Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14

Dicen que la mente guarda nuestros mejores recuerdos, pero solo bajo el agua podemos revivir memorias que no se olvidan y se vuelven memorables.

El sábado comence con la segunda etapa del plan. Le dije a Logan a qué hora debía ir al parque para que se cruzara con Hayley, funcionó, se encontraron y ella se creyó por completo que su encuentro había sido casualidad, conversaron y después ella accedió a tomar un helado con él.

La tercera etapa también dio resultado, una vez que Logan sacó a Hayley de en medio me prepare para cuando Zach apareciera. El chico llegó quince minutos antes y por su aspecto diría que se demoró demasiado en lucir bien, aunque siempre se veía bien, así fuera desaliñado o no. No me apresure en aparecer, lo dejé esperando durante mucho tiempo solamente para que perdiera la paciencia y se diera cuenta de que ella no llegaría, cuando vi que estaba a punto de marcharse aparecí en su camino y le dije que Hayley se había ido con alguien más, él se puso furioso y me gritó diciéndome que desapareciera de su vista, eso hice, pero no sin antes decirle que se arrepentiría de haberme tratado de esa manera.

Cuando iba de regreso al internado, Logan me llamó y me dijo que se estaba divirtiendo en compañía de Hayley, también me agradeció la ayuda y yo le dije que no había nada que agradecer. Claro, a él le había ido de maravilla y a mí me habían tratado como una mierda.

¡Vaya suerte la mía!

Al final no le había arruinado el día a Hayley y le conseguí una cita fácil con mi mejor amigo, en cambio, yo estaba pasando un mal día y eso solamente incremento mi necesidad de venganza.

Toda esa situación me hizo pensar que quizá habría sido mejor que haya dejado las cosas como estaban, tal vez lo correcto era que esos dos tuvieran su estúpida cita y yo hubiera tenido la mía con Noah, pero ya no había marcha atrás.

La ventaja de todo ese alboroto fue que les arruine su fin de semana, sabía que ese par estarían enfadados el uno con el otro y no se hablarían más, conociéndolos su orgullo no los dejaría disculparse. La desventaja fue que yo salí perdiendo, Zach rechazó mi ayuda fríamente y yo terminé sola en mi habitación, pensando qué estarían haciendo Logan y Hayley en ese mismo instante.

Pensé en llamar a Noah, pero no lo hice, habría sido un error llamarle, y tampoco tenía idea de qué decirle, así que me quedé leyendo un libro el resto de la tarde hasta que se hizo de noche, fui a la cama y una vez acostada cerré los ojos y me dije a mí misma;

«Mañana será un mejor día, tiene que serlo».

๑❥๑๑❥๑๑❥๑

Al fin había llegado la hora, ya era domingo, el momento de ver a Noah estaba a punto de llegar. Pensar en él y en la tarde que teníamos por delante me hacía sentir emocionada.

Lo estaba esperando en la entrada del aparcamiento mientras observaba a los jóvenes que se iban juntos en sus convertibles y los autos que se dirigían a la salida y cruzaban hacia el otro lado.

Este día iba a ser especial, único e inolvidable, así que me arregle divina para la ocasión; llevaba una blusa rosa de manga corta, la misma dejaba a la vista mi ombligo y la parte baja de mi cintura, también me había puesto unos shorts de mezclilla y un chaleco de la misma tela, además, llevaba el cabello suelto y lo había alisado con la plancha esa misma mañana para que Noah notara la diferencia. Ni había duda de que el cambio en mi aspecto se debía a él. 

Me había maquillado con una sombra de ojos brillante, en las mejillas llevaba un ligero toque de rubor carmesí y me había puesto un brillo de labios de color rosa. Me veía sexy y guapa, como una verdadera diosa de la moda. Estaba más deslumbrante que nunca.

Los chicos no podían apartar la mirada, me contemplaban embobados, deseosos de pasar el día conmigo, pero yo ya tenía al único chico con el que quería estar y divertirme.

Lo vi viniendo hacia mí, como si mis pensamientos le hubieran atraído y por eso estuviera allí. Él llevaba puesta una camiseta negra, unos pantalones de mezclilla desgastados, un par de zapatos negros y visualicé también una chamarra de cuero colgando de sus hombros. Sin duda era todo un galán de revista.

Cuando se detuvo delante de mí pude apreciar su rostro de cerca; sus ojos verdes estaban ocultos tras sus gafas de sol oscuras, su pelo rubio caía a ambos lados de su frente y algunos mechones le rozaban las mejillas, y sus labios se veían tremendamente apetecibles. Joder, la perfección humana sí que existía y llevaba por nombre el de Noah Izan Cantwell.

—Aquí estás, mira que grande sorpresa —ironicé, cruzándome de brazos mientras le daba un repaso a los cuadros tonificados que se ocultaban debajo de su camiseta, seguí subiendo la mirada y me fijé en las venas que sobresalían de su cuello y de sus antebrazos, pero las más visibles eran las de sus manos. Respiré hondo y pensé...

Joder, pero qué manos tan varoniles.

Noah se acercó despacio a mí y se detuvo a un paso de distancia para conservar las apariencias. Antes de responderme se subió los lentes de sol sobre el pelo y sus ojos encontraron los míos. Podría jurar que ese par de talismanes verdes resplandecientes a la luz del día eran mi absoluta perdición, sobre todo cuando se enfocaban directamente en mí, sin estar de por medio sus anteojos de chico intelectual.

—Te dije que no me iba a perder esta oportunidad —dijo sin borrar la sonrisa de sus labios.

—Eso lo sé —le di la razón e hice una pausa antes de agregar—. Deberíamos irnos, no hay tiempo que perder.

Di la vuelta y saque la llave para colocarla en su respectivo sitio, al girarla me dispuse a abrir la puerta, pero Noah se colocó detrás de mí y volvió a cerrarla. Sentí su aliento tras mi oreja y su cuerpo tan cerca del mío que fui incapaz de moverme.

Él sonrió sobre mi oído y me susurró:

—Cada segundo cuenta, ¿no es así?

Comencé a arder como un fósforo y me sonrojé.

Me removí entre sus brazos para volverme hacia él y de inmediato caí en cuenta de que eso era justo lo que él quería. Quedamos frente a frente, él tenía la mano apoyada en la puerta y estaba inclinado sobre mí, de modo que su cara y la mía estaban a la misma altura.

Se acercó un poco más para acortar la distancia entre nosotros y yo dejé de respirar al sentir su musculoso pecho rozando el mío. De pronto, el oxígeno que respirábamos era el mismo.

Estábamos a tan pocos centímetros que noté su aliento fresco en mis labios cuando dijo:

—Yo tampoco quiero desperdiciar un segundo más... —el color verdoso de sus ojos se intensificó cuando bajó la vista hacia mis labios—, Quiero recordar este momento a detalle —volvió a mirarme a los ojos y el poder magnético que me transmitió su mirada me teletransportó a una galaxia desconocida.

Inevitablemente, yo hice lo mismo que él y le miré los labios, recordando su suavidad y su sabor dulce y adictivo.

—¿A qué te refieres? —cuestioné mientras le apoyaba la mano en el brazo.

Él sonrió y negó con la cabeza mientras volvía a mirarme los labios un instante.

—A nada, solo quiero recordarte siempre. Ambos sabemos que un día como este no se vive a diario.

Sus palabras venían cargadas de misterio, lo que despertó mi intriga e interés por saber y descubrir qué había querido decir. Pretendía robarle un beso, pero él se alejó rápidamente y metió las manos en los bolsillos de su pantalón como si quisiera ocultar algo.

Dejando un paso de distancia entre uno y otro, Noah respiró hondo y me mostró una pequeña sonrisa al comentar:

—Vamos, se hace tarde.

Asentí y abrí la puerta para después subirme. Noah dio la vuelta hacia el otro lado y se sentó en el lugar del copiloto. Una vez dentro, le escuché soltar una exclamación de sorpresa.

—Vaya, el interior del auto es espectacular —exclamó observando el interior con asombro. Lo entendía; los asientos estaban forrados de polialgodón y eran ultra comodos, la radio contaba con una pantalla táctil (con USB y CD incluidas), incluía un sistema de ventilación especializado y de última generación, además, el techo estaba tapizado de una tela suave que contrastaba con los vidrios polarizados, y el volante negro se veía tornasol por el reflejo de los rayos solares que entraban a través de las ventanillas de los costados.

Metí la llave en el contacto y encendí el motor antes de volver la mirada hacia él y decirle:

—El lugar al que vamos es aún más espectacular.

A continuación, puse el auto en marcha y salí del aparcamiento, minutos después atravesé el portón principal y al incorporarme al camino de la carretera aceleré para avanzar a una velocidad estable.

Durante el viaje en carretera, Noah iba contemplando el horizonte a través de la ventanilla lateral y yo sonreía entusiasmada por estar justo a su lado. Él miraba la lejanía del océano con absoluta admiración, dando la impresión de no haber visto nunca nada parecido a ese paisaje, algo que realmente me hizo dudar si había posibilidad de no estar equivocada.

Él habló primero, sacándome de mis pensamientos.

—Es raro verte conducir a ti, cuando el que debería impresionarte con sus habilidades de conducción debería ser yo —comentó tranquilamente sin apartar la mirada del camino.

—No tienes que impresionarme para tener mi atención, Noah. Yo te invite a venir conmigo, así que lo mínimo que podía hacer era conducir, y además, me viene bien ser la conductora, ya sabes lo que dicen, una mujer conduciendo un auto se ve mucho más sexy que un chico.

Mi comentario le robó una sonrisa discreta que no pudo ocultar de mí. A los pocos segundos, ambos nos dirigimos una mirada cómplice.

—Tú te ves grandiosa haciendo cualquier cosa, incluso cuando sacaste esa barra energética de la máquina me pareciste muy sexy, las chicas no suelen hacer esas cosas, tú eres diferente a todas ellas.

Lo había conseguido de nuevo, siempre me dejaba sin palabras cuando decía cosas así, ya se le había vuelto costumbre y yo no tenía problema con eso, al contrario, me encantaba oír sus halagos.

Cuanto mis ideas se reorganizaron me aclaré la garganta y hablé.

—Ser encantadora se me da bien, sobre todo cuando debo salvar a chicos guapos en apuros —exclamé en un tono coqueto que no pasó desapercibido.

No desvié la mirada de la carrera cuando sentí sus dedos acariciándome el brazo.

—Dime que hablas en serio —me pidió en voz baja, contemplándome fijamente. La profundidad de sus palabras hizo que pusiera nerviosa, y me puse aún más nerviosa cuando añadió—. Dime que nunca dejarás de ser tal como eres cuando estás conmigo, por favor, dilo.

Me pareció que no lo decía por nada, incluso su semblante serio e inexpresivo me confirmaba que necesitaba oírlo para estar tranquilo, y yo no sabía por qué, pero sentía que tenía que decírselo.

—Noah, nunca dejaré de ser la chica que soy cuando esté contigo —le aseguré y le guiñé un ojo—. Por cierto, deberías sentirte afortunado de ser mi copiloto, no muchos chicos tienen ese privilegio.

Él me miró de reojo y sonrió disimuladamente.

—Ya me siento afortunado por el simple hecho de estar contigo.

«Joder, pero qué frase de lo más hermosa».

«Joder, pero qué chico tan detallista».

«Me encanta».

Me ruborice de nuevo y no dije nada más para no perder la atención de la carretera, él tampoco dijo nada más, se mantuvo en silencio mientras veía pasar los autos a nuestro lado.

๑❥๑๑❥๑๑❥๑

Acabábamos de llegar, tras cuarenta minutos de camino llegamos a nuestro lugar de destino. La mansión de mis padres se extendía frente a nosotros.

Estacione el auto en la amplia cochera y los dos bajamos del mismo sin decir una palabra, después le indiqué a Noah que me siguiera hacia la entrada y escuché sus pasos seguidos de los míos mientras subíamos los escalones que conducían al porche de la entrada. Me detuve delante de la puerta y la abrí con la llave que mamá me había entregado la última vez que estuve allí.

Me hice a un lado para dejarlo pasar y él me mostró su sonrisa más cálida antes de pasar, yo lo seguí y cerré la puerta a mis espaldas, después me giré hacia él y le rodeé el brazo al decirle:

—Bienvenido a la mansión de los Smith.

Noah sonrió al escucharme y observó la enorme estancia que había unos pasos más adelante.

—Vaya, es aún más impresionante por dentro. Me encanta la decoración.

—Sabía que te gustaría —afirmé y tiré de su brazo para que me siguiera—. Mis padres no suelen estar aquí, siempre viajan por negocios —le expliqué mientras le mostraba el living principal—. Aquí es donde mamá siempre se queda leyendo un buen libro, ella llama este lugar su espacio de lectura, pero siempre he pensado que la considera más su zona de relajación. Más tarde si quieres podemos poner una película aquí mismo —sugerí y él me miró de un modo peculiar.

—Eso estaría bien —admitió y se fijó en cada detalle de la amplia sala; en los muebles, los sillones, la chimenea, los estantes, las repisas y los libreros—. El ambiente aquí se siente cálido.

—Sí, mi madre colocó ambientadores en todas las habitaciones, no se le pasa un solo detalle.

Él asintió y seguí dándole un recorrido por la casa. Le mostré la elegante cocina, el amplio cuarto de servicio, la lavandería, el comedor principal de lujo y la librería que mamá mandó remodelar, y también la puerta de la oficina que papá siempre dejaba cerrada con llave y a la que nunca me permitió entrar desde que nos mudamos.

Cuando estaba a punto de subir las escaleras para mostrarle las habitaciones de la segunda planta, sentí que su mano me detuvo del brazo. Me volví y lo miré con duda, él se encontraba dos escalones más abajo y aún con esa diferencia seguía rebasándome de altura.

—Más tarde puedes darme un tour completo de todas las habitaciones si quieres, antes quiero preguntarte algo —dijo en un tono serio que no era muy usual en él.

Lo observé con expresión confusa.

—¿Te estoy aburriendo? Vale, lo entiendo, debí preguntarte qué querías hacer, tan solo quería mostrarte la casa para que no te sintieras incómodo, discúlpame por incomodarte.

Noah negó con la cabeza y dijo apresuradamente:

—No, no es eso, solamente pensé que podrías mostrarme otro lugar más interesante.

Esto se estaba poniendo raro, es decir, yo pretendía llevarlo arriba y mostrarle las habitaciones para ver si en algún momento se dignaba a darme un beso y demás, pero él quería ver otro sitio más interesante, ¿qué quería decir con eso?

—Me dijiste que había una piscina y que desde allí se podía observar el atardecer hacia el horizonte. Me gustaría verlo —se explicó y recordé que en efecto si le había dicho que podíamos nadar en la piscina mientras el sol se ocultaba tras el punto más lejano del océano.

—Oh, claro —exclamé con torpeza bajando los escalones y tirando de su mano una vez más—. Sígueme, la piscina está por allá.

Noah asintió y avanzó detrás de mí. Yo abrí la puerta trasparente de par en par y apareció ante nuestros ojos el jardín de la casa; veíamos el césped verdoso a nuestros pies, las hojas de los árboles moviéndose y elevándose en aire para finalmente caer al pasto, las flores de colores decorando los arbustos y el aire fresco recibiéndonos con una caricia suave.

—Es aquí, este es mi lugar favorito de la casa, el sitio donde la magia del atardecer surge a través de la costa —le dije y entrelace muestras manos.

Caminé junto a él hacia la piscina que se encontraba justo a unos metros de distancia del jardín y me acerqué al barandal que separaba la casa del precipicio, Noah se detuvo a mi lado y fijó la mirada en el horizonte, donde grupos de aves volaban por encima las olas y volvían a elevarse en lo alto del cielo unas seguidas de otras. Las nubes blancas se teñían de reflejos naranjas con los rayos del sol y el suave movimiento del mar le daba un toque magnífico a la impresionante vista.

—¿No es hermoso? Un paisaje como este no se puede presenciar todos los días, somos afortunados.

—Es impresionante, lo más maravilloso que he visto en la vida —murmuró él con calma mientras apoyaba los brazos en el barandal de cristal—. Definitivamente, no olvidaré jamás este día.

—Yo tampoco —afirmé sin apartar la vista del cielo. Un par de minutos después lo miré de reojo y dije—. Noah, verás que es mucho más magnífico contemplar este paisaje desde la piscina, no tengo duda de que te va a encantar.

Él ladeó la cabeza en mi dirección y frunció ligeramente sus cejas.

—¿Desde la piscina?

—Claro, permíteme que lo demuestre —exclamé con un brillo travieso en la mirada.

Me acerqué a él, le quite la chaqueta de los hombros y la tire al césped, también deje caer mi bolso al suelo sin el mínimo cuidado. Coloqué las manos sobre su camiseta y tiré de ella con fuerza para llevarlo junto conmigo a la piscina, ambo caímos y causamos que el agua se expandiera por todas partes.

Antes de que él pudiera darse cuenta ya estábamos debajo del agua, nadando en lo más profundo. Noah abrió los ojos después de mí y juraría que si no hubiéramos estado sumergidos en el agua me habría sonreído y sus ojos verdes habrían capturado los míos.

Yo aún no le soltaba la camiseta y me encontraba a escasos centímetros de él, mi vientre estaba pegado a su torso y nuestras piernas se cruzaban constantemente. El contacto de piel con piel era directo, pues tanto su camiseta como mi blusa flotaban bajo el agua.

Los lentes de sol habían terminado en algún lugar que en ese momento importaba muy poco, por esa razón sus impresionantes ojos habían quedado descubiertos y al fin podía apreciar su auténtico color; eran verdes, pero bajo el agua se veían de un azul brillante. Su cabello se movía de un lado a otro y se iluminaba de un rubio muy claro con los rayos del sol que se adentraban a la profundidad a través de la superficie. Sus labios se veían carnosos y rojizos, del color ideal que contrastaba con su pálida piel.

Noah apoyó sus manos tras mi cintura y me presionó entre sus brazos intensificando el momento y la electricidad que nos envolvía.

Cuando vi el reflejo de la luz iluminándonos sucedió, mis labios se pegaron sin esperar más a los suyos y un fuego abrazador nació desde lo más hondo de mi interior y se fue extendiendo hasta consumirme por completo.

El roce de nuestras bocas fue apenas eso, un roce, pero aún con esa suave caricia exquisita mi corazón comenzó a latir de un modo frenético a la vez que mi mente se quedaba en blanco, fueron segundos en los que me olvidé del mundo entero.

Inconscientemente, mis manos lo soltaron y se metieron entre los mechones de su cabello para mantenerle cerca. Mi nariz rozó la suya suavemente, regresándome a la realidad. Nuestras bocas se separaron un momento y abrimos los ojos para fijarnos el uno en el otro; nos faltaba el aire y necesitábamos oxígeno, pero ninguno de los dos quería romper con la magia del momento.

Yo deseé poder detener los segundos y que el mundo dejara de girar para así poder quedarme con él un minuto más, quise guardar en mi mente esa imagen de nosotros, una captura suya y mía que permaneciera eternamente en mi piel, como un tatuaje, para que ni el paso del tiempo pudiera borrar lo feliz que me sentí al estar junto a él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro