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Capítulo 32.

Rehab- mgk.

Pov Hannae:

Estaba sentada en la cama de la habitación, la cual era de color beige, con una cama en medio de matrimonio de sábanas blancas y cojines grandes. La luz era cálida y la televisión no era muy pequeña, por lo que con las piernas cruzadas había decidido apoyarme en el respaldo de la cama y ver un rato la televisión mientras Asher se despertaba, después de haber estado toda la tarde durmiendo. Bueno, ambos habíamos estado la mayor parte de la tarde durmiendo. Tampoco es que tuviéramos algo que hacer después de no haber tenido un rato libre en mucho tiempo.

No habíamos hablado aún de nada importante, habíamos querido hacer un parón y fingir durante un rato que todo estaba bien, como si siguiéramos igual que cuando llegamos al primer motel. Parecía que habían pasado siglos de eso.

Asher se empezó a mover por la cama, y estiró los brazos antes de abrir los ojos mientras bostezaba, una vez que los abrió me dio un beso en la pierna, más exactamente en la rodilla, y se levantó con algo de trabajo comunicándome que se iba a duchar para que el agua fría "le devolviera la vida", dejándome otra vez perdida en mis pensamientos al mismo tiempo que le veía andar con los ojos semiabiertos hacia el baño para no darse contra nada. Me extrañó bastante que no se diera ningún golpe.

Por la mañana me había dedicado a organizar un poco las cosas y lavar con la ayuda de Asher aquello que estaba en peores condiciones. También había estado poniendo las pastillas y demás medicamentos en un sitio visible y había marcado con un boli las horas y las cantidades que se debía tomar. Me había sentido como una enfermera y me había hecho gracia porque de pequeña me había gustado la idea de curar a la gente. Siempre hacía que curaba a mi madre, pero lo cierto era que lo que le pasaba no podía ser curado ni por la persona que más quería. Por lo que después de esa etapa en la que creí que era incapaz de cuidar o ayudar a nadie decidí que quería ser profesora, a lo mejor en un futuro tuviera la oportunidad de estudiar y dedicarme a ello. Era más fácil enseñar algo nuevo de lo que no tenías conocimientos previos a cambiar algo en la vida de alguien cuando ya no sabía que más hacer.

Comencé a jugar con mi pelo mientras sonaba de fondo un programa de música, ya que no había nada interesante que ver, y como estaba esperando a Asher que no tardaría mucho me puse a ver cómo casi se me había quitado el lila y solo quedaban algunos reflejos era un buen entretenimiento.

Justo cuando levanté la cabeza vi como Asher salía con una camiseta puesta y unos calzoncillos bastantes cortos, que sabía que casi no soportaba, pero que hasta que se desinfectara la herida debía tener puestos, aunque podría haber salido desnudo y no hubiera pasado nada. Ni que no lo hubiera visto ya.

— Estas cosas del demonio son insoportables. — dijo quejándose y acercándose donde estaban las gasas, ya completamente despierto.

— ¿Quieres que te ayude?

— No hace falta, espérame que en cuanto me quite esto me voy ahí contigo.

Asher volvió a desaparecer de mi vista para curarse la herida con la luz del baño, que era más blanca e iluminaba mejor, y coger la ropa del armario que estaba al lado de la puerta. Una vez que terminó y ya iba con ropa que le gustaba se subió a la cama y se apoyó contra la pared de la izquierda para tener la pierna estirada. Como tenía el pelo mojado se lo moví un poco ante su gesto de protesta. — ¡Oye! No me revuelvas mi precioso pelo.

— No te lo revuelvo por gusto idiota, si te lo mueves un poco se te queda más ondulado.

— Ah. — dijo sopesando la respuesta, o el sentido que tenía esta.

— 22 años y no lo sabías. — dije riendo, él puso los ojos en blanco y después comenzó a mirar para el lado nervioso, tensando un tanto el ambiente, sabía que teníamos que hablar, pero no podía no ponerme yo también nerviosa por lo que podría descubrir.

Porque sabía que había cosas que desconocía, pero no me preocupaba, porque sabía que Asher me lo contaba todo. Antes o después siempre se sinceraba cuando estaba listo sin que yo le hubiera tenido que exigir respuestas. Así funcionamos nosotros, dejamos que el otro hiciera las cosas cuando estaba preparado porque estábamos seguros de que llegaría el momento.

Nuestra relación se basaba en la confianza y aunque al principio había sido complicado establecerla junto a los tiempos de cada uno, después de casi seis años sabíamos cómo funcionábamos y entendíamos que las presiones no servían para nada bueno.

— ¿Tenemos que hablar, no?

— Deberíamos.

— ¿Por dónde quieres que empiece? — había tantas cosas que hablar que no sabía que decir, que elegir, porque antes o después debíamos hablar de todo.

— Desde antes de que te fueras, cuando T te tuvo ahí metido durante horas. ¿Por qué te fuiste? Porque te conozco Asher y sé que no querías ayudarle, y tampoco te gustaba la idea de que me quedara ahí sola en su casa. Había algo más, tenía que haberlo.

— Te amenazó. — comentó con la mirada baja aunque con cierta rabia en su tono.

— ¿Qué?

— Hay cosas que no te he contado, cuando nos cambiamos de apartamento y nos fuimos al último T me dio una pistola. Alegó que la necesitaría, no la use, pero no te lo quise contar porque no quería que estuvieras envuelta en más líos de ese tipo. Quizás debería haberlo dicho, pero yo sabía que no iba a usar la pistola y que a ti te agobiaría tener un arma en casa. Odias las armas, en general odias la violencia, no tenía sentido para mí decírtelo y que pasaras peor rato. La escondí y solo la usé con él allí.

—Eso no explica por qué me amenazó.

— Lo sé, pero era un detalle a comentar. Quiero contarte todo, aunque sé que iré mezclando partes del relato para que sepas cada detalle. No quiero más mentiras, ningún secreto más que me pueda apartar de ti. — asentí con la cabeza y le puse la mano en la rodilla animándole a seguir hablando. —El día que vino me quiso disparar con esa pistola, ya que yo la había cagado. Antes de que nos fuéramos al campo... el día anterior había quemado la nueva droga que me dio. — mire a Asher atónita, parando de mover la mano en círculos ante la sorpresa.

— ¿Por qué hiciste eso? Fue una gilipollez Asher. — no pude contenerme y lo dije sin filtrarlo, presa de la sorpresa.

— Quería molestarle, desafiarlo, y joderle un poco. Fui un estúpido y se cabreó. Es por eso que vino de esas formas, estuvimos horas hablando porque quise ganar el mayor tiempo posible, que estuviera cansado psicológicamente y quizás así poder convencerle de que no nos separara. Pero eso dio igual, me necesitaba y eso era más importante. Subestime a T y me creí mejor que él, estaba claro que él iba a ganar. Claramente yo me negué incontables veces, pero cuando dijo que te mataría ahí mismo o que quizás me hiciera matarte, y supe que no tenía sentido seguir dándole vueltas. No iba a arriesgarme por hacerme el chulito.— confesó con la voz tomada por la tristeza, me acerqué y lo abracé sin apoyarme en sus piernas, haciendo que Asher comenzará a llorar soltando todo lo que había estado guardando para protegerme. Porque quizás no hubiera sido lo correcto el no contarme las cosas, pero lo había hecho pensando que sería lo mejor, y yo no era quién para echárselo en cara. Yo misma había hecho millones de cosas que a lo mejor no eran las correctas solo para protegerlo. — Sabía que podía pasarte algo si te dejaba, pero se le veía tan decidido de salir ahí fuera para dispararte que yo solo hice aquello que creí que era lo menos malo. Además él me conocía tan bien que sabía que si me mataba a mí no me iba a importar, pero que si te hacía algo jamás me lo perdonaría.

—¿Qué más pasó? —pregunté separándome.

— Me pidió que te quedaras ahí para tenerte vigilada, metiéndome miedo. Aunque lo peor fue estar con él.

— No vino ningún día, ni él ni nadie. — dije como en un susurro.

— Será cabrón. — se rió de forma seca.

— ¿Qué pasó allí? — pregunté con voz dulce, mirándole mientras él miraba al frente como si estuviera perdido en sus pensamientos.

— Hannae, mataron a un tío por mi culpa. Se llamaba Mark. — dijo con la voz firme, girando la cara y mirándome, yo no supe que hacer, ni que decir, y lo único que hice fue no apartarle la mirada y tragar fuerte. Debía mirarlo, si apartaba la mirada ahora sería como si me apartara de él en todo, creando una distancia entre nosotros y los actos que habíamos tenido que hacer por estar juntos, aunque nos hubieran terminado separando.— Yo era su tipo, bueno él también era bastante guapo, y tenía que ganarme su confianza y hacer que saliera de una discoteca. — no dije nada, tampoco me sorprendió que dijese que era guapo, cualquier persona insegura, u algo peor, se habría molestado por el comentario. ¿Pero qué iba a hacer yo? Estaba segura del amor de Asher, no me afectaba escuchar que otras personas le podían atraer, sabía que si yo decía lo mismo de una chica o un chico él no comentaría nada al respecto. A lo mejor me preguntaba como era para decirme que tenía buen gusto.

— ¿Tuviste que hacer algo que no querías? — eso sí me preocupaba, pero de nuevo no por celos, si no por como podía haberse sentido Asher.

— No, de hecho fue raro. Porque lo conocí antes que T me dijera quien era. Era un chico aparentemente normal Hannae, podríamos haber sido amigos en otras circunstancias. Y lo acabaron matando gracias a mí. — dijo con pena y rabia, ambas en la misma medida.

— No es tu culpa Asher. Te obligaron.

— Podría haber hecho las cosas mejor, no haber sido un cobarde.

— No Asher, no fuiste un cobarde. Es horrible lo que has tenido que pasar, pero no conocías a ese chico, a lo mejor él había matado a otras personas. No justifica su muerte, pero tú no puedes sentirte culpable por algo que no fue decisión tuya. Si hubiera estado en tu mano ese chico seguiría vivo.— "o por el contrario los dos estaríais muertos" pensé, pero no quise decirlo en alto.

— Podría haberlo salvado. Yo no quería ser como ellos. — se me partió el corazón al verlo así, quería ayudarlo, quería hacer o decir algo, pero sabía que no había nada que pudiera hacer que no fuera otra cosa que apoyarlo.

— Podría haberme matado a mí, o a ti. No tenías opción, Asher.

— Intento convencerme de eso todo el tiempo desde que ocurrió. — dijo con voz queda. — Eso fue todo lo que pasó.

— Asher, te disparo T después de eso.

— Ah eso, muchas de las pastillas son por eso o por lo que hizo que pasara eso. — comentó como si nada, pero no sabía a qué se refería de forma segura.

— ¿Tuviste...?

— Sí.

— ¿Ha vuelto a pasar?

— Hacía años que no me pasaba.

— ¿Años?

— Perdóname por no haberte contado esto, pensaba que se había acabado y no quería recordarlo. No quería que me vieras de esa forma desde el primer día, yo había dejado a ese chico atrás y no quería que nadie supiera de su existencia. Como ya sabes mi vida con mi padre no fue ni sencilla ni buena, desde pequeño sufrí su ira, y aunque mi madre también la sufría yo era un niño pequeño que no sabía nada de la vida. Era un niño que se pasaba la mayoría del tiempo triste y que cuando no lo hacía fingía. Además en esa época, hasta que fui mayor, no entendía que mi madre no estaba bien, o eso me gusta creer, solo pensaba que no me quería y que pasaba de mí.

>>Por lo que yo creciendo en un lugar donde un niño no debería estar acabe por crearme mi propio mundo, podías pensar que eran imaginaciones de un niño, pero cuando las imaginaciones de un chaval en vez de ayudarle lo destruyen es donde empieza el problema. Me llevaron al médico, este dijo que tenía depresión a los 10 años y que esa depresión grave que había desarrollado durante mi infancia me había provocado episodios psicóticos, todo esto con la preocupación de que ese tipo de depresión es totalmente inusual en niños. Si hubiera llevado un tratamiento no hubiera vuelto a tener estos episodios porque habría estado controlado, pero mi padre no creía en eso. Solo pensaba que yo quería llamar la atención, y a lo mejor yo quería hacerlo de alguna forma. Pero si alguien quiere llamar la atención con ese tipo de cosas sabes que aunque el problema no sea ese sí que hay un problema.

>>Poco a poco conseguí por mi mismo hacerme más fuerte, pero fue un período largo y duro, y aunque sí que tenía episodios depresivos estos no venían acompañados de psicosis. Luego acabe conociéndote a ti, no me salvaste, pero me diste la estabilidad y la felicidad que necesitaba para no recaer. Me tuve que salvar solo de la manera que pude, pero tú hiciste que no me volviera a perder, incluso cuando yo no sabía porque camino seguir. Pero cuando llego T, todo se me derrumbo Hannae, todo lo que había mantenido mi esperanza a flote se fue al traste y yo me quede indefenso a la deriva. Me desvanecí, me convertí en el fantasma que había sido de niño y nuestro amor llegó a un punto que no podía soportar el salvar a dos personas. Ambos intentamos mantenernos solos y ya vimos que no funcionó. No creo que nos echaramos, que fuéramos cada uno por su lado de forma consciente, sino que cada uno se fue creyendo que era la mejor forma de que el amor que nos teníamos, y tenemos, no nos hiciera daño.

>>Fuimos directos a lo que nos acabó de destruir, yo acabé con un episodio depresivo porque no sabía que hacer, no era capaz de nada, y al pillarme así y con el consumo de drogas acabé por tener el primer episodio psicótico, y el último el de T. Estaba borracho y cansado y pues acabé creyendo que unas sombras me perseguían, no sabía si T y los demás eran reales, le dispare y recibí un tiro de su parte.

>>El médico me ha dado las pastillas que necesito para dormir, para mejorar mi estado anímico, todo tipo de medicación que necesito para recuperarme y mantenerme estable para siempre. Sé que no volverá a pasar, no lo permitiré, pero fueron tantas cosas que fue imposible evitarlo, me cansé de luchar. Quizás fue por las pastillas, por la situación, porque estábamos muy lejos del otro, por todo lo que pasó en la casa de la colina de T o yo qué sé. O fue porque yo albergo mucha oscuridad y te he arrastrado conmigo, quizás yo no merecía un final feliz y al estar contigo te había quitado el tuyo. No lo sé Hannae, aún me cuesta creer que me merezca algo bueno, y viendo todo lo ocurrido se me hace más difícil. Pero sé que después de eso solo puedo mejorar.

— Yo... no sé qué decir. Siento que tuvieras que pasar por eso tú solo. Lo siento tanto Asher. — veía las lágrimas de Asher y se me hacía complicado no llorar con él, no sabía que se suponía que debíamos hacer ahora, pero estaba feliz porque me lo había contado todo. Porque no había más secretos entre nosotros.

— Deja de mirarme así

— ¿Cómo?

—Como si estuviera roto y no tuviera solución. Si estoy roto no quiero que sientas lástima.

— No es malo estar roto, no es malo dejar que algo sangre para que deje de doler y luego puedas curarlo. No sé que puedo decirte Asher, solo sé que tú no albergas esa oscuridad que dices, no era algo tuyo, fue algo que te provocaron por no cuidarte como requiere un niño. No eres malo Asher ni hay nada malo en ti. Si hay cosas que curar, al igual que yo tendré mis miedos a raíz de lo que ha pasado, pero no necesitamos cambiar.

— ¿Cómo estás tan segura?

— Porque estamos aquí hablando de lo que nos hace daño y de lo que nos ha pasado. Quizás estábamos destinados a pasar por todo esto y ahora solo podemos mejorar. Si nos hiciera falta algo más que esto, si te hiciera falta, no estarías aquí contándome lo que te hace daño. Estarías de nuevo recluido en ti mismo mientras yo duermo incapaz de enfrentarme al mundo.

— Me gusta cuando tomas el mando.

— Cada uno tiene su momento para quitarle responsabilidad al otro.

—¿Crees que estaremos bien?

— Creo que así es como las cosas estaban predestinadas a ser, debíamos aprender todo de golpe para luego disfrutar de lo bueno. Estamos vivos, estamos bien y solo nos queda ser felices.

— ¿Podremos serlo? — me preguntó con miedo.

— Debemos al menos intentarlo. — le dije con ternura poniéndole la mano en la mejilla para que se apoyara en ella. — ¿Sabes que es lo que veo cuando te miro? ¿Por qué te miraba así? — él negó. — Veo a la persona que más quiero, al chico que aun teniendo todo en contra logró salir adelante solo y que me quiso y me trató de la mejor forma posible desde el primer día. Alguien que no duda en mejorar y aprender con los años, que se reconstruye a él y a sus pensamientos en busca de ser mejor persona, que aunque a veces huya de las cosas luego va a enfrentar los problemas sin nada que ocultar. Que aunque sienta miedo y la cague siempre busca hacerlo mejor, y que siempre quiere mi felicidad. Asher, no hay oscuridad en ti. ¿Cómo podría haberla si eres la persona que más luz ha arrojado a mi vida?

— Me tienes muy idealizado. — intentó bromear mientras su boca se movía de forma que delataba que iba a llorar de nuevo.

— No, tú te tienes infravalorado, yo solo digo lo que veo dentro de ti.

— ¿Qué hice para merecerte?

— ¿Qué hice yo para merecerte a ti? Creo que nunca lo sabremos, pero agradezco que hiciéramos eso que nos hizo merecernos el uno al otro. — Asher sonrió y se tumbó a mi lado, haciendo que yo me moviera y también me tumbara, permitiendo mirarnos. Quedándonos así, dándonos las manos y con los ojos clavados en los del otro. No hacía falta más, no había nada más que decir, ya no había secretos. Habíamos vuelto a ser nosotros.

***

Que bonitos son, que relación tan bien construida y que todo. 

Nos vemos en el próximo capítulo, os quiere oldspirit9.

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