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Puedes creer que lo tienes todo, pero en tu corazón siempre sentirás que te hace falta él.
Hay cosas que duelen más que mil heridas, y a mí sinceramente me dolió perder su amor. Ya han pasado un par de días desde nuestro último encuentro y aún me sigo sintiendo fracturada por dentro, dañada de una manera indescriptible.
Hoy es veinticuatro de diciembre, navidad, uno de los días más especiales del año y uno de los pocos que comparto con mi familia, salvo que en esta ocasión tampoco contaré con su compañía, ni con la compañía de Noah, lo que me hace sentir terriblemente sola a pesar de que al anochecer estaré rodeada de compañeros de mi edad, disfrutando de una noche inolvidable.
Me tomé toda la tarde del día anterior organizando los preparativos para la fiesta de navidad, por suerte pude ocuparme de todo y había encargado con tiempo todo lo que requería para decorar la mansión.
Ese día llegué a mansión de la playa desde temprano para mantenerme al tanto de la organización y planificación de cada uno de los preparativos.
Logan se ofreció para acompañarme y darme su punto de vista, hasta el momento había estado de acuerdo con la decoración que elegí y también me daba algunas ideas, una de ellas fue poner una pista de baile en la zona del living, yo accedí hacerlo y los jóvenes del servicio se encargaron del resto, es decir, de colocar el equipo, de poner luces Led en puntos específicos de la pared o colgando del techo, también colocaron cortinas con luces en las puertas corredizas y pusieron el árbol navideño en la planta baja y lo adornaron según mis indicaciones.
Ya solamente faltan algunos detalles mínimos para que el ambiente estuviera totalmente espléndido y bello.
Solté un largo suspiro con agotamiento y apoyé mis brazos en el barandal de la segunda planta, a continuación, agaché mi cabeza y contemplé la amplia zona de baile con mis pensamientos en otra parte lejana.
Escuché pasos acercándose y no me volví hasta que sentí que él se inclinó a mi lado y adoptó una posición parecida a la que yo mantenía.
—Venía a informarte que los chicos de la agencia de eventos están ajustando el sonido de la cabina y algunos otros están climatizando la piscina—comentó Logan tranquilamente, pasándose los dedos sobre el pelo.
—Claro —respondí sin pensar y le dirigí una breve mirada antes de regresar mi vista al vacío.
—Ash, ¿qué te pasa? Has estado muy seria desde que llegamos y cada vez que te pregunto algo solamente asientes. De verdad, ¿te sientes bien?
La preocupación que sentía se vio trasmitida en sus palabras, lo que me llevó a responderle con escepticismo.
—No me pasa nada, Noah —expresé en un tono neutro y firme.
—Te creería... pero sabes que me hace dudar... Ashley.
Al verme absorta y con la cabeza en otra parte, él agitó su mano frente a mis ojos, yo parpadeé repetidas veces y giré levemente mi cabeza para poder observarlo.
—¿Qué? —exclamé con molestia, apretando los labios.
—Acabas de llamarme Noah, y lamento decepcionarte, pero yo soy Logan, a no ser que ese sea mi segundo nombre y no esté enterado —bromeó sin gracia y entrelazó los dedos de sus manos sin apartar la vista de la mía—. Debe de estar pasando algo extraño entre ese chico y tú para que te encuentres en ese estado tan abatido.
—Te equivocas, no ha pasado nada entre nosotros y no pasará tampoco —afirmé con determinación. El nudo en mi garganta hizo acto de presencia a los dos segundos de que terminé de pronunciar esa frase.
—Pues tu cara dice lo contrario... no quiero que pienses que me estoy entrometiendo en lo que no me importa, pero... —comenzó a decir, pero se interrumpió a sí mismo. Al momento alcé las cejas en espera de sus siguientes palabras—. Me dijeron que el viernes discutiste con él en su dormitorio, y si no me equivoco eso ocurrió justo después de la escena que montó en la biblioteca cuando nos encontró juntos.
Rodeé los ojos y aparté la mirada. En definitiva, no tenía ganas de hablar del tema y tampoco quería recordar las cosas feas que me había dicho ese día porque todavía sentía esa sensación amarga en la boca del estómago. A pesar de mis intentos, el malestar interior no desaparecía con nada.
—Detente, Logan —le pedí con calma y
me mordí el interior de la mejilla para reprimir mis emociones—, No quiero ni escuchar su nombre, así que no lo menciones ni me hables de él, ¿quieres? —cerré mis ojos y vi la imagen borrosa de Noah diciéndome: «Crees que me tienes, pero no me tendrás por mucho tiempo más.» «Mi amor por ti se termina aquí.»
—No quiero escucharlo, en estos momentos solo quiero sacarlo de mi cabeza y olvidarme de su existencia, así que no insistas y déjalo estar.
—¿Qué pudo decirte ese idiota para que estés tan dolida y enfadada? —quiso saber con curiosidad y ante su insistencia le lancé una mirada helada, cargada de advertencia.
—Ya no importa, no tiene caso que te lo diga —solté con disgusto.
De repente, comencé a sentir un dolor punzante en la cabeza. Coloqué ambas manos sobre mis sienes y cerré los párpados con fuerza para mantener estable el poco control que me quedaba.
—Pero... luces realmente mal, ¿estás segura de que no quieres hablarlo? —reiteró en un tono suave.
Se le veía realmente preocupado, pero para mí aquel no era un buen momento para abordar sentimientos y mucho menos para darle explicaciones. No pude controlar la furia y la desesperación que se desataron deliberadamente dentro de mi ser, llevándose consigo mis emociones en un torbellino imparable que al mezclarlo todo me dejó conmocionada.
—¡Con un demonio, Logan! Te dije que no quiero hablar de eso ¡Entiéndelo, joder! —musité enfadada, dándole un fuerte empujón—. Él ESTÁ FUERA DE MI VIDA, YO ESTOY FUERA DE SU VIDA, PUNTO Y FINAL, NO HAY NADA MÁS QUE DEBAS SABER.
—Vale, vale. Ya entendí —él levantó las manos para demostrar rendición. Por lo visto dejaría de insistir con el tema, le daba gracias al cielo por eso.
—Yo solo digo que si no te importara estarías un poco más relajada.
Al escuchar su afirmación, me crucé de brazos y alcé los hombros para fingir desinterés. El enfado se disipaba en cada rincón de mi cuerpo.
—Me da igual todo lo que tenga relación con él, absolutamente todo, ¿no ves lo relajada que me siento?
No quedó en duda que el tono con el que lo dije estaba dos grados más elevado de lo normal. Aparentemente, la reina del engaño se estaba dejando en evidencia por primera vez en mucho tiempo.
—Ahora ya no tendré que preocuparme cuando me lo cruce por los pasillos, ya no tendré que pensar en qué decirle cuando lo vuelva a ver ni en qué cara poner cuando lo haga —expresé con un hilo de voz, decayendo poco a poco—, Ya no recibiré más llamadas suyas ni tendré que leer sus mensajes cursis, todo volverá a ser como antes.
Me froté la cara con las manos y plasmé la mejor sonrisa que fui capaz de mostrar, pero solo conseguí formar en mis comisuras una mueca amarga de falsa alegría.
—No será como antes mientras no lo olvides.
La frialdad de sus palabras me dejó congelada, aturdida. Mi cara no podía expresar más desconcierto.
Para desviar el tema, me aclaré la garganta mientras me acercaba con cautela hacia él, al llegar a su lado coloqué las manos en el cuello de su camiseta y le sonreí.
—Esta noche tú me ayudarás a olvidarme de todo —sus ojos brillaron y se fundieron con los míos durante breves segundos—, Tengo un plan.
—¿Un plan para nos...?
Lo interrumpí y dije:
—Escúchame con atención, este va a ser mi regalo de navidad para ti y... una desagradable sorpresa para ellos.
Logan frunció el ceño al no llegar a comprender de qué le estaba hablando.
—Para olvidar hay que hacer olvidar —puntualicé, rozándole el mentón con los dedos—, Hoy vamos a hacer que otros olviden, ya verás... este plan es infalible.
—¿Qué piensas hacer? —cuestionó mi amigo, sujetando mi mano con la suya.
—Déjalo en mis manos, te prometo que no voy a defraudarte —exclamé en un tono convincente y él asintió.
—Ok, entiendo que quieras dejarme en suspenso, pero dime al menos si podré ayudarte en algo —me pidió con insistencia. En esta ocasión no me sentí molesta porque ya no estábamos hablando de mí.
Con mi plan en mente, le sonreí con empatía y le guiñé un ojo antes de añadir:
—Me ayudarás —alargué la mano y le acaricié suavemente la nuca—. Ahora salgamos de aquí que tenemos que prepararnos para pasar una noche sensacional, solo tú y yo.
Logan se lamió los labios y miró fugazmente los míos antes de agarrarme por la cintura y llevarme escaleras abajo.
Tal vez nuestra amistad era tan genuina que estábamos confundiendo las cosas y ya todo se estaba distorsionando, pero qué importaba si era así, de cualquier manera, ya no había mucho que pudiera perder si hacía lo que pensaba hacer cuando llegara la noche.
๑❥๑๑❥๑๑❥๑
Ese mismo día, después de que salimos de la mansión y volvimos al colegio, al despedirnos Logan y yo quedamos en vernos más tarde en la fiesta.
Al separarnos e ir cada uno por un camino diferente, yo fui con mis amigas y las llevé conmigo a una de las boutiques más exclusivas de todo Londres, transcurrieron un par de horas, y al dar la media tarde las tres elegimos los vestidos que más nos gustaron y después pasamos a la estética para arreglarnos el pelo y el maquillaje, una vez que estuvimos listas regresamos al colegio y nos separamos, pues yo tenía que ir a la mansión a organizar los últimos preparativos de la fiesta antes de que los invitados comenzaran a llegar.
Tras haber solucionado los pequeños detalles faltantes, hablé con los organizadores de eventos y les agradecí inmensamente su asesoría. Media hora más tarde los chicos y chicas del instituto comenzaron a llegar en sus autos y la amplia zona del estacionamiento se fue llenando hasta que estuvo repleta de convertibles y carros de última generación.
Al poco tiempo la mansión ya estaba repleta de jóvenes; en la pista de baile apenas y quedaba espacio para atravesar el gentío, en el área de la piscina y en el living tampoco había mucho espacio libre, al igual que afuera en el aparcamiento.
El único espacio que no estaba tan concentrado y en el que podías moverte libremente era la segunda planta, que brillaba en todo su esplendor debido a las luces coloridas que rodeaban el lujoso barandal de cristal; desde ese punto yo observaba a los invitados y a los chicos que llegaban, entraban o salían por la puerta principal, la cual estaba decorada con luces doradas y esferas coloridas, acompañadas de un letrero que decía en letras mayúsculas: FELIZ NAVIDAD.
Por encima de nuestras cabezas colgaban esferas plateadas y brillantes que daban vueltas, iluminando el techo de reflejos blancos; igualmente los reflectores de luz se movían de un lado a otro e iluminaban el espacio con luces de colores, las cuales parpadeaban una y otra vez enfocando la zona de baile, que estaba bañada de humo, la pista destacaba por contar con un piso cristalino cubierto de luces, sobre el que un grupo de sombras se movían al ritmo de la música que reproducía el DJ.
Tal como lo pedí, habían colocado el árbol de navidad en la sala, el mismo deslumbraba tanto que no podías apartar la mirada de él sin antes fijarte en cada detalle que lo hacía destacar, como las esferas que colgaban de sus ramas, los moños que lo adornaban o las luces blancas y azules que parpadeaban en secuencias variadas.
Atravesando la puerta corrediza visualicé a otro grupo de jóvenes en la piscina, a algunas chicas riéndose, a algunos chicos bebiendo Vodka y conversando unos con otros mientras varios más se quitaban la ropa para tirarse al agua en traje de baño.
Podía parecer que la segunda planta era el mejor lugar en el que podía pasar el rato, pero igual que en el piso inferior, arriba había una mezcla de todo junto: jóvenes bailando o meciéndose sin seguir un ritmo específico, chicos bebiendo todo tipo de licores y vinos, parejas liándose en los rincones, parejas besándose salvajemente tras los reflectores de humo, grupos de amigos partiéndose a risas en las escaleras y otros junto a la barra de bebidas, esperando impacientemente sus copas de vino.
A diferencia de todos ellos, yo me encontraba apoyada en el barandal de cristal y contemplaba a la multitud dispersa de la planta baja, saludando distraídamente a los que conocía y a los que no conocía. Veía a todos disfrutando de la noche con el máximo entusiasmo, celebrando animadamente, pero para mí desconcierto me sentía excluida de todo aquello.
Observaba a todos divirtiéndose y pasando la mejor noche de sus vidas, casi sentía envidia al verlos riéndose y comportándose como si nada les preocupase en ese preciso instante.
La mayoría de los invitados estaban en la pista de baile, algunos otros afuera en la piscina o en el living, y la cuarta parte de ellos en las habitaciones del segundo y tercer piso. Cualquiera diría que era una gran anfitriona y que yo era la que estaba disfrutando de esa fiesta más que nadie, cuando la cruda realidad era que me sentía terrible, pero, sobre todo, molesta por sentirme terrible.
A dos metros de distancia divisé a Tara conversando con Christopher, un chico que Logan le había presentado desde hacía menos de quince minutos. Me volví para comprobar si seguían allí y confirmé que sí, ambos se miraban con complicidad y ella se reía abiertamente por lo que él le decía, cosa que era de lo más inusual, ya que Tara no era de las que se reían por cualquier cosa, mucho menos con un completo desconocido.
Cris no parecía ser un mal tipo, pero muchas veces las apariencias llegan a ser engañosas, así que lo estaría vigilando toda la noche de ser necesario.
Logan estaba parado al lado mío, tenía los codos apoyados en la barandilla y miraba fijamente las luces de colores que iluminaban el techo. He de admitir que ya me estaba acostumbrando a que nos diéramos unos cuantos besos en privado de vez en cuando, sin compromisos y sin sentimientos implicados, pues eran solamente eso, besos de amigos, caricias de amigos, miradas traviesas entre amigos, eso era lo que pasaba entre nosotros, lo que él quería y lo que yo ahora quería también. Que nos hayamos acostado una vez no significaba forzosamente que estuviéramos enamorados, simplemente fue algo que pasó en su momento y no tuvo gran importancia, pues eso no me afectaría emocionalmente ni mucho menos se interpondría en mis planes, además, para mi gran alivio, Noah ya no se interponía entre nosotros, así que me daba igual enrollarme con él o con cualquier otro, lo único que quería era olvidarme de todo siquiera por esa noche, no pedía más.
—¿Te apetece ir a la piscina, cariño? —le preguntó Christopher a Tara, mostrándole una expresión inocente.
—Temo decirte que nadar no es lo mío —respondió ella, apenada. Ante la negativa, Christopher me miró con una expresión que decía entre líneas «Ayúdame», pero yo negué rotundamente con la cabeza.
«Definitivamente, no pensaba ayudarle en su conquista de esta noche.»
Christopher reaccionó con una expresión de desilusión que tuvo el efecto deseado, pues Tara inmediatamente tendió una mano hacia él y le dijo:
—Ven aquí, vamos a nadar.
El chico la envolvió entre sus brazos y a continuación nos lanzó a Logan y a mí una mirada de suficiencia y victoria.
—Tu amiga me gusta —dijo con la mirada fija en mí, y dicho esto, los dos se dirigieron a las escaleras, rumbo a la piscina; cuando llegaron allí ambos se lanzaron al agua con la ropa puesta.
El contraste entre ellos era espectacular: Christopher, con el cabello rubio y la tez pálida, y Tara con los rizos pelirrojos y la piel ligeramente bronceada. Sonreí al verlos juntos riéndose a carcajadas, y no pude evitar preguntarme si algún día me divertiría de esa manera con alguien, fuera quien fuera; muy en el fondo creí encontrar la respuesta y vi el reflejo fugaz de una sonrisa y de unos ojos que me contemplaban bajo el agua con una inmensa calidez, pero tan pronto como los visualice fueron desapareciendo.
—Has sonreído —le escuché decir a Logan.
Giré levemente la cabeza para observarlo detenidamente.
—Sí, sonreí porque por una vez la vida está siendo justa con alguien que es importante para mí.
—Pensé que Tamara no te importaba —confesó él, bebiéndole un trago a la botella de whisky que tenía en su mano.
—Eso piensas tú, Logan. En mi defensa solamente diré que hay una mínima cantidad de personas importantes para mí, casualmente entre ellos estás tú —aclaré con la mirada fija en la pista de baile y allí los vi, bailando juntos al ritmo de la canción que se estaba reproduciendo a todo volumen. Sentí una ola de furia creciendo dentro de mí, quemándome e incitándome a dar comienzo a la tercera fase de mi plan.
—¿Qué haremos ahora? —me preguntó Logan, apuntando con la cabeza a la parejita de enamorados de la planta baja.
—Supuse que se separarían cuando el exnovio de Melodie fue a verla al muelle hace unas semanas, pero no funcionó, ahora están más unidos que nunca y eso me enferma. Ella no se quedará con él, no lo permitiré.
—Dime qué quieres que haga Ashley, esta vez haremos que funcione, te ayudaré, solamente dime lo que debo hacer y acabemos de una vez con esto —dijo él, inclinándose hacia mí. Acortó tanto la distancia que enseguida percibí su aliento a alcohol en mis labios—, Hoy le pondremos fin, se acabará, ellos no volverán a estar juntos.
—Se acabará —repetí sus palabras y dejándome llevar por un impulso le besé las comisuras de los labios—. Eres un buen aliado, Logan.
—Lo sé, tú también lo eres.
Después de escuchar su confesión, me devolvió el beso y se apartó de mi lado con cuidado.
Cuando volví mi mirada abajo la canción terminó, ellos se detuvieron y poco después empezaron a moverse al ritmo de otra canción más lenta, se quedaron mirando fijamente y se besaron. No pude más, tenía que poner mi plan en marcha en ese mismo instante.
—Sígueme —le dije a Logan y caminé hacia la barra, él me siguió en silencio, sin preguntar nada. Cuando detuve mis pasos él hizo lo mismo. Al fijarme que nadie nos estuviera prestando atención, me recliné sobre la superficie de mármol blanco, tomé un par de copas del interior de la barra y sonreí para mis adentros mientras comenzaba a enderezarme—, Este es el plan...
Antes de que pudiera comenzar a explicarle nada sus fuertes brazos me rodearon la cintura y me atrajeron hacia su torso musculoso.
—¿Sí? Dime, puedes continuar —su voz ronca a mis espaldas me provocó un escalofrío.
—Vale, haremos esto, pero déjate de juegos y suéltame —le pedí con calma y mi comentario le hizo reír. Otro escalofrío helado bajó por mi columna.
Logan hundió su cara en mi cuello e inspiró hondo, me rozó la garganta con sus ardientes labios y siguió su recorrido por mi mentón.
—Vamos, Ash, explícame qué debo hacer y lo haré —susurró sin apartarse. Si pretendía jugar con fuego, no tenía problema, se lo concedería.
Tomé una bocanada de aire para relajarme y volviéndome atrevida incliné mi cuerpo contra el suyo.
—Vas a distraer a Hayley y yo iré a hablar con Zach ¿vale? Cuando esté con él le daré esta copa y solo después de que nos veas subir a la planta superior, le dirás a Hayley que viste que su novio subió las escaleras, el resto me lo dejas a mí —le expliqué lo más breve posible.
Eché la cabeza hacia atrás y me apoyé en su hombro unos segundos, pero inesperadamente él se separó de mí y me tomó del brazo. Yo di media vuelta y lo miré fijamente, con inquietud. No entendía por qué había reaccionado así, pero esperaba que no fuera a echarse para atrás.
—¿Qué pasa? ¿Es que tienes un mejor plan? —pregunté con ironía y me crucé de brazos—, Hago esto para ayudarte, solamente de esta manera tendrás el camino libre con Hayley, ¿no eso es lo que querías?
Él negó con la cabeza y desvió rápidamente la mirada mientras se pasaba las manos sobre el pelo. Cuando regresó su mirada a la mía no pude descifrar nada más allá de su neutralidad. Se veía tan inexpresivo como un robot.
Un silencio prolongado se extendió entre nosotros hasta que Logan recuperó el habla.
—Ash, te agradezco que hagas todo esto por mí, pero... el plan suena bastante arriesgado.
Enarqué mis cejas y apreté los labios, disgustada ante su pesimismo.
—Vamos Logan, tú sabes mejor que nadie que uno debe tomar riesgos para conseguir sus objetivos —espeté sin ganas de comenzar una interminable discusión.
—¿Y acaso tú quieres algo con Zach? ¿Él fue tu objetivo desde el principio? —soltó en un tono irritable, al mismo tiempo que disminuía la distancia entre los dos, con actitud intimidante.
—No me interesa Zach, lo que quise decir fue que a veces debemos arriesgarnos para estar con la persona que queremos, y tú... —coloqué mi mano sobre su mejilla y la mantuve allí durante varios segundos—, Tú quieres a Hayley y yo no quiero que la pierdas, así que escúchame y confía en mí. Hagamos esto juntos.
Logan se me quedó mirando atentamente, segundos más tarde colocó su mano sobre la mía y me sonrió con calidez.
—¿Por qué haces todo esto por mí? —lo dijo con una voz tan dulce que por un momento sentí que me derretía bajo el contacto suave de su palma.
—Me importas, Logan —respondí francamente.
«Hago esto porque ya perdí a Noah y estoy aterrada, porque no quiero perderte a ti también. Sé que si estás con Hayley volveremos a ser los mismos de siempre y me volverás a ver cómo me veías antes, y solo así podremos mantenernos juntos, como mejores amigos», eso quería decir, pero no me atreví.
—Eres la mejor —dicho esto me tomó entre sus brazos y me dio un fuerte abrazo amistoso.
Se me aceleró la respiración y una corriente de calor se extendió por mi cuerpo cuando percibí la calidez de su abrazo y la protección que me envolvía al sentir su cercanía.
—Si esto da resultado, voy a agradecértelo siempre —susurró sobre mi oído y me liberó de su agarre.
Una vez que nos separaron unos pocos milímetros, él me dirigió una sonrisa, dejó un beso delicado en mi mejilla y se apartó para dirigirse a la planta baja e ir en busca de Hayley.
Seguí sus pasos y me encaminé hacia las escaleras para dar comienzo a mi plan. Estaba segura de que esta vez funcionaría, este plan resultaría y cuando lo pusiera en marcha ya no habría vuelta atrás.
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