Capítulo 53: Notas
Ramé miraba por la ventana de la habitación de su tía Belentinne en compañía de ella y Castidad, con la esperanza de ver a Admiración. Eran pocas las veces que se separaba de él, no porque fuera dependiente de su compañía, sino porque disfrutaba de él cada minuto que pasaban juntos. Él es quien más habla y ella lo escucha con atención aunque no le mire la mayoría de las veces, actúan más de forma torpe y cariñosa, pero siempre amorosamente tierna.
–Y dime cariño –Belentinne se acostó bocabajo mirando pícara a su sobrina que abrazaba sus piernas, su melliza estaba sentada recta con una mano sobre la otra–, ¿disfrutas mucho de mi hermanito?
–¡Sí! –alzó su alegría para verlas a la cara, la mayor rió al ver la inocencia que jamás le faltaba a la joven.
–Hermana, no hace falta que conozcamos esos detalles –reprochó Castidad tosiendo discretamente con su puño en su boca–. Ramé, ¿has pensado en tu futuro con Admiración?
–Todos los días –la menor contestó risueña recostando su cabeza en sus brazos que abrazaban sus piernas–. Deseo poder tener el regalo de nuestros astros, pero no quiero vivir escondida de mi madre Locura y Consciencia.
–¿Tienes miedo?
–Por supuesto, tengo terror de lo que ellos harán, deseo hacer algo al respecto ¿saben? Me hace ilusión que algún día pueda ser bendecida como una humana, pero eso es algo que solo los astros conceden.
–Estoy segura que ellos te lo concederán…
–Lo mereces. –completó la melliza.
–¿Lo creen? Yo no fui algo que ellos concedieron. –sus ojos se humedecieron, Belentinne se reincorporó a tomarla del rostro secando las gotas que recorrían sus mejillas.
–Lo eres, no importa como surgiste, sino como has vivido a pesar de ello, eres la mejor creación que ha existido, jamás pienses otra cosa.
El par de hermanas abrazaron a su sobrina que pronto se dedicaba a sonreír a pesar de aún tener un poco de lágrimas en sus ojos. El resto del día se la pasó estando en compañía de su familia, en especial de Ashia y Dylan que eran quienes más acaparaban su presencia.
No fue hasta la noche que Admiración regresó a la habitación encontrándola acostada bocarriba con un libro entre sus manos, su sonrisa se marcaba leyendo cada línea del escrito. El hombre se acercó sentándose a su lado, Ramé tan pronto lo vio acrecentó su alegría para dejar el libro al lado lanzándose besarlo con piquetes rápidos en los labios, causando ternura y risa al hombre que la llevó a tenerla debajo de él entrelazando sus manos.
–¿Dónde estabas? Te perdiste todo el día. –le miró inflando una mejilla junto al fruncimiento del entrecejo. La risa de Admiración aumentó por el gesto.
–Estaba haciendo algo –ella deshizo su expresión y sonrió ladeando su cabeza–. Uhm… Estuve todo el tiempo en compañía de otra mujer –mencionó con diversión buscando provocar los celos de su amada, más ella continuaba con su mirada y sonrisa tierna–. Sí, todo el día, juntos, en el bosque, los dos solos. –ella seguía igual.
–¿Te divertiste?
–La verdad sí.
–Me alegra, yo estuve jugando con todos, especialmente con Jimmy, aunque casi le clava sus púas al tío Max y a papá. Te consejo que no le quites las fresas cuando coma. –el hombre no podía parar de reír por su intento fallido de darle celos a Ramé.
–Te amo.
–Y yo a ti también te amo –unieron sus labios degustándose con lentitud.
Mientras los sentimientos estaban en el reavivar de Admiración al pensar en que su plan se ejecutaría el día de mañana, abriendo sus ojos para admirar la sonrojes de su musa.
×~×~×~×~×
La mañana se presentó con un recibimiento de la luz del día tocando la cara de Ramé, apenas se levantó observó que estaba sola en la habitación, ni siquiera Jimmy estaba en su cama propia, entonces notó una pequeña nota de papel blanco y grueso con la letra de Admiración en él.
Porque para mí, lo más valioso que tengo eres tú.
Su sonrisa se dibujó al recibir esas sencillas palabras, dio la vuelta a la nota mirando que había algo más escrito por detrás.
El desayuno es lo más importante del día, así que come para continuar.
Había confusión, pero bajó haciendo caso a lo que había escrito, sin embargo, su sorpresa se avistaba con más confusión cuando al bajar no había nadie, rebuscó por las habitaciones sin poder encontrar alguien. Decidió ir a la cocina encontrando un plato con comida envuelto en papel plástico y debajo de él, se veía la esquina de un pedazo de papel que al sacarlo era otra nota.
Oro son tus besos. Rubí lo que tú dejas en mi rostro.
¿Qué significaba eso? ¿Por qué no había nadie y solo dejaban las notas? Ramé no tenía idea de lo que pasaba, volvió a revisar la parte de atrás del corto escrito.
Un cambio de vez en cuando no viene mal. Marlon tiene algo para ti.
Pero primero come.
¿Un cambio? ¿De qué? Aunque la curiosidad le comía por dentro para querer ir con apresuro de nuevo a la habitación de la gemela, hizo caso a esa última línea, él la conocía bien. Una vez terminó de degustar lo que sabía había preparado su tío Inapetencia, corrió curiosa para entrar y comprobar que su tía Marlon no estaba, pero sí había algo sobre su cama. Un vestido, la parte superior llegaba al busto, su color negro tenía franjas blancas a los costados y, unas figuras de lirios del mismo color con destellos se dejaban ver, la falda era blanca y encima de ella a partir de la cadera, tenía una tela más delgada color negro que también poseía pequeños destellos. Que mencionara a Marlon no era una casualidad y menos por el vestido, su tía era diestra en el arte de la costura, siempre creaba algo que maravillaba con las telas que se le dieran.
Al lado de la prenda había unas zapatillas de piso color negras, y debajo de ellas otra nota.
Farsa sería que dijera “el Amor no me tocó” porque justo con eso fue con lo que me ataste.
Vida es lo único que me haces sentir. Otra mentira sería decir que jamás te Recordaría.
Ahora entendía de lo que se trataba esto, así que con entusiasmo volteó la hoja para su siguiente pista.
Siempre eres hermosa con lo que te pongas (o sin ella).
Rió por esa aclaración pensando que quizás Belentinne influyó en que lo escribiera, o tal vez sí fue él, ya luego aclararía esa duda. Continuó leyendo.
Date la oportunidad de lucir con más prendas.
El viñedo es divertido.
Recordó la vez que aplastó con brincos las uvas para preparar vino. Rápidamente cambió su atuendo por ese vestido y zapatos, admirándose un momento en el espejo por lo bello que le parecía el traerlo puesto para así salir a su siguiente destino.
Todo esto se le había hecho aún más divertido, recibir esos poemas e indicaciones para descubrir las siguientes notas le dibujaban con inmensa alegría una sonrisa por el juego que su amante esperaba a que llegara al final.
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