Capítulo 23.
Bad Things- mgk y camila cabello.
High Enough- k flay.
Estuve buscando Asher más de veinte minutos, sin rastro de la energía ni de la alegría que había sentido al comienzo de la noche, lo de Yun me había quitado todas las fuerzas que había creído tener.
La discoteca aún seguía llena, pero mucha gente se había ido, —algunos andando, otros en coche, y esperaba que ninguno se hubiera tenido que ir en ambulancia— por lo que aunque había menos gente buscar a Asher aún era complicado. Pero no tuve que preocuparme durante mucho más tiempo porque Asher apareció delante de mí con una sonrisa, sudando ya que había hecho el último tramo corriendo hasta llegar a mí lado.
— ¿Qué tal? ¿Nos vamos? Te he estado echando de menos. — dijo con alegría antes de cogerme la cara con delicadeza y plantarme un suave beso en los labios, quise corresponder al beso, pero ni ganas de eso tenía.
— Vámonos, por favor.
— ¿Qué te pasa, Hannae? — me miró con preocupación, quise no decir nada, quizás así fuera más fácil, pero tampoco quería volver a ocultarle como me sentía a Asher. Incluso sabiendo lo que le iba a doler la situación.
— He visto a Yun.
— ¿Qué?
— Me la he encontrado, dijo que se encontraba mal, estaba como perdida. Pero parecía más ella que nunca, además tenía novia, ¿te lo puedes creer? — comente con incredulidad, ya que diciéndolo en alto ni yo misma me lo creía aunque lo había visto, mientras que se me salía una suave risa involuntaria. — No era la misma Asher, no me abrazó, casi ni se despidió. Parecía que no quería verme, que ya me había olvidado.
— ¿Sigue aquí? — preguntó Asher, con una gran urgencia en su voz.
— No lo sé, no lo creo. Intente que no se fuera, quería luego llevarla a que te viera, pero no pude conseguir su atención, no pude... — no pude hacer que mi mejor amiga quisiera pasar un rato más conmigo, quise decir, pero las palabras no me salían y las que había logrado pronunciar parecían producto de una divagación.
— Quédate aquí, o espérame fuera, por favor. — sabía lo que iba a hacer, pero no iba a conseguir nada salvo hacerse más daño.
— Asher, no, por favor. No está, han pasado muchas horas. — suplique e intente convencerlo sujetándole la mano, aunque Asher no me escuchaba, ya que estaba mirando por encima de mí a todo el mundo por si lograba ver a Yun.
— Hannae. Tengo que buscarla. — contestó separándose de mi suave agarre, dejándome ahí, en medio de una discoteca donde la gente reía, bailaba y disfrutaba de la vida, mientras que nosotros solo podíamos intentar no sufrir tanto como para rendirnos.
Asher fue corriendo por todos lados, desesperado por volver a ver a quien había sido su hermana pequeña, pidiendo encontrarse de nuevo con la que también era su mejor amiga, buscando recuperar algo de lo mucho que habíamos perdido.
Lo esperé fuera, dando patadas a las piedras que había en la calzada, ignorando como la gente salía por la parte delantera de la discoteca en busca de más diversión. La parte de atrás era más tranquila, más oscura y más cómoda para dar paseos y llorar en silencio mientras esperabas a que tu novio saliera con el corazón roto porque después de varios meses no había logrado ver a su mejor amiga, quien tampoco es que estuviera muy bien.
Dicho y hecho, Asher no tardó en encontrarse conmigo en el oscuro callejón únicamente iluminado por las luces neón que había en la puerta de atrás del local. Fue gracias a esas luces que conseguí ver sus ojos rojos que estaban acompañados por unos hombros caídos hacia delante, un pelo revuelto y un alma sin pizca de esperanza.
Me acerque a él, y deje que me abrazara, sin decir nada, porque no había nada que decir más que todo era una broma pesada en la que nosotros éramos los absolutos protagonistas, el hazmerreír del público.
Volvimos al apartamento en silencio, andando pegados gracias al brazo de Asher colocado en mis hombros y mi brazo por su cadera, intentando mantener en pie al chico de más de 1,80 que parecía que se iba a desplomar del dolor en cualquier momento.
No nos miramos, no nos paramos y no evitamos que la tristeza hiciera mella en nosotros, siendo conscientes de que cualquier luz que creyéramos encontrar para salir del túnel antes de alcanzarla sería tapada por otros tantos kilómetros de oscuridad.
Llegamos a casa, Asher se sentó a comer y creo que bebió algo de una botella que estaba abandonada y olvidada por ambos, yo me puse a dar vueltas cansada de todo.
No podía más.
Siempre había sido la optimista, la que ponía muchas veces la otra mejilla, la que sonreía a pesar de que estuviera rota por dentro, la que tenía esperanzas porque confiaba en la bondad del mundo y en el karma. Pero incluso esa chica alegre y llena de vida se cansaba de luchar contra una vida que solo le impedía avanzar.
No quería pensar más, tampoco quería intentar salir adelante y luego volver a dar cinco pasos hacia atrás. Quería el abrazo de mi mejor amiga, las tardes de besos y risas con mi novio, y las noches estrelladas y silenciosas con mi mejor amigo. Pero, ya no tenía nada de eso, ni lo iba a tener, ¿por qué seguir luchando?
Estaba harta, enfadada y cansada.
Quería romperlo todo, pillarme una rabieta y llorar en el suelo, hacerme un ovillo en la cama y que me cantaran al oído mientras jugaban con mi pelo. Quería reír, amar, vivir y confiar, pero sabía que aquello ya no estaba hecho para mí, el destino me lo había arrebatado.
Ahora solo me quedaba arrepentirme, soñar con lo que podía haber hecho, culparme, llorar y dejar de luchar, pero lo cierto es que solo quería olvidar. Quería descansar, dejar de ir en contra de las normas del juego y entrar finalmente en él.
Había hecho promesas y me las habían hecho, las de los demás se habían roto, ¿por qué no romper las mías?
Incluso los más fuertes de espíritu podían caer en la tentación, y yo no quería poner más resistencia.
Deseaba sentir de verdad, reencontrarme con lo único que tenía a mi alcance, aunque el medio para conseguirlo fuera peor que no volver a sentir lo que tanto añoraba.
Me daba igual, incluso sintiendo una gran culpabilidad tapada por el ansia que me estaba creando yo sola no quise echarme atrás, llegados a este punto no podía perder más.
— Asher, ¿te ha sobrado alguna pastilla? — pregunté robandome su atención, quien levantó la cabeza para mirarme con escepticismo.
— Una. — a mi me había sobrado otra al final.
— Genial.
— ¿Qué pasa, Hannae?
— Estoy harta.
— Estoy hablando en serio, ¿qué pasa?
— Quiero olvidarlo todo, quiero volver a sentir algo. — dije con más entusiasmo del que creía, quizás llegue hasta a sonreír.
— No.
— Tú lo hiciste. — conteste con un tono un tanto recriminatorio, no quería discutir, pero él lo había hecho, no debía decirme que no tan rotundamente. <<Quizás, incluso antes de probarlas, ya estaba demasiado cegada>>.
— Es peligroso.
— Tú tenías más riesgos que yo.
— ¡Pero yo soy un gilipollas! — exclamó levantándose y comenzando a dar vueltas con las manos en la cabeza.
— Pues déjame serlo contigo.
— Hannae no hablas en serio.
— Si lo hago Asher, no puedo más, no nos queda nada más.
— Recuerda lo que dijiste al principio, que siempre nos podíamos perder a nosotros.
— ¿Y no lo hemos hecho ya? — pregunté, aunque quise afirmarlo, con un nudo en la garganta.
— Es una mala idea, es la peor idea que hemos tenido nunca.
— Sé que no está bien... — comencé a decir, odiaba estar tan desesperada, y me odiaba por la emoción que estaba experimentando por lo que podía sentir, definitivamente había perdido la cordura.
— Está fatal Hannae, es una droga...
— Peligrosa, pero mucho menos peligrosa que otras.
— Pero supone aun así un riesgo. — me acerqué a Asher y le cogí la cara.
— ¿Nos queda algo, Asher?
— Nos quedamos nosotros.
— A no ser que nos muramos nos seguiremos teniendo.
— No bromees. — sabía que Asher estaba asustado por mí porqué él no se importaba, pero aun así se lo estaba planteando. Yo estaba asustada por ambos, pero aunque sabía que me arrepentiría y tendría remordimientos toda la vida no podía no querer esto.
Aunque fuera la peor decisión que fuera a tomar en toda mi vida.
Asher asintió apartando cualquier tipo de reticencia a la idea, yo lo besé, y ambos nos intentamos convencer de que no estaba tan mal lo que íbamos a hacer como en verdad lo estaba.
[...]
Parecía que la sala ya estaba preparada para lo que pudiéramos comenzar a ver dado que un intenso azul inundaba la habitación gracias a las luces que esta tenía y las que llegaban de la calle.
Asher y yo estábamos sentados uno enfrente del otro, con un silencio abrumador como testigo, sin ver más allá de las dos pastillas que teníamos cada uno en un dedo. Podíamos simplemente metérnosla cada uno en nuestra boca, pero Asher acercó su dedo, aún con el anillo puesto, a mi boca para introducirme el mismo la pequeña pastilla de dos colores en la que tenía tantas esperanzas puestas, pero que a la vez me aterraba. Me la tragué sin ni siquiera beber agua dado que no era tan grande como para necesitarla, aunque noté perfectamente como bajaba por mi garganta, después acerqué mi dedo a la boca de Asher para que él se la tragara.
Asher me había estado explicando que no tardaba mucho en hacer efecto, pero que no me impacientara por si mi estado de nervios afectaba a algo. Me levanté y moví la cabeza con los ojos cerrados, deseando que cuando los abriera mi mundo ya hubiera cambiado y hubiera dejado atrás la monótona realidad.
Asher permaneció sentado observandome mientras bailaba al ritmo de la suave, pero hipnotizante música que habíamos decidido poner.
Always high, keep it strange
Okay, yeah, I'm insane, but you the same
You're my pretty little vixen
And I'm the voice inside your head
That keeps telling you to listen
To all the bad things I say and you say
Un leve, pero agradable, escalofrío inundó de repente mi cuerpo y provocó que abriera los ojos por pura inercia, viendo a Asher sentado con una sonrisa que me quitó la respiración, con su mirada marcada por un fuerte eyeliner azul debajo de sus ojos. Me acerqué, siendo consciente de cómo mi cuerpo se desligaba poco a poco de mi alma, y me senté con cuidado. Le cogí la cara con cuidado, examinando cada parte de su perfecto rostro, Asher era mi *oojisamaga buriten acercándome a su boca sin dudarlo.
Just you and me (lie)
'Cause we're just living
Between the sheets
I want you forever
Even when we're not together
Scars on my body so I can take you wherever, like
Lo besé de una forma desestabilizadora, y eso que aún no había hecho casi efecto la pastilla por lo que la sensación no era muy diferente a la normal aunque poco a poco se fue incrementando la intensidad de cada contacto. Pero antes de que eso ocurriera lo besé con urgencia y necesidad, sin pizca de dulzura y con devoción absoluta. Asher me pego a él, me fue acercando de tal forma con su mano en la parte de atrás de mi cabeza que acabé sentada encima de él, cogiéndolo por el pelo y profundizando el beso. Yo tenía las manos en su pelo tirando de él, mientras él aprovechaba el agarre que tenía en el mío para pegarme aún más. El beso parecía causado por una guerra, una explosión de de necesidad que ninguno podía controlar, no tenía un ritmo normal porque no éramos capaces de pensar con claridad, dando como resultado un beso nacido del caos de nuestro interior. Su lengua y la mía buscaban entretenerse de la forma más placentera posible, provocando que Asher fuera el primero en soltar un fuerte gruñido que provocó dentro de mí una reacción inmediata e involuntaria.
Nos separamos en busca de un poco de aire, mirándonos profundamente, sus pupilas se estaban dilatando y sus ojos parecían que contenían las olas del mar dentro, un océano en medio de una tormenta de verano que estaba dispuesta a destruir todo lo que encontraba a su paso, y en este caso yo sería lo único que encontraría. No supe cuando tiempo nos quedamos sin decir nada, simplemente mirándonos a los ojos, pero sentí que fue una eternidad, fue como si ya me hubiera perdido en la tormenta de sus ojos y ya no pudiera escapar.
Asher se movió un poco buscando más cercanía entre ciertas zonas de nuestros cuerpos y con el nuevo y leve roce no pudo evitar soltar un suspiro y echar la cabeza hacia atrás mientras que mi cuerpo entero vibraba. Cada trozo de piel que poseía era ahora mismo una explosión continua, no pude soportar el contacto de nuestra piel que me tuve que levantar abrumada, y un tanto avergonzada en un primer momento, por la intensidad que el mínimo contacto había producido en mi cuerpo.
Me senté buscando que mis piernas dejaran de vibrarme y no sintiera una urgencia tan indescriptible tan rápido. Volví a mirar a los ojos de Asher y se me cortó la respiración, desconocía que era lo que él estaba sintiendo o como me veía, pero para mi él era mi mundo entero, mi galaxia.
Subí la vista hacia el techo, viendo de repente la galaxia que había creído que era mi percepción de Asher, pero que ahora era real ante mí, todo estaba lleno de millones de estrellas de diferentes tonalidades y los únicos que estábamos en medio del universo éramos nosotros.
Reí, o eso pensaba, maravillada, intentando ponerme de pie dispuesta a tocar una estrella. Pero no pude andar bien y me caí en los brazos de Asher, estremeciéndome entre ellos y dejándome caer al suelo para poder sentarme teniéndolo a él detrás.
— ¿Qué ves? — me preguntó de forma lenta y encantadora.
— El universo, y solo estamos tú y yo en él. — decir que veía el universo no sabía si se quedaba corto o por el contrario era una completa exageración. Pero millones de estrellas eran ahora el techo de la habitación, llenandose todo de constelaciones que nunca pensé que pudiera ver tan de cerca. Además podía ver como se formaban diferentes galaxias si te ibas acercando a la cocina o como un agujero negro hiptonico se formaba en la despensa.
— ¿Y cómo nos ves? — me preguntó, haciendo que mirara al espejo que estaba delante de nosotros, dejando así que mi vista se siguiera perdiendo entre miles de estrellas.
Me gire y lo mire, sus tatuajes estaban cobrando vida delante de mí, quise asustarme cuando la serpiente de Asher empezó a moverse dispuesta a entrar en mi cuerpo, o simplemente salir del suyo, mientras la espada le daba pequeños pinchazos a lo largo del brazo y él cerraba los ojos mientras se mordía los labios intentando contener el suave gemido que le habían robado los pinchazos. La visión que acababa de obtener de él me había dejado sin respiración, aunque ansiosa de ver los demás tatuajes.
Me giré completamente y fui a quitarle la camiseta, pasándola por la cabeza con cuidado, sin poder contener la sorpresa al ver como el uroboro de su pecho iba moviéndose en una rosca infinita, pero mi vista no se quedó mucho rato fija ahí, ya que la sorpresa fue mayor cuando vi a su pequeño diablo del brazo sonriendo como solía hacer su dueño, mire a Asher que me observaba sin apartar la mirada de mis reacciones.
— ¿Quieres ver los tuyos? — su voz era como una ronca melodía que mis oídos adoraban. Intenté abrir la boca para responder, pero las palabras no eran capaces de salir de mi boca por lo que acabé asintiendo.
Asher me quitó con cuidado la chaqueta, dejándola caer después de deslizarla por mis hombros, al momento en el que esta cayó cogió el borde de mi vestido y me lo paso por la cabeza, mientras yo lo miraba a la cara él había dejado que su vista se posara en mi sujetador y en mis tatuajes, con los ojos llenos de chispas mientras los observaba maravillado. Mi cuerpo entero tembló ante su mirada, pero esta vez no me avergüence, ya me estaba acostumbrando a los efectos que mi cuerpo sentía.
— Date la vuelta. — lo hice y abrí la boca por la sorpresa. La serpiente de mi pecho había estirado su cola y había comenzado a reptar por mi pecho, acabando estirada debajo de mi pecho, el ojo de Ra de mi Anj se abría y cerraba produciendo que las pestañas me hicieran cosquillas. Mientras tanto el cupido de mi brazo disparaba una flecha al diablo de Asher, explicando el porqué había sonreído de esa forma antes. Lo último que sentí fue un leve desequilibrio de peso en mi cuello, asumiendo que la balanza que tenía en referencia a libra había decidido moverse.
— Esto es impresionante. — murmure hipnotizada. Me fijé en como las estrellas de nuestro alrededor habían cambiado de color a unos tonos morados y rosas claros mientras el cielo era de un azul oscuro.
Volví a mirarme en el espejo, ya que de un momento a otro sentía como si me abrieran el pecho después de una mirada de Asher, fue tal la sorpresa que incluso Asher se levantó viendo lo mismo que yo.
De mi pecho salían mariposas pequeñas de diferentes colores y se perdían entre las estrellas, mis manos, las de Asher y todo lo que pudieran rodear. Solté una pequeña bocanada de aire, agradecida de no haberme visto los pulmones o cualquier cosa ya que me habría desmayado, mientras subía mi mano para ver de cerca la mariposa que se había posado en mi dedo mientras salía alguna que otra mariposa mas de mi pecho después de la gran estampida. No tardaron poco en volar hacia el cielo, pero no sin antes rodearnos a ambos y dejar unos suaves colores alrededor de nosotros.
No podía ser, alrededor de mi cuerpo se había formado un halo de verde, plateado, violeta, bronce claro.
Me acerqué al espejo asombrada, mientras veía mi aura, quise llorar de la emoción, pero me contuve mientras me observaba impresionada ante un Asher expectante que no parecía darse cuenta de nada más allá de las estrellas que se habían robado su atención.
Después de tantos métodos para descubrir el color de mi aura, acababa de descubrir que no era un único color el que me definía, y afortunadamente todos eran positivos. No había rastro de maldad en mí, solo había una chica idealista que buscaba lo mejor para el mundo, pero aunque ahora quedara poco de esa chica esperaba que no se hubiera perdido para siempre.
Me giré hacia él, maravillada por la explosión de color que era Asher.
Asher siempre había sido todos mis colores, y siempre los sería. Pero ahora podía verlos, ahora los colores salían de él, y algunos se entremezclaban haciendo que su aura se volviera tangible. El rojo, el azul, el naranja se entremezclaban junto al amarillo, el índigo y el dorado. El resultado de dicha unión, que en un primer momento parecía una mezcla extraña, fue tan puro que no dude en acercarme y querer tocarlo, que se me pegara algo de la bondad que lo caracterizaba. No dude en abrazarla, ahora que podía verla sabía que había hecho bien en juntar su alma con la mía. Espere, que al separarme pudiera también ver su alma, y quise estar plenamente consciente para admirar cómo era esta, para que su recuerdo nunca se pudiera perder en mi memoria. Para que nunca pusiera olvidar el momento en el que todo lo que había asumido que era de Asher, que formaba parte de su ser, tomaba vida delante de mí.
Con todo el control de mi cuerpo del que disponía me acerque a Asher para besarlo, dado que ya había pasado algo de tiempo mi cuerpo no se sorprendía de lo que me costaba todo y de la sensación atemporal que llevaba rato experimentando, pero aun así me acerqué decidida. Él me vio y supo de mis intenciones, por lo que se fue acercando de espaldas a la cama, mientras que con alguna que otra complicación lograba deshacerse de sus zapatos y pantalones. Dejándonos al final a los dos sentados en la cama, mirándonos, vestidos únicamente con una braga y unos calzoncillos.
Pequeñas estrellas se habían posado en su cara a la vez que una mariposa azul klein volaba por encima de nosotros. Extrañamente me sentía llena de paz en este momento, había esperado una reacción eufórica ante todo, pero estaba relajada, estaba en el lugar que no debía, pero junto a quién si debía.
—*Ai shiteru. — pronuncié de forma lenta, pero segura. Consciente de lo mucho que significaba dicha frase. Asher sonrió, y algo se iluminó dentro de mí, antes de hablar.
—Ai shiteru. — dijo con total convicción antes de acercarse a mí y besarme, esta vez parecía nuestro primer beso, por la forma torpe e inexperta de este, dado que queríamos ir lentos y adaptarnos a como fuera cada sensación.
Asher me había cogido la cara con delicadeza y me había apartado el pelo de esta, después habíamos vuelto a intentar besarnos entre risas de nerviosismo, como si fuéramos dos adolescentes de nuevo. Habíamos crecido muy rápido, de ahí la sensación de que la adolescencia era algo tan lejano cuando en verdad hacía relativamente poco que habíamos salido de ella. Poco a poco nos fuimos acercando más, aunque de manera lenta dado que el mínimo contacto lo menos que nos producía era un escalofrío.
Un rato después, cuando los besos ya los teníamos controlados, unos besos que estaban llenos de sentimiento y anhelo porque hacía mucho que no volvíamos a estar juntos de manera completa. Asher se fue hacia atrás, sentándose contra la pared y animándome a que me sentara encima de él, si me veía capaz claro estaba.
Lo que continuamos experimentando iba más allá de besos o caricias, era una nueva experiencia, el sentimiento de conexión y comprensión entre ambos era totalmente inexplicable. Me sentía conectada a él, comenzaba a sentir lo que él sentía y llegó un punto en el que desconocía que partes eran mi cuerpo y que otras eran el suyo.
Poco a poco Asher se dejó llevar, pasando sus dedos por mis pechos con delicadeza, ese simple roce provocó una oleada de placer en mi interior que me obligó a abrir los ojos, sintiendo como todas mis células reaccionaban ante dicho contacto, y ver el mundo por un momento de colores distintos para después volver a ver las estrellas.
Sus dedos se perdieron por alguna parte de mi cuerpo, al igual que mis bragas, y la boca de Asher buscó el lugar donde momentos antes habían estado sus dedos. Eche hacia atrás mi cabeza, saturada, dejando que cayera y dando una semicircunferencia antes de volver a colocarme y ver a Asher, quien se había separado para mirarme y dedicarme una de sus pecaminosas sonrisas de diablo.
Comencé a besar el pecho de Asher, parándome cada vez que lo notaba contener la respiración, deje que se tumbara mientras yo seguía encima de él, pegada a su cuerpo, ¿o al mío? Ya no lo sabía.
Me subí un poco y rozamos piel con piel, mientras él tenía los ojos perdidos en el cielo, conocía esa sensación y entendía que no pudiera procesar nada con precisión. Quise que esa sensación le durará para siempre, por lo que me levanté un poco, dispuesta a sujetarme el pelo y ayudarlo, pero Asher me lo impidió incorporándose y cogiéndome la cara para besarme y recostarme a mí en la cama.
— Esto se trata de ti, no de mí, a mí no me hace falta nada más que verte. — me dijo entre beso y beso, no supe que contestar, no tuve tiempo de hacerlo cuando me di cuenta de que estaba tumbada y él bajaba besando cada centímetro de mi cuerpo, haciéndome perder casi la consciencia al no poder ser capaz de soportar dicha tortura mucho más tiempo.
Cuando llegó al punto exacto de mi cuerpo, explote, al primer contacto, presa de lo que la droga le había hecho a mis terminaciones nerviosas. Cualquier mínimo contacto era un mundo por descubrir, y cuando ese contacto era el preciso tu cuerpo se separaba de tu alma y sentías un placer que las palabras nunca serían capaces de describir.
Asher no se daba cuenta de mi viaje, ya que él mismo estaría experimentando el suyo propio, pero cuando se separó y subió la cabeza para verme mi alma volvió a mi cuerpo y asentí, aturdida, cuando empezó a abrir un preservativo.
— Esto puede ser algo complicado. — murmuro intentando enfocar la vista para colocárselo bien.
— Tenemos toda la noche. — dije yo, a la vez que él asentía divertido.
Espere paciente, con los ojos cerrados, tan fuera de este mundo que cuando note a Asher dentro de mí sentí que volvía en menos de un segundo. Ya no éramos Asher y yo, éramos uno solo. Fuimos poco a poco, robándonos suspiros mutuamente, mientras buscábamos la mejor forma de hacerlo dentro de nuestras capacidades. Los viajes producidos con cada contacto me robaban la respiración y cuando poco a poco Asher comenzó a moverse dentro de mí, como tantas otras veces había hecho, creí que nunca volvería a experimentar nada similar.
No era solo el placer del acto, de la pasión que pudiéramos haber tenido que ignorar durante tantas semanas, era la sensación de conexión a un nivel espiritual y metafísico que me hacía sentir completa por dentro. Mientras nuestros cuerpos se movían siendo uno solo Asher y yo nos miramos y sonreímos, nos íbamos a arrepentir durante mucho tiempo de estar viviendo esto en estas circunstancias, pero en este momento no podía sentir arrepentimiento alguno, por muy mal que estuviera. ¿Qué importaba ya?
Cuando todo comenzó a ir más rápido puse mi mente en blanco, mientras con los ojos abiertos explosiones de color aparecían delante de mis ojos. Nuestros gemidos se entremezclaban formando un sonido ya conocido, y aunque la temperatura del ambiente ahora era demasiado calurosa podría quedarme así por el resto de mi vida.
No sé cuánto tiempo estuvimos haciéndolo, cuantas horas permanecimos así dado que el tiempo dejó de existir desde el primer contacto, desconocía cuántos orgasmos habíamos conseguido lograr cada uno o si entre risas y caricias los que habíamos experimentado solo habían sido por el roce, inocente o no, de nuestras pieles. Pero no me importaba, después de todo lo que había sentido, lo físico era lo que menos importancia tenía.
Y al final, después de todo, acabamos por quedarnos dormidos, esperando volver a despertar, y quizás así, poder tener, de nuevo, otra oportunidad.
*Príncipe británico/inglés.
* Ai shiteru se debe usar con aquella persona con la que desees pasar el resto de tu vida y solamente en momentos muy puntuales.
***
¿Es el +18 más bonito del mundo? Sí, no es por ser egocéntrica, pero es que lo es. Quiero dejar claro que ante todo condeno que consuman drogas y ellos mismos saben que están haciendo algo malo, ojalá no lo hubieran hecho y ojalá algo sano te permitiera ver tus tatuajes moviéndose por tu cuerpo xd.
Nos vemos en el próximo capítulo, os quiere oldspirit9.
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