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5

Es preferible hablar que quedarse en silencio, es mejor negar que aceptar; al final, cada uno actúa a su manera.

El fin de semana pasó rápidamente. El lunes me desperté temprano para organizar las actividades que tenía pendientes. Luego, tuve que preparar una coreografía que planeaba implementar en el próximo ensayo de las porristas, y también terminé un trabajo que había dejado inconcluso la semana anterior.

Después de unas horas de estudio, me encontré con mis amigas en el comedor. Dejé mi bandeja de comida sobre la mesa y comenzamos a comentar sobre la clase que tuvimos a primera hora. Aunque al decir esto me refiero a Tara y a mí, ya que Hayley parecía estar en sus pensamientos y ni siquiera nos estaba prestando atención.

-Te digo que ese tema no tenía ni principio ni final; además, ¿a quién le importa quién era tal persona y qué hizo? Lo verdaderamente importante es que logró sus objetivos -le expliqué a Tara y ella asintió con la cabeza.

-Si tú lo dices, la verdad es que me dio pereza el tema; no entendí nada de lo que decía el profesor ni tampoco sus preguntas tan absurdas -confesó ella mientras tomaba un sorbo de zumo de naranja.

-Dices eso porque no dejabas de mirar a Diego y estabas más interesada en él que en la clase -intenté recordarle, guiñándole un ojo para que supiera que lo decía en broma.

-¿Te diste cuenta? ¿Crees que el profesor se habrá dado cuenta? -exclamó mi amiga con sorpresa, mientras yo rolaba los ojos al escucharla. Era evidente que la mitad de la clase lo había notado.

De repente, Tara cambió de tema, aunque yo hubiera preferido seguir hablando de su coqueteo descarado con Diego.

-Hayley, alguien te está mirando -le susurró Tara a Hayley para que nadie más la oyera, pero yo la escuché y seguí su mirada hacia el otro extremo del comedor.

Allí, pude ver a Zach sentado en una mesa alejada de las demás, con los brazos apoyados sobre la superficie, observando con gran atención en nuestra dirección, lo que me pareció extraño y desconcertante.

Desvié la vista y la centré en los estudiantes que pasaban por el campus justo al otro lado de las ventanas. Tara me lanzó una mirada breve antes de volver a fijar su atención en Hayley.

-Zach te está observando atentamente, seguramente le gustas -la escuché decir con entusiasmo mientras rodeaba con el brazo a Hayley.

-No digas eso en voz alta, podrían escucharte. Además... Zach no me soporta; nuestra primera conversación terminó en un completo desencuentro -respondió ella con una clara expresión de desagrado, pero su forma de decirlo no me convenció del todo, además de que no tenía idea de que ellos habían tenido una conversación.

-No lo comprendes, Hayley. Zach no presta atención a ninguna chica, no se interesa por nadie y apenas interactúa con otros estudiantes. Es un enigma total -comentó Tara, y aunque no dije nada, sabía que esa era la verdad: Zach era un enigma que nadie conseguía desvelar.

Mi amiga siguió hablando:

-Nunca he tenido la oportunidad de escuchar su voz. ¿Cómo es? ¿Suave, ronca, sensual, seductora? ¿De qué hablaron? ¿Qué color tienen sus ojos?

Sonreí para mis adentros. Yo tampoco conocía a ese chico; solo había hablado una vez con él y en esa ocasión me respondió con desdén y me dijo cosas poco agradables. Sin embargo, de lo único que estaba segura y que podría confirmarle a Tara era que él tenía unos ojos impresionantes y una forma muy firme de ver las cosas.

-¿A qué te refieres? No pude prestar atención a esos detalles en medio de la discusión; apenas hemos intercambiado un par de palabras, y no fueron precisamente las más agradables de mi vida, créeme

Internamente le daba la razón; podía comprobar que de la boca de ese chico solo brotaban palabras frías y comentarios de mal gusto.

-No me interesa en absoluto, es un arrogante grosero.

Al escucharla, dirigí mi mirada hacia ella y la observé con una sonrisa llena de sorpresa. En el fondo, me sentía aliviada de que a ella también la hubieran tratado mal. No pensaba así porque Hayley me pareciera una mala chica, sino porque si había un chico que ninguna de nosotras podía tener, ese era él.

-A mí me parece atractivo -les confesé, mostrando mi expresión más inocente y sincera mientras apoyaba los brazos sobre la mesa y miraba brevemente a Zach, quien todavía no apartaba la vista de nosotras.

Hayley puso los ojos en blanco y me miró con seriedad.

-Sí, Ashley, él es atractivo y estoy segura de que su apariencia no pasa desapercibida para ninguna chica. Sin embargo, su forma de hablar resulta sumamente desagradable, y su comportamiento es extraño. ¿No se han dado cuenta de que se la pasa fumando constantemente?

¿Que si nosotras lo habíamos notado? Todos los estudiantes del internado, así como los profesores y el director, sabían que él era un adicto a la nicotina.

Tara se apoyó en la mesa, colocando su mentón sobre sus manos, y comentó:

-Los chicos que fuman son irresistibles.

Hayley sacudió la cabeza y frunció los labios.

-No comparto esa opinión; diría que es todo lo contrario... ¡Joder! ¿Por qué me observa de esa manera?

-Le gustas, su interés por ti es evidente -exclamó Tara con entusiasmo, y yo, aunque no pude evitar reírme por dentro, hice un esfuerzo por no mostrarlo. Así que puse los ojos en blanco y disimulé mi risa a la perfección-. Pero si Logan se entera de que a Zach le interesas, se armará un caos catastrófico y comenzará la tercera guerra mundial.

«Ja, como si eso pudiera suceder. Zach no se interesaba en nadie, ¿por qué habría de ser diferente con Hayley? Ella no tenía nada especial, era una buena estudiante y era amable, pero no creo que un chico como él pudiera verla como alguien atractiva o que esas cualidades fueran suficientes para que le gustara.»

-¿Caos? ¿Alguna vez han tenido una pelea esos dos? -cuestionó la castaña, confundida.

-Oh, por supuesto que pelearon, sucedió hace un año. Ambos eran mejores amigos desde la secundaria y se llevaban muy bien, hasta que conocieron a una chica muy hermosa. Con el tiempo, se enamoraron perdidamente de ella, pero el problema fue que a ella solo le interesaba Zach. Logan no estaba de acuerdo con eso, y la noche de su cumpleaños fue a la casa de Zach y causó un gran alboroto. Discutieron y se pelearon de tal manera que su amistad quedó completamente destrozada. Al final, ambos terminaron odiándose y, hasta el día de hoy, la situación sigue sin cambios -le explicó a Hay y yo eché un vistazo disimulado a Zach para asegurarme de que seguía sentado en el mismo lugar.

-Vaya, no me imaginaba que la situación entre ellos había surgido por eso -exclamó Hayley con el ceño fruncido-. ¿Qué pasó con ella?

Yo miré a Tara y ella me devolvió la mirada; era evidente que estábamos pensando en lo mismo. Ese era un asunto que nadie se atrevía a mencionar en presencia de Zach o Logan, algo tan delicado que la mayoría hacía como si nunca hubiera sucedido.

Finalmente, Tara volvió a mirar a Hayley y añadió:

-Ella... se suicidó. Los padres culparon a Zach de todo y desde entonces él no ha sido el mismo, no es el de antes. Esa es la razón por la que Logan odia a Zach y por la que Zach se está destruyendo a sí mismo, envenenando su cuerpo con sustancias tóxicas.

Esta vez fui yo quien frunció el ceño, ya que claramente Tara estaba exagerando. El chico fumaba siempre que tenía la oportunidad, pero no consumía drogas; de ser así, ya lo habrían expulsado.

-¿Estás diciendo que Zach consume drogas?

-Escucha, Hayley, quisiera poder decirte que no es cierto, pero nosotras mismas hemos sido testigos de cómo ha estado juntándose en fiestas con personas que realmente dan miedo, personas que no son como nosotras, gente verdaderamente peligrosa... parece que Emma lo ha involucrado en esas amistades, y ya sabes lo que se dice: cuando uno entra en ese mundo, salir de él es muy complicado.

Una parte de la historia era cierta y la otra era falsa. Emma, efectivamente, lo había introducido en ese mundo tan detestable, pero él había decidido alejarse de todo eso después de lo que sucedió con ella.

-¿Emma?

-Sí, la misma chica que fue su novia el año pasado -respondí yo con un leve suspiro, algo cansada de ese tema y sin muchas ganas de continuar con esa conversación tan poco interesante-. Mejor cambiemos de tema.

Al mirarlo, lo vi levantarse, dar la vuelta y salir rápidamente del comedor como si huyera de algo.

-Debo irme -dijo Hayley, captando nuestra atención.

Quise decirle algo para que se quedara, pero lo dejé pasar y continué conversando con Tara unos minutos más.

A continuación, noté que alguien me miraba desde atrás. Me di la vuelta y vi a Logan, con los brazos descansando sobre el respaldo de mi asiento.

-Hola, chicas guapas -nos saludó con entusiasmo, y nosotras soltamos una risita nerviosa.

-Hola Logan, ¿qué te trae por aquí? -le pregunté, tratando de sonar interesada, y al instante sentí su aliento fresco en mi cuello.

-Quería hablar contigo, si no estás muy ocupada -susurró cerca de mi oído, y yo dejé de respirar. Detestaba que hiciera eso, ya que me erizaba la piel.

-No hay nada que la mantenga ocupada, y yo ya me iba -comentó Tara mientras se levantaba.

Le lancé una mirada de advertencia y observé cómo se perdía entre la multitud de chicos que esperaban su desayuno en la barra.

Escuché el rechinido de la silla al moverse a mi lado, y supe, sin necesidad de mirar, que Logan se había sentado allí. Me di la vuelta lentamente hacia él y noté una sonrisa divertida en sus labios que captó por completo mi atención.

-En serio, ¿qué es lo que quieres? Hoy tengo muchas cosas por hacer, así que por favor, habla rápido -le dije con un tono impaciente, moviendo mis dedos sobre la mesa para mostrarle la prisa que tenía por irme.

-Tranquila, no tomaré más de cinco minutos de tu tiempo; mi tiempo es tan valioso como el tuyo -se defendió, cruzando sus musculosos brazos sobre su pecho bien definido que se marcaba a la perfección bajo la camiseta de manga corta que llevaba-. Como te mencioné, salí con Hayley el sábado.

Sus últimas palabras me causaron un ardor intenso en el estómago, pero decidí ignorar esa sensación y mantuve una expresión neutral para dar la impresión de que el tema no me molestaba.

-No lo sabía -le confesé, moviendo la cabeza lentamente-. ¿Y cómo estuvo? ¿Pasó algo? -me atreví a preguntar, dejando que mi curiosidad saliera a la luz.

Logan se lamió los labios y me miró durante un par de segundos antes de desviar la mirada y fruncir los labios.

-¿Cómo se supone que debo interpretar esa expresión? ¿Está todo bien? ¿Te dijo que no le gustabas? Vamos, Logan, responde alguna de mis preguntas -lo animé a seguir, presionando suavemente mi mano sobre su hombro.

Él se apartó un poco, rompiendo el contacto que tenía en su hombro. Luego, alzó los hombros y golpeó la pata de la silla con fastidio, indicando que la supuesta cita había ido incluso peor de lo que esperaba.

Al notar que no me respondía y mantenía su expresión de: «No me hables ni me mires», le di una patadita con mi pie de manera disimulada y le toqué el brazo con el codo.

-Cuéntame todo, no seas malo conmigo -le insistí, haciendo pucheros. Logan nunca podía resistirse a eso.

Después de reflexionar durante unos segundos, rodeó sus ojos y, casi como un milagro, volvió a hablar.

-La verdad es que todo está mal, Ashley, estoy casi seguro de que le gusta otro -confesó de manera abrupta, sorprendiéndome por completo. Juro que estuve a punto de caer de la silla al escuchar la tremenda locura que acababa de decir.

Mis labios dibujaron una sonrisa nerviosa cuando respondí:

-¿Me estás jodiendo? Eso es prácticamente imposible, no hay mujer que se resista a ti. Anda ya, déjate de bromas.

No pude evitar reírme. Logan mantuvo su seriedad y me dirigió una mirada despectiva que me hizo entender que no estaba bromeando ni jugando. Me sentí un poco tonta por ello, ya que me había reído de él en un momento en el que estaba pasando por algo difícil.

Me aclaré la garganta y, en voz baja, susurré:

-Lo siento, no quería ser insensible, es que... me cuesta creer lo que acabo de escuchar.

Él negó varias veces y selló los labios antes de volver a mirarme y desviar su mirada hacia un punto diferente.

-No pasa nada, Ash. Te confieso que en el fondo yo también me estoy riendo de esta mierda. Es que... joder, jamás me había sentido tan imbécil.

Sus ojos estaban fijos en la mesa. Yo sabía que no me miraba porque se sentía avergonzado.

-¿Sabes qué pasa? A Hayley le gusta otra persona, y él es un completo perdedor, eso es lo que intentaba decir. Ahora, por favor, déjalo, todo esto me enferma, odio hablar de ello con una...

Entendí que la última palabra que no pronunció era chica, pero no quise forzarlo a decirlo, simplemente lo observé mientras maldecía en voz baja.

-No quiero incomodarte, Logan, pero quisiera que me aclararas algo: ¿a quién te referías cuando dijiste que le gusta otro?

-Ashley, no creo que tenga importancia, es una tontería, tal vez me esté equivocando -respondió con un tono amargo, enredando sus dedos en su cabello rubio.

Me volví hacia él y coloqué mis manos en sus rodillas para captar su atención.

-Vamos, quiero saberlo. ¿No somos amigos? Si me lo dices, podré darte algún consejo -le sonreí de la mejor manera posible y le di un leve apretón para que supiera que tenía mi apoyo.

-Está bien, el chico es... él es... creo que a ella le gusta Zach, ahí lo tienes -respondió al final, con más amargura de la que podía soportar.

Abrí la boca, atónita, mis ojos se salieron de sus órbitas y miraron a otro lado. La confusión fue creciendo en mi interior hasta dejarme sin aliento.

No fue tanto lo que dijo, sino la forma en que lo expresó, con tanta seguridad en sí mismo, convencido de que esa era la verdad, plenamente consciente del impacto que tenía en su ego, y, por supuesto, en el mío también.

Curiosamente, esta situación provocaba en mí una serie de emociones confusas, dando inicio a una tormenta de preguntas que me desorientaban, comenzando con Hayley y concluyendo con Zach. Me parecía imposible que a ella le pudiera gustar él, y aun más difícil de creer que él pudiera compartir esos mismos sentimientos. Caray, si en su momento me había mandado al demonio, no podía ser cierto que con ella las cosas fueran diferentes.

Después de un intenso debate interno, me pasé la mano por el cabello y miré a Logan, que todavía seguía sumido en sus pensamientos.

-Creo que te estás equivocando, amigo; ella detesta a ese chico, nos lo dijo esta mañana, y yo también puedo notar que a él le molesta ella. Debiste interpretar todo mal -exprese rápidamente, incapaz de aceptar la locura que daba vueltas en mi mente-. Ten la certeza de que nunca estarán juntos.

Logan suspiró aliviado y sus ojos azules se encontraron con los míos cuando comentó:

-Tienes razón, son totalmente diferentes. Además, aunque Hayley lo mencionó, también me preguntó por mi familia; quizás simplemente es una persona solidaria con todos.

Quise creer que eso era cierto, ya que me resultaba muy difícil aceptar que Hayley pudiera tener algo con Zach, algo que yo nunca logré ni obtuve de él; solo pensarlo me revolvía el estómago.

Estaba a punto de comentar algo al respecto cuando escuché la voz de un chico que me llamaba a lo lejos. Logan y yo miramos en esa dirección y vimos a Thomas, el chico deportista con el que llevaba un par de semanas saliendo. Estaba tremendamente bueno y me encantaba su forma de besarme, aunque a veces se comportaba de manera un tanto posesiva, lo cual me molestaba.

Le saludé con la mano, deseando que no se detuviera y continuara su camino. Sin embargo, cuando se paró frente a nuestra mesa, intuí que no se marcharía tan pronto.

-Te he extrañado, cariño -dijo, inclinándose sobre la mesa para acariciarme la mejilla suavemente con las yemas de los dedos.

Me apoyé en el respaldo de la silla para esquivar su mano y dejarle claro que no me agradaba su repentina demostración de afecto. Luego, me crucé de brazos y le sonreí de mala gana.

-Ya te he dicho varias veces que odio que me llames así delante de mis amigos -le recordé en un susurro, y él me guiñó un ojo para aligerar la tensión.

Me miró a mí y luego a Logan, quien le devolvió la mirada. Thomas frunció el ceño e ignoró por completo su presencia.

-¿Nos vemos esta tarde? Han cancelado el entrenamiento, lo que implica que tendré tiempo libre y me gustaría dedicarte cada segundo.

Logan se cubrió la boca con la mano y se echó a reír como un demente. Se podía notar que intentaba contener la risa, pero mientras miraba de uno a otro, sus carcajadas aumentaban de volumen.

-¿Quieres callarte, imbécil? -espeté, descargando mi enfado contra él, y luego dirigí mi mirada al chico que tenía frente a mí-. Nos vemos, Tom; te llamaré cuando tenga un momento libre.

Thomas sonrió satisfecho con mi respuesta y lanzó una mirada seria a Logan antes de marcharse, enviándome un beso desde lejos. Yo se lo devolví con una sonrisa, y respiré hondo al recordar los momentos intensos que habíamos compartido él y yo en los salones del tercer piso.

El carraspeo exagerado de Logan me trajo de vuelta a la realidad.

-Ese chico realmente necesita unas buenas lecciones para ligar, ¿no lo viste? ¡Por Dios! Te ha soltado una de esas frases cursis que se encuentran en internet -dijo con esa sonrisa burlona que tanto lo caracteriza-. No me voy a entrometer en tu vida, Ash, pero siento la necesidad de decirte que deberías considerar dejar lo que sea que tienes con ese chico, es un poco pesado.

Fruncí el ceño y lo miré con desdén.

-Lo dejaré cuando lo decida, no necesito tu opinión, gracias. Aunque creo que lo dices solo porque él está mucho más en forma que tú -añadí para herir su ego, aunque sabía que no era cierto.

El idiota se lo había buscado por ser arrogante y burlón.

-Ya quisieras convencerte de eso -le escuché decir con ironía, sintiendo su aliento rozar suavemente mi mejilla-. Tengo que dejarte, pero recuerda que puedes hacer lo que desees conmigo siempre y cuando no salgas con ese imbécil.

Su aliento cálido me hizo estremecer, y el suave contacto de sus labios al besar mi mejilla me volvió loca.

-Deja de molestarme y ve a conquistar a la chica que te gusta -le grité al verlo alejarse hacia la puerta del comedor.

El chico caminaba con la confianza de un don Juan, exhibiendo esa sonrisa arrogante que robaba corazones y cautivaba las emociones de todos a su alrededor.

Cuando me encontré a solas, me di cuenta de que durante todo ese tiempo había olvidado a Noah. A veces, estar con Logan me hacía sentir tan bien que llegaba a preocuparme un poco; sin embargo, luego comprendía que esa sensación se debía a que teníamos muchas cosas en común, éramos grandes amigos y estábamos muy ligados, compartíamos una conexión que no se podría alterar.

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