Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

SOUR

Podría ser cualquiera, como el Jonathan o el bicho... pero me daba miedo que Claudia estuviera aquí, alrededor de un montón de drogadictos que no conoce. Se que mi plan es hacerla pasar un mal rato, pero si esto se sale de control no sé lo que pasará.

Boris fue a abrir la puerta, vio un poco por el mirador, sea lo que sea que haya visto lo asustó y con ello nos hizo una seña de que nos escondamos. Fui directamente por Claudia, hasta Chucky que es un maldito trato de ayudarme, pero el señor Munguía abrió la puerta antes de que nosotros pudiéramos desaparecer. Él no es el pez gordo, pero si asustaban sus visitas.

—¿A que le tienen miedo?—preguntó Munguía. Me paralice y puse a Claudia detrás de mí sin dejar de sonreír. Munguía era un hombre alto y panzón que pensaba que todos los lugares eran de él.

—Vine por unas cosas. De hecho, tengo tarea y...

—¿Quien es esta bella jovencita?—Sentí como la mano de Claudia se aferraba a la mía buscando protección, me daba lastima que pensara que yo podría protegerla, cuando todos tenemos la misma soga en el cuello.

—Nadie importante, es mi novia—¿Qué pendejada acabo de decir? —...y mi pareja de laboratorio, necesitamos hacer tarea para mañana. Te quedas en tu casa...

Estaba por irme cuando los matones de Munguía se pusieron en frente de mí.

—¡Novia! Nunca te habría imaginado con una novia, mucho menos con una tan bonita como esta—dice. Tragué saliva tratando de mantenerme en calma sosteniendo la mano de Claudia con firmeza, tenía miedo de que en un descuido me la fuera a arrebatar. —¿Cómo te llamas?

—Patricia—responde Claudia. Me alivió que entendiera el peligro en el que estábamos. —Un gusto.

—El gusto es mío—le responde Munguía tomando la mano libre de Claudia, la dirigió tan lento a su boca para darle un beso en los nudillos que me desespero, lo hacía a propósito, sabía que me estaba sacando de mis cabales. Quería un buen pretexto para golpearnos y robarle todo el dinero a Boris.

No me habría importado darle un buen golpe de no ser porque Claudia estaba ahí, su espontaneidad me provocaba un escalofrío pensar en lo que le podría llegar a hacerle a Claudia. La tonta Claudia, fue un mal día para tratar de espiarme.

Solté su mano y la rodeé con el brazo su cintura, la obligue a estar cerca de mí, podía sentir como se entrecortaba su respiración, estaba tratando de tranquilizar su respiración, era buena para fingir, pero no lo suficiente. No se alejó de mí, eso me gusto, si la tenía así de cerca podría evitar que la alejaran de mi si trataban de jalarla.

—Tenemos tarea—dijo ella sonriendo, un lado de su sonrisa temblaba. —Es para mañana, ¿verdad, Sour?

—Completamente.

—No se van a ir a hacer tarea, Munguía—Escuche decir a Boris, se me congeló la piel y la sangre del cuerpo se detuvo. Sentí el escalofrío de Claudia en mi pecho, su brazo que rodeaba mi cintura me presiono, estaba gritando por ayuda que no podía darle. —Los interrumpiste con tu visita, planeaban coger.

No estaba seguro de lo que sentía. No sabía si estaba aliviado por lo que dijo o muerto de miedo... Munguía estaba viéndonos mientras reía con fuerza.

—¿Por eso tanta prisa? ¡Lárguense!—dice mientras le hacía una señal a los que estaban detrás de nosotros y después con toda tranquilidad nos da tres billetes de mil pesos a cada uno. —Váyanse al hotel más caro de Tijuana.

Sonreí mientras tomaba los billetes, con prisa me llevé a Claudia que seguía exactamente igual, congelada con los tres billetes en la mano. Cuando cruzamos la puerta le quite los billetes para que reaccionara, le puse mi casco llamándola para que subiera a la moto. No reaccionaba de ninguna forma. De repente vi que Munguía nos veía por la ventana.

La tomé del rostro, mi primer plan era fingir, pero ahora que la veía tan asustada necesitaba hacerla sentir algo y enojarla era mi mejor opción. Me agache para besarla, sus labios seguían temblando, pero no me alejó, ni siquiera cambió su expresión.

—Por favor, Claudia. Sube a la moto ya, nos están viendo—le pedí susurrando en sus labios. Ella por fin se mueve y asiente con la cabeza. La dejé subir a la moto detrás de mí.

Cuando arranque no me atreví a ver de nuevo la casa de Boris. Aun así, aunque estaba tentado a no volver, tenía que hacerlo, por el alboroto se me volvieron a olvidar mis cosas. Claudia se aferraba a mi cintura con fuerza, tengo que admitir que estoy avergonzado. Para una chica como ella debió ser demasiado la situación que lidiamos. Munguía era terrible, y cuando Boris le dijo que queríamos tener sexo, pensaba que nos haría quitar la ropa y que lo tuviéramos en frente de él. No creo en un poder divino, pero fue un milagro poder salir de ahí.

Detuve la moto a un lado de la carretera, no había coches que nos molestaran y deje que Claudia bajara de la moto, necesitaba un respiro.

—¿Estás bien?—le pregunté a pesar de saber la respuesta.

—Si—mentía, sus manos seguían temblando. Caminaba de un lado al otro con las manos en la boca, ¿seguía en shock o quería reclamarme por el beso? no sabía cual era la correcta. —Ese señor...

—Es el proveedor de Boris, casi nunca va. Supongo que tuvimos mala suerte.

—¡Mala suerte! Pensé que nos mataría—Su idea no estaba tan alejada de la realidad, pero tampoco podía decirlo, la iba a matar del susto.

—Ya no estamos ahí. No sabe tu nombre, no te conoce, después le digo a Boris que termine contigo y con el tiempo se le olvidara que existes...—le dije bajando de la moto y poniéndome enfrente de ella para que dejara de caminar.

—¿Así de fácil? ¿Hablas en serio?—me preguntó. No lo entendía, Munguía era aterrador en el momento, pero tenía una muy mala memoria, esa era su ventaja. —¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de toparse con alguien que da tanto miedo?

—Te llegas a acostumbrar—le dije, sus ojos se le comenzaron a poner rojos, extendí mis brazos invitándola a llorar en mi hombro, o en mi pecho, era diminuta. Claudia aceptó mi abrazo y lloró ahí sin hablar más. —Lo siento mucho.

Logré mi cometido de hacerla sufrir, pero no me satisfacía en nada verla ni escucharla llorar. Me sentía culpable, y terrible. Cuando la deje limpiar su lagrimas lejos de mi lleve mis manos a mis bolsillos sintiendo los billetes que nos dio Munguía. Necesitaba distraerla, no quería llevarla a casa con los ojos así... ¿Qué me van a decir sus padres? Ya tengo mi reputación muy manchada como para agregar un problema más a la lista.

—Ven, te llevaré a un lugar—le digo tomándole la mano.

—Mejor llévame a mi casa—me dice y eso me provoca una opresión en el pecho.

—Me dijiste que querías un día conmigo, el día aún no se acaba—le digo hasta que siento que Claudia me hace soltarla de la mano. Estaba asustada, lo entiendo... pero no quería que se fuera a casa así. —No vamos a ninguna casa de drogadictos, Claudia... te llevaré a la feria, ¿Qué opinas? Tenemos mucho dinero ahora.

—¿Cómo lo haces, Sour?—me pregunta ya con la respiración calmada. —Lo que acaba de pasar es horrible... y tú te comportas como si no hubiese pasado nada.

—Por que afortunadamente no pasó nada—le tomé la mano de nuevo con tranquilidad. Claudia estaba muy quieta y no dejaba de mirarme. —Vamos, yo te invito.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro