Parte 2: "deseo y pelea en la noche"
Aún no era media noche, me sentía cansada y lo que más ansiaba era dormir aunque sea unos segundos, mis párpados se sentían pesados y mi cuerpo magullado. Quería dormir, vaya que quería pero Ethan no me dejaba. Quería ser el primero en saludarme, como si hubiera alguien más que me quiera saludar. Él dice que los otros imaginarios que yo no veo están locos por querer saludarme, que son miles de ellos que quieren saludarme por mi cumpleaños.
Yo no le creo.
Lo único que quiere es hacerme sentir bien y lo hace, sin necesidad de esas mentiras, con solo tenerlo a mi lado me hace la persona más feliz del mundo.
—Vamos, Ethan, déjame dormir— dije con los ojos cerrados mientras tocaba la cama tratando de encontrarlo sin ningún éxito.
—No, solo falta media hora, no te desesperes... Mira cuántas joyas— de inmediato abrí mis ojos al sentir que movía la mochila con las joyas adentro.
—No hagas eso, déjalas donde estaban, si haces eso y rompes algo sería impropio— dije mientras trataba de quitarle la mochila pero era imposible, no podía.
—Con tan solo romper el cristal de esa joyería y sacar todas estas joyas ya estás haciendo algo impropio, ¿Por qué arrepentirse ahora?— yo paré en seco al escuchar como sus palabras salían de su boca haciendo eco en mi cabeza.
Había hecho algo tan malo, que por más que vaya a devolverlas, sabía que era impropio pero de igual manera lo hice... Me dejé persuadir con él. Lo miré mal.
—Fue tu culpa, tú tuviste la idea— dije golpeando su hombro.
—Y tú la llevaste a cabo, por lo cual ambos somos culpables, muñeca— dijo guiñando un ojo para luego tirarse en mí cama.
Lancé un gruñido porque la verdad me estaba cansando su comportamiento de adolescente arrogante, abrió la mochila y sacó todo lo que había allí dentro.
—¿Qué crees que haces? No toques nada, vamos a devolver eso y habrán huellas— dije quitando la mochila de sus manos y volviendo a meter las joyas en la mochila.
—En todo caso, estarían tus huellas, tú la estás tocando, dudo que encuentren rastros de mis huellas ahí y si las encuentran, ¿Dónde me van a buscar?— sí que tenía un punto y yo soy la idiota que me altero.
—Voy a limpiar esto.
Dicho esto volví a sacar las joyas de la mochila para empezar a limpiarlas con un trozo de tela suave que tenía por mí cuarto. Las limpiaba una por una, eran realmente hermosas, siempre soñé con una de estas tantas joyas, siempre quise que mi padre me comprara una, siempre quise tener una para poder venderla y tener para comer. Mi vida era difícil, mi vida era un asco, sé que dicen que las personas más pobres son las más felices pero sin dinero en mi casa mi padre me golpea, sin dinero en casa tenemos que comer en los comedores de la iglesia, sin dinero en casa no hay ropa y sinceramente estoy cansada de tales cosas.
—Creo que esa te quedaría hermosamente bella— dijo Ethan mientras me quitaba un collar de las manos.
Me la puso y no pude evitar mirarme en el espejo que estaba cortado al otro lado de mi habitación, era todo pegado al cuello, y como si fueran 4 collares en uno, la primera fila tenía pequeños círculos de oro y unas púas que colgaban hacia abajo. El segundo tenía estrellas, la tercera era algo rara, tenía forma de óvalos, y la última era normal solo que poseía un hermoso dije de una media luna.
Un muy hermoso collar, un hermoso collar colgaba de mi delgado cuello y no pude evitar que una lágrima rebelde rodara por mi mejilla.
—Faltan 5 minutos para nuestro cumpleaños y tú estás llorando, ¿Sabes que no es justo cuando yo quiero estar feliz por ti?— dijo Ethan mirándome a través del espejo.
A su hermoso rostro lo cubrían pequeñas lágrimas que iban en descenso hasta su nariz y caían sobre mis hombros. Al igual que a mí.
—Lo siento— dije secando mis lágrimas y tratando torpemente de sacar el collar que me había hecho recordar de que nunca, aunque quisiera, podría tener algo así.
—No te lo quites, siéntete una princesa por una noche, ten— dijo dándome más joyas de la mochila que ahora estaba a su lado— ponte todas que esta es tu noche.
Luego de eso me pasó más collares, pulseras bañadas en oro y plata, anillos con extravagantes diamantes y aros que solo usaría un par. Me los puse todos tal y como me dijo, y cuando terminé me miré en el espejo para luego sonreír. Era una princesa cómo él dijo, yo era una princesa.
—Feliz cumpleaños, mi bella princesa— dijo Ethan con una sonrisa tan grande como la mía, mientras me abrazaba por la cintura y posaba su cabeza sobre la mía.
—Gracias, Ethan, y también feliz cumpleaños para ti— dije mientras lágrimas de felicidad rodaban por mis mejillas.
—Gracias, bella princesa, ¿Cuál será su deseo de cumpleaños?— dijo sonando realmente formal. Me hacía tan feliz.
—Deseo que nunca te vayas de mi lado, por ningún motivo— lo miraba directamente a los ojos mientras decía aquello con todo mi corazón—. ¿Y tú deseo, Ethan?
Se puso una mano en la barbilla como pensando su respuesta, luego de eso sus ojos se oscurecieron y me sonrió de esa manera que mostraba solo problemas.
—Deseo que te quedes con las joyas, ahora te pertenecen— dicho esto se volvió a tirar en la cama mientras yo lo miraba sin poder creer lo que acababa de decir.
—Sabes muy bien que no es así, robamos estas joyas, no me pertenecen, ni a mí, ni a ti— estaba muy enojada porque nunca creí que la solución a mis problemas las encontraría robando, soy más que eso.
—Eso debiste pensarlo antes de hacer lo que hiciste porque si mal no recuerdo, golpeaste los cristales con tus manos para sacar las joyas y tu sangre quedó ahí como quedaron tus manos lastimadas— rápidamente miré mis manos para comprobar que lo que él decía era completamente cierto, mis manos estaban raspadas en muchas partes y sangre seca tenía en estas.
—Pero tú... Yo vi... Tenías...
—¿Que yo golpeé esas vidrieras? Eso es lo que tú querías ver, dudo que vayas a mañana a entregar esas joyas teniendo las manos así— dijo mientras se reía, se estaba burlando de mí.
—Deja de burlarte que nada de esto hubiera pasado si tú no hubieras dado esa idea tan... Tan... Tan estúpida— me sentía mal por haber hecho esto sin siquiera ponerme a pensar unos microsegundos en las consecuencias que mis actos conllevan.
—Vamos, sabes que al viejo Ticciano le sobra el dine...
—Vete— dije callandolo.
—¿Qué?— dijo mientras al mismo tiempo le salía una risa confusa.
—Quiero que te vayas ahora mismo de mi vista y no vuelvas hasta que yo te llame— le dije ya cansada, quería dormir y pensar en las cosas con tranquilidad.
—Quieres que me vaya— su "pregunta" sonó más a una afirmación.
—Sí, quiero que te vayas ahora mismo— dije mientras me quitaba todas esas joyas de mi cuerpo.
—Bien, me iré pero quiero que sepas una cosa— se acercó a mí tomando un mechón de mí cabello—. Cuando me necesites... Estaré yendome.
Luego de eso se fue de mi cuarto y yo solo podía pensar en lo mucho que eso me había dolido y en lo mucho que trataba de hacerme creer a mí misma que lo que había hecho estaba mal, pero realmente quería robar esas joyas y realmente me las quiero quedar y si mientras nadie sepa y se olviden de ello, me las voy a quedar.
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Gracias por su apoyo.
Besos.
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