Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

chapter eight

▬▬▬▬ PARTE UNO,
CAPÍTULO OCHO



ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA. Debemos asumir que Klaus está listo para romper la maldición —Elijah habló con Elena, Stefan y Violet.

Una vez que llegó la mañana, los tres se vistieron rápidamente y estuvieron listos para lo que fuera que vendría ese día. Sin embargo, a decir verdad, ninguno de ellos durmió mucho.

—Elena y Violet dijeron que la maldición del sol y la luna es falsa. ¿Qué en realidad es solo una maldición puesta en Klaus? —Stefan cuestionó.

—Klaus es un vampiro nacido de un linaje de hombres lobo —Comenzó el Original—. La maldición impide que se manifieste su lado de hombre lobo. Pero si la rompe... será un verdadero híbrido.

Hubo una pausa antes de que Damon entrara a la biblioteca y rompiera el silencio. —Entonces, ¿por qué le permitimos romper la maldición?

Nadie respondió, así que continuó.
—Podríamos matarlo hoy. Con Bonnie.

—Damon... —Stefan comienza pero es interrumpido rápidamente.

—No, Damon. Bonnie no puede usar tanto poder sin morir —Elena se niega.

—¡Le escribiré un gran elogio! —El vampiro responde.

—No es una opción, Damon —Violet se levanta de su asiento junto a Elena. Su cabeza gira hacia ella y frunce el ceño ante las bolsas visibles debajo de sus ojos.

Stefan luego habla, sacando a Violet y Damon de sus miradas el uno al otro.
—Está bien, ¿Cómo podemos romper esta maldición?

—Bueno, el ritual en sí es relativamente sencillo. Los ingredientes, por así decirlo, ya los conocen —El Original explica, paseando de un lado a otro.

—La piedra lunar —Dice el vampiro más joven de la habitación.

—Una bruja canalizará la energía de la luna llena para liberar el hechizo que está contenido por la piedra. Después de eso, Klaus, siendo un hombre lobo y un vampiro, sacrificará uno de cada uno.

—¿Y dónde entro yo? —Elena pregunta.

—La parte final del ritual —Elijah responde—. Klaus debe beber la sangre de la doppelgänger hasta el punto de tu muerte.

El Original no recibe respuesta de nadie, ya que los demás en la habitación están en silencio por la conmoción, el miedo y muchas otras emociones. Stefan agarra la mano de Elena para consolarla mientras Damon aprieta la mandíbula y Violet se clava las uñas nerviosamente.

Elena mira a Elijah. —Y ahí es donde entras tú.

Presenta una pequeña caja de madera, con intrincados diseños grabados en ella, y la abre. —Este es un elixir que conseguí hace unos 500 años para Katerina. Posee propiedades místicas de resurrección.

—¿Entonces voy a estar muerta?

—Y luego no lo estarás.

—Piensas que él entenderá por qué estoy dispuesta a hacer esto —Elena murmuró mientras recogía el recipiente de vidrio que contenía el elixir.

Elijah la miró con curiosidad. —¿Por qué lo vas a hacer?

—Soy la clave para romper la maldición —Ella contestó, evitando la mirada de Violet que todavía estaba sentada en su lugar pero dividida y pensando en Dios sabe qué—. Klaus está aquí por mi. Si no lo detengo, lastimará a la gente. Es así de simple.

—Sabes que hay una posibilidad de que el elixir no funcione —Dijo el vampiro—. No quiero desorientarte.

—Sé el riesgo que estoy tomando.

Salieron de su silencio con el sonido de un portazo y la voz de Jenna gritando. —¡Sal!

—¡Jenna! ¡Jenna!

—¡Sal! —Los tres corrieron hacia la entrada de la casa junto con Stefan y Damon, sus ojos se posaron en la familiar rubia fresa que apuntaba con una ballesta a Alaric.

—Jenna, baja la ballesta, ¿de acuerdo? ¡Soy yo! —Pero Jenna no lo aceptó.

—¡Aléjate de mí!

La doppelgänger miró a su tía y a su profesor de historia con los ojos muy abiertos. —¿Qué está pasando?

—Soy yo, Elena, lo juro, ¿de acuerdo? Él me dejó ir. Klaus me dejó ir —Insistió Alaric.

Damon le dio una mirada dura.
—Pruébalo.

—Ok, eh —miró a Jenna—. La primera noche que tú y yo pasamos juntos, Jeremy entró justo cuando estaba a punto de... —Antes de que pudiera revelar algo inapropiado, Jenna lo interrumpió.

—Es él —Dijo rápidamente, sus mejillas se volvieron de un tono rosa claro.

Los demás miraron a la ex pareja con las cejas arqueadas. —¿Por qué te dejó ir? —Stefan le preguntó.

—Quería que entregara un mensaje —Sus ojos miraron a Elena—. El sacrificio se hará esta noche.

Violet y Jenna se sentaron juntas en uno de los sofás de la biblioteca Salvatore. Elena se sentó en una silla junto a ellas, con Elijah detrás de ella, Alaric en el otro sofá y Stefan paseando por la habitación mientras interrogaba a Alaric.

—¿Entonces no recuerdas nada de lo que sucedió? —El vampiro de ojos verdes cuestionó.

—No —respondió con una mirada derrotada—. Es como si me hubiera desmayado y despertado tres días después.

Después de un momento de pausa, Alaric volvió a hablar. —Katherine estaba ahí.

—Está bajo compulsión —Stefan les dijo—. Damon le dio un poco de verbena, pero no puede irse hasta que Klaus se lo diga.

Ante la mención del nombre de su alma gemela, Violet suspiró profundamente mientras compartía una mirada con Elijah. —¿Dónde está Damon? —Elena habló.

—Lo vi subir las escaleras —Respondió su tía.

La doppelgänger se levantó y Violet pensó en ir con ella, pero decidió no hacerlo.

—Entonces, ¿Qué más hice?

Con todo lo que había sucedido con Damon alimentando a Elena con su sangre, Violet se dirigió al grill donde más tarde se unieron Alaric y Damon.

El vampiro se sentó a su lado y pidió su bourbon habitual. Alaric luego se sentó junto a ellos también, pidiendo lo mismo.

—Lo arruiné —Damon murmuró, luciendo a la vez enojado consigo mismo y culpable.

Violet tarareó y bebió un sorbo de agua, mientras Alaric dijo: —Sí, lo hiciste.

—¿Caballeros? —La respiración de Violet se detuvo y su cuerpo se tensó ante la voz demasiado familiar que había escuchado en sus sueños tantas veces antes. Su ritmo cardíaco se aceleró y sus manos dejaron temblorosamente su vaso—. ¿Por qué tan triste?

Alaric se puso de pie protectoramente frente a Violet mientras Damon miraba al hombre, aparentemente no afectado por su presencia. —Ugh —Gimió molesto—. Klaus, supongo.

—En persona —Él sonrió con suficiencia—. Gracias por el préstamo, compañero —Klaus le dijo a Alaric. Luego, su mirada se suavizó al encontrarse con los ojos de Violet—. Hola, florecita.

Ella tragó saliva con dificultad cuando Damon también se paró frente a ella, incómodo con la forma en que Klaus la estaba mirando. —¿Algún motivo por el que pasaste a saludar?

—Me han dicho que tú y tu hermano están fascinados por mi doppelgänger —afirmó—. Solo pensé en recordarles que no hagan nada de lo que puedan arrepentirse —Klaus dijo con una sonrisa.

—Ja —Damon respondió—. Gracias por tu advertencia.

—Supongo que no podría convencerte de un aplazamiento, por casualidad, ¿eh? —Preguntó el vampiro más joven con un toque de humor en su voz, aunque estaba completamente serio.

Klaus miró hacia abajo con una sonrisa. Y aunque Violet nunca lo admitiría, al menos no pronto, él era aún más guapo en persona que en sus sueños. Al menos es sexy. Pensó para sí misma.

—Estás bromeando —Miró a Alaric—. Está bromeando, ¿no?

—No, en realidad no.

—Digo, vamos, ¿Qué es un mes en el gran plan? —Damon lo intentó de nuevo.

Pero su sonrisa cayó cuando Klaus se acercó intimidantemente a él. —Déjenme ser claro. Tengo a mi vampiro. Tengo a mi hombre lobo. Tengo todo lo que necesito. El ritual se realiza esta noche. Así que si quieren vivir para ver el mañana, no lo arruines.

Su mirada luego cambió a Violet, quien todavía lo miraba con miedo en sus ojos color avellana. —Tú vienes conmigo, florecita.

Y en un abrir y cerrar de ojos, las almas gemelas se fueron.

Klaus entró en el apartamento de Alaric, Violet lo siguió lentamente. Le tomó un poco de convencimiento, pero después de un tiempo logró que Klaus dejara de cargarla y la dejara caminar por su cuenta.

El Original fue sorprendentemente gentil y en absoluto amenazante con ella. Supuso que Elijah tenía razón; Klaus nunca le pondría un dedo encima, lo que la consoló mucho más de lo que esperaba. Su miedo a Klaus estaba comenzando a desvanecerse lentamente.

Cuando ambos entraron, sus ojos se posaron en Katherine, que se estaba sirviendo un poco de café. —¿Todo está bien? —Preguntó la morena.

Luego, frunció el ceño cuando vio a Violet emerger de detrás de Klaus.
—¿Violet?

—¿Qué has estado haciendo? —Klaus le preguntó a la vampiro antes de que la chica rubia pudiera decir algo.

—Café —Katherine respondió con calma—. ¿Quieres un poco?

Violet saltó cuando Klaus corrió hacia Katherine, agarrándola por el cuello y obligándola. —Dime lo que has estado haciendo.

—Haciendo café —Repitió, su voz rasposa mientras luchaba por respirar. Dándole una mirada, la liberó de su agarre. 

Mientras se masajeaba la garganta, Klaus volvió a hablar—. Espera.

—Quítate el brazalete —Exigió y ella obedeció—. Ahora, quiero que camines hacia la ventana y te pares a la luz del sol —Él sonrió con suficiencia.

—Pero arderé.

—No tienes otra opción —Él afirmó. Violet miró con curiosidad mientras Katherine se acercaba lentamente a la ventana. No podía mentir, estaba un poco satisfecha al ver a Katherine gritar de dolor mientras su piel comenzaba a arder. Ella se lo merecía.

Klaus tomó un sorbo del café que la vampiro morena se había servido antes, luciendo divertido. —Es suficiente —Le dijo después de un momento, y ella no perdió el tiempo corriendo hacia el otro lado de la habitación, acobardándose de la luz del sol.

El Original tarareó. —Supongo que estaba equivocado. En ese caso, de acuerdo —se acercó a ella, sonriendo.

—Necesito que hagas algo por mí.

Después de que Klaus le informó a Katherine de su plan, envió a dicha vampiro para que hiciera lo que le pedía. Klaus luego se volvió hacia Violet, quien sabía que estaba sentada en el sofá, moviendo los pulgares nerviosamente.

—Violet, cariño —Él llamó. Su cabeza se disparó, pero solo lo miró a los ojos por un segundo antes de que cruzaran la habitación, negándose a encontrarse con los suyos de nuevo.

Klaus comenzó a caminar hacia ella.
—Mi hermano te ha puesto al tanto de lo que tú y yo somos el uno para el otro, ¿no es así? —Violet asintió, un pequeño 'mhm' saliendo de su garganta.

—Entonces, ¿te ha dicho que he estado esperando más de mil años para encontrarte? ¿Qué nunca te haría daño? —Ella asintió de nuevo—. ¿Le crees?

Dejando escapar un suspiro que ni siquiera se dio cuenta de que estaba conteniendo, Violet finalmente miró hacia arriba y lo miró a los ojos. Y se sorprendió al no ver diversión, ninguna necesidad de burlarse. Sólo curiosidad, y tal vez incluso una pizca de anhelo.

—No sé lo que creo —Ella murmuró—. Mi vida era normal hasta que aparecieron los Salvatore y, de repente, todas las historias de miedo que me contaban de niña eran reales y mi vida ha estado en constante peligro las 24 horas del día, los 7 días de la semana, desde entonces —Sintiendo una oleada de confianza cuando se veía sin palabras, continuó.

—Tu hermano es un hombre de palabra, lo sé muy bien. Así que sí, creo que no me harías daño. Pero no tengo ninguna duda de que lastimarías a mis amigos, no importa lo que diga. Porque tal vez me has esperado durante mil años, pero también has esperado para romper esta maldición durante mil años. Y vas a hacer lo que sea necesario para romperla. Pero si mi opinión significa algo para ti, realmente no quiero que este sacrificio suceda.

La mirada de Klaus no era para nada dura, o enojada. No, era más culpable, arrepentida, pero al mismo tiempo determinada. —Tu opinión significa algo para mí, más de lo que puedes imaginar. Pero tienes razón, romper esta maldición es importante para mí. Así que el sacrificio sucederá —Ella suspiró con tristeza, algunas lágrimas brotaron de sus ojos pero luchó por hacerlas retroceder.

—Pero como no quiero que tengas que presenciar la muerte de tu amiga, te aconsejo que te quedes aquí. Alguien tan puro como tú no debería tener que presenciar eso. Aún puedes ser obligada, pero realmente no quiero quitarte tu elección de esa manera. Si el sacrificio funciona según lo planeado, debería regresar en unos días. Katerina se quedará aquí, pero tampoco te hará daño. Cuando vuelva, decidiré qué haremos o adónde iremos. Pero hasta entonces, por favor no intentes irte.

Y por alguna razón, Violet lo escuchó.

Un rato después de que Klaus se fuera, Violet se quedó dormida. Y a pesar de su preocupación por Elena y todos sus otros amigos que probablemente estaban en peligro tratando de detener el sacrificio, fue uno de los mejores sueños que había tenido en mucho tiempo.

Creyó oír la voz de Damon procedente de la otra habitación, pero rápidamente volvió a dormirse, sin darse cuenta de que había estado tan cansada o de que su oportunidad de salir por esa puerta se había ido.

Klaus tenía razón. Estuvo ausente durante unos dos días. En esos dos días, Katherine le había contado lo que les había sucedido a Jenna y a Damon.

Aunque sabía que no se podía hacer nada por Jenna, sabía que el resto del grupo estaría buscando una cura para Damon. Damon Salvatore era, con mucho, una de las personas más tercas que Violet había conocido. Sabía que él no caería sin luchar.

Pero una cosa que no sabía, es cuando volvería a ver a alguno de sus amigos. Entonces, con la esperanza de que Klaus al menos la dejara ir a la oficina de correos, Violet comenzó a escribir una buena carta a la antigua.

Trató de ser simple pero al mismo tiempo expresó sus condolencias y explicó dónde había estado durante los últimos dos días.

Una vez que terminó, Violet suspiró y dobló el papel por la mitad, colocándolo en la mesita de noche. Dejó que su cuerpo volviera a caer sobre la cama, todavía aburrida como había estado durante las últimas 48 horas.

Pero mientras estaba acurrucada en la cama, el sonido de la puerta del apartamento abriéndose lentamente hizo que abriera mucho los ojos. Pensando que era Klaus finalmente regresando, se levantó de la cama y salió de la pequeña habitación. Pero se demostró que estaba equivocada cuando su mirada se posó en Stefan.

—¿Stefan? —Ella exhaló. Sus frondosos ojos verdes aterrizaron en ella y se abrieron, apresurándose para abrazarla.

—¿Has estado aquí todo este tiempo? —Preguntó en voz baja.

Ella asintió. —No te preocupes, estoy bien. No me ha hecho nada.

—Eso hubiera sido bueno saberlo hace dos días. Nos hemos estado volviendo locos intentando encontrarte —Stefan le dijo mientras se alejaba—. ¿Te obligó a quedarte aquí?

Violet negó con la cabeza. Stefan la miró, confundido, pero antes de que pudiera interrogarla, la puerta se abrió una vez más.

—Klaus, estás de regreso. Mira quién decidió venir de visita —Dijo Katherine, sosteniendo a Stefan por la camisa como si lo hubiera atrapado.

—Sigues apareciendo, ¿verdad? —Klaus dijo, con la mandíbula apretada por los celos al ver a Violet y Stefan tan cerca, mientras caminaba más hacia el interior del apartamento con Elijah a cuestas.

Violet miró a Elijah y asintió con la cabeza cuando él la miró preocupado. —Necesito tu ayuda. Para mi hermano —Stefan respondió.

—Bueno, sea lo que sea, va a tener que esperar un poco. Verás, tengo una obligación con mi hermano. Requiere de mi inmediata atención —Dijo el rubio Original con una sonrisa.

Ante la expresión agitada de Stefan, Elijah dio un paso adelante.
—Entiendes lo importante que es la familia o no estarías aquí. Mi hermano me dio su palabra de que me reuniría con los míos.

—Y entonces eso haré —Elijah rápidamente se volvió hacia su hermano, solo para ser apuñalado en el corazón con la misma daga que había tenido que enfrentar tantas veces antes. Katherine arqueó las cejas con sorpresa mientras Stefan colocaba un brazo protector frente a Violet, sorprendido. Los tres vieron como Klaus clavaba la daga más profundamente en el corazón de Elijah, haciéndolo callar con un brillo divertido en sus ojos mientras su hermano comenzaba a morir temporalmente.

Mirando a Stefan con una mirada mortal en sus ojos, Klaus aceleró e inmovilizó al vampiro más joven contra la pared. —Ahora, ¿Qué voy a hacer contigo?

Violet hizo una mueca cuando su alma gemela empaló a Stefan con un cuchillo, dicho vampiro gimió de dolor.

—¿Sientes eso? —Klaus se burló mientras Stefan luchaba por respirar—. Está raspando contra tu corazón. El más mínimo movimiento, y estás muerto.

La humana temía por la vida de su amigo, pero después de su conversación hace dos días, Violet sabía que Klaus no mataría a nadie frente a ella. Sin embargo, lastimar a la gente, obviamente no le importaba si ella lo veía.

—Solo está tratando de ayudar a su hermano —Katherine defendió, temiendo también por la vida de su antiguo amante.

Violet dejó escapar un suspiro tembloroso. —Klaus, por favor —Su mirada parpadeó hacia ella y su mirada se suavizó. Klaus odiaba el efecto que ya tenía en él después de conocerse solo durante aproximadamente tres días en total.

—Las brujas dicen que tienes una cura —Stefan miró al Original con ojos llenos de dolor y suplicantes—. Haz un trato. Solo dame la cura y haré lo que quieras —Klaus sacó violentamente el gran cuchillo del cuerpo de Stefan, sonriendo mientras se alejaba. 

Se dirigió al mostrador, vertiendo el contenido de una bolsa de sangre en un vaso pequeño. —El problema es no saber si serías bueno para mí, como lo eres ahora. Eres casi inútil —Klaus habló en voz baja mientras sorbía la sangre.

El híbrido se acercó al vampiro melancólico, con el vaso de sangre en la mano y se agachó frente a él.
—Escuché sobre este vampiro. Un tipo loco, siempre dentro y fuera de sus cabales durante décadas. Cuando estaba fuera, era magnífico.

—En 1917, fue a Monterrey y arrasó con todo un pueblo de inmigrantes... un verdadero destripador —Stefan bajó la cabeza al darse cuenta—. ¿Suena familiar?

—No he sido así en mucho tiempo.

Violet no podía imaginarse a Stefan siendo otra cosa que su yo pensativo, cariñoso y amable. No podía imaginarlo desgarrando los cuellos de personas inocentes y matándolos sin piedad. Eso no es lo que era Stefan.

—Bueno, ese es el vampiro con el que puedo hacer un trato. Esa es la clase de habilidad que puedo usar cuando salga de esta ciudad —Klaus hizo una pausa antes de sonreír.

—Katerina, ven aquí —La morena obedeció, caminando cautelosamente hacia ellos y colocando su mano en la de Klaus. Inmediatamente se llevó la muñeca a la cara y le mordió la piel, sus ojos brillaban dorados y las venas sobresalían debajo de sus ojos.

—No. No —Katherine repitió con incredulidad y miedo. Luego se mordió la muñeca y obligó a su sangre a bajar por su garganta. Stefan, Violet y Katherine observaron maravillados cómo su mordida mágicamente comenzaba a sanar—. ¿Quieres tu cura? Ahí está.

—Tu sangre es la cura —Violet respiró.

Klaus sonrió. —Hay que amar a la Madre Naturaleza.

—Ahora —Klaus colocó su brazo sobre el hombro de Stefan y comenzó a alejarlo de las dos chicas—. Hablemos, tú y yo.

El híbrido Original apretó su mano herida sobre un pequeño recipiente de vidrio, mirando cómo su sangre lo llenaba. —Aquí está. ¿Quieres salvar a tu hermano? ¿Qué tal un doblador de una década?

Klaus miró a un Stefan silencioso.
—Sabes, tengo grandes planes para ti cuando dejemos esta ciudad.

El vampiro más joven lo fulminó con la mirada. —Ya no puedo ser así.

—Bueno, eso es muy malo —Klaus declaró con calma—. Habrías sido un gran compañero —Luego comenzó a verter la sangre por el desagüe.

—Espera —Dijo Stefan, haciendo que Klaus sonriera y levantara la botella. 

—Así es como me gusta. Quiero que me acompañes a tomar una trago —Deslizó una bolsa llena de sangre hacia Stefan, levantando su copa cuando el vampiro no hizo nada.

Vacilante, Stefan arrancó la tapa de la bolsa y tomó un pequeño sorbo del líquido rojo metálico. —Termínalo —Ordenó Klaus—. Todo.

El vampiro de ojos verdes parecía en conflicto mientras miraba de un lado a otro entre la bolsa de sangre y Klaus. —Haz todo lo que te digo y salvaré a tu hermano. Ese es el trato.

De mala gana, Stefan se llevó la bolsa a los labios, bebiendo la sangre y gruñendo por lo dolorosamente bien que se sentía consumir una cantidad tan grande de sangre. Cuando la bolsa estuvo vacía, la arrojó agresivamente al suelo. Klaus miró otra bolsa pensativamente y se la deslizó a Stefan. —De nuevo.

Katherine y Violet vieron como Stefan bebía, bolsa de sangre tras bolsa de sangre, su autocontrol disminuyendo lentamente mientras devoraba la sangre humana. La vampira la miró con curiosidad, pero la humana se quedó impotente, sin querer nada más que correr y quitarle las bolsas.

Stefan siseó y gimió, lo único que tenía en mente era llevar la sangre de Klaus a Damon. Cueste lo que cueste.

—Eres muy cooperativo —Klaus reflexionó—. Es casi como si lo estuvieras disfrutando.

El vampiro miró hacia arriba. —No más —Gruñó—. No hasta que me des la cura.

—No hasta que hagamos un trato. Es tu decisión, Stefan. Puedes permanecer aquí viviendo tu vida en Mystic Falls, o puedes aceptar lo que realmente eres —pronunció Klaus mientras tomaba otra bolsa de sangre. Stefan miró la bolsa de plástico con los ojos muy abiertos, su sed de sangre y su anhelo se volvieron insoportables—. Deja el pueblo conmigo y salva la vida de tu hermano.

Stefan parecía hipnotizado por el espeso líquido rojo atrapado dentro de la bolsa, y finalmente cedió, arrancando la tapa y devorando otra trago de sangre. —Ese es el espíritu.

—Corazón —Klaus dijo, llamando la atención de Katherine—. Llévale esto a Damon y vuelve enseguida —Stefan miró hacia arriba en estado de shock.

—¿Quieres que me vaya? —Murmuró Katherine esperanzada.

—No —Stefan se detuvo. 

—Sí —Klaus respondió.

—¡Katherine, espera! —Violet gritó de repente. Los vampiros en la habitación la miraron mientras ella corría en la habitación y agarraba a su carta de la mesita de noche. Violet se apresuró a regresar y le entregó el papel a Katherine—. Dales esto.

—Y si fuera tú... —comenzó Klaus, pero no pudo terminar ya que Katherine se había ido en un instante—. Me apresuraría.

—Ella nunca se lo llevará —El vampiro de cabello color arena habló. Klaus se limitó a encogerse de hombros—. Ella nunca se lo llevará —Repitió Stefan.

Violet apoyó la cabeza contra el cristal frío de la ventanilla del coche. Su aliento empañó ligeramente el cristal, pero se aclaró casi tan pronto como llegó.

La imagen de Stefan perdiendo lentamente el control de sí mismo todavía estaba grabada en su mente y estaba segura de que tendría pesadillas al respecto.

—¿Por qué tuve que tener un alma gemela tan psicótica? —Ella susurró para sí misma.

Pero antes de que pudiera parpadear, la puerta opuesta a ella se abrió cuando Klaus entró, Stefan hizo lo mismo un segundo después y se sentó en el asiento trasero.

—¿Nos vamos ahora? —Violet preguntó en voz baja. 

Klaus tarareó con una sonrisa. —En efecto —Sus ojos azules miraron a los avellana de Violet.

—¿Estás lista para salir de este trágico pueblito?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro