre por la supremacía de la isla, siendo tan diferentes como su respectivos dioses qué gobernaban sobre ellos.
Entre los dos Reinos, fue en el Reino de la luna, nombrado Stella, que nació la omega más hermosa de todos los tiempos y su belleza era comparada a la misma Diosa del amor. La señorita Kanroji Mitsuri podía entrar en las listas de todas esas madres que deseaban futuros hermosos nietos, era la belleza de su pueblo y los rumores de su belleza incluso habían llegado a la capital, lo que dejó que ella ingresaría a la élite con facilidad.
Además, no sólo eso. Ella era una mariposa social de primera, si bien no había nacido con estatus de aristocracia, nadie dudaba de su presencia en las mejores fiestas cuando era la época de cortejo del Reino. Su personalidad amable, cariñosa y sociable, habían hecho una de las presencias más deseables si deseabas que una fiesta tuviera el total éxito. Con eso ella había ganado amistades poderosas, tal vez más de lo que ella misma una vez se imagino.
Así cuando las pequeñas niñas regresaron al pueblo llenas de lágrimas y con la canasta con flores a medio llenar. La noticia se expandió entre los grandes árboles del Norte como si fueran de pájaro en pájaro.
Así que no tardo en llegar a la Reina Omega, Kocho Shinobu, una fiel amiga de la Señorita Kanroji, había desaparecido. Así es como es fácil de suponer que aquella noticia no le sentó muy bien, pues habían dado en una herida tan profunda que venía de generación en generación, que se le enseñó primero que a las palabras mismas.
"Si alguien hay que culpar, es a los bárbaros del Sur, el Reino de Bellum tiene que pagar"
Ahora su quería amiga, había sido llevaba por las manos del Sur, encendiendo la llama de ira en su corazón que ardía en cada generación de la monarquía del reino de la Luna. La joven Reina ya se sentía abrumada por los recurrentes secuestros por parte del Sur y que está vez fuera su preciada amiga era la gota que lleno la copa.
Alguien tenía que responder por ese crimen y ella misma les haría pagar.
Los miembros más importantes del consejo de la Luna pensaban lo mismo. Se habían llevado a tantos en los últimos años y miles de cartas e docenas de diplomáticos habían intentado interceder de manera pacífica, pues ellos no eran como los bárbaros del Sur que no podían oler el más mínimo conflicto posible porque ya lazaban una guerra. Sin embargo, todo eso era para a odios sordos del Rey que se negaba aceptar las acusaciones.
Justo tenía que ser la señora Kanroji quien pagó por todo eso, ella a quién su majestad le tenía tanto aprecio, una amiga íntima con quien compartía gran parte del verano.
Tomioka Giyuu lo había visto con sus propios ojos, él mayordomo real de su majestad desde hace 8 veranos pasados, y en cada uno de ellos ella esperaba con ansias la presencia de la amable señorita de cabellos Rosa. Una confidente y un pilar que la había acompañado a sobre llevar grandes cargas como lo era mandar sobre un Reino desde que entró en edad y la Regencia del Duque Himejima había terminado.
— ¡DE PASO UN BASTARDO DEL SUR!
Exclamó con bastante amargura y agarraba una flecha cargaba de veneno apuntado directo al gran retrato del Rey del Sur, Uzui Tengen, quién le pareció buena idea regalarle un autorretrato con su mejor cara de burla por su cumpleaños 23 a su alteza.
¡Zas!
Directo en su frente, junto con las otras 10 más. Habría ya huecos en las paredes de la habitación, Giyuu ya anotaba en su lista en encomendar a un empleado de menor rango que trajera todos los materiales para arreglarlo más tarde.
— Es una gran pérdida — Aseguró el Duque Himejima que era la mano derecha de la joven monarca — Alguien de esa procedencia... Con alguien tan puro como la señorita Kanroji, hemos de rezar por el bienestar de ella.
— Por mucho que me gustaría decir que esto es al azar, pues tenemos 54 casos de secuestros estos últimos 6 meses. Alguien del estatus y tan cercana a usted, no debe ser coincidencia, su Alteza — La dama de compañía de la Reina, la condesa Aoi Kanzaki habló y tenía toda la razón.
Mitsuri Kanroji no era cualquier persona, ella poseía conocimiento invaluable sobre cosas muy importantes en Stella. No sería solo una coincidencia su desaparición.
— A mi me suena que esos jodidos perros bastardos tenían toda esta mierda planeada — Aseguró el General Shinazugawa — Apostaría mi jodida mano, por ello. Deben estar torturando a trencitas por su información en este momento.
¡Zas!
Una flecha Más directo al Ojo que le quedaba a la pintura.
El aire se estaba llenado de un aroma a agrio que notaba la angustia y la miseria de la Reina, su preciada amiga la estaba pasando de lo peor por su culpa.
El mayordomo solo abrió las ventanas para dejar entrar la brisa de la tarde y que se llevara todas esas feromonas pesadas que había en la habitación. Cualquiera que no hubiera entregado su resistencia, sería bastante abrumador.
— No, lo creo — la Reina trató de hablar con las pocas esperanzas que le quedaba — Ellos hace poco terminaron su guerra con el Reino de Minerva, incluso con esa victoria, no están en sus mejores momentos para hacer algo tan peligrosos con ella. La reputación de Kanroji supera las fronteras, no hay nadie en esta isla que no sepa de ella y saben que es un miembro importante de la corte para que sea tocada.
— Pero puede ser rehén bien cuidado — Sugirió a la señorita Kanzaki mientras sostenía su taza de té — Todos aquí sabemos que Uzui Tengen haría lo que fuera para molestar a su majestad.
Más de uno en esa sala soltó un sonido de molestia por eso.
Desde enviar a emisarios de Paz molestos, a pintar de su lado de la Montaña en una roca "Al demonio con los del norte". Giyuu consideraba que debían cambiar el nombre del Rey del Sol, al Rey de la inmadurez. Pues ¿Quién tenía tiempo para hacer esas niñerías cuando esta comandado un Reino en guerra? Pues Uzui Tengen, que se tomaba como hobby, sacarle canas a la Reina, era como su meta personal.
— Buscar a la señorita Mitsuri seria casi imposible, solo los emisarios de Paz, diplomáticos y extranjeros están bienvenidos en esas tierras. Sin mencionar que toda la correspondencia hacia ellos es revisada minuciosamente por entidades del Sur — El Duque Himejima expusó un buen nombre.
— Sí, no es como si puedo exigir por ella. Puede que quién sea que se la haya llevado ni siquiera sea alguien importante y si Tengen sabe que mi querida Mitsu está en sus tierras hará lo imposible para tenerla en sus brazos y convertirla en su esposa para mí pesar — La Reina dejó el arco a un lado y de inmediato su mayordomo movió la silla para que ella se sentará junto a los otros a la platica más calmada — No es como si la fuera a regresar, por más amenazas o súplicas que diga.
— Se acabó, yo mismo iré encubierto por ella en este jodido instante — proclamó el General con molestia.
— No seas imprudente, General — El Duque colocó su mano en el brazo del joven y lo obligo a sentarse de nuevo.
— Cierto, si lo vieran a usted, milord, al General en jefe de todas las legiones de Stella en el Reino de Bellum y justo que después de una guerra. Se pensaria que esta reuniendo información para unainvasión — La joven Dama Kanzaki expresó un buen punto que dejó al joven General murmurando quejas por debajo.
— Incluso si es uno de tus cadetes, lo sabrán. No es como si alguno de ellos no pareciera peligroso — La Reina estaba pensativa — Has entrenado tan bien a tus tropas, que incluso sin intentarlo se puede sentir esa aura poderosa de ellos.
— Sin mencionar que les tomaría un segundo en ver nuestros brazos para saber quienes somos —Aoi señaló su propio brazo con obviedad. — Si va a ir alguien, tiene que ser alguien especial.
Esa era una de las partes de la bendición de la Luna, todo quién naciera en el lado norte entre los árboles de Luz, nacía con una marca de media luna sobre su brazo izquierdo. Así como, los que habían nacido entre las rocas de iluminación, habían recibido la bendición de su Dios nacíando con un Sol en su brazo derecho.
Una de las pocas cosas que tenían en común los dos Reinos que dejaban esa parte donde estaba su marca visible siempre, orgullosos a morir de su Reino. Era casi como un tabú tapar esas zonas, lo que hacía que a los extranjeros los miraran raros y fueran fáciles de detectar donde sea. Incluso si tapaban, la primera acción de ellos era revisar que marca tenía cada persona.
La conversación avanzó, Giyuu había servido té cada vez que las tazas estaban vacías y llenado otra vez la mesa con diversos postres del carro de dulces que tenía a su lado. Todos preparados especialmente para esa reunión, el mayordomo les había indicado a los chefs cual era el menú del día desde temprano.
Mientras los platos de dulces se vaciaban, sin hacer notar mucho su presencia, el mayordomo cambio los platos de dulces por unos nuevos del carrito de dulces. Ya después de 8 veranos, casi era algo rutina a la perfección. Tarta de manzana para la señorita Kanzaki, Ohagi para el General Shinazugawa, Pastel de judías rojas para el Duque Himejima y un pastel de lavanda y praline con decoraciones de mariposas para la Reina.
Ellos discutían sobre un plan para Salvar a la joven víctima de ese crimen tan atroz, mientras que Giyuu seguía trabajando; sin embargo, su mente divagaba en una cosa.
¿Por qué la señorita Kanroji con tanto poder, estaba recogiendo flores en un lugar tan peligroso tan cerca de la frontera?
¿Las flores de la montaña eran tan especiales?
Ella siempre había sido tan amable y eso le daba una ignorancia a los peligros que era bastante estresante. Veía el mundo de colores tan rosa y confianza de las buenas cosas, que mira donde había terminado.
— No, si alguien va con voluntad propia nunca lo creerán. — Aseguró la reina y eso regreso sus pensamientos a la conversación — Ellos tienen que llevarlo, creer que ha sido su decisión.
— Como si fuera tan difícil eso, ahora que andan secuestrando a las personas.
— No puede ir cualquier persona — El General perecia pensarlo seriamente — Su majestad, deme 5 días y encontrare a la persona adecuada para esa misión.
— No puede ser uno de nosotros, si tratan con tan poca libertad a nuestros emisarios de Paz solo por tener a la luna en nuestra piel. Cualquier otro seria igual — Indicó el Duque dejando su Rosario a un lado para tomar su taza de Té — Pero no podemos dejar esta misión a cualquier extranjero.
— Pero ¿Dónde conseguiremos a un extranjero que sean tan hijo de la luna como nosotros? — Preguntó confusa la Reina por un segundo — No es como si alguien tenga el favor de esta tierra sin haber nacido en....
La voz de la Reina bajo el volumen lentamente mientras veía el brazo tapado por la chaqueta negra de su mayordomo quien le colocaba al frente de ella su pastel de Lavanda y praline con su cara estoica y su sutil aroma que a veces ni sabía descifrar por lo suave y sutil que era.
La mirada de la Reina hizo que todos los otros llevarán su vista a ese brazo tapado que con los años dejaron de ver con cierta incomodidad y se volvió algo tan cotidiano que ya no era nada.
— Eso fue más fácil de lo que pensé — Murmuró la Reina viendo bien a su empleado que trabajaba sin inmutarse lo más mínimo.
— No piensas enviar a...
La Reina toma el brazo de su mayordomo sacándolo de su trance de trabajo y luego con una mano tomó su cara apretando sus mejillas dejando extrañado al omega.
— Tengo un plan.
Oh no.
Giyuu debió correr en ese mismo instante si hubiera sabido lo que le esperaba. Más aún así, solo mirado a su Reina confundido.
— ¿Qué estas tramando, Shinobu? — Preguntó el Duque confundido.
— Durante mucho tiempo su mayor búsqueda de este lado han sido Omegas, porque no darles uno tan bonito y trabajador como Tomioka — Mencionó ella.
— ¡¿Qué?! — Exclamaron todos.
— Miren se que suena loco, pero tengo un plan se los juro — Aseguró la joven monarca — ¿No es común que un Alfa haga cosas impensables por una cara bonita? Por eso buscan a nuestros Omegas después de todos, pero si un omega se infiltra al reino con "ayuda" de un Alfa, tendría no solo más facilidad para moverse del otro lado, si no también para comunicarse con nosotros que nuestros diplomáticos.
— Si, pero no se le ocurre Majestad, sobre lo peligroso que seria enviar a un omega a un reino donde los tratan peor que nada — mencionó algo incomoda la Condesa.
— Tiene razón su majestad, déjeme buscar alguien por mi cuenta. Últimamente han llegado muchos extranjeros y alguien de Minerva creo que sería lo más adecua...
— Pero ninguno de ellos es de confiar como Tomioka, ¿Cómo sabremos que no nos van a traicionar? — Interfirió ella — Se que es peligroso, ni yo quiero Tomioka vaya. Pero él es la persona correcta, además tengo un plan.
— ¿Un plan? — Preguntó inseguro el omega
— Si. Un Plan para tu seguridad — Ella soltó su rostro y estaba llenado de ánimo que no tenía en días — Esto ya no es solo el caso de la señorita Kanroji, una completa desgracia lo que hacen esos canallas. De verdad inflige mi corazón — Habló la monarca con tanta lástima por lo sucedido — No podemos dejar que los ciudadanos piensen lo peor, el pánico los cubriría. Así que esto tiene que ser tratado en completo secreto, después de todo, sabemos como los del Sur tratan a sus Omegas y ahora quieren hacerlo con los nuestros. ¿Quién mejor también quien ha estado en toda la conversación?
— Su majestad, ¿Esta sugiriendo que sea un omega que vaya de encubierto a esas tierras? — Preguntó el General con los ojos llenos de sorpresa — No me mal entienda, pero sería peligroso. Por muy capaz que sea Tomioka, si va de encubierto tendrá que soportar muchas cosas.
— Es lo que me temo y también cofio, ellos nunca verían a un omega como amenaza en especial si no son uno de los de tus tropas. Ellos ven a los omegas como meros adornos que solo sirven para darles hijos, su corazón está tan oscurecido por la guerra que no son capaces de ver lo equivocados que están. Mandar a un Alfa o un beta sería una muerte segura o una vida en trabajos forzados. Un omega por otra parte, están tan llenos de su ego que no nos creen ni una molestia.— Admitió ella haciendo que su mayordomo tragara saliva — Sin embargo, también confío en eso. Si no ven a un omega como amenaza, ni siquiera lo asesinaran en seguida que pase la frontera.
— Sí, pero como ellos tratan a sus Omegas — Recordó el Duque y el mayordomo asintió varias veces.
— Bueno eso será simple — Dijo ella como si no fuera a decir un disparate — Tomioka tiene que enamorar a un Alfa del Sur.
Los otros tres soltaron la carcajada más grande que habían dado en su vida como si hubiera dado su mejor chiste la Reina, mientras que el mayordomo solo la miro como si le hubiera salido otra cabeza.
Pero mientras las risas disminuían, todos vieron la cara de la Reina que no dejaba de ser sería y ahí supieron que ella no estaba jugando.
Oh no.
Ella tenía un plan.
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Se que tiene muchas preguntas, pero voy a tratar de actualizar como pueda. También mis otros fics.
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