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PARTE UNO.

Dedicado con todo mi amor a las personas que pidieron un final para el par de tortolitos Lukanette y un desenlace épico para el Adralya.  Pero principalmente a mi bella Historia93 quien el 29 de Agosto estará de manteles largos(expresión mexicana para referir al cumpleaños), espero que te la pases excelente en tu día. Te quiero. ♡

Lo subo antes pues me será algo liado publicarlo en tu día por cuestiones de la escuela.

Arte de portada: SamanthaJaksic.

El cielo azul se alzaba en la capital francesa, era un hermoso día y eso lo sabía perfectamente Marinette la cual se levantó de muy buen humor quien cuidando que su pareja; Luka Couffaine descansara un poco más. 

Habían tenido un largo viaje de regreso a la ciudad luz que para los dos resultó agotador por lo que al llegar por la noche decidieron no hacer más que dormir. 

—¿A donde vas, amor? —la voz dulce y adormilada de Luka se hizo presente en la habitación de hotel donde se estaban hospedando. —Quédate un rato más. 

Ella ahogó una pequeña sonrisa yendo a su lado nuevamente peinando sus mechones azules que ahora lucían un poco más largos que en el pasado. 

—Es hora de levantarse flojito. —besó sus labios suavemente. —Tenemos que ir de compras, no queremos llegar con las manos vacías a casa de mis padres ¿O sí?—alzó una ceja con diversión. 

—No, por supuesto que no. —se sentó a la par que ella pasando uno de sus brazos por su cintura sintiendo la cálida piel de Marinette debajo de aquella bata de dormir. —Mis suegros merecen siempre lo mejor. 

Ella se acomodó sobre su hombro levantando la cabeza y dando una mordida en la manzana de adán del varón. Se encontraba feliz de regresar a su lugar de origen después de tres años de ausencia. 

—¿Cómo crees que tomen la noticia? —Preguntó admirando su mano en donde portaba un elegante anillo en forma de infinito en color rosa. —Soy su única hija y no los veo desde hace mucho; no es como llegar y decirles "Me voy a casar, pero esta vez va enserio". —dijo revirando los ojos con diversión. 

Él tomó su mano para entrelazarla con la suya y llevarla a sus labios en un gesto dulce que sabía que la chica amaba. 

—Estoy convencido que tus padres estarán feliz, digo, no los conozco mucho pero son buenas personas. Y sobre todo, lo que más desean es que tú seas feliz. 

Dupain liberó su mano para abrazarse al torso desnudo de su chico refregándose con la mejilla en una muestra de cariño. 

—Y tú eres mi felicidad. Mi absoluta y sincera felicidad. —Suspiró con ilusión. 

—Te amo. —levantó el rostro de la chica plantandole un suave beso en sus labios. —me encanta besarte ¿Lo sabías?

Ella negó entre risas. 

—Mmm... No, la verdad es que no. —se hizo la inocente. —tendrás que demostrarlo. 

Aquello Luka lo tomó como una clara invitación, y haciendo que la chica se retorciera de la risa con las cosquillas, logró que ella quedara presa entre el colchón y él. 

—Estar contigo es una euforia. —le recalcó llevando sus labios a los suyos rozandolos suavemente. —Eres mi linda y hermosa azabache, mi dulce favorito, y mi otra mitad. 

—Luka—Suspiró enrollando sus manos en el cuello del músico. —Eres como una melodía que se coló por mis oídos, tan clara como una nota musical que no me canso de repetir, tan sincero y tan hermoso a la vez. 

Ambos se sonrieron finalmente uniendo sus labios en un tierno pero apasionado beso en el que él aprovechó en colar sus manos por la fina figura de quien sería su mujer. 

—Te robas mis frases, pero debo admitir que amo que me lo digas, tanto como amo hacerte el amor. —susurró sobre su oído. 

A Marinette se le erizó la piel, amaba sentirlo así tan pleno, tan cerca y romántico. Cada día a su lado era una experiencia única, maravillosa e irremediablemente sensacional que lograba llenar su corazón. 

—Sabes que también lo amo, pero—posó sus manos en medio de ambos. —quedamos en ir hoy a desayunar con ellos, no podemos fallarles. 

El varón entendió y se levantó no sin antes ayudarla a incorporarse. 

—Te amo tanto que tus deseos son órdenes bomboncito. —besó su mejilla e inmediatamente rebuscó entre su ropa para ingresar al baño. 

Luego de transcurrir varios minutos por fin se pusieron en marcha hacia el supermercado en donde harían sus compras, entre risas, besos o abrazos caminaban por los pasillos del lugar sin querer separarse ni un solo minuto.  Luka se sentía demasiado feliz con la hermosa relación que forjó con la diseñadora de modas mas influyente de todo el continente Europeo, en todo este tiempo las cosas entre ambos habían sido maravillosas, construyendo un mundo ideal entre ambos, creía que nada podía salir mal entre ellos y que ese nuevo paso que estaban a punto de dar en cuestiones de semanas sería una transición más que solo vendría a colmarlos de más bendiciones como de alegrías.

—Iré por el área de lácteos, te  dejo a cargo del carrito.— soltó la mano del chico no sin antes de acercarse y colgarse del cuello para depositar un corto pero tierno beso sobre sus labios.—Recuerda; A mis padres les encanta el vino. Te dejo eligiendo un buen vino, tienes que ganarte a los suegros.—guiñó un ojo divertida sabiendo que sus padres no serían un problema en aceptar a su pareja.

—Me siento tan bien bien bien soltaré tu mano hoy también, sé que toda mía soy soy yo porque estoy bien.—Cantaba alegre la chica mientras escuchaba la música que se filtraba por sus audífonos a la vez que iba absorta en busca de ingredientes que pudieran hacerle falta a sus padres.—¿Adrien?

Ese nombre que jamás pensó volver a formular en su vida, salía de sus labios al verlo casualmente en la misma área en donde ella se encontraba, estaba un poco más alto de lo que recordaba, además llevaba el cabello más corto que de costumbre y ahora portaba unas gafas de marco redondo que lo hacían lucir verdaderamente bien. Nunca pensó en verlo de nuevo, aun cuando era una alta posibilidad al estar en París, sin embargo ahí se encontraban frente a frente después de cuatro años sin saber nada el uno del otro, salvo lo que la TV les mostraba.

—¿Marinette?—mencionó con sorpresa pero con un toque de alegría de volver a verla.—No sabía que estarías en París.

—Llegué hace no mucho, vine por...cuestiones personales.—Respondió un poco incomoda ante no saber qué más decir, era una atmósfera rara la que los envolvía.— Ya sabes, un buen descanso siempre hace falta.

Adrien sonrió aferrándose al carro de supermercado, no sabía qué decir pues habían pasado mucho tiempo desde que habían cruzado palabra y pese que la chica lo perdonó e hizo lo políticamente correcto para unirlo a quien verdaderamente amaba; sabía que le ocasionó un profundo dolor.

—¿Y como haz estado? ¿Qué hay de tu vida?—Se escuchaba realmente estúpido el hacerle esa pregunta sin embargo no quería arruinar el momento del reencuentro. —¿Todo bien en tu nueva empresa?

Se le hacía tan extraño estar charlando con su ex amor así tan casualmente que dentro de ella se sentía plenamente feliz de poder dejar ir todo aquel sentimiento de rencor, vacío y soledad. 

Además el recordar que había logrado tantas cosas en el tiempo que estuvo fuera de Francia la hicieron sentir tan orgullosa de ella misma, pues ya no trabajaba como empleada de la empresa de Luka sino más bien se había aventurado en abrir su propia boutique, la cual poco a poco iba creciendo día con día hasta convertirse en lo que era hoy en día: la mejor casa de modas de todo el mundo, incluso hasta el propio Luka había accedido a trabajar hombro a hombro con ella en ese nuevo proyecto sin importar tener que renunciar a su antiguo puesto. 

—Excelente,cada día marcha aún mejor. —Sentenció con amabilidad. —Es emocionante trabajar en algo que siempre quise y... 

—Amor... Encontré este vino, no sé si a tus padres...—el de mechas azules se detuvo en seco al girar la vista de la botella hasta el par de azules y esmeraldas que se encontraba frente suyo. 

Marinette  giró su vista hacia donde se encontraba su novio quien se había quedado absorto viendo con curiosidad a aquel hombre rubio, ella no atinó a decir nada pues se sentía en una situación realmente extraña que no sabía cómo manejar. 

—Adrien Agreste.—se presentó el rubio extendiéndole la mano y con la otra puesta sobre su saco haciendo una leve reverencia. —Gusto en conocerte.

Al escuchar el nombre de aquel individuo no pudo evitar costearlo desde la cabeza a los pies. Y a decir verdad él no podía opinar lo mismo que había mencionado el Agreste pue él conocía perfectamente la historia detrás de ese apellido, el cual no le caía exactamente bien.

—Luka Couffaine.—estrechó la mano del contrario con una sonrisa fingida.—Prometido de Marinette. También es un gusto. 

Adrien amplió sus ojos ante lo dicho por aquel de mechas azuladas, en todo este tiempo que habían estado distanciado solo sabía de ella gracias a los medios de comunicación, sin embargo jamás escuchó noticia alguna sobre lo que seguramente sería el evento del año.

—Nos comprometimos hace poco, por eso no se sabe nada aún. Además no queremos algo demasiado ostentoso.—Marinette se colgó del brazo de su novio dándole un beso en la mejilla al anotar lo tenso que se encontraba.—¿verdad, amor?

—Sí, así es. —dejó la botella que traía en las manos para rodear la cintura de su chica.— estamos tan felices de que ya pronto estaremos juntos ante los ojos de Dios. 

Adrien los observaba y no pudo evitar sentir envidia por la felicidad que estaban experimentando, realmente él quería mucho a la chica de cabellos azabache que saberla contenta le llenaba de alegría pero por el momento le caía un poco pesada la noticia.

—Felicitaciones. —mencionó simplemente en un principio para después agregar—hacen una hermosa pareja.

—Felicitaciones a ti por tu bebé —pronunció de pronto Marinette después de un breve lapso de silencio. —Ahora debe estar enorme pero no había tenido oportunidad de felicitarte. De seguro Alya y tú están muy contentos.

Una mueca se formó en el rostro del chico quien se apoyó en el carro de compras.

—Eric es un amor, Alya y yo lo amamos. Cuando tengo oportunidad de verlo nos la pasamos realmente bien. 

La chica levantó una ceja confundida ante lo dicho por el Agreste. 

—¿A qué te refie…—el sonido del celular dentro de su bolsillo la interrumpió haciendo que lo atendiera checando el mensaje.—Lo siento Adrien, tenemos que irnos pero—pero sacó una pequeña tarjeta que contenía su información personal—, espero podamos estar en contacto pronto.

—Así será. —sonrío el susodicho y levantó una mano a la pareja que comenzaba a caminar lejos de él. 

En el transcurso Marinette notó como su chico iba en silencio así que decidió posar su mano sobre la suya como cada vez que algo le preocupaba a alguno de los dos y este simple gesto lograra tranquilizar todos sus miedos.

—Así que Agreste ¿No? —Evocó con una sonrisa fría aferrado al volante.—Parecías muy contenta de volver a verle.

—Oh sí, de alguna manera.—Admitió con la mirada baja pérdida en su mano libre.— sabes que fue una parte importante de mi historia. 

Después de un largo sonido de aceptación de parte de Luka no hubo palabra alguna de parte de ninguno de los dos por lo cual Marinette comenzaba  a sentir cierta incomodidad, como si algo de lo que hubiera dicho fuera el causante del nulo hablar de su pareja. 

Quiso cuestionar acerca de aquello pero el desayuno con sus progenitores se lo impidió haciendo que solo se enfocaran en ello y pasando un tiempo de calidad en la panadería de los Dupain-Cheng de lo más agradable haciendo que olvidaran cualquier encuentro con el Agreste.

Dos días pasaron en aparente calma en donde Couffaine volvió a ser el chico romántico y carismático de siempre, haciendo que la azabache se sintiera más tranquila pues lo que menos quería eran problemas. Además se sentía demasiado alegre de que sus padres reaccionaran de buena manera ante su compromiso con el hombre de su sueños.

—Luka.—reía al sentir los besos en la zona de su nuca.—Será tú culpa si la comida se me quema.

El de armonía pacífica quería sentirla y a la vez hacerle sentir todo el amor que él poseía para ella, quería hacerle notar que en sus brazos solo podía encontrar la felicidad así como ella le daba toda la dicha del mundo. La verdad era que desde que se habían topado con el ex novio de la chica se sintió inseguro y totalmente en desventaja, más aún cuando ambos parecían estar de alguna manera conectados.

 —Te aseguro que incluso así me la comería si fue preparada con estas bellas manos.—besó sus nudillos una vez que le dio la vuelta.—Todo por que te amo.

—Me encanta cuando amaneces romántico. —beso sus labios.—Ahora, come. Tienes que llegar temprano con esos inversionistas, no podemos dejar que se nos vayan de las manos.

Luka se encargaba de la parte de los negocios en la boutique mientras que ella solo se encargaba de los diseños y de cuestiones de índole fashionista; eso de los números o de la administración jamás se le había dado bien, razón por la cual su presencia no era requerida en la junta por la que también viajaron a París. 

—¿Segura que no quieres ir?, digo, tu presencia sería de mucha ayuda para mí y nada me encantaría más que presentarle a esos franceses a mi futura esposa.—acarició su mejilla.—¿Qué dices?

Marinette hizo una trompita con los labios meditando a consciencia la opción que su novio le estaba dando, si bien, también quería ir, tenía ya contemplado el ir a visitar a su vieja amiga Chloé pues de todas sus amistades era la única con la que tenía poco contacto y realmente quería verla. 

—Me encantaría, pero quiero pasar una tarde de chicas con Chloé.—sirvió un par más de quesadillas en su plato.—De verdad te deseo suerte amor.

—Está bien, aunque no sabes la falta que me harás. 

Dejando a un lado su propio plato se levantó del asiento con la firme intención de posar las manos en ambas mejillas de su dama y así robarle un corto pero delicado así como delicioso beso que hizo suspirar a la mujer entre sus brazos. Luego de un par de arrumacos más, él partió primero dejando a la dama arreglarse en la comodidad de su habitación mientras escuchaban música y disfrutaba de la sensación que le daba estar en París después de mucho tiempo de lejanía. 

Estaba enfundándose en el vestido de mangas largas y corte "V" que le llegaba un poco más arriba de las rodillas de color amarillo que tanto amaba, ese que podía ponerse con botines cafés en tiempos primaverales, cuando de pronto su celular comenzó a sonar por encima de su buró. 

—Marinette Dupain al habla ¿Diga?—saludó terminando de contemplarse en el espejo de pie que adornaba la habitación. 

Una risa proveniente del otro lado de la línea se dejó escuchar y ella supo inmediatamente de quién se trataba pues nadie más que él poseía ese timbre melódico.

—Vaya, parece que con el tiempo te volviste más formal bichito. —respondió con una actitud refrescante haciendo alusión al apelativo cariñoso que ocupaba cuando eran amigos/pareja en el pasado.

—Adrien, hola ¿En qué puedo ayudarte?— ignoró completamente el uso de aquel apodo que en años anteriores amaba.—¿Todo bien con Eric o Alya?

Adrien soltó un suspiro cargado de pesadez al escuchar el nombre de su esposa..

—Ha pasado tanto tiempo desde que nos vimos, que vernos esa vez en el supermercado fue increíble para mí. —confesó haciendo que la chica se sorprendiera.

—Para mí también fue genial. —continuó Marinette. fue una gran sorpresa.

La mujer pudo escuchar perfectamente una silla deslizarse de un lado a otro y podía apostar que aquel sonido era el producido por la silla del escritorio en donde se encontraba trabajando el rubio, un hábito que siempre había tenido desde que era joven.

—Bien...—tamborileo los dedo sobre la superficie de madera que fungía como su escritorio. —¿Qué te parece si nos volvemos a ver?, tú eliges el lugar. 

Marinette pareció dudarlo por unos instantes pero muy en el fondo creía fielmente que que ambos se debían esa plática frente a frente y sin ningún tipo de interrupciones, tal vez estaba mal pero quería cerrar ese capítulo en su vida.

—Nos vemos en The Caféothèque of Paris más o menos como en diez minutos.—cortó la llamada y se terminó de calzar los botines.—¡Estás loca Marinette!

El trayecto fue demasiado corto gracias a que el  departamentos vacacional que Luka había rentado quedaba justo frente a la Torre Eiffel, entonces la distancia hacia dicha cafetería no era verdaderamente mucha. Una vez que ingresó por la puerta del bonito establecimiento buscó con la mirada al rubio de ojos esmeraldas hablándole sentado en el interior de una mesa privada, haciéndole señas con la mano para que se le acercara.

—Pensé que ya no vendrías.—dijo él al levantarse para depositar un beso sobre la suave mejilla de la mujer.—En verdad te lo agradezco. 

Marinette sonrió solo un poco ante el gesto del chico, aún no entendía cómo era que para él todo lucía tan normal como antes y ella debía hacer un esfuerzo por que los nervios le traicionaran. 

—Estuve a punto de no hacerlo, pero creo que es importante que lo hiciera. —su trato era amable y empático pero eso no quería decir que olvidara todo por lo que habían pasado, además de lo incómodo que resultaba.—Como bien dices, han pasado muchos años.

Adrien se encontraba ansioso y eso lo podía percibir perfectamente la chica de raíces asiática por el movimiento constante de su pierna además del nulo palabrerío que siempre lo había caracterizado con sus más cercanos.

¿Qué querrá decirme?, ¿Habré hecho bien en venir?


             ¡Hey, hey! Ojalá que este two shot les guste tanto como a mi me va encantando la forma en que va quedando.

      Entre hoy y mañana subo la siguiente parte ♡.

           Nos vemos :*

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