Capítulo 32: Su ayuda
Hermanos y hermanas consolando a la menor de ellas que yacía de rodillas llorando amargamente por un recuerdo hermoso y a la vez doloroso. Consciencia se había retirado sin emoción alguna de ver a su nieta sufrir por los amores de su existencia. La de cabellos y ojos blancos, Alma, intervino recriminando a su padre por su comportamiento, mas al mayor sencillamente le importaba poco considerando que esas eran tonterías. Vida, por su parte, no comprendía nada, veía la escena con nada que pudiera hacer, no sabía si era buena idea preguntar, ni mucho menos sabía si podía tocar a su madre.
–Mamá… –mencionó con temblar en su voz, la mujer se paró y lo abrazó con fuerza hundiendo su rostro en su pecho.
–Fallé como madre. –dolor profundo en el pecho del chico al escuchar esas palabras.
–No, mamá, eres la mejor madre, eres Amor y tu nombre lo preside.
–Tal vez me cegué por ello.
–Mamá, no, fui yo quien falló como hijo, sobrino, nieto, amante e incluso como hermano, fui yo quien decepcionó a todos, quien… la decepcionó a ella. Pero no más, sé que no podré pagar por mi crimen, pero mínimamente, voy compensarlo.
–¿De qué hablas?
El hijo sonrió y bajó a su oído a susurrar unas simples palabras que a su madre le regresó la dicha: Ramé está bien, Admiración la cuidará, ambos se fugaron juntos.
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En la Tierra, todo estaba avanzando con normalidad, apenas un día y el cambio se sentía en la vida alrededor de Ashia, pues el padre estaba desconsolado abrazando con fuerza y besando la cara de su hija mientras que ella se aferraba a él sintiendo que todo ahora se reflejaba como un milagro para ellos. Belentinne por su parte, se dedicaba a observar todo con algo de decepción por ya no sentir a su sobrina, pero con alegría a la vez por la felicidad de Jason. Cuando padre e hija pudieron calmarse, fueron hasta el hospital para enterarse del estado de salud de Josef, quien había logrado mejorar y ahora sólo descansaba.
–Gracias a Dios –soltó en alivio la menor tomando su pecho–. ¿Pudieron localizar a su familia?
–El personal médico los contacto, pero ninguno quiso saber nada.
–Son unos malnacidos. –replicó con coraje apretando los puños haciendo que su padre se sorprendiera de escuchar esas palabras.
–Ashia, ¿cuándo es que hablas así?
–¡Es que estoy enojada! El abuelo es un buen hombre que solo no quiso ver que un ser que amaba siguiera sufriendo. Él es consiente de eso, al igual que Ramé.
–¿Quién es Ramé?
–Una amiga, o mejor dicho, mi hermana, pero ese no es el punto. El punto aquí es que nosotros somos su familia ahora, no necesita a esos imbéciles cuando nos tiene a nosotros. –Belentinne rió abrazando el brazo de Jason.
–Tu verdadera hija me encanta –mencionó haciendo que él arquera una ceja suponiendo que se refería a que Ashia había recuperado sus recuerdos, sin embargo, ambas chicas se veían con complicidad sabiendo la verdadera razón–. Jason, ¿podrías traernos un café? –el contrario asintió y se separó dándole la oportunidad de hablar a solas con la menor– ¿Y bien? ¿A quién te referiste con Ramé?
–A tu sobrina. Te vi en sus recuerdos. Es una larga historia que sé vas a querer que te cuente después, pero por el momento debes entender que ella no quiere volver con ustedes ni con tus hermanos en Edén. Solo quiere libertad.
–No importa dónde esté, jamás la tendrá mientras mi abuelo reine.
–¿Y Locura? Tanto ella como tu abuelo son quienes la hacen sufrir. ¿O acaso vas a hacerte de oídos sordos y ojos ciegos para que sufra de nuevo lo que tu autonombrada madre le hizo?
–¿Qué?
–Ah claro, que sólo Envidia e Ira lo saben.
–¿De qué…?
–Cambiando de tema –mencionó tocando su sien con el dedo índice mientras la mujer veía sorprendida como una humana le hablaba con tanta familiaridad–. Me alegro de ver como haces feliz a papá. Gracias, uhm, ¿mamá? –rió haciendo sonrojar a la mayor de sorpresa.
–¿Ah sí? ¿Te causa risa? –resopló cruzando los brazos mientras la menor no dejaba de carcajear de manera contenida para no ser regañada por el personal del hospital– Pues recuerdo como mi sobrina me enseñó un lindo trazo de lápiz sobre un chico que al parecer, se enamoró de cierta chica que estoy viendo –arrancó la risa de una vez haciendo que Ashia se sonrojara y jugara con sus dedos, ahora era la mayor quien sonreía triunfante–. ¿Qué harás con él?
–No lo sé, Ramé me explicó que Dylan me buscaba a mí en ella, pero…
–Nada ganas con buscarle sentido. Llámale y ve qué pasa.
–¿Y si a quien quiere es a Ramé?
–Eso sólo lo sabrás cuando hables con él. –dijo con gentileza abrazándola mientras ella se aferraba asintiendo, cosa que el padre vio haciendo que su sonrisa se escapara al verlas.
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El día siguiente era tenso para la joven, pues fue acompañada por su padre y Belentinne hasta la estación de policías para hablar de lo que ocurrió, si bien Marcus no tendría castigo terrenal por su crimen, Erika sí.
«El primer día que conocí a mi madre, ella me presentó a Marcus durante la cena. Pensé que me hacía preguntas para conocerme como si fuera un padre, cosas cómo saber que tanta confianza tenía con papá, si me agradaba la escuela, si tenía amigos, si hablaba con los maestros. Me llevaba a comer helado, hamburguesas o pizza, incluso jugaba conmigo en el parque, sólo éramos él y yo, mamá siempre dejaba que él me llevara a dónde quisiera, incluso dormir en mi cuarto y en mi cama. En ese entonces pensaba que era buena persona, hasta que poco a poco ese trato cariñoso cambió por uno más extraño, uno celoso. No me dejaba salir de la casa, tampoco hablar con alguien, ni siquiera con amigos»
–¿A dónde vas jovencita? –estaba por cumplir doce años cuando iba a salir por la puerta para ir a un cafetería cercana con unas amigas.
–Le dije a mamá que iría a comer con unas amigas.
–¿Y crees que puedes ir así? –una falda holgada no muy corta arriba de las rodillas, zapatos de plataforma no muy altas y una camisa de tirantes.
–Sí, mamá me compró esta ropa, dijo que la que traigo de casa no le gusta y que tengo prohibido usarla aquí.
–Así es, pero es para que la uses para mí.
–¿Por qué?
–Porque sí, ahora vuelve arriba.
«A partir de ahí era imposible para mí tener amigos cuando Marcus me llevaba y traía de la escuela, no dejaba que nadie se me acercara, especialmente los chicos, a ellos le amenazaba literalmente, lo peor vino cuando me descubrió dando mi primer beso cuando cumplí 13. Pensé que no me había visto porque no me dijo nada, al menos hasta la noche cuando en la casa solo cenamos juntos con mi madre. Esa noche mi madre me hizo usar un vestido que me incomodó, pues era muy corto, además me peinó a que usara un chongo con dos mechones que caían por enfrente, también me maquilló tan bien que parecía que era mayor, de unos 15 o 16 años. Estaba asustada, pues en toda la comida él no dejaba de verme de otra forma, manera que me confirmó cuando me regañó por mi beso y además me castigó de la peor forma posible para una niña. No le importó mis súplicas cargadas de dolor. Cuando terminó de usarme, se largó como si nada y en la puerta estaba ella, fumando y con el teléfono en mano»
–¿Por qué no me ayudaste? –estaba abrazada a mí misma con las sábanas cubriéndome.
–Fue tu culpa. Le diste razón para hacerlo antes.
–¿Antes?
–Mira, todo lo que ves aquí, es de él. Tú eres joven y linda, puedes complacerlo.
–¡No quiero! –una bofetada me cerró la boca.
–Lo vas a hacer. Él tiene más dinero que tu estúpido padre, si quiere puede mandar a darle un accidente raro. ¿Quieres eso? ¿Quieres que le pase algo a tu papi? –negué rápido y con lágrimas– Bien, si no cumples puedo esparcir este video para que todo el mundo vea lo zorra que eres.
–Te odio…
«Me guiñó un ojo y se largó, fue todo lo que hizo, ni siquiera se veía arrepentimiento en su mirada. Sencillamente dejaba que su marido me tocara siempre que tenía que ir a pasar el tiempo con ella. Al principio aceptaba porque deseaba proteger a mi padre, pero conforme crecía era más difícil el que me amenazaran, pasé de ser una niña obediente con ellos a una adolescente que contestaba con groserías. Un día simplemente exploté, escapé de casa de Marcus en la noche para regresar a mi verdadero hogar y contar todo lo que sufrí con él y mi madre, lamentablemente tuve ese accidente en el que perdí la memoria»
Normalidad en su voz al confesar su pasado, Ashia apretaba sus puños y temblaba un poco, pero se resistía a romperse de nuevo. Era simple, estaba siendo fuerte siguiendo el ejemplo de Ramé, a quien ahora veía como una amiga y hermana. Erika estaba en problemas no sólo por la confesión de su hija, sino también porque aún guardaba ese vídeo del que la joven habló, además de que algunos empleados de la casa también fueron arrestados por guardar silencio de la situación.
Sin embargo, una sorpresa llegó justo cuando aún estaban en la estación, pues Isabella se presentó para confesarse por haber sido ella quien atentó contra su compañera.
–¿Por qué Isabella?
–Porque te odio, sólo por eso. –no dijo más cuando sus padres se presentaron con un abogado y la apartaron para que no dijera nada.
Ashia suspiró compasiva por verla, sin embargo le dedicó una sonrisa sincera y agradeció sin que nadie entendiera el significado de eso. Su pensamiento era uno, si no hubiera sido por ese “accidente”, Ramé no hubiera entrado en su cuerpo ni haber regresado felicidad a ella ni a las vidas a su alrededor. Ahora tenía que mantener lo que le regaló, por eso llamó a Dylan para hablar con él, quien se presentó en su casa por petición de ella.
–¡Ashia! –mencionó alegre el muchacho al llegar a ella quien se levantó de las escaleras de la entrada– ¿Por qué no fuiste hoy a la escuela? Todas tus notas fueron excelentes –su sonrisa risueña no se desvanecía al mirarla fijamente–. ¿Pasa algo?
–Dylan, yo… –tragó nerviosa bajando la mirada, pero la subió de nuevo sorprendiéndose al ver que el chico lloraba a pesar de mantener una cara feliz– ¿Dylan?
–Lo siento, no entiendo qué me pasa –pasó sus manos tratando de secar sus lágrimas, pero estas volvían a mojar sus mejillas. Sin más abrazó a la chica que abrió los ojos con asombro– Sólo ha pasado un día, pero siento que no te he visto desde hace meses. Me alegra tanto verte. –la joven tragó con dificultad hundiendo su rostro en él comenzando a llorar para acompañarlo.
–Yo también, te extrañé mucho. Dylan, te quiero.
–Yo también Ashia. –ambos sonrieron mirándose y secando sus lágrimas mutuamente para ahora juntar sus frentes y también, sus labios.
De esa manera dieron un paseo en el que ella sintió la confianza de contarle sobre su vida a pesar de que se sentía mal por lo que Marcus le hizo, pero eso no importó cuando Dylan le abrazaba con fuerza aferrándose a demostrarle protección y comprensión, cosa que hizo a Ashia sentirse aún más feliz, y cuyo sentimiento crecía más cuando sus días pasaron con dicha porque su abuelo recuperó la consciencia, su regreso a clases junto a sus amigos eran divertidos además de recibir apoyo y disculpas de sus compañeros al enterarse de lo que Isabella intentó hacerle. La felicidad con su padre ahora relucía más que nunca junto a Belentinne, y si pensaba que la alegría no podía aumentar, estaba equivocada.
Tan solo vida misma lo que tus ojos me dan.
Eterna felicidad lo que no puedo expresar.
Amistad aquello que por ti no puedo sentir.
Momentos bellos y tristes son los que quiero compartir.
Oro y diamante, es lo que menos valor tiene para mí cuando es a ti lo único que deseo para mí.
Dylan expresó esas palabras dándole un ramo de rosas junto a una pequeña cajita abierta mostrando un pendiente de una luna menguante junto a una estrella. Ashia estaba sonrojada y maravillada, sobretodo cuando el chico se mostraba tan seguro sin parpadear al mirarla a los ojos.
–¿Sabes? Mi padre compuso ese acróstico a madre. Y me hizo jurar que jamás usaría ese poema a no ser que se lo dedicara a la persona a quien quiera para pasar mi vida.
–Dylan…
–Y este pendiente es el hermano del que tengo puesto. Por lo tanto te pregunto, Ashia. ¿Quieres ser mi novia?
–¡Sí! –expresó feliz abrazándole por el cuello a la vez que el chico la abrazó por la cintura y le daba vueltas.
Su felicidad acababa de aumentar, y en su mente le agradecía todo a su hermana, y deseaba que esa dicha también le alcanzara a ella.
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Un acróstico es una composición poética, está constituida por versos cuyas letras iniciales, medias o finales forman un vocablo o una frase. Remarqué las letras iniciales en negritas para hacerlas notar más.
( ╹▽╹ ) gracias por la idea lissyescribe
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