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Capítulo 12.

Ramé: (de origen balinés) lo que es hermoso y caótico a la vez.

Actualidad:

Estaba tremendamente nerviosa, y no paraba de dar vueltas por mi habitación con el pelo recogido en un moño descuidado con un mechón fuera. El vestido estaba sobre la cama, junto al móvil que no dejaba de encenderse, para volver a apagarse, siendo bombardeado por la cantidad de mensajes que me estaban llegando, y que yo estaba ignorando.

Aún no me había ni maquillado, todo estaba manga por hombro y yo solo pensaba que por fin hoy era el día de mi graduación, que lo había conseguido y de que mi madre, donde estuviera, estaría orgullosa de ello.

Los nervios casi no me habían dejado dormir en toda la noche, moviéndome por la cama y con ataques tontos de sonreír sin motivo a causa de la emoción. Mi padre no había hecho amago de entrar a mi habitación para decirme nada, tampoco sabía ni siquiera si estaba en casa, por lo que mientras seguía intentando controlar mis nervios y mi emoción decidí que era buena idea poner música, ya que o me animaba o acababa con mi estabilidad emocional. <<La verdad es que no sé de que punto estoy más cerca ahora mismo, si lloro por lo menos aún no tengo maquillaje.>>

Me mordí el labio intentando controlar una sonrisa cuando comenzó a sonar Slide Away y una oleada de recuerdos me arrastró por completo a pensar en todo lo que habíamos pasado Asher y yo para llegar hasta aquí, lo habíamos logrado o por lo menos estábamos cerca de hacerlo.

Decidí respirar hondo y comenzar a vestirme o si no llegaría tarde a mi propia graduación, y eso no era algo que quisiera hacer.

Observe el vestido rojo que me regaló hace poco mi padre, ignoré que había sido un regalo suyo comprado con un dinero que a saber de dónde había sacado para centrarme en que según él mi madre tuvo un vestido similar, y eso era lo único que me importaba.

Me puse delante del espejo y me pasé el vestido por la cabeza tapando ese sujetador negro de encaje y sin copas que junto a la braga en conjunto era lo único que había llevado puesto desde hacia horas, desde que comencé a querer empezar a arreglarme. Una vez con el vestido puesto me observé viendo como este se ajustaba a cada una de las partes de mi delgado, pero femenino, cuerpo. No es que tuviera mucho pecho ni mucho culo, pero algo había y no necesitaba más. Me gustaba así. Además dejaba a la vista el comienzo de la serpiente que tenía tatuada en el pecho. Además de mis ya normalmente visibles, desde el Anj versionado del brazo, el ángel de fino trazo que disparaba una flecha al pequeño demonio que llevaba Asher tatuado en la parte interior del brazo (al igual que yo), la mariposa de la que salían llamas rojas al comienzo de mi muslo. Dejando como el más tapado la especie de carta de tarot de libra, donde la balanza sujetada por una mano femenina por la fortuna dejaba equilibrados un corazón y una calavera con la constelación libra entre estas.

Cogí mi estuche de maquillaje dispuesta a darme algo de color en la piel, pero centrándome en el eyeliner, el rimmel y mis labios rojos, aunque hoy para cambiar me los pinte de un color entre maquillaje y marrón, que al final era lo único que me gustaba del maquillaje.

Nada más terminar mi móvil empezó a sonar, y ante la llamada de Asher me pegué un susto porque interrumpió la canción para empezar a sonar aquel audio de nosotros riendo que él quiso ponerme de tono de llamada, aunque él también tenía uno similar, por lo que el saltito que di de la impresión estaba justificado.

Me puse los tacones mientras me acercaba hasta coger el móvil.

— Estoy abajo esperándote, parezco un noble caballero esperando a su preciosa dama, pero yo voy más guapo y más moderno que ellos. Pero lo importante, ¿está la preciosa dama lista? — reí imaginándolo dando la vuelta para ir hacia mi ventana, porque se notaba que se estaba moviendo, para intentar verme.

— En dos minutos bajo.

— Aquí te espero, deseando que la espera se termine y puedas volver a mis brazos. — recitó de forma poética antes de que contuviera la risa y colgara.

Me puse aquel collar que hace años me regaló y cogí un bolso pequeño, que Yun me había dado hacía días porque era consciente de que yo no tenía ni uno.

Baje con cuidado de no caerme por las escaleras con los tacones, no era algo que dominara mucho, buscando a mi padre con la mirada. Al no encontrarlo en la planta de abajo me extrañé, ya que estaba todo algo descolocado y la última vez que vi el salón no estaba en estas condiciones por lo que anoche tuvo que pasar por casa o esta mañana. Lo ignoré porque tampoco tenía mucho que hacer allí y salí por la puerta para bajar las escaleras y salir a la calle, donde me esperaba un Asher con el pelo algo engominado y echado hacia atrás, con un pantalón gris oscuro similar a uno de traje y una camisa negra de manga corta con varios botones desabrochados en el pecho, que dejaba intuir algunos de sus tatuajes y otros como el puñal envuelta por una serpiente que llevaba en el interior del brazo derecho, al igual que mi vestido dejaba ver los míos.

Asher me miró durante unos segundos, sin decir nada, con una respiración aparentemente pesada y una mirada de ilusión, me cogió de la mano, me alejo del portal e hizo que diera una vuelta sin decir nada, haciendo que el vestido se subiera un poco.

— Esto Hannae —hizo una pausa antes de volver a hablar—, pensé que nunca podrías parecerme aún más guapa de lo que ya eras para mí, pero esto, no tengo palabras. — cerré los ojos cuando pasó aquel mechón de mi moño por detrás de la oreja y me estremecí con el contacto de su mano contra mi piel, pasando su dedo por debajo de mis ojeras con ternura y delicadeza, cuando se separó volví a abrir los ojos con una sonrisa y lo volví a mirar a él, sintiendo que Asher para mí siempre sería perfecto, pero que verlo así, arreglado a su manera, era algo que nunca podría superar. Por eso intenté captar cada detalle para guardarlo siempre en mi memoria. Desde el azul de sus ojos, su labio de abajo que destacaba por ser más ancho que el de arriba, su mandíbula marcada y sus mofletes algo rojos. También la forma en la que el pantalón se le ajustaba y se le subía algo más de lo debido por los tobillos por culpa de su altura, <<Si, Asher era muy alto>> la camisa al ser ancha le hacía parecer algo más delgado de lo que en verdad era, pero eso no significaba que se pudieran notar alguno de sus músculos.

— Tú también estás guapísimo. — le dije poniéndome de puntillas para darle un beso corto en los labios, para no perder el pintalabios tan rápido, antes de que me diera la mano, en la cual se le marcaban las venas que le subían por el brazo, y comenzáramos a andar de camino al instituto, pasando antes por el templo que aunque él no reparara en él yo sonreí en su dirección sabiendo lo mucho que significaba para mí.

[...]

El ambiente era festivo, alegre e irreal, todo el mundo parecía feliz y lleno de esperanzas además de energía, todo a mi alrededor eran risas y felicitaciones, gente inmortalizando un momento único mientras que las madres orgullosas les daban besos en las mejillas a los que bajaban del estrado y los padres eran los encargados de fotografiar todo.

La zona de césped del instituto estaba llena de padres, amigos y compañeros igual de expectantes que Yun y yo, que cogidas de la mano bajamos del estrado, donde habíamos recogido juntas el diploma ante los aplausos y vítores de un Asher y un Kane, emocionados y dramáticos, que habían sobresalido entre la multitud, ya que su altura se lo permitía.

Bajamos las escaleras y cuando estuvimos en la parte de atrás, apartándonos de la multitud para no vernos absorbidas por ella, ambas pegamos un salto de emoción acompañado de un pequeño grito antes de lanzarnos a los brazos de la otra y apretarnos.

— ¡Nos hemos graduado! — exclamó ilusionada Yun.

— ¡Por fin! — la respondí yo con la misma ilusión, sin contener nada de lo que sentía. Nos mantuvimos un rato así, abrazadas sin decir nada más, balanceándonos y sonriendo con tanta fuerza que acabó por dolerme la cara, ya que no hacía falta pronunciar aquello que ya se sabía.

Cuando nos separamos ambas fuimos decididas a encontrar a Asher y a Kane entre la cantidad de gente que había apelotonados frente al escenario que habían montado para la ocasión. Encontrarlos no debía de ser muy complicado, ya que ambos eran altos y sobresalían entre la gente, pero nosotras siendo algo más bajas, sobre todo Yun, y delgadas debíamos meternos entre la gente sin morir aplastadas en el intento y eso era algo más difícil.

Fuimos poco a poco, esquivando y empujando gente a partes iguales, hasta que llegamos al final del otro lado sin haberles visto, al final del césped llegando a las pistas, cansadas nos pusimos de puntillas, con los tacones, para ver porque zona estaban, pero no hizo falta que nos moviéramos más cuando de repente notamos ambas como alguien nos tocaba la espalda, para hacerse notar. Cuando nos giramos nos encontramos a nuestros dos chicos ahí plantados con una sonrisa de orgullo en sus caras y de igual forma divertida porque nos habían acabado encontrando ellos, yo me lance a los brazos de Asher quien me levantó del suelo y dio una vuelta conmigo mientras yo le daba besos por la cara, y aunque Yun no le dio besos a Kane sí que se lanzó contra él.

Cuando nos separamos, después de un rato en el que Asher se entretuvo pasando su mano por mi espalda de forma que en algunos momentos me produjo escalofríos, Kane se acercó para abrazarme como si de mi hermano mayor se tratase. Que en verdad lo era.

— Estoy muy orgulloso de ti. — dijo besando el nacimiento de mi pelo mientras yo apoyaba la cabeza contra su pecho con cuidado de no mancharlo de maquillaje, viendo como Yun y Asher evitaban abrazarse de coña haciendo que cada uno se movía para un lado cuando acabaron por ceder y sumirse en un cariñoso abrazo.

Habíamos llegado los cuatro hasta aquí. ¿Quién lo diría? Desde aquel día en el que todos nos conocimos no nos habíamos separado ni enfadado en ningún momento, no fue fácil, ya que todos tuvimos momentos difíciles pero aquí estábamos.

Nos juntamos todos, Asher con el brazo de Kane por los hombros y yo cogida de la mano de Yun, en una especie de corro mientras hablábamos.

— ¿Entonces después de esto que haremos? — preguntó Yun.

— ¿Cómo qué que haremos? — contestó Kane extrañado.

— Pues que ya nos hemos graduado, lo cual parecía imposible, por lo que tenemos que ponernos otro reto. Algo que debamos hacer juntos.

—¿Alguna idea? — le pregunté yo, con curiosidad de lo que se le pudiera ocurrir.

— ¿Recuerdas la playa con la que soñábamos ir hace años?

— ¿Aquella de la que no dejabais de hablar, que tenía piedras negras? — habló Asher por primera vez en su intento de hacer memoria como si no se acordaba, pero estaba segura de que lo hacía, nunca olvidaba nada de lo que le contábamos.

— Si, que era una especie de cala en medio de la playa, algo raro. — aportó Kane.

— ¡Esa! — exclamamos Yun y yo a la vez, emocionadas.

— ¿Y cuándo queréis ir? ¿Ya? — preguntó Asher.

— Si vamos ya no tiene gracia. — dije yo. — La gracia es que sea un nuevo objetivo, ¿no?

— Exacto, iremos a finales de año. — dijo Yun.

— ¿Por qué a finales? — preguntó Kane.

— Porque no sabremos que será de nosotros ni donde estaremos, por lo que aunque pueda pasar de todo los cuatro nos encontraremos allí el 31 de diciembre, durante todo el día.

— Es decir, que da igual que si llegas pronto y ninguno estamos, deberemos esperar a que sea el día 1 para poder irnos.

— Me encanta que Hannae complemente mis pensamientos, la conexión. — dijo guiñándome un ojo con picardía a lo que yo respondí haciendo el mismo gesto ante la risa de Kane y Asher.

— ¿Entonces nosotros cuatro, el día 31 de diciembre, en esa playa? — preguntó Asher.

— Pase lo que pase y sin importar donde estemos. — le contesté yo.

— ¿Es una promesa? — ahora fue Kane quién preguntó, esperando la respuesta de una Yun que no tardó en dársela.

— Lo es. — nos miramos todos sin decir nada, solo con una sonrisa, sintiendo algo más denso y solemne el ambiente después de hacer aquella promesa cuando el padre de Yun apareció, rompiéndolo todo, tocándole el hombro con gesto algo serio, susurrándola algo al oído, haciendo que Yun paseara la mirada de él a mí antes de que se disculpara y se fuera con él con gesto preocupado.

[...]

Yun tardó más de lo que me hubiera gustado, puesto que aunque no soliera mostrarme como una persona nerviosa no llevaba muy bien eso de quedarme intrigada. Intenté no preocuparme, lo cual fue en vano, después de la mirada de preocupación y pena que me había dedicado antes de irse.

Algo no iba bien y ella se había dado cuenta con unas pocas palabras de su padre.

Mientras Kane y Asher bromeaban, ajenos a todo, y sin darse cuenta, o queriendo no presionarme, de mi aparente ausencia. Estaba seria, preocupada y nerviosa, algo emocionada por todo y todavía ilusionada por haberme graduado y era por eso mismo que me molestaba más estar así cuando hoy más que ningún día debería estar feliz. Y todo eso sin expresar ninguna emoción con mi gesto.

Los minutos pasaban y Yun no volvía, casi perdía la esperanza de que lo hiciera, la gente seguía celebrando y felicitando a sus hijos, pero algunas familias ya habían comenzado a irse para celebrar aquel logro en algún lugar más privado, como aquella celebración lo requería.

Casi me siento en el césped, pero con lo torpe que era no quería ni mancharme el vestido, ni que se me viera más de lo necesario, así que opté por quitarme aquellos tacones que me estaban destrozando los pies mientras yo estaba ahí plantada sin moverme. Al quitármelos cerré los ojos porque el placer que estaba experimentando era simplemente mágico, después de lo que había parecido una eternidad volvía a sentirlos como la parte de mi cuerpo que eran, apoyándolos contra la hierba. Nada más abrir los ojos, no había sido tampoco mucho el tiempo el que los había mantenido cerrados, me encontré a una Yun seria, con los ojos algo tristes e intentando encontrar su voz y su fuerza para hablar. Tenía los ojos rojos y apretaba sus uñas contra el interior de su mano, —formando puños con estas— lo que acabó llamando la atención de Asher y Kane. Estaba claro que no me iba a decir nada bueno, y los nervios que me habían estado manteniendo activa se bajaron de golpe siendo sustituidos por una especie de tristeza rara, ya que algo dentro de mí sabía que iba a experimentar después de lo que Yun me tuviera que decir.

Se acercó a mí, planteándose delante, teniendo la atención de todos no hizo otra cosa que cogerme y abrazarme con fuerza, dejándome totalmente descolocada y afectada.

Me apretaba contra ella con fuerza, como si yo me fuera a escapar a algún lugar, con necesidad.

— Dijiste que aún nos quedaba tiempo. — murmuró contra mí, con la voz afectada.

— Claro que nos queda tiempo, ¿qué ha pasado Yun? — miré a Asher por encima de ella, quien estaba algo perdido y le hice saber con el gesto que yo estaba igual que él.

— No. — se separó, limpiándose algunas lágrimas silenciosas. — Es tu padre. — una alerta se activó dentro de mí, haciendo que ignorara la tristeza que estaba experimentando para centrarme en lo que me tuviera que contar.

— ¿Qué ha pasado? — me puse seria inmediatamente.

— La ha cagado de la peor forma posible y con los peores tipos. No sé si lo sabías todo, pero hace no mucho se metió en un negocio bastante turbio, drogas para ser exactos, y no ha salido bien. Se dejó liar por unos tipos que lo engañaron por dinero, él hizo lo que le pidieron, pero no tomaron ninguna precaución y les han pillado, y quieren algo a cambio.

— ¿Las drogas que fabricaba, no? ¿Han visto que son falsas y que ellos vendían las puras, no? — ella asintió, yo debí palidecer, Asher empezó a maldecir y a moverse para no ir corriendo a buscar a mi padre donde quiera que estuviese y pegarle una paliza, la cual esta vez se merecía, y Kane se llevó las manos a la cabeza intentando procesar toda esta información.

— Tienes que irte, él se ha ido.

— Maldito cabrón. — murmuró Asher, más alto de lo que quiso.

— Por eso estaba todo manga por hombro esta mañana, estaba buscando algo antes de irse. — balbucee perdiendo la voz en el proceso, ya que también quise decir: y se ha ido, ni se ha despedido por mucho que me odiase.

— ¿Qué más hay que saber Yun? — le preguntó Asher serio, metido en el papel de adulto.

— Bueno ya sabes como van estas cosas para bien o para mal. Tú les quitas algo, ellos lo quieren recuperar como sea y quieren llevarse algo más a cambio, tú huyes con el rabo entre las piernas, pero ellos ya lo saben todo de ti y llegados a ese punto no tienes nada que hacer.

— ¿Saben quién es Hannae?

— Sí.

— ¿Saben que no tienen ninguna relación, que él no la quiere? — dolía escucharlo de boca de un Asher tan serio, pero tenía razón y era más obvio después de lo que había pasado.

— No. — le contesto apenada Yun.

— Hijo de la mierda, como lo encuentre lo mato. Ha dejado a Hannae en el punto de mira, él no es su padre, es un desecho humano. — Asher presa de la ira dejó que Kane lo sujetara y lo abrazara mientras él seguía soltando todas las barbaridades que se le venían a la cabeza.

— ¿No nos queda mucho tiempo, no? — le pregunté yo ahora a Yun, consciente de todo lo que significaba lo que me había contado. Me tenía que ir, pero solo me quede parada examinando cada detalle de ella, desde su pelo gris algo más corto, pero ondulado y ahora con flequillo, hasta sus ojos ahora azules que la quedaban demasiado bien, sus labios granates como acostumbraba a llevar y su nariz redondeada que había llenado de highlighter por la ocasión. Todo en ella era precioso, delicado y conocido, y me hacía sentir como en casa.

— No. — negó ella con dificultad.

— Solo será una pausa en el camino, prometo volver a buscarte y dejar que te metas conmigo.

— ¿El 31 de diciembre nos veremos?

— Espero que sea antes.

— Yo espero que no te pase nada.

— ¿Crees que Asher lo permitiría? Ni loco. — dije en un lamentable intento de aliviar el ambiente de tensión. Yun no contestó, no con palabras, solo volvió a acercarse a mí para empezar a llorar y yo no tardé en acompañarla.

Siempre supimos que nos despediríamos, el sueño de ambas era huir de aquí, pero nunca pensamos que fuera tan pronto, pero es que nunca se está preparado para despedirse de quien se quiere.

La apreté contra mí, dejando que las lágrimas se escaparan dejándome llevar por todos los momentos compartidos y los que espero que en un futuro sigamos creando, ya que nunca tendría suficientes recuerdos con ella.

— Te amo. — le dije en un murmullo.

— Yo a ti también, idiota.

— Que se note el amor.

— Debo darle siempre mi toque.

Nos separamos y Yun fue directa a Asher, esta vez sin bromas, llorando hasta que lo abrazo y a este se le escaparon las lágrimas, haciendo que a mí también se me resbalaran algunas más, eran mejores amigos y aunque su relación nunca había sido marcada por un cariño que estaba claro que había nunca pensaron que deberían despedirse en estas condiciones. Y mientras ellos se abrazaban Kane se plantaba delante de mí.

— Te voy a echar de menos. — comenzó a hablar. — Pero tú y yo no necesitamos decir lo que pensamos, sabemos que pase lo que pase nos volveremos a ver.

— Claro, no te librarás tan rápido de mí.

— Espero no librarme de ti en ninguna vida.

— Yo también lo espero Kane, ¿quién si no me entendería?

— Nadie que no sea yo, ¿y a mí?

— Ninguna otra que no sea yo. —él me sonrió con cariño, como siempre lo hacía, ya que ese era Kane, el punto de amor incondicional y cariño de los cuatro.

— Cuida de él, ¿vale? Sé que él se hará el fuerte, pero él nunca tiene esperanza, nunca le dura, mientras que a ti siempre te quedará algo aunque los tiempos sean duros. No dejes que se pierda.

— Espero conseguirlo.

— Estoy seguro de que lo harás, pequeña. — ambos nos sonreímos con emoción, mirándonos a los ojos porque ambos sabíamos que estos hablaban sin ningún problema, nos dimos un corto abrazo porque no nos hacía falta más y cuando nos separamos Asher ya estaba a mi lado, tendiendome la mano.

— Debemos irnos. — dijo con voz ronca por las lágrimas, yo asentí antes de mirar a Yun una última vez y pedirle que cumpliera sus sueños, que eran muchos, y que esperaba que cuando nos volviéramos a ver me los contara. Ella aceptó mientras Kane la comenzaba a abrazar de forma que la cara de Yun quedará contra su pecho y así no pudiera vernos marchar. Ya que aunque ella solía hacerse la fuerte en momentos como este se demostraba que era una máscara para el mundo y que en momentos duros no sabía controlar lo mucho que sentía. Kane nos hizo un gesto para que lo hiciéramos, Asher le sonrió y después ambos comenzamos a correr rumbo a mi casa, ya que la suya estaba más cerca de la salida de la ciudad.

Y cuando salimos por la puerta del instituto me di cuenta de que aquella, posiblemente, sería la última vez que nos veríamos todos juntos, por lo menos de forma literal.

[...]

Llegamos a mi casa, después de correr por media ciudad ante la atenta mirada de la gente con las que nos cruzábamos, ya que además de lo surrealista de la escena yo iba con los tacones en la mano y Asher aún con la camisa más desabrochada, por lo que ambos estábamos en las mismas condiciones lo cual supuso un alivio. Asher y yo corrimos hacia la planta de arriba, yo a mi habitación a coger una mochila donde meter lo necesario, y Asher a la de mi padre a buscar las llaves del coche y a saber que más creía que necesitaremos.

Revolví todo por la adrenalina, cogí todo lo que consideré imprescindible e incluso cosas que sabía que no lo eran. Baje las escaleras con miedo de tropezarme para coger toda la comida que pudiera de la cocina para que cuando terminara de hacerlo me encontrara a un Asher con una sonrisa de orgullo y con las llaves en un dedo.

Salimos y dimos la vuelta a mi casa, quedándonos parados observando aquel Mustang del 75 rojo que mi padre había conservado en perfecto estado.

Ambos entramos y dejamos las bolsas en la parte de atrás mientras Asher metía las llaves y rezaba porque arrancara y tuviera el depósito de gasolina a medio llenar por lo menos.

Bingo, lo hizo casi sin problemas.

Yo sonreí con satisfacción y él lo puso en marcha rumbo a su casa, en la que no nos parecíamos mucho.

Hicimos el mismo proceso en su casa, yo me encargué de coger la ropa que necesitaría y él cogió todo el dinero que había estado ahorrando durante años, además de coger el tocadiscos de su padre y algún que otro vinilo. Era verdad que Asher y su padre no habían tenido una buena relación, pero él nunca se podría separar de aquel tocadiscos, los únicos buenos ratos que habían compartido juntos habían sido perdiéndose él cualquier melodía que este estuviera reproduciendo. Era demasiado importante para dejarlo atrás, como para abandonarlo para siempre.

[...]

¿Cómo se describe ese momento en el que estás triste y feliz a la vez? No sabía cómo poner en palabras lo que sentía, pero era algo arrollador, estaba triste por cumplir nuestro sueño de esta forma, pero a la vez no podía ser más feliz de dejar por fin esa ciudad llena de dolor.

Ya llevábamos lo suficiente en el coche como para salir de ella, Asher y yo no habíamos dicho nada porque ambos todavía estábamos asumiendo todo, que no era poco, pero después de dejar atrás aquel cartel que nos indicaba que habíamos abandonado la ciudad de nuestras pesadillas fue que hablé por primera vez.

— Por favor que salga bien. — confesé, dejando que mi deseo se perdiera entre el ruido de los coches.

— No tenemos nada que perder. — me contestó sin apartar la vista de la carretera.

— Eso no significa nada, siempre hay algo que perder, porque podemos perdernos a nosotros.

— Si nos perdemos yo siempre volveré a encontrarte. — le sonreí, esta vez feliz al escuchar tal declaración.

— Te amo.

— Yo más, y estoy deseando empezar este sueño a tu lado.

— ¿Y cuánto crees que va a durar este sueño?

— Hasta que salga de mí mi último aliento. — me miró, con los ojos llenos de amor, esos que parecían de un color distinto y cada vez que los veía me producían un vuelco al corazón y me decía que todo iba a salir bien.

— Incluso más allá de él. — complete yo, antes de apoyarme en el asiento y dejar que Asher encendiera la radio y yo bajara las ventanillas, respirando por primera vez aquello que parecía ser la libertad. Por lo menos así se sentía.

'Cause when you're with me, I can feel your heartbeat

Like a drum that's in me, nothing in between

We're alone now, a thousand miles from home now

Never felt so close, we've never felt so free

Lo miré conducir, cómo su mandíbula se contraía en ciertos momentos por el estrés que los otros conductores le producían, como su pelo engominado se movía con el viento al igual que su camisa en la zona del pecho, dejando ver en ciertos momentos la tinta negra de su tatuaje, como al cambiar las marchas sus venas se notaban más al igual que cuando ponía las manos en el volante y apretaba con tanta fuerza, por el viento que había, que sus nudillos se volvían algo rojos.

We were runnin' on fumes like a king and a queen

Wearing paper-thin crowns, we were down at our knees

Now there's nothing but you, there's nothing but me

Nothing but love and that's all that we need

Pero se dio cuenta de que lo miraba y eso lo cambió todo porque una sonrisa le iluminó la cara, una sonrisa relajada y confiada apareció en ella y me miró durante un segundo para dedicármela a mí.

We ain't got no money, we ain't got no worries, left it all behind

I need nothing but you and I don't need nobody

If you say you got me, I can call you mine

I need nothing but you and nothing but you and I

— Te quiero. — grité antes de sacar la cabeza por la ventanilla y volver a gritarlo.

— Yo también te quiero, como nunca más lo haré, porque eres parte de mí.

Y así, dejando todo atrás, es que fue el comienzo de todo lo que habíamos imaginado, abandonábamos aquella ciudad de sueños rotos en busca de la esperanza. El comienzo del fin, aunque ese había sido el día en el que vi la sonrisa de Asher por primera vez.

***

AAAAAAA*se muere de emoción* este seria cómo el final de la introducción, por así decirlo, y nos iríamos acercando a la esencia de la novela y estoy que me muero de ganas porque llegué ese momento.

Nos vemos en el próximo capítulo, os quiere oldspirit9.

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