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Reseña basada en diez capítulos leídos para Club_de_lectura_

Administradora: gege_redwood

violetaG13

Gramática:

Hay una cantidad considerable de errores de puntuación, ortografía y sintaxis que dificultan la comprensión y fluidez de la lectura. Faltan comas en diversos lugares (hay algunas que están colocadas sin criterio). Faltan puntos en medio de largos párrafos. Hay ausencia de tildes en algunas palabras. Frases mal estructuradas, hay palabras que están mal escritas (o empiezan en mayúscula cuando no deben), y otros errores.

Ejemplo:

Ejemplo:

Ejemplo:

Mostrar en lugar de contar:

En la vida cotidiana, contar es algo muy común. En la literatura, sin embargo, no funciona igual. Esta es una de las técnicas más importantes para mejorar la escritura, ya que consiste en hacer que el lector se involucre con la historia y los personajes, en lugar de sólo informarle lo que pasa o lo que sienten.

Narrar y contar son conceptos diferentes.

Es decir, si tomamos un sentimiento (tristeza, por ejemplo), necesitamos mostrarla a través de una escena de nuestros personajes. No le hablamos directamente al lector de tristeza, preocupación o alegría; o no en la mayoría de ocasiones. Sino que se lo mostramos mediante escenas que creamos para provocar esos sentimientos en él.

Chéjov dijo: «No me digas que brilla la luna; muéstrame un destello de luz sobre cristales rotos».

Ahora, cabe aclarar y resaltar, que esto no siempre es malo. Pero la clave está en proporcionar la información necesaria de manera que sea relevante, pertinente y oportuna, y que esté bien integrada en el contexto de la historia que se va presentando.

Narrador en primera persona, múltiple:

Es un "yo" que cuenta su versión de la historia.

A diferencia del narrador en tercera persona, este tiene un grado de información limitado y todo lo que cuente es subjetivo y desde su percepción. Su principal ventaja es la cercanía que se crea entre el lector y la trama, permitiéndole vivir la historia a través del narrador (eliminando también verbos filtros, pero eso es un tema en el que no ahondaré).

Este narrador no puede dar certeza de lo que otros sienten o experimentan, sólo de sí mismo. Cuenta con todas las limitaciones de una persona real. Por lo tanto, está obligado a informar sólo lo que sabe y a hacer inferencias.

También, en consejos de editores, es más conveniente cambiar el punto de vista al empezar un nuevo capítulo que dentro del mismo capítulo. Siempre dejando claro a quien pertenece el punto de vista a explorar.

Ejemplo:

Implicación del sujeto, y sus posesivos, en la narración:

A diferencia del inglés (y otros idiomas), en español, el pronombre "yo" suele omitirse porque el verbo ya indica quién es el sujeto.

Ejemplo

Además, hace que la narrativa sea más fluida.

Similar a lo anterior, todo se percibe desde el punto de vista del narrador en primera persona, por lo que es natural que ciertos detalles queden —una vez más— implícitos. Los posesivos como "mi" o "mis" (a veces "su/sus") también se pueden omitir cuando el contexto ya deja claro que algo pertenece a quien narra en ese instante (o a quien se estén refiriendo en la narración).

Es lo bonito del español.

Estructura narrativa (general):

Los párrafos se componen de oraciones variadas que deben ser claras y coherentes entre sí. Cada uno presenta una idea distinta, y los saltos de uno a otro ofrecen una pausa y una transición suave y natural para el lector (siempre que se sepa hacer y utilizar las palabras precisas). El paso de un párrafo a otro indica una evolución en la idea que se está exponiendo o el inicio de un nuevo tema.

La inclusión de elementos ajenos que no apoyan la idea central puede afectar su cohesión.

La longitud de los párrafos influye en la voz narrativa. Igual que ocurre con las oraciones, se deben variar la extensión de los párrafos para evitar la sensación de estancamiento o previsibilidad. En general, un nuevo párrafo indica un cambio de pensamiento, ya sea importante o no, o un salto en el espacio o en el tiempo.

El escritor y crítico literario, William Zinsser, dijo una vez: «Mantén tus párrafos cortos. La escritura es visual; los párrafos cortos dan aire a tu escritura y hacen que parezca más atractiva».

Se trata de no utilizar la misma fórmula para cada párrafo (ni para cada diálogo, ni siquiera para iniciar cada capítulo. La variación es la clave; composición). Evita que todos tengan en mismo largo y la misma estructura... Haz que el texto sea más dinámico y fluido, alternando entre oraciones cortas y largas, simples y compuestas, activas y pasivas, directas e indirectas, etc.

Eso evitará que el texto sea monótono o repetitivo, y le dará más ritmo y énfasis a la narración (además de añadirle cierta musicalidad indispensable).

Además de eso, te recomiendo darle una revisión a la estructura en general.

Mayúsculas:

Se emplean en los siguientes casos:

1. Al inicio de cada párrafo.

2. Tras un punto y seguido y después de un punto y aparte.

3. Cuando se escriben los nombres propios o los nombres que se dan a animales y mascotas.

4. En los nombres geográficos.

5. Al inicio de los apodos y los sobrenombres.

6. En los títulos de las obras literarias, pictóricas y culturales en general.

Ejemplo:

Gerundios:

Ejemplo:

En este caso, los gerundios están mal empleados porque se están usando para describir acciones simultáneas, pero que, en su contexto, no ocurren así. Los gerundios deberían expresar una acción en progreso que ocurre al mismo tiempo que la acción principal, pero aquí se emplean para una secuencia de eventos consecutivos que, en realidad, no son.

Puedes reestructurar las frases para enfatizar la secuencia de los eventos en lugar de presentarlos como simultáneos.

Redundancias/repetición de información/ideas/palabras:

Evita la repetición innecesaria de ideas o palabras (incluso frases completas) para mejorar la fluidez narrativa y tu escritura. Cabe resaltar que, a veces, la reiteración es buena. Pero hay que saber cómo y cuándo hacerla. Algunas palabras repetidas se pueden reemplazar por sinónimos o expresiones similares para enriquecer el vocabulario y evitar la monotonía.

Ejemplo:

Tiempos verbales inconsistentes:

Estos ocurren cuando un texto cambia de un tiempo verbal a otro sin una razón clara o justificación narrativa. Este tipo de errores puede desorientar al lector, ya que dificulta seguir la cronología de los eventos o la coherencia de las acciones y pensamientos de los personajes.

Ejemplo:

Negritas:

Sacada de alguna fuente literaria que, por desgracia, no recuerdo el nombre (además, es recomendado por numerosos editores):

«El uso de la negrita: en literatura, vetada.

La negrita está prohibida en una novela, un relato, una obra dramática, un poema, etc. No la necesitas para marcar neologismos, sácate de la cabeza esa idea de que hay «palabras que no existen». Tampoco la utilices para señalar antropónimos o topónimos, igual que no utilizas la negrita para marcar España, tampoco la utilices para marcar la Tierra de Nigromantes (o nombres propios o extranjerismos). Y, por supuesto, olvídate de utilizarla como recurso de énfasis (para eso, en todo caso, tenemos la cursiva, resalte tipográfico del que tampoco conviene abusar y que tratamos en este artículo).

Ni siquiera es aconsejable emplearla en la redacción de las sinopsis».

Ejemplo:

Diálogos y su estructura:

Es uno de los métodos más efectivos para presentar un personaje. Después de todo, como en la vida real, lo que las personas dicen y cómo lo dicen es importante. Por lo tanto, se deben aprender las reglas básicas del arte del diálogo para que los personajes suenen creíbles al conversar entre sí.

No se trata de hacer que nuestros personajes hablen sin propósito sólo para llenar páginas de contenido vacío. Por lo general, a los lectores les aburre que dos personajes charlen sobre eventos recientes (párrafos o capítulos atrás) sin otro fin que repetir información de manera redundante. Es decir, sin intentar revelar algo más allá de la conversación tediosa y sin importancia.

En el día a día, solemos dar rodeos antes de ponernos de acuerdo para elegir una película o decidir la hora y lugar de un encuentro. En la narrativa, cada línea de diálogo debe ser significativa y tener un propósito claro.

La puntuación y formato de estos dependen de diversos factores:

1. Si no hay aclaración.

—¡Déjame soñar, idiota!

—Oh, no hay problema.

2. Si hay aclaración y comienza con un verbo dicendi.

A. No continúa.

—Iré por unas cervezas y un juguito de mamá para Trish —anunció Mikaele tras salir de la carpa.

—¿Qué es lo que harás ahora, zerath? —inquirió el menor.

B. Continúa.

—¡Obvio! ¡El gran Caden Dasko ni siquiera ha stalkeado a sus seguidoras! —vociferó Trishna, disgustada y agitando las manos en el aire con indignación—. ¿Tendrá la enfermedad de las vacas locas?

—Pero adoras que lo sea —canturreó Oria con diversión y se recostó del espaldar de la silla. Tras darle la espalda al mayor, añadió—: Pediré algunos días libres para llevar a Kihoi y a Azzar a Nizzea, aprovechando que maa y zerath tendrán su Ceremonia de Recuerdos cerca de la fecha.

3. Si hay aclaración y no comienza con un verbo dicendi (acción).

A. No continúa:

—¿Qué les parece? —Caden detuvo los dedos sobre las cuerdas.

B. Continúa.

—Sí, dejaré la moto en el garaje de los Parker. —En eso, recordó que siempre solía invitarla a las tocadas. Tomó aire y le dedicó una sonrisa—. ¿Vendrás?

Adicional 1: Cuando el diálogo es largo y debe continuar en otro párrafo, se utiliza la comilla española cerrada "»". Por ejemplo:

—No temo a las responsabilidades —declaró el joven Tsarki. Enseguida, trasladó una mano hacia el pecho y estrujó el colgante que pendía en el mediastino—. Pero ellas implican decepciones y errores. Es decir, no me dolería decepcionarme a mí mismo. No obstante, es complejo si se trata de usted, o de zerath, o de Sari, o de Ari.

»¿Qué pasaría si elijo mal y esa decisión causa sufrimiento a los que están a mi alrededor? —preguntó con el corazón acelerado y un nudo en la garganta—. ¿Y si, en vez de ayudar, empeora? No soportaría vivir con ese peso.

Adicional 2: Cuando el diálogo inicia después de la acción:

Swein Parlot entrecerró sus ojos y alzó el rostro hacia el cielo.

—Catos, ya lo hemos hablado, el combate acaba cuando tu rival ya no puede pelear y punto.

Otros detalles importantes:

El verbo dicendi (o del habla) va en minúscula, siempre. En cambio, otros verbos de acción van en mayúscula (aunque existen escasas excepciones no expuestas).

Nunca se cierra un diálogo con una raya (tampoco después de la acción, a menos que siga). Si termina, lo hace con un punto, como se muestra en los ejemplos de arriba.

No se deja espacio entre la raya y la primera letra (o última, según sea el caso).

Adicional: el dicendi (si comienza con él, obvio) en la mayoría de los casos va primero, luego el sujeto y, al final, todo lo demás que desees añadir. Esa es su estructura convencional.

Sinopsis:

Si bien las sinopsis difieren unas de otras, en extensión e información (incluso estructura, pues también varían según el género), es esencial proporcionar información sobre el enfoque y la trama de la historia para enganchar al lector (personajes, conflicto, contexto, ambientación) y que tengan una idea más clara de lo que pueden esperar.

Una escena del libro no es una sinopsis.

Siempre prefiere narradores en tercera persona, en tiempo verbal presente, para redactar las sinopsis. Esto ayuda a establecer una visión clara y objetiva del libro, alineándose con el enfoque profesional recomendado.

Por lo general, se deben evitar escenas y diálogos (hay editores que permiten, máximo, un diálogo y sólo si es completamente relevante).

De ejemplo tienes un sinfín de libros publicados.

Cursiva:

¿En qué momentos se usan?

1. Títulos de obras, canciones...

2. Extranjerismos.

3. Expresiones en latín.

4. Expresiones impropias o vulgares.

5. Énfasis.

6. Pensamientos del personaje en primera persona.

7. Textos al margen, encabezados o notas escritas que requieren un formato distinto dentro de la historia.

No las uses para los momentos de analepsis de la historia...

Interjección:

Ejemplo:

Es "mmm" o "uh", no se combinan de esa forma. Sucede lo mismo con "ah", "eh" y "oh".

Incoherencias narrativas:

Son grietas en la estructura de una historia.

Son momentos en los que algo no cuadra, afectando la coherencia y la credibilidad. Pueden manifestarse de varias formas, como contradicciones en la trama, cambios inexplicables en el comportamiento de los personajes, errores de continuidad o fallos en la lógica interna del mundo ficticio y eventos que se desarrollan.

Pueden ser pequeñas, como un cambio repentino en el color de los ojos de un personaje (sin explicación lógica), o grandes, como un evento que contradice lo establecido de manera previa en la trama o en la actitud e historia de estos.

Estas inconsistencias pueden romper la ilusión que el autor intenta crear, haciéndole perder credibilidad.

Hay varias en los diálogos, en la caracterización de los personajes, en el uso de los narradores... Lamentameblemente, es mucho trabajo señalarlos :u

Por eso es importante identificarlas y corregirlas, para mantener la coherencia y la verosimilitud.

Hay más detalles a mejorar que noté, pero considero que estos son los más importantes en los que se deben trabajar.

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