-Vamos a ver...- estaba sentado en el suelo de mi cuarto mientras escribía en un papel que se veía demasiado arrugado con un lápiz que a penas tenía punta-. Sé que por alguna razón, a pesar de los años, sigues teniendo un "amigo imaginario", aunque yo lo diría de otra manera: "mi sexi amigo imaginario". Así se escucha mejor, pero volviendo al tema, sigues teniendo uno y yo debo cobrar algo por eso, sin embargo, te hago una oferta de tiempo limitado.

Estas noches donde era imposible callarlo eran las más divertidas, sé que lo hacía para hacerme sentir mejor y con ese simple hecho me volvía la persona más feliz del mundo. Ethan apareció en mi vida cuando yo era pequeña, lo tengo en mi vida desde que tengo memoria. Recuerdo exactamente cuándo y cómo llegó; mi madre no estaba en casa y mi padre estaba en una crisis, no había dinero en casa y las cosas se estaban complicando, ellos eran demasiado jóvenes para poder criarme. Ese día yo estaba muy preguntona molestando a mi padre, pidiendo que me cuente el porqué lloraba, sin embargo, él me gritó que me callara, no lo hice y me golpeó. Así pasó entonces que todas las noches antes de irme a dormir mi padre me golpeaba, conseguí consuelo con Ethan cuando apareció en mi cuarto con dos carritos pequeños para que juguemos, él no se fue más de mi vida, y juro de que soy gracias por eso ya que no sé cómo me encontraría en estos momentos.

-¿De qué oferta estamos hablando exactamente?- lo miré y en su rostro solo pude leer con letras mayúsculas: "PROBLEMAS"

-Te dije lo de hacer un crimen antes de la legalidad, no será nada malo, bueno, no tan malo- se mostraba demasiado confiado hoy y me transmitía eso, me transmitía su confianza.

-Voy a confiar en ti y espero que no me lleven al infierno por tu culpa.

-Créeme que eso es lo que menos quiero, verás que al terminar de hacer lo que tengo pensado vas a seguir conservando tus bellas alas para ser recibida en el cielo- decía eso mientras gesticulaba con las manos y se acomodaba el cabello cuando exageraba su argumento.

-Bien, ¿Qué tienes pensado hacer?

Fue lo que bastó decir para que una maléfica sonrisa se formara en su cara.

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20:19 p.m

Salimos de casa por la ventana de mi cuarto porque mis padres estaban en la planta de abajo, caminamos un largo rato, yo solo lo seguía pues no me dijo nada y no me decía nada. Llegamos a una calle peatonal que este día domingo, a estas horas, se encontraba completamente desierta.

-¿Qué idea tienes en mente?

Una parte de mí se siento extasiada cuando él me agarró del brazo y me agachó detrás de un banco que se encontraba allí.

-Vamos a robar la joyería de don Ticciano- dijo eso pasando la mirada de la tienda, hacia mí.

-¿Estás loco? El lugar tiene cámaras y alarmas, en lo que pongamos un dedo en la cerradura va a sonar todo el lugar.

Siempre quise joderle la vida a ese anciano que se hace el rico solo por tener una joyería de cuarta categoría, en realidad no me interesa lo que haga con su vida pero sería imposible entrar al lugar sin salir impunes.

-Siempre estuve loco pero estuve viendo el otro día cómo se mueven las cámaras, la que está a la derecha de la puerta se mueve cada un minuto y tarda seis segundos en girar y se mueve de izquierda a derecha. La que está a la izquierda no se mueve, solo apunta a la entrada todo el tiempo- yo solo lo miraba esperando a que continuara-. La cosa es fácil, cuando la que está a la derecha se mueva vamos a tirar esta roca que tengo en mi mano- me mostró la roca que antes no estaba allí-. y la cámara estática va a caer, con la otra haremos lo mismo.

-Eso es imposible, Ethan, va a sonar la alarma, no puedes hacer eso- dije mientras le quitaba la roca de la mano.- Yo creo que deberíamos cubrir nuestros rostros, rompemos la vidriera y entramos rápido, tomamos todo lo que tengamos en nuestras manos y escapemos. La estación de policía está al final del pueblo y va a tardar 15 minutos mínimo en llegar. Hasta eso ya habremos huido.

-Eso es una...- al parecer algo encajó en su cerebro antes de terminar la oración-. Una idea estupenda, eres una puta genia.

Y así lo hicimos, volvimos a casa para buscar algo con lo cual cubrir nuestros rostros y una mochila para meter las joyas. La segunda parte del plan era fingir que encontramos las joyas en la plaza del pueblo y que nos dieran una recompensa por eso. Sabía con certeza que no sería mucha la recompensa conociendo como era el viejo, sin embargo nos daba dinero para permitirnos algo que hace mucho no hacemos.

Cuando vi a Ethan con la roca en la mano, a punto de arrojarla, vi como sus hermosos ojos mieles se volvían oscuros y una macabra sonrisa aparecía en su rostro, vi como arrojaba la roca y esta impactaba con gran fuerza en el vidrio de aquel comercio donde vendían preciosas joyas. A pesar de que me hubiera gustado seguir contemplando en silencio a mi amigo, tuve que moverme.

Sin perder tiempo corrimos a toda velocidad para entrar al local y tomar lo máximo que pudimos, nos tomó tan solo 5 minutos, Ethan rompía los cristales con sus propias manos y guardaba todo en la mochila. Salimos corriendo a toda velocidad saltando por los fondos de las casas para que las cámaras de seguridad no nos sigan a donde vamos; a casa.

Trepamos hacia mi ventana lo más silencioso que pudimos y nos quedamos mirando el uno al otro luego de sentarnos en mi cama. Mi respiración era irregular y la de él como era normal, esto no le costaba y sus puños en los que antes había sangre, ahora había desaparecido.

-¿Crées que pueden descubrirnos?- me preguntó en un susurro.

-¿Y eso qué?- le dije mientras guardaba la mochila debajo de mi cama-. Lo hicimos mientras éramos menores de edad.

Nos sonreímos y esa sonrisa pronto se volvieron unas carcajadas. Me sentía feliz, después de muchos años me sentía feliz y quería hacerlo de vuelta, quería sentirme feliz como lo era ahora. La mirada de Ethan era de felicidad también y si él era feliz, entonces yo también.

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Primer capítulo, espero que les guste, voten si les gusta, me ayuda a seguir escribiendo.

Besos.