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Capítulo 17.

Infinity- Jaymes Young. 

Aunque ya habían pasado más de cuarenta y cinco minutos desde que salimos del hotel y nos metimos en el coche la verdad era que todavía estaba en una especie de estado de shock. No es que no pudiera creérmelo, es que no quería hacerlo.

Ya que aunque sabía que era real prefería no darle tanto poder a todo esto tan rápido.

Me negaba a aceptar que estas dos semanas iban a ser las únicas que íbamos a tener sin preocupaciones, no era justo. Y además, ¿qué se suponía que íbamos a hacer ahora? ¿Qué se suponía que iba a pasar? Habíamos recibido una nota, bueno una amenaza y habíamos huido a la primera de cambio.

Obviamente era la mejor opción, puesto que tampoco es que tuviéramos un sitio fijo en el que vivir, un hogar, pero eso nos dejaba sin saber exactamente que era lo que podía pasar y con la duda de si en otro sitio íbamos a estar seguros.

Por lo que hasta un cambio de circunstancias, que deseaba que nunca se dieran, tendríamos la misma duda en la cabeza: ¿Es mejor quedarse y saber a lo que te vas a enfrentar o huir y no saber nunca que es lo que puede pasar?

Me pasé las manos por el pelo antes de agachar la cabeza, que me había empezado a doler de los nervios. Intenté respirar unas cuantas veces de forma profunda mientras cerraba los ojos si no quería marearme porque era lo último que necesitábamos ahora. Cuando levanté la cabeza baje un poco la ventanilla sin decir nada, necesitaba aire porque sentía que el que había dentro del coche se estaba convirtiendo en algo asfixiante. Como no la baje mucho apoye la cabeza en la ventanilla mirando el cielo negro y las carreteras desiertas a ambos lados, ya que solo habría un par de coches más acompañándonos.

<<¿Quién en su sano juicio iría a estas horas de la noche por estas carreteras con el riesgo de encontrarse a un grupo de jóvenes borrachos que podrían matarte conduciendo?>> Nadie, ya que hacía tiempo que Asher y yo carecíamos de un buen juicio y de algo de templanza. La impulsividad era nuestra respuesta a casi todo.

Vi de reojo como Asher apretaba las manos en el volante y se le tensaban tanto las venas de las manos como alguna del cuello, ya que estaba apretando a la vez la mandíbula de la rabia. Quería calmarlo, quería decirle que todo saldría bien porque habíamos actuado rápido y que no tenía porqué preocuparse. Pero no podía. Simplemente me limité a ponerle una mano en el muslo intentando apoyarlo y volví a cerrar los ojos ligeramente, cogiendo fuerzas, antes de hablar.

— ¿Qué vamos a hacer? — medio susurré con la voz tomada.

— No lo sé Hannae, no tengo ni la menor idea.

— Asher, esto no puede terminar tan rápido. — no quise continuar con esa clase de pensamientos ahora, así que me calle, estaba conduciendo y no debía ni llenarlo más de rabia ni hacerlo sufrir, tendríamos tiempo para plantarnos esta clase de cosas por lo que cambie el tono de la conversación. — ¿Qué querían con la nota? ¿Y quiénes son?

— No lo se Hannae. Joder no sabemos nada y si no queremos meternos en la boca del lobo no podemos ir preguntando.

— ¿Pero no tienes alguna idea? Sabes que yo salvo mi padre y el de Yun no conozco a nadie que esté metido, tú en el restaurante has podido ver más gente. — no me gustaba nada la tensión que se estaba creando en el ambiente, pero no podíamos evitarlo, no podíamos no hablar de este tema.

— A ver, — Asher se pasó una mano por la cara durante un segundo aprovechando que la carretera estaba vacía y resopló antes de hablar. — puede que sea quien creo, pero no estoy seguro. ¿Te acuerdas de toda la movida que hubo con los de mi restaurante y los de la otra ciudad?

— Si, los de los cadáveres. El principio de todo.

— Esos, bueno no llegue a escuchar mucho, pero hubo un tipo trajeado que cuando salía con Kane a hacer las entregas, — lo dijo con desprecio, siempre había odiado tener que hacerlo. Y aunque yo también odiaba que tuviera que hablar de estos temas, y hubiera tenido que estar en ellos, agradecía que me explicara con detalles aquello que había mencionado en el motel más para el mismo que para mí. — se me quedó mirando, mucho rato, y fue incómodo. A lo mejor me vio potencial, yo que coño sé. Pero me sentí expuesto, juzgado y a la vez como si me analizará y supiera todos los secretos que guardaba tanto bajo la ropa como dentro de mí. Me dio asco, ¿pero qué podía hacer o decir? Nada. Era mal tío y poderoso, se le veía, sabes que esas cosas se notan. Y creo que oí en algún momento un nombre con T, pero no lo recuerdo, en ese momento solo quería que me dejara de mirar como si se estuviera apropiando de mi alma.

— Lo siento, ojalá no te hubiera hecho sentir todo eso, podrías habérmelo dicho y a lo mejor contarlo te hubiera hecho bien. — sabía lo que se sentía en esas situaciones por lo que me dolió aún más que Asher hubiera pasado por una. Era algo que no le desearía a nadie, pero que tristemente pasa muy a menudo, y como había dicho casi nunca se podía decir o hacer algo.

— No quise volver a pensar en ello, además Hannae he visto muchas veces como te han mirado a ti de esa forma y aun estando conmigo no se han podido evitar no quería que sintieras la misma rabia e impotencia que yo. Total, es algo que ninguno puede cambiar o impedir.

—Lo sé, pero no quiero que pases por todo solo. Por favor Asher preocúpame, pero no te lo guardes todo a partir de ahora solo para ti. ¿Me lo prometes? — odiaba que siguiera pensando que tenía que cargar con todo él, porque aunque lo entendía él no se merecía vivir con más peso en la espalda por miedo de que a mí me pudiera doler o preocupar algo.

— Te lo prometo.

—Vale, ¿le reconocerías por la calle? ¿A él o alguno de los que lo acompañaban?

— Es posible, sí. — respire tranquila. Aunque no era bueno ir reconociendo a mafiosos por la calle por lo menos si Asher lo veía sabríamos que debíamos correr.

— Lo raro de todo Asher es que la nota me la dieron a mí, ¿cómo podía saberlo? ¿Cómo sabían quién era?

— En la nota hablan de Bern. — resalto lo obvio.

— Si eso lo sé, pero no nos parecemos. Y dudo mucho de que Bern tenga alguna foto mía actual.

— ¿Tendrá alguna de tu madre?

— Eso es más posible, pero aun así me parece raro. Sinceramente, no entiendo nada de esto.

— Solo podemos hacer una cosa.

— ¿El qué Asher?

— Ir más pendientes que nunca, no separarnos y pedir por qué tengamos buen Karma y esto no se termine tan rápido.

— Es que si nos pillaran, — dude si continuar. — ¿qué sería de nosotros? ¿Qué nos harían? ¿Qué es lo que quieren?

— En otra situación te diría que pronto lo descubriríamos, pero en esta deseo que tengamos la suerte de nunca saberlo. — asentí y suspire mientras Asher volvía a poner toda su atención a la carretera, hasta que esta terminara y acabáramos en una nueva ciudad.

En un nuevo comienzo más pronto de lo esperado.

[...]

Era tan tarde que ni una luz estaba encendida, y se sentía extraño, como sin vida.

Asher y yo habíamos aparcado el coche en el primer lugar lo suficiente apartado como para que pudiéramos estar tranquilos. Ahora íbamos de la mano dando bandazos en busca de un sitio para dormir, pero no había ningún hostal ni nada parecido cerca y todo estaba cerrado. Y dormir en la calle o en el coche además de no ser agradable era lo menos seguro en estos momentos.

Ninguno decíamos nada, simplemente andábamos perdidos en nuestros pensamientos, que no era poco.

La zona en la que estábamos estaba llena de grandes edificios, era las afueras de la ciudad y por lo que se veía debía ser la zona de oficinas, que comparada con las de la anterior ciudad eran mil veces más grandes. Levanté la cabeza mirando al cielo y por lo que se veía aunque los grandes edificios no parecían tener azoteas a las que se pudieran acceder los que eran de apartamentos o de oficinas pequeñas no parecia muy difícil subir hasta ellas.

— ¿Dónde vamos a dormir? ¿O acaso vamos a dormir? — preguntó Asher, quien solía tener siempre las ideas, ya que tenía todo planeado o previsto. Asher siempre tenía opciones, y ahora no tenía ninguna y eso lo agobiaba.

— Es una locura y es algo temeraria, pero tengo una idea.

— No creo que hoy algo me pueda sorprender mucho. — comentó Asher sin mucha emoción en su voz antes de mirarme de reojo.

— Podríamos dormir en alguna azotea, si llegamos a entrar en el edificio es dentro de nuestras posibilidades la más segura.

— Creo que es buena idea, solo nos queda encontrar alguna puerta abierta y hacerlo sin que parezca que fuéramos a robar.

No era una buena idea, no era algo que se debiera hacer, pero tampoco es que tuviéramos muchas alternativas.

Estuvimos paseando durante un rato más hasta que vimos a un hombre saliendo de un edificio no muy alto, pero que sí que contaba con mínimo seis pisos y azotea. Fuimos medio corriendo hacia el dispuestos a interpretar el papel de nuestras vidas.

Él al vernos acercarnos a la puerta nos miró de arriba a abajo con cierta desconfianza, la cual entendía perfectamente.

— ¿Queréis algo? — nos preguntó con el ceño fruncido, decidí hablar yo, ya que imponía menos que Asher y mi voz era muchísimo más dulce.

— Sí, verás, somos nuevos tanto en el edificio como en la ciudad y se nos olvidó sacar el juego de llaves del portal y para colmo nos hemos perdido de vuelta a casa. Perdón por molestarle, ya que dadas las horas tendrá algo que hacer, pero,¿podría abrirnos?— el señor no hablo durante unos segundos en los que decidí mostrar mi mejor sonrisa, de niña buena, intentando no verme nerviosa.

— ¿Tu novio no sabe hablar o qué?

— Es que no sabe hablar nuestro idioma muy bien todavía, lleva pocos meses aquí, es inglés.

— No sé que tienen los ingleses con japón, viniendo a un país donde solo los jóvenes hablan algo de inglés en vez de irse a otro lado. — murmuro para sí mismo con algo de molestia, mientras Asher se mordía la lengua para no contestarle o para no reírse al mismo tiempo que yo intentaba seguir siendo dulce. — Jovencita, os abriré, pero más os vale pedirle al casero las llaves de fuera porque otro día no tendréis tanta suerte y dormiréis en la calle. — el hombre nos abrió y nos dejó pasar, no dude en darle las gracias y cuando la puerta se cerró y él se alejó sin encender la luz del pasillo Asher me cogió de la mano y empezamos a correr escaleras arriba hasta llegar a la azotea.

Al llegar a la puerta con la respiración algo sofocada y algo de calor Asher abrió la puerta poniendo las manos en la manilla y empujándola con fuerza, asegurándose de que si cerraba la puerta no nos quedáramos encerrados.

Asher volvió a abrir la puerta y se fue poco a poco hacia cerca del borde, mientras yo salía y recibía el aire frío de repente cerrando los ojos mientras me apoyaba en la puerta para cerrarla. Estar allí producía una extraña sensación de libertad, estando tan lejos del suelo, a mayor altura que una gran cantidad de personas, con el aire rompiendo con mayor fuerza sin ser incómodo y con mejores vistas del cielo. Era agradable.

Gire sobre mi misma, aún con los ojos cerrados disfrutando la extraña paz que después de tantas horas volvía a sentir, hasta que abrí los ojos y me acerque a Asher. Quien miraba al frente, supuse que serio, y estaba bastante recto, por lo tanto preocupado. Lo abrace por detrás para sorprenderlo y apoye mi moflete contra su sudadera extra grande, la cual se había puesto al salir.

Asher no tardo mucho en girarme para abrazarme de verdad, frente a frente Asher deposito un suave beso sobre la mía antes de volverme a apretar contra él. Note como poco a poco su cuerpo dejaba de estar tan rígido y se permitió apoyar su cabeza sobre mi hombro por lo que yo me puse de puntillas para hacer lo mismo en el suyo.

— Esto me recuerda a Banana Fish. — murmuró Asher soltando una pequeña risa.

— ¿A qué exactamente? — habíamos visto la serio juntos, pero sinceramente aún estaba algo perdida y no relacionaba este momento con nada que pudiera salir en la serie, aunque tenía claro que cuando me lo dijera me daría cuenta de lo idiota que estaba siendo.

— Pues estamos en una azotea, después de otro giro dramático de nuestra querida vida, — dijo de forma sarcástica— comparto en un 50% nombre con el protagonista y nos estamos abrazando. — <<idiota>> ahora recordaba la escena y quería pegarme por no haberlo hecho antes.

— Pero este no es nuestro primer abrazo.

— Eso no importa.

— ¿Por qué?

— Porque todos se sienten igual de especiales que el primero. — cuando lo murmuró de una forma tan natural mi corazón no consiguió evitar dar un salto de alegría antes de que me separara algo de Asher para mirarlo y sonreírle sin decir nada más mientras lo miraba a los ojos y él me devolvió la sonrisa antes de volver a abrazarme y girarnos ambos para mirar el cielo.

[...]

Ninguno teníamos sueño, ya que el susto nos impedía descansar, y aunque tampoco teníamos muchas fuerzas no habíamos dejado de hablar en cuanto nos habíamos sentado en el borde. Aunque esperaba pronto cambiar de sitio y poder tumbarme aunque fuera en el suelo pero estando segura. A Asher nunca le había importado eso de jugar con la muerte y el peligro, a mí siempre me había dado algo más de respeto.

Yo estaba algo echada hacia atrás, con la espalda recta y el brazo apoyado en el bordillo mientras que Asher por su parte estaba echado hacia adelante con la cabeza gacha, deprimido y ausente a partes iguales. No lo culpaba, yo también estaba así aunque sobre todo preocupada, pero si ambos nos dejábamos llevar por la pena y la rabia... la cosa no acabaría bien ni antes de empezar.

Decidí hablar de nuevo por cambiar el ambiente, ya que en el poco tiempo de silencio que nos habíamos permitido el ambiente había pasado a ser bastante tenso y agobiante, incluso aunque tuviéramos todo el cielo y el aire para nosotros.

Lo que iba a preguntarle no tenía nada que ver, incluso ahora ni tenía sentido preguntarle tal cosa, pero aunque Kane y yo habíamos hablado miles de veces de esos temas delante de Asher el nunca había dicho que pensaba y aunque sabía que Asher podía ser un tanto escéptico no sabía porque ahora necesitaba más que nunca escucharle decir que pensaba sobre ello. Pero antes de que yo pudiera decir algo del tema él ya me estaba preguntando, de lo mismo, dejándome sin palabras durante unos cuantos segundos.

— ¿Tú crees en la reencarnación, no? — preguntó girando un poco la cabeza para preguntarme.

— Sí, creo en todo ese tipo de cosas, es parte de mi cultura.

— ¿Cosas cómo...? — no podía ocultar mi sorpresa, ya que seguía preguntando, pero tampoco quería fingir que no me sorprendía y me alegraba.

— El hilo rojo, el destino, el karma, la reencarnación... ¿si no crees en eso, lo único que da esperanzas, que sentido tiene todo?

— A lo mejor nada tiene sentido... — se calló durante lo que creí que fue tanto tiempo que dude si diría algo más. — ¿Cómo es eso de la reencarnación?

— Imagina algo así como que tu alma va viajando de vida en vida y siempre te enamoras de la misma alma simplemente que vivís vuestro amor en vidas distintas. Unas veces para siempre, otras un pequeño espacio de tiempo, pero que no se olvida, y vais creciendo juntos. Esa sería una forma reducida y simplificada de explicar la reencarnación, por eso muchas veces se siente que ya conociste a una persona antes. Porque la conociste en otra vida. — sonreí pensando en Kane.

— ¿Cómo nosotros? — preguntó volviéndome a mirar con algo que interprete como esperanza.

— Como nosotros. Además otros se encuentran después de que los no indicados los hayan roto el corazón, es entonces cuando sanan. Porque esa es su misión, salvarse el uno al otro

— ¿Y que somos nosotros?

— ¿Nosotros? Me gusta pensar que somos o seremos eternos, que viviremos muchas vidas juntos.

— ¿Eternos? — Asher sonrió con ternura incorporándose.

— De momento así lo creo

— ¿Cómo q de momento?

— No hemos muerto como para saberlo — dije riendo.

— Pero tú crees en esto.

— Si y sé que en el fondo tú también lo haces, pero ninguno estamos del todo seguros. Simplemente creemos en ello y seguimos adelante.

— Bueno pues por si no es cierto espero vivir hasta el final de mis días contigo, por lo menos tenemos eso asegurado.

— Y es más q suficiente. — le contesté acercándome a él y apoyando mi cabeza en su hombro. Extrañamente no me dio miedo moverme por el borde sin preocuparme, como si el hecho de que Asher pudiera creer que la reencarnación era cierta hiciera desaparecer en parte mi pequeño temor a la muerte, que se debía básicamente a que pudiera perderlo.

[...]

Una semana después:

Aunque no habíamos estado tranquilos no nos habíamos pegado ningún susto, hasta ese momento.

Asher y yo íbamos andando de la mano por una calle bastante transitada, una de las calles principales de la ciudad, hacia buen tiempo por lo que las chaquetas habían pasado a mejor vida y ambos dejábamos casi todos nuestros tatuajes al aire. Quizás no fue la mejor idea. Quizás no debimos confiarnos tanto y dejar ver a todo el mundo "nuestras marcas de identidad".

Estábamos a finales de junio, en una ciudad que no terminábamos de conocer, rodeados de gente y aún teniendo fácil eso de pasar desapercibidos y huir no pudimos hacerlo. Que tontos fuimos al no darnos cuentas de los gestos de preocupación y casi de terror que tenía la gente que venía de frente a nosotros. No nos pareció importante, lamentablemente lo era y mucho.

Delante de nosotros parecia haber algo en medio, ya que la gente lo rodeaba y empezaba a moverse más rápido, y no nos dimos cuenta hasta que estuvimos casi delante de lo que era.

Asher tiro de mí, sin decirme nada y empezó a correr, como alma que lleva el diablo. Aunque resulto que éramos dos almas que huían de él. Fuimos esquivando a la gente como pudimos, intentando ver entre todos ellos a donde podíamos ir, pero lo cierto es que no había salida. Por mucho que corriéramos y nos escondiéramos esta vez no había escapatoria. Esta vez no podríamos huir.

Nos metimos en una calle, donde de la nada estaban haciendo un desfile por una fiesta tradicional de la ciudad de la que no teníamos ni idea, ambos nos miramos sorprendidos y creímos que entre los decorados podríamos ser ignorados con mayor facilidad.

Eso creímos, hasta que llegamos al final de la calle.

Y lo vimos ahí, por la cara de Asher supe que era él.

Nos dimos la vuelta, dispuestos a correr, pero unos cuantos hombres trajeados nos impedían el paso.

Estábamos rodeados.

Nos giramos al frente y lo vimos acercarse, Asher me apretó con más fuerza la mano y me pego a él intentando protegerme de alguna manera, pero los dos estábamos en el mismo peligro.

Cuando estuvo frente a nosotros soltó una risa ronca, con un toque cruel, antes de sonreír mientras nos miraba de arriba a abajo antes de hablar.

— Estaba deseando conoceros por fin, vamos a hacer grandes cosas juntos. — no nos dio tiempo ni a coger aire cuando nos estaban empujando en dirección a un coche, al cual estaban abriendo las puertas. Fue ahí, por primera vez, cuando por un momento deje de creer en el futuro. Aunque quería confiar en que este no fuera nuestro final, no fui capaz de pensar nada más después de meterme en el coche y quedar inconsciente.

***

¿Y qué somos nosotros?

Me gusta pensar que seremos eternos. AAAAAAAAAAAAA

Si habéis llegado hasta aquí, enhorabuena, estáis listos para sufrir.

Nos vemos en el próximo capítulo, os quiere Oldspirit9.

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