Capítulo 20.
More- 5sos.
Salimos a la puerta de la calle de la mano sin decir nada por lo cansados que estábamos, y teniendo en cuenta que no había mucho que comentar, era tarde y después de todo el nerviosismo que llevábamos acumulado no teníamos fuerzas para más.
Simplemente queríamos llegar al apartamento y tumbarnos a dormir esperando a ver cuando se ponían, de nuevo, en contacto con nosotros, pero para nuestra sorpresa había un coche esperando en la acera.
En un primer momento nos resultó raro, pero lo ignoramos y seguimos hacia delante sin prestarle más atención. Quise pensar que no era de nuestros queridos amigos, pero cuando el coche se puso en marcha y empezó a andar a nuestra altura sentimos que algo raro pasaba y consideré la opción de que fueran ellos.
Seguimos andando sin mirarlo hasta el final de la calle dispuestos de cruzar el paso de cebra, pero sin llegar a hacerlo porque el coche se puso en nuestro camino, yo apreté la mano de Asher con fuerza mientras me empezaba a agobiar. Un hombre salió del coche, en un principio no lo reconocimos y tampoco vimos nada característico, pero cuando se acercó y se subió la manga de la camisa lo vimos, ese pequeño, pero característico tatuaje de la banda de T. Una pequeña silueta de un Tengu para infundir temor, gracias al folklore, a sus enemigos. Al menos habían sido más originales, y respetuosos, y no se habían tatuado una Hannya, aunque sospechaba que era más por el egocentrismo de T.
Asher me miró y me pidió que me tranquilizara mientras el hombre se acercaba a nosotros, confirmando que nuestro segundo encargo había llegado antes de lo esperado. Cuando el hombre llegó a nuestra altura nos pidió con un tono imperativo que subieramos al coche por órdenes de T, y aunque ambos queríamos huir sabíamos que lo más seguro e inteligente era subir sin rechistar.
<< No podemos huir mucho si vivimos en el apartamento que él nos dio.>>
Nos metimos en el coche sin decir nada, simplemente mirándonos y agarrándonos con fuerza mientras recortábamos la distancia entre donde estábamos y donde quisiera que nos estuviera esperando T.
No tardamos mucho, seguramente porque las calles estaban vacías y el conductor hacía caso omiso de las señales de tráfico, sobre todo a las de velocidad, pero como no nos habíamos estrellado lo único con lo que me quedé fue con el poco tiempo que tardamos en llegar. Había que ser positiva.
Nunca habíamos estado allí antes, por lo que no sabíamos qué esperar exactamente de aquello. <<Además era nuestra segunda vez hablando con un mafioso, ni el padre de Yun ni el mío contaban, por lo que no teníamos una gran experiencia>>.
Levanté la vista para observar lo alto que era el hotel, de veinte plantas como mínimo, todo hecho de cristaleras negras y con algunos retoques y detalles en dorado además de las puertas. El ayudante salió del coche y nos obligó a seguirlo hasta la entrada, demasiado espaciosa y minimalista pero a diferencia del exterior bastante iluminada. Yo me quedé viendo los detalles hasta que el chico nos hizo un gesto despectivo para que nos subiéramos al ascensor, y así llegar a la planta donde nos estarían esperando.
El ascensor de la nada empezó a moverse a mayor velocidad de lo que esperaba y por poco me mareo, de hecho sentí como mi tripa se revolvía, Asher me miro y me medio abrazo de lado intentando inspirarme confianza mientras su cabeza funcionaba a mil por hora, se le notaba en la mirada.
De un momento a otro el ascensor abrió sus puertas dejándonos en un pasillo oscuro con una iluminación bastante pobre por los lados del pasillo, el chico comenzó andar hasta llegar a la habitación número 9. Cuando vimos el número Asher y yo nos miramos por lo irónico de la situación, con este tipo de cosas era que se hacía presente el tipo de humor de T, dado que el nueve era un número de mala suerte. Ya que al decirlo en alto en nuestro idioma se pronunciaba "ku" lo que viene a ser "sufrimiento", así que si tenía pocas ganas de entrar a la habitación al ver el número se me quitaron todas.
Entramos en una suite con varias habitaciones, ya que algunas puertas estaban entreabiertas y se podían ver las habitaciones. Todo era negro y minimalista como el hotel en general y colocado de una forma tan milimétrica que hacia que todo trasmitiera una incómoda sensación de impersonalidad. Como si todo fuera una exposición, un escenario. Al fondo de la sala, con un cuadro detrás, estaba sentado T, con los brazos en el respaldo, en un enorme sofá mientras en su mano sujetaba un vaso con una bebida que desconocía cuál era.
-Hola, chicos, os he echado de menos. - comentó T con una sonrisa, como Asher y yo estábamos parados en el mismo sitio nos empujaron, obligándonos a empezar a andar, ya que el guardia que nos había acompañado se había ido dejándonos con todos los demás que había en la habitación.
Al acercarnos vi como una escalera, que había estado tapando la pared, daba a un piso superior mientras que a la izquierda había un gran ventanal cubierto con cortinas blancas sin ninguna clase de decoración. Delante del sofá de T había otro, aunque a cierta distancia, donde nos obligaron a sentarnos para poder hablar o mejor dicho, para poder escuchar a T.
-Nosotros no te hemos echado tanto de menos. -- comentó Asher con molestia sin poder callarse.
- Siempre tan gracioso y carismático Asher. Si fueras otra persona ya te habría eliminado de mi vista, pero extrañamente me gusta tu actitud, es reconfortante. - comentó con una sonrisa que hubiera sido agradable si él fuera otra persona.
- ¿Reconfortante? - pregunté anonadada porque no entendía la elección de ese adjetivo.
- Sí, es agradable que alguien tenga el valor de contestarte. Que no todo el mundo te tenga miedo. Veréis yo no soy tan malo en el trato, ya lo habéis visto, pero la gente se suele dejar llevar por las habladurías y quedo de despiadado cuando no soy así. Sigo siendo humano al fin y al cabo y no todo de mi es malo. - asentí a sus palabras sorprendida una vez más por su control a la hora de hablar y de moverse, era demasiado pragmático que lo único que hacía era demostrar que él nunca tendría una visión realista de lo que era en realidad. Si no que vivía en su propia fantasía. - Y Hannae cariño, tú no te quedas atrás, eres sin duda la mujer más valiente que he conocido, ninguna antes se había atrevido a contestarme, ni a preguntarme ahora que lo pienso. Asher cuídala. - Asher se tensó a mi lado mientras yo seguía escuchándolo sin poder dejar de prestar atención. Era magnético, aunque no fuera en un buen sentido.
- Eso intento, pero últimamente me lo estás poniendo algo difícil, ¿no crees?
- Algo de peligro nunca viene mal en una relación como la vuestra.
- Nuestra relación estaba muy bien antes de que aparecieras.
- Oye no seas tan rudo conmigo, solo lo justo. No vaya a ser que Hannae deje de verte como al dulce Asher.
- ¿Y si dejara de hacerlo que harías? ¿Llevártela? No creo que tú seas el mejor ejemplo de dulzura.
- Oh no, no me malinterpretes, solo me preocupo por vuestra relación es algo agradable de ver desde fuera. Además no tengo ningún interés en Hannae, no te ofendas, pero las mujeres no son lo mío. Me caen mil veces mejor que los hombres, pero no me van, una lástima para mi pobre corazón.
- Por eso el tatuaje, además de por tu nombre claro. - murmure para mi misma más alto de lo que esperaba.
- Chica lista, mi banda u organización no iba a damnificar a las mujeres pudiendo elegir un demonio masculino, no me llevo bien con ese tipo de bandas por lo que no haría de la mía una de ellas. Podréis odiarme por las drogas, pero mi banda es de las más éticas.
- ¿Ética? Permites que miles de personas mueran con lo que distribuyes, eso no es muy ético ni moral. - contraatacó Asher.
- Que distribuís, queridos. Yo pongo el dinero y lo organizo, vosotros se lo dais a la gente. - Asher se calló y bajó la cabeza mientras se mordía la lengua y yo le ponía una mano en la pierna para calmarlo. - Por cierto, gracias por sacar el tema que nos ocupa esta noche. Estoy muy orgulloso de vosotros, chicos.
- ¿Qué? - pregunté yo mirándolo a los ojos bastante sorprendida.
- Si, me has oído bien. Estoy muy orgulloso ya que no esperaba que consiguierais vender tal cantidad.
- ¿Cómo? - Asher volvió a mirarlo intentando ordenar toda la información en su cabeza.
- A ver, la cantidad de droga que os di puede que fuera de primeras casi imposible de vender. - contestó con una suave risa. - Necesitaba probaros, ver cómo conseguíais introducir una nueva droga y si al final me servían y tanto que me servís. Ha sido increíble chicos, - comentó moviendo el brazo con el vaso en la mano para que llegara un chico y se lo rellenara. - no sé exactamente de que forma lo habéis hecho, pero el dinero está y la droga circula sin problemas.
- ¿Nos dio más droga de lo que pensaba que era posible vender para hacernos fallar? - le dijo Asher.
- Yo no lo diría con esas palabras. Fue más bien que quise ver hasta donde llegabais, aunque tengo que reconocer que si hubierais vendido menos de lo mínimo a lo mejor estarías muertos, ¡pero ese no ha sido el caso! - exclamó, emocionado. - Va a ser genial trabajar juntos, por eso os he traído aquí.
- ¿Pensaba matarnos cuando claramente nos quiso sabotear? - torcí el gesto a la vez que le hacía la pregunta.
- No, no cariño. Os di más cantidad, pero solo os hubiera metido un tiro entre ceja y ceja si no hubierais cumplido ni con el mínimo, que serían unas cinco bolsas por noche.
- Que consuelo. - murmure echándome hacia atrás en el sofá.
- Bueno ahora que hemos dejado claro cómo fue el anterior acuerdo.
- No fue un acuerdo. - lo corrigió Asher.
- No me interrumpas Asher con niñerías como esas. Solo son pequeños detalles. Como iba diciendo, quiero que os mováis por una zona mejor, con más clientes y de mayor calidad. Esas fiestas a las que habéis ido eran cosas sin importancia, gente fácil y con no mucho dinero, lo justo para pagar. Quiero que vayáis a por más, porque podéis.
- ¿Qué quieres exactamente? - lo corte colocándome bien la ropa.
- Van a cambiar varias cosas, la primera os vais a mudar. No os preocupéis, mañana por la mañana os recogerán las cosas. Será un apartamento más grande y en una mejor zona, es un bloque en el que viven más compañeros vuestros, pero que no venden tan bien. El motivo del cambio es fácil, estáis más cerca de donde tendréis que vender. Lo segundo os gustará, como habéis trabajado tan bien creo que es justo que os quedéis parte del dinero. Una especie de sueldo.
- No. - saltamos Asher y yo a la vez.
- ¿Qué? - se sorprendió T.
- No queremos dinero de esto, no lo hacemos porque queremos, nos obligas. Y sabemos que no podemos hacer nada para dejar de vender si queremos seguir juntos y vivos, pero hay límites. No queremos que nos pagues, no estamos de acuerdo con esto, y no nos queremos beneficiar. - habló Asher por los dos.
- ¿Sabes que te pagaré igual y más si os molesta?
- Estoy en mi derecho de quejarme, ¿o eso tampoco puedo hacerlo? - pregunto Asher acercándose y apoyándose los codos en las rodillas y poniendo su cara encima de sus manos, en una pose un tanto desafiante. Menos mal que lo ayudábamos o nos habría matado.
- Claro que puedes, *buriten. Igual que yo puedo seguir diciéndote que hacer. Como tu novio está algo alterado te lo cuento a ti Hannae, la droga os llegará en cuanto estéis en la nueva casa, pero mañana por la mañana. Como la otra vez, la venderéis por las fiestas y todo y si hay algún evento importante o algo que debáis saber se os avisará. Debéis tener cuidado, la gracia es que en esa zona hay otras bandas y vosotros aunque trabajáis para mí no formáis parte de mi banda, para que luego te quejes, Asher. - le dijo T mirándolo. - Si os matan, no es mi problema, si acabáis en una pelea tampoco. Intentaré cubriros las espaldas, porque me interesa para mi negocio, pero miro por mi droga así que para mí eso es lo primordial. Si la cagáis por ser unos novatos no daré la cara a costas de mi reputación. ¿Entendido? - asentí en respuesta. - Ahora Asher levanta, tenemos un par de cosas que hablar, Hannae quédate aquí, no estarás sola.
Asher me miró, sorprendido y sin saber que contestar por lo que no dijo nada, y se levantó cuando T empezó a subir las escaleras. Dejándome sentada en el sofá en completo silencio mientras unos cuatro o cinco hombres comenzaban a mirarme y no volvían a apartar la vista de mí, haciéndome sentir aún más pequeña de lo que era en ese sofá.
[...]
Había pasado más de una hora y aunque se escuchaban algunos gritos no podía descifrar nada de lo que estaban diciendo. Empecé a impacientarme porque los minutos no dejaban de pasar y yo no tenía ni idea de que estaban hablando o que estaban haciendo.
Quería levantarme y dar vueltas por la sala mientras esperaba, pero era obvio que no podía, por lo que a causa de los nervios y la falta de actividad mi pierna empezó a moverse sin parar sin que yo la pudiera controlar.
Me gustaba el silencio, pero este tipo de silencios solo conseguían agobiarme y hacerme pensar en escenarios negativos, y más si estaba rodeada de tíos con gesto impasible que en vez de darme seguridad me producían una intranquilidad que no podía evitar.
Empecé a mirar al techo para luego mirar a los lados ya que no podía mantener la vista fija en un sitio, para luego pasarme una mano por los ojos y mirar el reloj. Una hora y diez, eso es lo que había pasado hasta que se rompió el silencio por el ruido de un disparo. Un maldito disparo que durante un momento dejó todo sumido en un raro silencio antes de que por culpa del miedo a que hubieran disparado a Asher saliera corriendo sin pensármelo hacia las escaleras. En ese momento me dio igual estar rodeada la verdad, pero no pude llegar ni al primer escalón cuando uno de los hombres me cogió de la cintura y me acabó por dejar en el suelo mientras yo empezaba a respirar con dificultad.
Todos los hombres se pusieron delante de las escaleras impidiéndome pasar mientras yo intentaba mantener bajo control mi posible ataque de pánico.
- ¡Dejarme pasar! - grité intentando pasar entre ellos, empujándolos con todas mis fuerzas aunque me fuera imposible moverles. Ellos no hacían nada más que quedarse con la mirada perdida en algún punto hasta que decidieron bajarla y mirarme a mí como la pobrecita que era.
Debía de dar pena, incluso a ellos, tenía seguramente el maquillaje corrido y parecería una desquiciada dando vueltas entre los sofás antes de volver a tirarme contra ellos.
- ¡Necesito saber que está pasando! ¡Necesito saber si Asher está bien! - les grite a los cinco, que como era obvio me ignoraron haciendo desesperar aún más.
Ante su falta de respuesta volví a dar vueltas mientras me deshacía la coleta hasta que empecé a oír unos pasos bajando por las escaleras. Me di la vuelta y vi a un Asher con la cara sangrando, me tapé la boca mientras empezaba a llorar silenciosamente porque dentro de lo malo estaba bien. Los cinco hombres se apartaron y dejaron pasar a Asher y yo no dudé en lanzarme contra él y abrazarlo.
- Asher, - susurré contra él, aferrándome a él, hasta que reaccionó y me devolvió el abrazo. - ¿qué ha pasado? ¿Qué ha sido ese disparo?
- No ha sido nada, no te preocupes, vámonos a casa. - me dijo besándome la frente. Yo me separe y le mire, le iba a salir un moratón y tenía una infección en la nariz y en el labio, y como no se la estaba curando le tardaría más en sanar.
Salimos de la habitación para subirnos al ascensor y tristemente acabar de nuevo en el mismo coche, que nos acabaría llevando a casa.
Nos pasamos todo el viaje en silencio, Asher mirando por la ventanilla y yo mirándolo a él. Tendríamos tiempo de hablar al llegar a casa, podía permitirme observarlo un rato más. Se debió de dar cuenta ya que se giró hacia mí para mirarme de frente antes de besarme, o eso creía, porque cuando el coche paró abrí los ojos y dude, al ver a Asher seguir mirando por la ventana. Dude si ese beso había sido real, si estaba comenzando a disociar o me había quedado dormida sin darme cuenta. No sabía que opción podría dañarme más, al fin y al cabo dudaba de todas.
[...]
El conductor nos había dicho que nuestro apartamento estaba en el segundo piso y nos había dado las llaves antes de pisar el acelerador y desaparecer de nuestra vista.
Asher y yo nos habíamos quedado mirando el edificio y la zona antes de entrar, porque aunque era de noche se podía notar que todo era de mayor calidad y que era un barrio con más dinero que el anterior en el que habíamos estado. Y me daba rabia pensar que el apartamento pudiera ser perfecto, que nos pudiera gustar, dadas las circunstancias en las que estábamos llegando.
Dio una vuelta al llavero en su dedo y con la cara todavía algo ensangrentada, dando una imagen un tanto bizarra, antes de empezar a andar hacia la puerta con paso decidido.
Entramos y aunque el vestíbulo del edificio era bastante corriente el ascensor no parecía que se fuera a caer o estropear en cualquier momento y eso era un gran avance, aun así decidimos subir por las escaleras teniendo en cuenta las horas que eran.
No tardamos mucho en subir y encontrar el apartamento, el número 18. Asher abrió la puerta y fue a buscar el interruptor de la luz, pero cuando lo encontró esté tardó un par de segundos en encenderse e iluminar de blanco todo el salón.
El piso era grande, más que el otro, y de primeras no era feo, pero tampoco era nada tradicional. Nada más entrar estaba el salón abierto con la cocina de azulejos blancos a la izquierda. Donde en la primera zona, la visible, estaban las encimeras con cajones y la nevera para luego abrirse otra zona, había el hueco de una puerta para entrar aunque sin ella, donde estarían todas las vitrocerámicas y demás cosas necesarias junto a una pequeña isla también de azulejos y un taburete.
Luego el salón tenía una ventana al final, un sofá y una televisión pequeña junto a una mesa baja, había pósters de grupos de la zona y luces de colores aunque estas estaban apagadas. Seguimos andando hasta la habitación, era sencilla, que contaba con una cama grande junto a un panel detrás que debía de tener tiras de luz dentro, un armario con espejo enfrente que me dio mal rollo, aunque por lo menos el espejo estaba dentro de la puerta del armario.
A la derecha estaba la puerta del baño, que sorprendentemente contaba con una bañera y un gran espejo simple y sin marco y con una luz algo pobre pero la justa.
Cuando salimos del baño me senté un segundo en la cama, el apartamento era... era genial, no necesitábamos más, pero la forma en la que lo habíamos conseguido me hacía odiarlo y por lo que pude ver a Asher le pasaba lo mismo. Como no teníamos nada que hacer porque no teníamos nuestras cosas me levanté dispuesta a curarle las heridas a Asher y a buscar una respuesta al disparo y a la causa de sus moratones.
- Asher, tengo que curarte eso, si prefieres que lo haga yo. - le dije en tono bajo por el cansancio.
- Oh claro, mejor que lo hagas tú, tienes mejor mano y más paciencia. ¿Me siento en el váter? - asentí y fui detrás de él de vuelta al baño. Me puse a buscar por los cajones y por suerte encontré alguna gasa y algo de alcohol, no me sorprendió que hubiera porque dado para lo que usaban este piso un botiquín era algo más que necesario.
- ¿Qué se supone que ha pasado antes? Y sabes a lo que me refiero. - le dije mientras echaba el alcohol en la gasa para comenzar a limpiarle.
- El disparo ha sido una especie de advertencia, T no estaba solo sino que había otro tío al que bueno, no le gustaba mucho mi forma de ser. Entonces he recibido un par de puñetazos por alguna contestación y por mis formas de negarme. Nada más, simplemente ha sido un aviso para que hagamos lo que nos piden. No debes preocuparte.
- ¿Estás bien?
- Sí.
- Asher ponte en mi lugar por un momento, me han tenido ahí abajo retenida por más de una hora y obviamente no me han pegado, pero de repente he escuchado el ruido de un disparo y no sabía si te habían disparado, obviamente me voy a preocupar. - le contesté mientras él se echaba hacia atrás por la quemazón del alcohol contra las heridas.
- Lo se, Hannae, pero al menos ahora estamos bien y la casa no está mal.
- No está mal, pero está vacía, no tiene vida y nosotros no se la vamos a poder dar. Mira como estamos.
- Estamos bien. - susurro Asher, intentando convencerse, pero sabía que no era verdad.
- Antes teníamos más. - le dije después de separarme.
- Lo volveremos a tener, solo es una mala racha.
- Asher, estos no somos nosotros, somos una copia barata.
- ¿Y qué hago, Hannae?
- No lo sé, pero no soporto ver como nos rompemos poco a poco. Como todo lo que soñamos se ha convertido en una broma pesada.
- ¿Cómo todo se ha convertido en una pesadilla de repente?
- Exacto. - dije bajando los ojos al suelo, porque no podía verlo con los ojos llorosos.
- Sé que solíamos tener más, que aunque estuviéramos jodidos por todo lo de alrededor nos teníamos, pero ahora no sé cómo hacerlo. Porque me da miedo que por estar tan pendientes del otro y de cómo nos sintamos no podamos vender las cosas y nos acaben matando. Ahora soñar ya no tiene sentido, solo importa sobrevivir.
- Tendremos que encontrar la manera, nosotros no somos el enemigo y no podemos tratarnos como tal. Como si nos hubiéramos roto ya. Tenemos que aprender a vivir así, aunque nos duela.
- ¿Aún no hemos perdido del todo, no?
- Aún no lo hemos perdido todo, nos seguimos teniendo a nosotros.
- Entonces tendremos que recuperarnos, aunque cueste más de lo esperado. - me dijo levantándose, ya con la cara curada, acercándose y abrazándome. Me fundí en sus brazos, los cuales había echado de menos e inspire su aroma sintiéndome de nuevo algo más cerca de casa mientras el tiempo se congelaba a nuestro alrededor, permitiéndonos disfrutar del momento en el que decidimos volver a empezar.
*británico en japonés.
***
Os juro que yo quiero protegerlos, pero es que su historia ya estaba escrita cuando me la contaron.
Nos vemos en el próximo capítulo, os quiere Oldspirit9.
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