Capítulo 5: ¿Por qué yo no? - Parte 1
Apenas mediodía, una brisa suave moviendo el follaje de los árboles, el pasto danzando con venados y alces recostados en él donde en sus cuernos aves cantan reposados y mariposas revolotean alrededor de ellos dando acompañia a la chica de cabello oscuro, vestido negro con mangas largas estilo mallas, botas hasta las pantorrillas y sus guantes negros, que dormía con la frescura del lugar.
El de cabello ondulado y plateado se acercaba admirando toda esa calma que la joven poseía y podía transmitir a los demás como lo hacía con esas criaturas que en su mayoría le acompañaban en sus siestas repentinas durante la mañana. Él se agachó a quedar cerca de su cara rememorando su rostro tan apacible que siempre lograba cautivarlo, bajó más para besarla en su frente haciendo que despertara y que le viera a una distancia tan cerca logrando que cruzaran sus vistas y ella observara sus ojos grises quedando sonrojada.
–Buenos días, mi pequeña Ramé.
–Buenos días, tío Admiración... –el mayor se reincorporó para luego acostarse junto a ella mirándola. –¿Pasó algo?
–Nada de que preocuparse, ya que te vi aquí quise venir a avisarte que Vida pidió que todos nos reunamos hoy en la noche para darnos una noticia.
–¿Tienes una idea de qué?–él negó mientras no quitaba su sonrisa.
–Lo amas mucho ¿no es cierto? –esa pregunta hizo a la contraria abrir sus párpados con sorpresa y pena –Es fácil darse cuenta. Esa manera en que tus ojos miran a Vida, no lo puedes ocultar. –ella desvió su mirada.
–Sé que está mal porque somos hermanos...
–No digas eso, sé que lo dices porque no quieres meter a Vida en problemas, pero te aseguro que no los hay porque en realidad no somos familia. –Admiración tomó con su mano el rostro de su sobrina y la hizo que volteara a que le mirara con la sonrisa gentil que siempre le regalaba a la vez que pasó con delicadeza su pulgar por los labios de ella. –Sentir amor no está mal ni es un pecado.
Ramé estaba sorprendida y confusa por esa acción que su tío ejecutó con ternura, él se levantó despidiéndose con la siempre cortesía y dejando a la chica que siguiera con su deleite de la naturaleza aunque la había dejado pensando en sus palabras.
×~×~×~×~×
La noche llegó y Ramé se dirigía al comedor para reunirse con su familia y para averiguar la noticia que Vida tenía planeado informar, durante el camino se encontró a Admiración que la saludaba con su siempre alegría y sonrisa.
–¿Entonces no tienes idea de qué va a decir Vida? –mencionaba caminando con una sonrisa.
–No, y él no ha querido decir nada hasta que todos estemos reunidos. Por cierto, ¿cómo te va con él?
–Bueno, no es como que hablemos –dijo con tristeza cuando ya ni siquiera cruzaba palabras con su amado, de poca interacción pasaron a nula, aunque la única unión que ellos tenían era que ambos observaban la manzana de Dylan.
El par llegó cruzando el pabellón que colgaba en la entrada de la sala donde en el centro una larga mesa con sillas de blanco y franjas doradas le adornaban junto a un gran banquete, toda su familia ya estaba sentada esperando a los dos que faltaban y que no tardaron en acomodarse, sólo un familiar no acudió a la reunión, aunque realmente era un milagro cuando lo hacía, Consciencia casi nunca se sentaba o convivía con ellos, especialmente con Ramé.
Ella se sentó junto a Admiración y al lado de su madre que estaba en un extremo de la mesa y al otro extremo estaba su abuela Alma, frente a Ramé estaba Vida, pero se extrañó cuando a su lado, aquella chica de cabello castaño claro estaba sentada con una sonrisa risueña.
–Bien, ya que estamos todos reunidos, daré la noticia. –Vida se levantó viendo a todos, pero dio una sonrisa divertida a Ramé antes de tomar la mano de su compañera al lado que también se paró con un tono rojo– Daniela y yo hemos formalizado una relación y estaríamos complacidos con la bendición de todos.
Sonidos de sorpresa se avistaban en todos, la mayoría felicitó y daba sus buenos deseos, Obra y Admiración se las dieron aunque no mostraban tanto la preocupación que tenían por que su sobrina se enterara de eso.
–Gracias, madre, tíos, abuela.
Miró a la única que aún no decía nada y esperaba casi con impaciencia ver qué hacía, ella subió su mirar impresionando a todos, incluso a Vida, quien perdió su semblante burlesco al ver que Ramé dibujó en su labios una enorme sonrisa alegre.
–Muchas felicidades Vida, te lo mereces, espero de corazón que ambos tengan gran dicha en sus existencias.
–Vida... ¿Cómo pudiste? –dijo en sus adentros Admiración con dolor por ver la fuerza que su amada tenía para no romperse en el llanto que sabía quería hacer, sin embargo, el chico volvió a poner su sonrisa guasona
–Te lo agradezco mucho, sabía que serías la que más estaría feliz con esto, Ramé.
Sus ojos se abrieron un poco y aunque mantenía su sonrisa, esta ya no era tan alegre como antes mostraba. Pasó toda la velada con apenas habiendo tocado su comida. Luego de eso todos se habían levantado y salido del comedor para pasar a la sala donde conversaban con alegría, pero Ramé no, ella se alejó con cuidado de pasar desapercibida y ocultarse en las afueras de su hogar, sentada en el pasto bajo la luz de la luna y la brisa del aire más frío que otras veces, lloraba amargamente por la intención Vida, pues por primera vez pronunciaba su nombre y eso le dolía porque en esa manera maliciosa con la que la llamó, podía sentir su crueldad hacia ella.
×~×~×~×~×
Días de tristeza se apoderaban cada vez más de la chica que ahora trataba lo más que podía de no asistir a las reuniones para no ver a Vida, a veces descuidaba sus obligaciones sobre la recolección de la existencia de los humanos o cambiaba de opinión en la fecha dándole más tiempo porque Vida se lo pedía más como orden que como favor.
–Déjalo vivir más. –dijo habiéndola arrinconado contra la pared dentro de su habitación.
–Vida... ya ha pasado tres meses, debería haberlo recogido, ya no puede aguantar más.
–Déjalo vivir.
Sus ojos ámbar mostraban una gélida mirada que cruzaba intencionalmente incomodando a la joven que no podía dejar de verlo por más que quisiera. Él se separó y retiró dejando a Ramé con algunas lágrimas que ya no podía controlar cuando la trataba de esa manera estando a solas. Ella se calmó para poder ir a la amplia sala de reuniones donde por cuarta vez le preguntaron su opinión.
–¿Qué dices esta vez? –mencionó su abuela junto a las miradas de su familia. Ella posó su mirada por un momento a Vida que le sonreía burlón y confiado.
–Yo...
–Ramé, él ha estado durmiendo menos por el dolor y la medicina humana casi no le ayuda. –agregaba Admiración recostándose sobre la mesa habiendo cruzado sus miradas.
–Ella es la que decide después de todo ¿no? –respondía Vida apoyando su cabeza en su mano.
Todos esperaban la respuesta de la joven estando entre la espada y la pared. Con nerviosismo respondió «Debe descansar» arrancando la sonrisa confiada del chico y poniendo una leve sonrisa de compasión en el hombre de ojos grises. Se procedió a traer la manzana con el nombre de la persona y ella la tomó con su mano desnuda terminando por marchitarla. Vida se fue furioso antes de que Ramé terminara y sintiendo el enojo porque ella recibía el apoyo de su familia.
La junta finalizó y la chica fue a ocultarse a llorar en el prado verde siendo acompañada por las criaturas que se acercaban a ella, un alce blanco estaba recostado a su espalda mientras la joven tenía recogida sus piernas ocultando su rostro. Admiración sabía que ella estaba ahí y siempre iba a observarla con tristeza, no se acercaba por respeto a su espacio, pero ahora ya no podía dejarla sola y por ello se acercó sentándose a su lado quedando en silencio como apoyo hasta que la noche llegó donde las criaturas se retiraron dejando al par a solas.
–No tenías que haberte quedado todo este tiempo. –su voz entrecortada salía en susurro sin dejar ver su cara.
–Me gusta pasar el rato contigo. –hubo un poco de silencio más antes de volver a hablar– Ramé, no sigas dejando que Vida maneje tu existir, eres más de lo que crees y tienes a personas que en verdad te quieren. Yo soy una de ellas.
–Lo sé.
–No lo sabes. –se acercó más a ella y con delicadeza la hizo que le mirara habiendo tomado su rostro– ¿Por qué yo no?
–¿De qué...? –sus ojos se abrieron con asombro cuando el mayor la besó en los labios con ternura– ¿Por qué...?
–Porque tú me gustas. –la joven no sabía qué hacer no qué decir ante esa confesión tan repentina y sincera que le fue otorgada, bajó la mirada estando apenada y él sonrió soltando la cara de la contraria– Descuida, no voy a pedirte una respuesta o un compromiso.
–Lo siento...
–No tienes que disculparte, sólo quería sacar esto que llevo sintiendo hace años. Pero te he puesto en un aprieto por esa expresión tan linda. –rió al verla tan sonrojada.
Admiración empezó a hablar con elocuencia para cambiar el ambiente tenso por parte de la joven por uno más ameno donde ella poco a poco se fue relajando hasta que se olvidó del beso que recibió, y ahora reía junto al mayor donde la noche avanzó más hasta la llegada del alba mirando y sintiendo esos primeros rayos anunciando el nuevo día con una promesa mejor para Ramé.
×~×~×~×~×
Atención gentil y amable era el trato que Admiración daba a Ramé todos los días y cada que la veía, dibujando en su rostro una sonrisa y regalándole días felices cuando Vida se empeñaba en hacerlos grises. Sin embargo el apoyo y compañía que siempre obtenía de Admiración le ayudaba a ya no sentirse tan poca cosa como su amado deseaba que siguiera sintiéndose. Aun así, ambos seguían compartiendo el gusto por observar la existencia del mismo chico y que a Ramé le agrandaba su felicidad antes de dormir. De esa manera ella veía sonriente al ahora chico de 15 años durmiendo en su habitación con paredes celestes y cuadros de su familia, especialmente una de su madre justo al lado.
Una vez terminó de llenarse de alegría bajó de su trozo de neblina y salió la habitación del árbol caminando felizmente mientras tarareaba una melodía lenta. Miró el campo iluminado por la luz de la luna haciendo que quisiera acostarse en el pasto a sentir la brisa con los ojos cerrados. Estaba tan absorta en su pequeño paraíso que no sintió cuando alguien se le acercó lo suficiente para ponerse encima de ella y besarla habiendo tomado su rostro con ambas manos evitando que pudiera separarse. Abrió sus párpados con sorpresa cruzando la mirada con los ojos ámbar de Vida, una vez se separó de ella, la chica tomó una bocanada de aire para recuperar el aliento.
–¿Quién es mejor? –mencionó sin apartar su mirar.
–¿De qué hablas? ¿Por qué me besas?
–Responde, ¿quién es mejor?
–No te entiendo.
–Te has estado divirtiendo mucho con nuestro tío ¿no? Así que dime cuál de los dos es mejor para ti.
–Te equivocas, yo no tengo nada con Admiración.
–No me mientas, Muerte.
–¡Basta! –los ojos de la chica mostraban el enojo que el contrario le provocó sorprendiéndolo por la elevación de su voz. –¿Y a ti que te importa si me voy con alguien más? Tú nunca dejas de tratarme mal y Admiración me valora, tú mismo lo dices siempre, no soy familiar de nadie aquí, pero aún así no tengo...
Un segundo beso a la fuerza le era dado, ella trataba de empujarlo y apartarlo, pero él la sujetó de las muñecas regresando sus brazos al suelo a la vez que ella seguía forcejeando con pequeñas lágrimas que se formaban en sus ojos que cerraba con fuerza por falta de aire. Vida se separó soltando un brazo, cosa que ella aprovechaba para empujarlo, sin embargo, Vida no se apartaba y alzaba el brazo que aún tenía agarrado con fuerza por la muñeca.
–Suéltame.
–Oh, Muerte, quiero que entiendas algo, tú existes porque yo existo. –retiró el guante de Ramé mostrando su piel pálida, la joven estaba confusa y asustada por tener la mano descubierta temiendo que pudiera causarle algún daño por accidente– Tú me perteneces, y si quieres escapar de mí sólo tienes que tocarme.
–¿Estás loco? Si lo hago te voy a dañar.
–Nunca has dejado de hacerlo desde que empezaste a existir.
–Vida... –el joven bajó besar su cuello soltando la muñeca de Ramé y tomando la mano cubierta por el guante entrelazando sus dedos– ¿Vida? ¿Qué haces? Su-Suéltame... Basta... ¡Basta!
–Sabes lo que tienes que hacer. –susurraba a su oído.
–No... Por favor... Basta... Vida, para. ¡Detente!
Ramé lloraba, apretaba sus párpados y la mano que tenía entrelazada con Vida a la vez que su voz salía con quejidos de dolor, pues él la lastima a sin mostrar arrepentimiento de lo que le hacía. Ella también apretaba su puño descubierto, con miedo lo abrió junto a su respiración rápida y entrecortada acercando su mano temblorosa a tocar al chico que la dañaba, sin embargo, se detuvo antes de poner un dedo encima. Con aflicción alejó su mano y la llevó al suelo apretando la hierba que comenzaba a marchitar su vida a cambio de la del muchacho.
×~×~×~×~×
Usada, humillada, engañada, abusada... Ramé permanecía temblado, encogida y acostada de lado sobre tierra seca y con su ropa desacomoda tratando torpemente de poner su guante mientras que Vida se acomodaba su saco y veía cuan asustada estaba la joven que sollozaba en silencio. Él se agachó a su lado y tomó su muñeca de nuevo, provocando un incremento en el temblar de Ramé que ocultaba su rostro por el miedo que tenía al verlo y sentirlo, Vida sólo le colocó su guante y regresó su mano a la que ella misma se aferró, quedándose ahí, llorando por el dolor que le provocó aquél que ella amaba, y ahora, él mismo había quemado ese sentimiento y lo reemplazó con terror y asco.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro