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A menudo, nuestras decisiones pueden llevarnos a sentir arrepentimiento, y esos arrepentimientos pueden hacernos cometer errores.

Ya era jueves, y solo faltaba un día para que llegara el sábado. Yo me sentía muy emocionada. La fiesta de Halloween de mañana iba a ser maravillosa: habría música, un ambiente agradable, una decoración espectacular y tétrica, y todos asistirían disfrazados, lo que me daría la oportunidad de conquistar algunos corazones durante la noche.

Para mi gran alegría, esa mañana el director Derriks me convocó a su despacho y me informó que mis padres habían autorizado un permiso de salida, lo que significaba que deseaban verme y que habían regresado de su último viaje.

Me emocioné como si fuera una niña pequeña. Salí de la oficina del director y me dirigí directamente a mi habitación para cambiarme y ponerme ropa más casual. Escogí una blusa rosa, una chaqueta de mezclilla y un pantalón desgastado del mismo material. Además, me puse unas botas de tacón marrones que me llegaban por encima del tobillo.

Cuando estuve lista, me senté frente al tocador y comencé a retocarme el maquillaje. Apliqué un suave color rosa en mis párpados y coloqué un par de diamantes plateados debajo de ellos. También añadí un poco de glitter en los pómulos y sombra para dar color a mis mejillas, además de un poco de brillo en los labios y, finalmente, cepillé mi cabello un par de veces.

Una vez que mi reflejo me mostró una apariencia perfecta, sonreí y le lancé un beso a la chica rubia y guapa que tenía enfrente, es decir, a mí misma.

Antes de marcharme, dirigí la mirada hacia los retratos y fotos que descansaban en la repisa de vidrio, situada al lado de la estantería de libros. Allí había algunas en las que aparecía sola, en otras estaban mis padres, y en una de ellas estaba con Logan; él me abrazaba por los hombros y sonreía a la cámara, mientras yo lo miraba con ilusión.

Aún recuerdo que ese día su equipo se ganó el trofeo de baloncesto y el instituto logró clasificar para las competiciones estatales. Es asombroso cómo, en la actualidad, el equipo del internado se ha convertido en uno de los mejores y participa cada año a nivel estatal y nacional.

Una brillante sonrisa se dibujó en mis labios y me mordí suavemente el labio. Luego, me di la vuelta, tomé mi bolso y salí de la habitación sin mirar atrás.

Caminé despacio por el salón y me encontré con algunas compañeras que me saludaron y me desearon un buen día. Les agradecí y, mientras soltaba un suspiro, crucé la puerta del dormitorio. Continué avanzando sin parar, recorriendo los corredores que, a esa hora, estaban llenos de alumnos. Al pasar por el lugar donde hablé por primera vez con Noah, sentí una corriente eléctrica en el pecho, apoderándose de mí, recorriendo mi cuerpo como chispas.

Intenté encontrar al chico que había estado en mis pensamientos, pero no lograba verlo por ninguna parte. Supuse que probablemente estaba en alguna clase y que no lo vería hasta la tarde o, tal vez, hasta el día siguiente.

Al bajar los escalones y salir al exterior, miré el campus y, de inmediato, sentí el calor de la mañana sobre mi piel y el suave viento fresco en mi rostro. Cerré los ojos por un instante y disfruté de la calidez del ambiente antes de dirigirme al estacionamiento principal del internado. Al llegar, busqué con la mirada mi auto deportivo azul y lo encontré en el mismo lugar de siempre.

Me acerqué y me detuve junto a la puerta del conductor. Saqué la llave de mi bolso y, al encontrarla, la introduje en la cerradura. Después de quitar el seguro, abrí la puerta y subí al auto. Coloqué la llave en su lugar y encendí el motor. Luego, pisé el acelerador y giré el volante para poner el auto en reversa.

Al salir del estacionamiento, conduje hasta la puerta principal y mostré mi permiso de salida al guardia para que me dejara pasar. Él revisó los datos en una lista y, al comprobar que eran correctos, me deseó un excelente día. Luego, presionando un gran botón verde, abrió el imponente portón de metal.

Una vez que crucé los muros, sentí cómo la libertad me llenaba de pies a cabeza. Aceleré un poco y tomé rumbo a casa.

Conducir un convertible a lo largo de la extensa carretera costera era una experiencia maravillosa. El viento acariciaba mi rostro y el fresco aroma de los árboles y pinos llenaba el aire, complementando la impresionante vista y el espléndido paisaje de la temporada. Las montañas y los lagos se mostraban en tonos hermosos, contrastando a la perfección con el cielo despejado y los cálidos rayos del sol.

Imaginé las aves que surcaban los cielos sobre los lagos, emprendiendo su vuelo hacia las montañas distantes. Elevé la vista al cielo por un instante y noté algunas nubes dispersas que poco a poco iban cubriendo la luz del sol hasta ocultarla por completo, aunque solo por unos breves segundos. Sonreí al ver cómo el esplendor del día resplandecía en el camino que se extendía ante mí.

Amaba pocas cosas en la vida, y una de ellas era conducir libremente sin un destino fijo. Me fascinaba la velocidad y disfrutaba de la adrenalina que recorría cada célula de mi cuerpo.

En apenas media hora, llegué a la espectacular mansión de mis padres, una casa que siempre encantó a todos, y la verdad es que los comprendía. La mansión de los Smith Robinson era verdaderamente maravillosa, elegante y sofisticada; ofrecía una vista espléndida hacia el océano, ya que se encontraba cerca de la costa y había sido construida en lo alto de las montañas, alejada de la ciudad y rodeada de hermosos paisajes naturales.

Al estacionar mi auto en su lugar habitual, bajé y me tomé un momento para observar los alrededores. A ambos lados de la entrada había un par de fuentes de piedra, y a los costados se podía apreciar un hermoso jardín, con áreas verdes, árboles de colores vibrantes, arbustos de distintas formas, el césped recién cortado, y a lo lejos, una amplia extensión del campo de golf.

Seguí el sendero de piedra hacia la entrada, subí los escalones de mármol y, al llegar a la puerta, toqué el timbre dorado esperando con entusiasmo a que mi madre me abriera.

Permanecí un minuto allí y, al notar que nadie abría, busqué la llave en mi bolso. Sin embargo, cuando levanté la vista, la puerta se abrió y mi madre me recibió con un cálido abrazo. Sonreí y le devolví el abrazo, llena de emoción.

—Querida, qué alegría verte —exclamó ella mientras me soltaba y ponía sus manos en mis mejillas—. Mira qué hermosa estás, cada vez que te veo, luces más espléndida.

Le agradecí el halago con una sonrisa.

—Tú también estás maravillosa, mamá, realmente hermosa, te lo aseguro —le dije y ella me abrazó de nuevo.

—No hay duda de que eres mi hija, igual de bella, buena chica, educada y amable —dijo mientras cerraba la puerta detrás de mí y me hacía una señal para que la siguiera.

—Aprendí de la mejor —le respondí, acompañándola hacia el jardín.

Miré el salón con atención; se encontraba tan impecable como siempre. Las paredes eran de un suave color beige, los sillones blancos contrastaban perfectamente con la alfombra marrón. La mesa de centro, de vidrio, se encontraba justo enfrente de una vitrina donde descansaban los libros de mi padre. Encima de la vitrina había una televisión de 60 pulgadas y a los lados se situaban un par de muebles de madera, llenos de objetos decorativos.

Al salir al jardín, sentí la cálida brisa del sol acariciando mi rostro y el suave roce del aire sobre mi piel. Cerré los ojos por un momento y, al abrirlos, pude ver la impresionante piscina que se encontraba a solo cinco metros de distancia. El agua se movía con suavidad, reflejando un hermoso color azul cielo bajo la luz del día.

Miré a mi alrededor; los árboles ofrecían sombra en una parte de la piscina, los arbustos estaban dispersos por diferentes áreas del jardín y tenían formas de animales. El área estaba cubierta de césped y, justo enfrente de mí, había una gran mesa blanca de metal rodeada por cuatro sillas. Mi madre se sentó en una de ellas y se puso unos lentes oscuros para protegerse de los rayos del sol.

—Cariño, si te quedas ahí, te vas a broncear, y no creo que quieras perder ese hermoso tono de piel que tienes —me dijo, señalando una de las sillas vacías junto a la suya.

Yo asentí y decidí hacer lo mismo que ella, sentándome a su lado.

Las dos nos sumimos en un corto silencio. Observé atentamente cómo las ramas de los árboles se mecían con el viento, escuchando el canto de los pájaros en lo alto del cielo, respirando el aire fresco de la naturaleza y disfrutando de la maravillosa vista del océano a lo lejos.

—¿Dónde está papá? —le pregunté para iniciar una conversación.

—En la oficina, ya sabes que el trabajo lo tiene muy ocupado —me respondió, completamente relajada—. No creo que sea apropiado interrumpirlo; lo mejor será dejarlo tranquilo.

—Está bien —respondí, sin ganas de profundizar en el asunto.

Es importante mencionar que Harry Carter no era mi padre biológico, pero lo quería como si lo fuera. Mi verdadero padre, de quien preferiría no hablar, nos dejó a mi madre y a mí cuando yo era apenas una niña. Los tres vivíamos juntos como familia en una zona residencial de Londres, pero un día simplemente salió de casa y desapareció sin dejar rastro. A partir de ese momento, olvidé su existencia y no volví a buscar información sobre él.

Mi madre y yo nos volvimos muy unidas y seguimos adelante sin mirar atrás. Fue hasta mis diez años que mi madre conoció a Harry y se enamoró perdidamente de él. Poco después se casaron y ese hombre se convirtió en la figura paterna que nunca tuve: cariñoso, bueno, amable y afectuoso. Desde entonces, formaba parte de mi familia y hoy en día lo consideraba mi verdadero padre, y él también me veía como una hija.

Harry le había devuelto la felicidad a mi madre y eso me hacía muy feliz también, porque gracias a él atravesamos una parte difícil de nuestras vidas. También contribuyó a la expansión de la empresa de la familia Smith y juntos ampliaron su éxito en varios países del mundo.

Adoraba a mis padres y me sentía orgullosa de su oficio. Eran unos empresarios exitosos que viajaban casi todo el tiempo, lo que tenía sus ventajas y desventajas; las ventajas eran que siempre que volvían me traían un obsequio y me concedían lo que sea que les pidiera, además, tenía la mansión para mi sola todos los fines de semana. Una de las desventajas era que no los veía muy seguido y no pasaba tiempo con ellos, pero a pesar de eso, tenía una excelente relación con ellos.

—Cuéntame, cariño, ¿cómo va el instituto? ¿Has estado estudiando y manteniendo un excelente promedio? ¿Sigues en el equipo de animadoras? ¿Hay algo que te gustaría compartir conmigo? —me preguntó de una sola vez, y no supe por dónde comenzar a responder, así que me permití perderme en mis pensamientos antes de poder formular una palabra.

—El instituto es maravilloso y todo va muy bien. Mis calificaciones son las mejores de la clase, de hecho, podría decir que son las más altas de todo el colegio. Además, sigo siendo la capitana del equipo de animadoras y en estas semanas hemos estado ensayando tres veces a la semana. He introducido nuevas porras y a las chicas les han encantado. Así que, como podrás ver, mi vida en el internado es fantástica —comenté emocionada, y mi madre sonrió feliz.

—Veo que te va muy bien, cariño, pero no has respondido a mi última pregunta. ¿Hay algo que quieras compartirme? Quiero decir, ¿estás saliendo con alguien? —repitió su pregunta con insistencia, esperando obtener una respuesta clara.

Desvié la mirada y me aclaré la garganta, sintiéndome nerviosa.

¿Qué me pasaba? Nunca me ponía nerviosa al hablar de ese tema ni de nada en general.

Incliné la cabeza hacia un lado y volví a centrar mi mirada en mi madre.

—Podría decirse que sí —confesé, sintiéndome algo confusa.

Se suponía que Noah y yo teníamos algo especial, pero no estábamos saliendo en el sentido pleno de la palabra. Salir implica un momento compartido entre dos personas que desean estar juntas, y eso es prácticamente lo que nosotros hacíamos, aunque yo nunca había estado en una relación con nadie. Podríamos decir que vernos, hablarnos y besarnos se estaba convirtiendo en algo habitual para los dos. Sin embargo, para mí eso no significaba mucho, ya que no había más que una atracción física entre nosotros.

—Me alegra escuchar eso. Querida, una chica como tú nunca debería estar sola. Siempre debes demostrarles a todos que tienes el poder de conquistar a cualquier chico. Es importante que dejes claro que no hay joven que pueda resistirse a tu belleza —al terminar de decir esto, me sonrió con admiración—. Recuerda que mientras tú tengas el control...

—Nadie podrá hacerme daño ni utilizarme —completé su oración y ella asintió lentamente—. Me lo has mencionado cientos de veces.

—Y te lo diré tantas veces como sea necesario, Ashley. Sabes que lo hago por tu bien —me respondió con tranquilidad, poniendo su mano sobre la mía—. Quiero lo mejor para ti, y por eso siempre te he aconsejado que te comportes de cierta manera y que actúes de una forma específica. Tienes que mostrarte fuerte y capaz ante los demás para que no puedan percibir la parte vulnerable que llevas dentro. La gente a menudo busca la manera de perjudicarte, pero depende de ti decidir si permites que eso suceda o no.

Comprendí a qué se refería, por lo que no creí necesario añadir nada más.

—Así que ya sabes, es importante que no dejes que tus sentimientos se involucren en esa relación. Recuerda que debes centrarte en ti misma y disfrutar, pero bajo ninguna circunstancia debes enamorarte, porque una vez que eso sucede, no hay vuelta atrás —me advirtió, como solía hacerlo cada vez que comenzaba a salir con un chico.

—Calma, mamá, está claro que lo mío con él no es algo serio. Solo nos estamos dando la oportunidad de conocernos y ya veremos qué sucede, eso es todo.

Intenté creer que tenía confianza en lo que decía, pero ni siquiera sabía por qué lo hacía.

¿Acaso intentaba convencerla a ella de que era verdad o estaba tratando de convencerme a mí misma?

Negué con la cabeza y traté de alejarme de esa absurda idea. Seguramente el sol ya me estaba afectando y por eso pensaba en cosas sin sentido.

—Supongo que hablas de Logan. Es un chico estupendo y siempre me ha caído muy bien —comentó ella de repente, y casi me atraganto con mi propia saliva de la sorpresa.

—No estoy saliendo con Logan, es otro chico, y ya te lo he dicho mil veces: Logan y yo solo somos amigos —aclaré con firmeza para que dejara de tocar el tema—. Nunca va a pasar nada entre nosotros.

En ese instante, recibí un mensaje en mi celular. Lo saqué de mi bolso, vi el nombre de Logan en la pantalla y sonreí tontamente.

Parece que lo habíamos llamado con el pensamiento.

—Aún tengo la esperanza de que ese chico sea el adecuado para ti. Quiero decir, podrían fortalecer su amistad y, con el tiempo, llegar a algo más serio cuando ambos tengan una carrera y estén enfocados en sus planes a futuro —comentó, mostrándose bastante convencida de la idea.

Yo fruncí el ceño, un tanto aturdida.

—Voy a hacer como si no hubiera escuchado eso... —le respondí antes de levantarme y caminar hacia la piscina. Para relajarme, me quité los zapatos, me senté en la orilla y sumergí los pies en el agua tibia y refrescante.

Tomé el celular y leí su mensaje en voz baja.

L: Los días son pésimos cuando no estás aquí, es una pesadilla ಠ︵ಠ

A: Salí del internado hace un par de horas, ¿cómo supiste que no estaba allí?

L: Puedo sentir tu ausencia, Ashley. En la clase de Historia extrañé tu voz y tu risa; te juro que esa hora se me hizo interminable sin ti ಥ_ಥ

Mi corazón dio un brinco al leer lo último, pero pensé que era porque no estaba acostumbrada a que Logan me dijera cosas tiernas por mensajes de texto; él siempre lo hacía, pero solo cuando estaba frente a mí para observar mi reacción.

A: Es que estás muy interesando en mí y no te culpo, soy imprescindible para todo el mundo ◠‿◕

L: Claro que lo eres, necesito a mi mejor amiga en este momento. ¿Volverás hoy al instituto? Quiero verte, por favor, dime que vendrás.

A: Bueno... Considerando que soy tu única amiga y que necesitas mis sabios consejos, no tengo más opción que decirte que tan pronto como pueda volveré y te buscaré, lo prometo ◕ᴗ◕

L: Eres la mejor, Ashley. No sé qué haría sin tu apoyo.

A: Ya estarías perdido si no me tuvieras a mí para solucionarte todos tus problemas, admítelo.

L: Lo confieso, es completamente cierto. Sin tu amistad, no habría llegado tan lejos.

Sonreí mientras me pasaba la mano libre por el cabello para apartármelo de la cara.

A: Eso suena a que tienes una buena noticia que contarme.

L: Así es, pero prefiero decírtelo en persona para que sea más emocionante ◕‿◕

A: Vale, cuéntamelo en un rato. Nos vemos en el lugar de siempre.

L: Eh, ¿qué quieres decir?

A: Espérame en el campus, ¿de acuerdo?

L: Nos vemos allí. Eres muy linda, Ash, la chica más encantadora e interesante que conozco.

Una vez más sucedió; sentí cómo mi pulso se aceleraba y la sangre comenzaba a circular por mis venas a la velocidad de la luz, haciendo que mi piel se erizara.

A: Hasta al rato, guapo ♡

L: Hasta al rato, guapa ♡

Guardé el celular en mi bolso y escuché los pasos de mi madre acercándose. Se detuvo a mi lado y, con seriedad, exclamó:

—Tu padre y yo viajaremos mañana a primera hora, tenemos algunos asuntos importantes que atender—. Aun sin mirarla de frente, sentí que me estaba evaluando—. Quédate a comer y luego regresa al colegio. Tú también tienes pendientes y no quisiera que perdieras demasiadas clases.

Asentí y me giré un poco para sonreírle.

—De acuerdo, entremos —dije mientras me incorporaba y me ponía los zapatos.

Mi madre se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso a la casa; yo la seguí en silencio, reflexionando sobre todo lo que me había comentado. Era consciente de que tenía razón: el amor no era para mí. No estaba dispuesta a amar solo para sufrir y terminar con el corazón destrozado.

No pretendía sentir tristeza ni llorar por otra persona; sinceramente, eso me parecía estúpido. Además, no es que me preocupara mucho el asunto. Noah era solo una conquista más y Logan, simplemente un amigo. Eso es todo.

๑❥๑๑❥๑๑❥๑

Regresé al internado un par de horas después. Estacioné el auto en el espacio habitual que siempre ocupaba, me bajé y comencé a caminar por los pasillos en dirección al campus. A mitad de camino, le envié un mensaje a Logan que decía lo siguiente:

A: Voy en camino, no me hagas esperar.

Cruzé la puerta de cristal y, al salir al campus, logré verlo a lo lejos. Estaba apoyado en un árbol, de espaldas a mí, con la mirada concentrada en su celular.

En ese preciso momento, mi celular vibró. Encendí la pantalla y me di cuenta de que había recibido una respuesta de su parte.

L: Ya estoy aquí, princesa ❥

Me mordí el labio, sintiendo un poco de ansiedad por hablar con él, y seguí caminando con pasos lentos hasta que estuve justo detrás de él. Me acerqué en silencio, y de puntillas le cubrí los ojos con mis manos. Pegando mis labios a su oído, le susurré:

—Adivina quién soy, mi querido príncipe —sonreí al sentir mi piel contra la suya y noté cómo sus músculos se tensaban al sentir mi cuerpo tan cerca y mi aliento acariciándole la oreja.

—Por el inconfundible aroma de ese perfume, estoy seguro de que te refieres a la incomparable y única Ashley Smith —comentó con voz ronca, mientras sujetaba mis muñecas con sus fuertes manos.

Al sentir el contacto de sus dedos, un cosquilleo explosivo recorrió mi piel, invadiendo cada rincón de mi cuerpo.

—Esa misma soy yo... —confirmé, dándole un beso en la mejilla mientras me separaba de él y tiraba de su brazo para tenerlo frente a mí—. ¡Hey!

—Hola, qué bueno que ya llegaste —dijo él, ofreciéndome una sonrisa amplia.

—Me dijiste que era importante, así que aquí estoy —me señalé a mí misma y luego coloqué mis manos sobre sus hombros—. ¿De qué querías hablar?

Logan se pasó la lengua por los labios e imitó mi gesto, poniendo sus grandes manos sobre mis hombros. Me miró detenidamente y exhaló el aire que parecía estar conteniendo.

—Primero cuéntame, ¿cómo te fue esta mañana? Seguro que tus padres estaban muy emocionados de verte.

Desvié la mirada por un momento y cuando la volví a fijar en él, fingí que todo estaba perfecto.

—Por supuesto que estuvo increíble, no te imaginas lo emocionados que estaban, especialmente papá, no se separó de mi lado en ningún momento.

—Me alegra escuchar eso —me acarició los brazos y yo me perdí en el color de sus ojos, que en ese instante lucían de un tono azul pálido.

A nuestro alrededor, observaba pasar a varios grupos de estudiantes y profesores; la mayoría se dirigía hacia las instalaciones, mientras que otros se encaminaban a la cancha deportiva. Todos intentaban disimular que nos estaban mirando, pero era evidente que la discreción no era su punto fuerte, ya que merodeaban de un lado a otro intentando escuchar nuestra conversación.

—Bien, vayamos a lo importante... el tema del que querías hablarme, cuéntame de qué se trata —le dije, animándolo a hablar mientras subía mi mano a su cuello y le  acariciaba la nuca.

Durante un largo minuto lo observé, y me di cuenta de que, además de ser atractivo, había algo en su mirada que me mantenía cautivada. Sin duda, esa expresión de chico dulce y amable debía volver locas a todas las chicas que se cruzan en su camino.

—Ash, yo...

Sus dedos acariciaron suavemente mi mejilla y, de manera inesperada, su rostro se inclinó hacia el mío. De pronto, sentí su cabello rubio rozar mi frente y su aliento cálido acercándose gradualmente a mis labios.

Fue entonces cuando, sin previo aviso, apareció en mi mente la imagen de Noah, recordando cómo me había dicho que estaba dispuesto a pasar la noche de Halloween conmigo, justo después de darme un beso fugaz en los labios.

Me aparté de golpe y miré hacia el campus, tratando de evitar enfrentar lo que estuvo a punto de suceder. Después de unos segundos, me pasé una mano por el cabello y me apoyé contra el árbol que tenía detrás de mí.

Logan seguía observándome fijamente, lo que me generó un poco de incomodidad.

—¿Y bien? ¿Vas a decirme algo o tendré que sonsacártelo? —bromee para intentar aligerar el ambiente.

Él pareció reflexionar por un momento y, al final, colocó su pie en el tronco del árbol con una expresión confusa.

—Mira... he estado reflexionando en los últimos días —me miró brevemente y luego dirigió su atención a los alumnos que pasaban cerca de nosotros. Vi una pequeña sonrisa en sus labios y respiré hondo mientras esperaba que continuara—. No quiero apresurar las cosas ni estropear el avance que ha tenido nuestra relación, pero considero que este es el momento ideal para confesarle mi interés por ella.

En el momento en que comprendí el sentido de sus palabras, sentí un nudo en la garganta y una presión intensa en el estómago. Acto seguido, me mordí el interior de la mejilla para mantenerme callada y evitar decir algo de lo que pudiera arrepentirme después.

—Voy a invitar a Hayley a la fiesta de Halloween —lo mencionó de manera casual, justo cuando empezaba a pensar que había una conexión entre nosotros. Sin embargo, no iba a permitir que nada se interpusiera entre nuestra amistad, pero fue como recibir un golpe directo en el pecho.

Logan se giró hacia mí y observó mi reacción, pero yo no le permití ver nada; simplemente mantuve una actitud neutral.

—¿Qué piensas? ¿Debería hacerlo? —me preguntó, sosteniendo mi mirada y acercando ligeramente su rostro al mío.

—Si eso es lo que realmente quieres —respondí con un entusiasmo un tanto artificial, que había aprendido de las películas que solía ver—. En realidad, creo que es una idea maravillosa. Ustedes dos hacen una buena pareja, de verdad lo creo —dije con una sonrisa, y él pareció animarse al escucharme.

—Sabía que podría contar contigo —exclamó, rodeándome con un brazo para mantenerme a su lado—. Pienso que ella aceptará sin dudarlo, aunque si no lo hace, tengo una larga lista de chicas que estarían encantadas de acompañarme a esa fiesta.

Asentí, dándole la razón sin dudar.

—Supongo que sí, pero no te preocupes, ella no te va a decir que no. Estoy segura de que ni ella ni nadie podría resistirse al encanto de un chico como tú.

En ese momento, una pequeña luz se encendió en mi mente y me dijo: «Si él le pide a Hayley que lo acompañe, ella no podrá negarse y dejará a Zach en paz. Así tú no tendrás que preocuparte por separarlos y podrás disfrutar plenamente de la compañía de Noah».

Aunque la idea de que Logan saliera con ella no me agradaba del todo, decidí arriesgarme y hablarle sobre lo que sabía que lo convencería.

—Me pidió que no te dijera nada, pero me confesó que le gustas mucho y que espera que la invites porque realmente ansía salir contigo —le aseguré con total convicción, mostrándole mi mirada más sincera, esa que siempre utilizaba para conseguir lo que quería.

No me sentía mal por haberle mentido de esa manera, porque al menos una parte de lo que había dicho debía ser cierta. De lo contrario, Hayley nunca habría aceptado darle una oportunidad a Logan. Así que no había razón para sentirme culpable, ni tampoco por ocultarle a mi amigo que Hayley tenía un interés especial por Zach.

—¿De verdad te dijo eso? —exclamó con entusiasmo mientras me daba un abrazo repentino. Aún no me soltaba cuando oí que susurró—. Es casi un sueño que esto me esté sucediendo, gracias por contármelo.

—No me lo agradezcas, los amigos siempre deben hablar con la verdad.

Logan se apartó un poco y me soltó, devolviéndome mi espacio personal, lo cual me alegró.

—Créeme, es mucho lo que haces por mí... no sé cómo agradecerte, Ashley —agregó con sinceridad y en ese momento sentí una profunda culpa por haberle mentido.

Se mostraba tan entusiasta con la idea de invitar a Hayley a la fiesta que, por un instante, desearía no haber inventado nada. Cuando volvió a hablar, me sentí incapaz de responder.

—Hablando de la fiesta de Halloween, ¿Tú vas a ir con alguien? ¿Quién será el afortunado este año?

Su interés en el tema era mucho más palpable de lo que él intentaba mostrar; podría apostar que estaba ansioso por conocer la respuesta.

Le eché un vistazo por el rabillo del ojo y levanté ligeramente los hombros.

—Sí, iré con alguien. El sábado verás de quién se trata; te aseguro que es un chico mucho más agradable que Thomas.

La sonrisa de Logan se desvaneció y su buen humor pareció desaparecer más rápido que una tormenta eléctrica. Realmente se le notaba molesto, aunque intentó disimularlo con una sonrisa forzada.

—Mientras no vayas con el idiota de Thomas, creo que te divertirás mucho —opinó, apoyando su hombro en el tronco del árbol que estaba a nuestro lado.

Hice lo mismo que él y me apoyé en el árbol, volviendo la mirada hacia él. Logan continuaba mirándome, y eso me dio confianza para decir:

—Disfrutaremos de la fiesta, estoy convencida de que será una noche inolvidable.

En ese instante, percibí la mirada intensa y persistente de alguien a lo lejos, pero al mirar a mi alrededor, no vi a nadie. Me sobrevino una ligera sospecha de que esa persona podría estar observándonos desde un lugar donde yo no podía verlo.

Como no encontré a nadie, no continué dándole vueltas a la situación y me concentré en lo que Logan me estaba contando. Bueno, no del todo; lo escuchaba de manera distraída mientras mi mente se llenaba de las mil cosas que deseaba hacer con Noah en esa fiesta.

Principalmente deseaba besarlo; también quería pasar la noche y la madrugada a su lado, envuelta en caricias atrevidas y besos apasionados, porque lo necesitaba y lo deseaba. No soltaría su mano en ningún momento ni bajo ninguna circunstancia. Me encantaba de maneras locas y poco convencionales.

Vaya, realmente necesitaba a ese chico porque cuando estaba a su lado, todo se sentía mucho mejor. Para mí, él era más que suficiente, y aunque sabía que eso no duraría para siempre, deseaba perderme en su laberinto y no irme hasta encontrar una salida sin enredos ni complicaciones.

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